Los caminos de Cristo

Jesucristo, la espiritualidad y la tierra:
Cristo - sus contribuciones a la conciencia humana y a las transformaciones de la humanidad y de la tierra: Página independiente de información con aportaciones de muchos campos de investigación y experiencia espiritual; con consejos prácticos para el desarrollo personal.

http://www.caminosdecristo.net

 

Los caminos de Cristo en la conciencia humana y en el mundo

La parte 1: por los pasos de los Evangelios.
Un recorrido por los textos; se puede acceder a los capítulos también desde aquí:
1.  INTRODUCCIÓN al sentido y uso de este texto, con consejos metódicos para la meditación, entre otras cosas; Estas páginas y las diversas orientaciones teológicas de la historia de la iglesia.
2.  „En un principio fue el Verbo" „y el Verbo se hizo carne..."
3.  Jesús de Nazaret: su nacimiento
4.  ¿Hay algo interesante en los años de juventud de Jesús?
5.  Comentario en torno al debate sobre los „dos niños Jesús“
6.  Sobre el bautismo en el Jordán por Juan el Bautista
7.  El silencio en el desierto
8.  Las tentaciones
9.  La boda de Caná
10.(Puntos de vista sobre la sexualidad, la simpatía, la comprensión y el amor)
11.La „ira sagrada“ (y puntos de vista sobre las emociones)
12.Sobre el Sermón de la Montaña (Mt. 5; con puntos de vista sobre el entendimiento)
13.La Transfiguración de Cristo sobre el monte Tabor (Mt.17)
14.La cuestión de los „milagros“
15.La resurrección de Lázaro
16.„Las ovejas"
17.Cristo y el lavatorio de pies; y la unción en Betania
18.La Última Cena, arresto y flagelación
19.La coronación de espinas y el discurso de despedida
20.Crucifixión y sepultura
21.La cuestión sobre el sepulcro vacío, la „bajada a los infiernos“ y la „ascensión al paraíso“
22.La resurrección
23.La „ascensión al cielo"
24.El suceso de la Pascua de Pentecostés
25.Un retrato de Jesús

La parte 2: Los pasos del Apocalipsis de Juan

1.  El Apocalipsis de Juan
2.  Cómo tomar las profecías
3.  Sobre los contenidos del Apocalipsis de Juan: "las siete iglesias" y las iglesias actuales
    
Las inspiraciones y las iglesias.
4.  Los siete sellos
5.  Las siete trompetas
6.  Los „siete truenos“ y los dos profetas
7.  La mujer y el dragón
8.  La bestia de siete cabezas que sube del mar
9.  La bestia de dos cuernos que surge de la tierra
10.Las „últimas siete plagas“ y el fin de „Babilonia“ y la vuelta de Cristo
11.El (auténtico) „reino de paz de los 1000 años"
12.El „nuevo cielo, la nueva tierra y la „nueva Jerusalén“

13.Epilogo : lo cristiano
14.Tabla : una actitud cristiana: "En el mundo, pero no del mundo", un "tercer camino"

La parte 3: Unos Capítulos sobre diversos temas y cuestiones vitales

9.  Una oración por la paz, la vida y la tierra
2.  Fundamentos de los valores éticos
5.  Rectificación de las modernas historias „Todo Jesús al descubierto"
6.  Ciencia natural y fe en Dios
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Conciencia, investigación del cerebro y libre albedrío.
7.  Jesús y cuestiones alimenticias
8.  Jesucristo y la curación: aún hoy
9b.Sobre la bendición cristiana
9c.La lamentación como posible integrante de la práctica cristiana.
9d.
Una vía cristiana para tratar los acontecimientos de la vida.
10.Puntos de vista cristianos sobre economía y cuestiones sociales
11.Puntos de vista cristianos sobre sociedad y política· 
12.Filosofía y cristianismo Comentario sobre la disertación de Habermas "Fe y conocimiento"
15.Puntos de vista generales cristianos sobre cuestiones ecológicas
16.Vida no nacida

La parte 4: Antiguo Testamento y cooperaciones para el diálogo con otras religiones

1.  Sobre el Antiguo Testamento y la religión judía (judaísmo)
1b.Zaratustra
3.  Jesucristo y el Islam
4.  Jesucristo y el budismo
4b.Jesucristo y el hinduismo
--  
Informaciones relativas a Jesucristo y el Taoísmo y el Confucianismo.
14."Contribuciones generales sobre las religiones de la naturaleza" 

0  .Religión como re-unión del hombre con Dios – en compañía de Jesucristo

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La parte 1: por los pasos de los Evangelios.

Introducción al sentido y uso de este texto

Durante dos mil años (y si se tienen en cuenta anteriores profecías, aún algunos milenios más) hay hombres que dan testimonio de sus diversas y directas experiencias de Cristo. A pesar de la diversidad de caracteres, y de los diferentes entornos religiosos, filosóficos o científicos, con independencia unos casos de otros, todos muestran algo común. Hablan de la realidad siempre presente de Cristo; también, a veces, de la posibilidad para otros, de prepararse para experiencias similares; y de las capacidades que, en estos 2000 años de desarrollo de la humanidad, han surgido por intercesión de Cristo, capacidades que exceden el mero ámbito histórico-cultural. Aquí, de una forma novedosa y con todo detalle, seguiremos la senda de estas etapas de „crecimiento", que no sólo es teórica, sino de práctica asunción. Los pasos que el mismo Jesús dio pueden mostrar su significado para diferentes aspectos de la vida.

En el siglo XII, el abad Joaquín de Fiore profetizó una "Era del Espíritu Santo" en la que una acorde relación con Dios, independientemente de las instituciones, llegaría a ser bien común de los individuos. Hoy día se extienden por todo el mundo diversos intentos que no sólo promueven la correspondiente metamorfosis de Cristo en los hombres, sino que ven al individuo como célula que cobra consciencia en el „cuerpo de Cristo".

La „segunda venida de Cristo" y el „apocalipsis" del presente, en tanto que sucesos a gran escala, puestos a veces en relación con todo esto, apuntan a algo aún mayor que a una „reencarnación" entendida en términos humanos.

Qué específicas posibilidades de desarrollo para el ser humano y la tierra pueden encontrarse en todo ello que no se dieran ya antes de la vida terrenal de Jesús es la cuestión a la que esta contribución se asoma reuniendo, como iniciativa, propuestas de solución.

Justo en un tiempo,

- en el que el fenómeno Jesucristo se aborda desde muchas y diversas teologías y dogmas, desde los enfoques de la ciencia lingüística, histórico-críticos, arqueológicos y paleográficos, sociorreligiosos y de la psicología del inconsciente, científico-naturales, políticos, etc.

- en el que, al igual que en los tiempos del primer cristianismo, se da, junto al viejo escenario materialista, otro espiritual y muy diverso, corrientes ambas que producen tanto accesos fluidos al cristianismo como distanciamientos de él.

- en el que se dan las más desconcertantes apariciones, como, p. ej., varios presuntos Cristos corporeizados en el presente, y en el que tan a menudo se ponen en relación con el nombre de Cristo desde cuestiones harto problemáticas, si no ya negativas, puede resultar importante discernir cuál podría ser exactamente la especial contribución de Cristo en medio de esta maraña.

Aquí se hará referencia a experiencias interiores propias, así como a diversas fuentes místicas, entre otras. Las perspectivas empleadas son interdisciplinares, proceden de muchos ámbitos del conocimiento y la experiencia, es decir, no son sólo teológicas. En lo que refiere a puntos de vista espirituales, no se debe servir a ninguna pseudointerioridad separada de la conciencia política. Por ello, los dogmas del pensamiento mecanicista propio de las ciencias naturales del pasado siglo no pueden, claro está, aceptarse como límites del marco de consideración; ni tampoco las doctrinas procedentes del ámbito oriental que parten de que no hay nada que no estuviera ya en los ancestrales Vedas indios, y de que Jesús no fue más que un „maestro eventual de tercera clase" de los mismos. De las referencias a libros u otras fuentes que aparecen en el texto, sólo con el fin de establecer comparaciones o de complementarlo, no se pueden derivar tales conclusiones y, de este modo, esos libros o preconcepciones teológicas tampoco son imprescindibles para su comprensión. (Lo mismo puede decirse de la lista de libros, ahora en confección, para los interesados en teología, v. a la izquierda). No hay nada que deba ser interpretado como dogma u opinión de alguna organización religiosa pública. No se dirige contra ninguna iglesia o comunidad religiosa, tampoco, p. ej., contra la confesión apostólica. Este escrito, ni dogmático ni materialistamente superficial, puede resultarle igualmente provechoso a personas de otra procedencia religiosa o ideológica, con una actitud positiva hacia los nuevos desarrollos del ámbito cristiano.  Por ello, se hace referencia también a la relación en que están los caminos cristianos con respecto a otras propuestas. A semejanza, en parte, del Evangelio de Juan que, en una lengua comprensible para aquellos que en su tiempo buscaban conocer, profundiza en lo específicamente cristiano, este escrito presenta aportaciones de diversos ámbitos. En su estilo, el escrito es también algo desenvuelto; la investigación es cosa diferente de la misión. Aquellos cristianos que prefieren la fe más sencilla a las profundas reflexiones, quizá aprendan con este escrito cómo lograr un diálogo más fluido con personas de su entorno de diferente actitud o confesión, sin que surjan constantemente malentendidos.

El libro sólo quiere transmitir lo que sus contenidos expresan.

„Tengo aún muchas cosas que deciros, pero ahora no podéis aún sobrellevarlas. Pero cuando venga aquél, el espíritu de la verdad, os conducirá a la verdad completa" (Jn. 16:12-13). Que este espíritu inspire este proyecto.

 

Consejo metodológico***: meditación....

Nuestros textos han sido redactados auxiliándonos también de la contemplación de los pasajes bíblicos. No han de considerarse por tanto meramente informativos sino que se han escrito con el propósito de inspirar a la meditación de los capítulos evangélicos.

Los siguientes 37 capítulos siguen los pasos de los Evangelios y el Apocalipsis de Juan. Se recomienda no perder de vista esta secuencia, sirviéndose, entre otros medios, del Evangelio de Juan y del Apocalipsis.
El estudio bíblico, es decir, la atenta lectura de los textos, tanto desde el punto de vista filológico como referencial, es tan sólo uno de los métodos. Durante el estudio, los capítulos del texto, y no en menor medida Dios, pueden darnos un conocimiento más profundo.
La página web consta de un largo texto ininterrumpido, a cuyos capítulos también se puede acceder desde el índice. Para un estudio más profundo, se recomienda imprimir el texto *: según la configuración del browser y la impresora serán unas 120 páginas.
Quien, más allá de la simple lectura, esté interesado en seguir un método de trabajo integral (que incluya capas desatendidas del alma), puede, luego del estudio de un capítulo de estas concentradas reflexiones, leer el correspondiente capítulo, p. ej., del Evangelio de Juan, y meditar sobre él. (Juan o sus discípulos se ocuparon especialmente del más profundo significado espiritual de lo sucedido.)

Meditacion, consejo detallado

Para ello, se dispone de varias posibilidades; en primer lugar, se han de tener en cuenta para ello ciertos prerrequisitos, como ocurre en cualquier clase de meditación: lo primero es liberar suficientemente la atención de las usuales distracciones y desarreglos o problemas, ya por medio del consciente ensimismamiento, ya del diálogo con otros, etc.; de modo que se logre recuperar un espíritu abierto. Tampoco debe sentirse cansancio o hambre, ni las agudas secuelas del alcohol o del tabaco, etc. Además, debe evitarse cualquier trastorno de la meditación por el teléfono o cualquier otro agente. El lugar debe resultar acogedor, no expuesto, p. ej., a aparatos emisores causantes de estrés (v.a la izquierda: biología de edificaciones). Quien disponga ya de experiencia, puede tal vez concentrarse incluso en medio de una animada plaza, pero, al principio, es conveniente no descuidar estas recomendaciones. Anteriormente, en una meditación sobre los Evangelios de esta clase, se recitaba a veces el texto lentamente y con los ojos cerrados (p. ej., rosicrucianos**). Para que la atención no se fijara en las palabras, sino en el contenido, el texto se aprendía previamente de memoria. Había también una variante en la que el texto se acompañaba de gestos eurrítmicos. También está la posibilidad de leer el texto y, entonces, con los ojos ya cerrados, dejar sentir sus efectos. De este modo, no se piensa de forma activa o, en cualquier caso, la propia reflexión meditativa sólo comienza acabado ya el pensamiento. De continuar los pensamientos, éstos, por su parte, serán tan sólo brevemente „contemplados" y no vueltos a pensar. Esto vale incluso para aquellos pensamientos emergentes que, ya aparentemente o en realidad, nada tienen que ver con la meditación. (Si se trata de planes externos, se puede, p. ej., tomar nota de ellos, demorarlos de forma activa, de modo que el espíritu recobre su libertad). Si es posible, se anotarán posteriormente los acontecimientos importantes ocurridos durante la meditación, de forma que resulte más fácil rastrear la propia evolución. La reflexión puede abocar a una mayor profundización de la conciencia, algo que, sin embargo, no siempre ocurre (contemplación, meditación).
Adicionalmente, puede resultar de ayuda tener preparado un bloc de notas en el que apuntar palabras clave en el momento en que despertamos. Por un lado, esto ayuda especialmente a conservar la memoria de los sueños; por otro, gracias a esos apuntes sobre los sueños, puede seguirse más fácilmente su evolución. El dibujo de los símbolos oníricos durante el día contribuye, por lo demás, a fortalecer esta apertura. Puede ir pareciendo cada vez más claro que no todos los sueños pueden remitirse a experiencias diarias y a su elaboración psíquica, sino que en ellos tiene lugar algo que, aunque de otra forma, tan importante es como el día mismo.
No se trata ya de ocultos rituales, sino sencillamente de que se conceda tiempo al alma para abrirse a los contenidos, más precisamente, a Dios, en lugar de poner los contenidos a exclusiva disposición del intelecto, al cual nada hay que reprocharle, pero que de ningún modo basta para alcanzar la comprensión. Con el tiempo, todas las capas del hombre, su voluntad incluso, pero también su cuerpo, pueden quedar afectadas por ello y llegar a transformarse. Sólo después de la irrupción de, p. ej., nuevas percataciones, o, durante la meditación, de imágenes simbólicas correspondientes, o de sueños relacionados con ello, o de ciertos desarrollos en la vida, puede acogerse, ya favorablemente, en el interior, aquello que, del capítulo, debe colegirse. Sólo entonces puede continuar avanzándose, tanto más cuando la necesidad ya existe. Para ello, puede resultar necesario vivir durante una semana, o mejor, durante un mes, con un único capítulo. No es preciso, en cambio, haber ya asimilado en un 100% el contenido, pues estos pasos no son por completo independientes los unos de los otros. Dios hace tener a cada uno su vivencia sólo cuando Él (Dios) quiere; si bien la meditación puede también invocar poderosamente este „momento de iluminación", no lo puede forzar. No obstante, ninguna teología ni doctrina puede, por sí sola, reemplazar esta experiencia interior, cuyo resultado es una asimilación real, y no una teoría gris.
Más allá de las posibilidades de una meditación de este tipo, hay tantos caminos conducentes al mismo fin como personas.

Otras formas de meditación en el contexto cristiano

Mientras que una forma de meditación como la arriba indicada, por su contenido, a la vez específicamente cristiana, desgraciadamente rara vez se ofrece hoy dentro del recinto de la iglesia, en locales especiales de asamblea religiosa o similares se ofrecen cada vez más a menudo otras formas de meditación. Pues los hombres buscan, con razón, vivencias. Durante siglos las iglesias, sencillamente, han soterrado en gran medida su propia tradición espiritual y, por ende, también meditativa, y deben ahora, en primer lugar, tratar de recuperarla. De aquí que, a modo de restitución, comenzaran en primer lugar, p. ej., por adaptar formas de meditación budistas (como el zen, una sencilla meditación en silencio) conectándolas con una guía cristiana o neutral. O se emplearon en silencio imágenes, o pinturas, o expresiones concretas de la Biblia o de místicos cristianos. Una práctica, p. ej., aún viva entre los monjes grecoortodoxos del monte Athos, en la que se repite el "kyrie eleison" (Señor, ten piedad), se recoge junto a otras en nuestro texto principal, capítulo "El silencio en el desierto". También los cánticos pueden adoptar un carácter contemplativo y meditativo. Por lo general, lo más sencillo sería lo más efectivo: si tan sólo las iglesias dieran buen ejemplo de ello, y se hiciera el silencio con frecuencia en los servicios religiosos, p. ej., antes de la oración, durante la misma, después de la misma - waiting for feeling some answer -, tras el sermón, durante el consejo pastoral, etc. De este modo, este elemento meditativo no resultaría algo aislado, sino que podría experimentarse directamente todo su valor en su propio contexto. Puestos en práctica estos preparativos para la acción de Dios, cualquier vida puede adoptar un carácter meditativo, algo que, en nuestro ajetreado tiempo, encuentra muchos obstáculos. En todo caso, resultaría absurdo y propio de un enorme desconocimiento catalogar de forma indiferenciada cualquier clase de meditación como "no cristiana", sólo porque algunas formas de meditación practicadas por grupos no cristianos sean más conocidas que las cristianas. 

Incluso aquellos que, a la búsqueda de experiencias interiores se han dado al inservible y peligroso camino de las drogas, podrían, en lugar de eso, encontrar una vida plena gracias a la meditación.

Dibujos.

*... El estudio concentrado de los textos impresos evita aquellas consecuencias imputadas por investigadores independientes al consumo excesivo de productos de Internet y "Multitasking" (realizar varias actividades simultáneamente).

** como en la escuela de los rosacruces "Universitas Esoterica" de Berlín (Wolfgang Wegener), que existió hasta 1984.

*** Una (profunda) comprensión de estas páginas presupone la observación de su auto-comprensión intrínseca así como demás métodos adicionales pertinentes (véase más arriba). Semejante postura en el estudio de los textos se considera incluso en la filosofía, etc., como un principio general para el trabajo serio ("Principle of Charity", Donald Davidson, "On the Very Idea of Having a Conceptual Scheme", in "Proceedings and Adresses of the American Philosophical Association", vol.47, 1973-1974, pág. 19.)

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Estas páginas y las diversas orientaciones teológicas de la historia de la iglesia.

1. El intento por sacar a la luz profundidades espirituales del cristianismo en parte soterradas debe en primer lugar, claro está, dirigirse a las enseñanzas, la vida y el significado del mismo Jesucristo y de los paleocristianos; y esto, incluyendo también sus rasgos “apocalípticos”, y no tan sólo tomando lo que agrade a una u otra teología. Así, parece que también debe tomarse en serio la diversidad de los primeros cristianos, tal y como ya se la tomaron en serio los mismos evangelistas ******), para con ello hacer reconocible el amplio significado de los impulsos de Cristo. *)

2. La antigua iglesia de los siglos siguientes estuvo en general condicionada por la autoridad de los vastos tratados de los “padres de la iglesia”. Ellos, con la ayuda, entre otras cosas, de la lengua griega y la erudición, clarificaron para Europa las transmisiones del primer cristianismo. Sabían éstos mucho sobre antiguos escritos hoy desaparecidos. Como en todas las épocas, en el posterior transcurso de esta época, se discutía también qué correspondía al verdadero cristianismo y qué no. Hay algo también en sus concepciones, algo posteriormente suprimido, que merece una nueva consideración, siquiera sea en comparación con los orígenes. Hubo, por lo demás, cristianos —p. ej., en Egipto, cf. los hallazgos en Naq Hammadi— que debieron estar menos preocupados por la obtención de la gracia a través de una iglesia que por medio de un acceso individual a Dios por la oración, la meditación. etc..

3. La escolástica y la canonística medievales condujeron a una sistematización teológica por medio de derivaciones o argumentaciones intelectuales, dicho con rigor, religioso-filosóficas; en las que los padres de la iglesia ejercían como autoridad, pero sólo en la medida en que ésta coincidía con aquellas líneas argumentales. Si bien en las ideas escolásticas puede hallarse abundante y significativo alimento espiritual para su momento, espanta la lógica intelectual, tan frecuentemente unilateral, de pretensiones absolutas y, por ende, exclusivista —que sería preciso diferenciar de la verdadera dimensión religiosa. Conservada ésta en forma de doctrinas, es decir, dogmas de fe, se desvió, sin embargo, también hacia prácticas inquisitoriales. De la creatividad de un buscador o místico espiritual actual se desprende que en algunos pasajes, los mismos métodos intelectuales habrían podido conducir a otras conclusiones o que, en parte, incluso lo hicieron; es decir, que el crecimiento espiritual real requiere de una conciencia más flexible y más global, no tan esclerotizada. El  rígido método escolástico es aún hoy un punto de partida esencial de la teología sistemática, especialmente en el ámbito católico. Con todo, hoy aparece alguna apertura a propuestas diferentes o ecuménicas (p. ej.,Yves Congar). No se trata de una crítica unilateral a una de las orientaciones teológicas. En un estadio anterior del trabajo expuesto en el texto principal de los “Caminos de Cristo” se examinaron las posibilidades de articulación sistemática del material existente. Sólo resta una posibilidad más, a saber, ¡la secuencia de los “pasos de Jesús” reconocidos a lo largo de los mismos evangelios! Pues es justo en ellos donde se refleja una secuencia perfectamente arquetípica de los estadios de desarrollo y de los ámbitos de conciencia humanos, también en relación con el mundo en su integridad. Es éste, en cualquier caso, un enfoque nuevo, interdisciplinario,.

4. Cuando ya se hubo apilado suficiente tradición eclesiástica sobre los orígenes, apareció el intento de los reformadores por volver a tomar los orígenes bíblicos como referencia fundamental. Esto, sin embargo, lo lograron en escasa medida, pues eran hijos de su tiempo, y, .p. ej., conocían poco de las corrientes espirituales y místicas de la historia del cristianismo. Por otro lado, se abandonaron tradiciones, por lo demás valiosas en esencia, como la adoración a María. Hubo entonces individuos —particularmente notorio es el caso del teólogo evangélico J. V. Andreae (aleman)— que, en ensoñaciones encubiertas bajo forma novelesca, abordaron experiencias profundas, que bien podrían calificarse de “cristiano-esotéricas”; que lo cristiano no resulte fácilmente reconocible en ellas se debe a su forma, que fue adoptada por razones de seguridad. Tampoco el campo protestante fue siempre tan tolerante como podría parecer.  La Contrarreforma, las guerras de religión, etc., hicieron el resto. A pesar de todo, los diversos métodos teológicos del momento tenían mucho en común. Cuando aún hoy, entre las propias iglesias protestantes, comunidades confesionales separadas, como la luterana y la reformada (calvinista), se mantienen como iglesias unidas, se limitan a decir sus partidarios que, aunque se trate de discusiones teológicas técnicas, ya han durado demasiado tiempo por lo que se refiere al propio pueblo de la iglesia. **)

5. La subsiguiente era de la nueva filosofía, de la Ilustración y de las ciencias naturales no hizo tampoco que apareciese una teología de la experiencia espiritual junto a la vieja y sistemática teología intelectualmente condicionada. Antes al contrario, los teólogos histórico-críticos se orientaron más si cabe, consciente o inconscientemente, hacia la interpretación científica igualmente intelectual y, por añadidura, cada vez más unilateralmente materialista de aquel tiempo. En parte, la teología se convirtió más bien en una investigación histórica, científico-literaria y lingüística, algo que no es necesariamente incorrecto, pero que no deja de ser unilateral. 
Nada impide la observación del género literario, pero entonces ha de ser adecuado, no esquemático, según el ejemplo de nuestra página sobre el llamado Evangelio de Felipe. Contextualizar los enunciados de los escritos con las circunstancias de aquellos tiempos es igualmente necesario; no se debe juzgar desde un principio con el desprecio surgido del espíritu de nuestros tiempos. También la relación con la futura comunidad puede aclarar el significado, lo cual, por otra parte, no debe limitar la vista dirigiéndola a un mero epifenómeno humano en el que Dios (que era lo más importante para las personas) deje de aparecer directamente. El hecho que se comunicara un mensaje a ciertas personas no excluye en absoluto el sentido universal. Buscar para nosotros hoy el significado de la tradición es importante; el contenido íntegro, en todo caso, se revelará solamente si nos tomamos en serio las consecuencias y la transparencia de la revelación también para el hombre moderno o si mínimamente lo intentamos.

(Por otro lado, los representantes contemporáneos de la vieja teología sistemática se vieron a sí mismos como una especie de núcleo de la auténtica teología, en torno a la cual podían agruparse las nuevas líneas de investigación. Es, empero, discutible que éstos formen en realidad un núcleo integrativo de tal clase). Resultaría a buen seguro un empeño en parte justificado establecer los diversos descubrimientos científicos en relación con las doctrinas de la fe. Pero entonces sería consecuente hacerlo también hoy en día. Hasta ahora, sin embargo, esto no se ha hecho. Esto significaría considerar la nueva imagen del mundo, es decir, el nuevo paradigma emergente que se desprende de las nuevas, ya no tan materialistas, corrientes científicas de la física de partículas elementales, de la moderna biofísica, de la geofísica y astrofísica y, especialmente, de las paraciencias como la parapsicología, etc. ¡Carece de sentido fundamentar una teología actual sobre la imagen científica del mundo del siglo XIX! ***)
También con respecto a las tendencias de la Ilustración, aparecieron con fuerza desde el siglo XIX contramovimientos, p. ej., los movimientos resurreccionales, que desembocaron en muchas nuevas iglesias libres evangélicas. Éstas no vieron la necesidad de confrontarse a los desarrollos de las ciencias naturales; representan, sin embargo, incluso sin esto, una fe orientada a la Biblia sin menoscabo alguno. En general, no harían uso para ello del término teología en absoluto, pero no deja de haber también una especie de interpretación teológica particular de la Biblia (exégesis/ hermenéutica).

6. De este modo, se sucedieron en el siglo XX muchos intentos por aportar a la teología facetas que ésta no había estimado hasta la fecha en medida suficiente, desde luego no sin la inclusión de aquella dimensión mística espiritual, algo que, sin embargo, Karl Rahner ya vio como una necesidad. Estos intentos en el campo católico y en el evangélico han aportado mucho a la sociedad, pues afectan más a las preocupaciones prácticas de los hombres: p. ej. Karl Barth, La teología política y la(s) teología(s) de la liberación del Tercer Mundo, así como la Teología de la Creación****), Teología feminista, ... . Con algunas corrientes como la "Teología de la desmitificación" de Bultmann se iría demasiado lejos, desde luego, es decir, se reduciría excesivamente la fe a una —tal y como se dijo, ya demasiado anticuada— concepción material del mundo; aunque, al menos, sí queda correctamente claro, que la fe no precisa de ninguna objetivación científica. Drewermann intentó entonces una interpretación de los evangelios apoyándose en la psicología profunda. Aunque pueda ésta ser el puente para escapar de nuevo del mundo desalmado de una concepción material de la realidad, la psicología profunda no es tampoco, de ningún modo, la verdadera dimensión espiritual de la Biblia y por ello, carece de sentido confrontar estos dos ámbitos completamente diferentes.
Los problemas entre el fundamentalismo y el relativismo han dominado hasta ahora la discusión.
Por lo demás, fuera de los círculos teológicos, en los últimos años han jugado cierto papel esas presuntas "historias de Jesús al descubierto" que en nada favorecen la actual discusión sobre la imagen integral.

7. Hasta la fecha, poco se puede decir de una teología “postmoderna” del siglo XXI. Una renovación de las posibilidades espirituales del cristianismo —manteniendo tanto las antiguas profundidades de la fe como la lograda concienciación social — requiere de una transformación más vasta de la conciencia *****. Se requiere  aquí de precisión espiritual y de una marcada consideración de la sociedad y del mundo, y no sólo de administrar y actualizar las vigentes corrientes de investigación de la teología y la ciencia de las religiones - un camino hacia un "pleno" cristianismo, en lugar de la fragmentación de hoy. Aquí se enmarcan los “Caminos de Cristo".

*) Éstos reconocieron, p. ej., incluso conscientemente no sólo aquella “fuente de sentencias (Q)” que luego fue explorada por los investigadores. (Contuvo esta sólo declaraciones de Jesús antes de la historia de la pasión, con aquella ética al margen de muchas de las convenciones sociales, tal y como hoy se vincula con frecuencia con el sermón de la montaña. También el Evangelio de Tomás, estrechamente relacionado y por lo visto auténtico, muestra cómo según los casos, los predicadores o el público hacían circular otras declaraciones de Jesús...). Los últimos pasos de la vida de Jesús —comenzando por la resurrección de Lázaro, etc.— sólo pudieron presenciarla, en principio, unos pocos en aquel entonces y, en consecuencia, atestiguarlos verdaderamente. A pesar de ello, se hicieron asequibles para los buscadores.
**) Hay hoy en Alemania intentos de desenredar este estado de cosas. Véase, a modo de ampliación, el artículo "Iglesias evangélicas: el saurio se mueve", en el no. 9, 2002 de "Publik Forum", Postfach 2010, D-61410 Oberursel. Sobre las diversas iglesias, véase, por lo demás, nuestro capitulo "Las 7 comunidades (del Apocalipsis) y las iglesias actuales": parte 2
***) V., además, nuestro capitulo "Ciencias naturales y fe en Dios": parte 3 ; y Update English/ Deutsch. Para el desarrollo del cristianismo consúltese también "Das Christentum. Wesen und Geschichte", (edición especial de 2007) del Sr. Catedrático Hans Küng, quien pretende una investigación integral y quien, a pesar de la arqueología y el estudio crítico, se toma en serio los antiguos textos en tanto fuentes de contenidos. No compartimos todas las consecuencias allí expuestas partiendo de la investigación histórico-crítica. Por ejemplo, aparecen sucesos en los que interviene Jesús como vivencias demasiado subjetivas; Küng, no obstante, acepta una realidad propia y aún no estudiada de estas vivencias. Por lo demás su método, en sí interesante, de investigar las etapas del desarrollo del cristianismo (paradigmas) que no honra suficientemente tendencias que en suma hasta ahora no se han hecho decisivas (como la mística), estas han abierto caminos muy importantes para el aprovechamiento de todo el potencial del cristianismo. A este respecto se hace constar que las personas con un "cometido" espiritual íntimo (o sea los místicos) frecuentemente no pueden ser correctamente comprendidas por medio de un análisis histórico-crítico, ya que además de la mera biografía exterior cuentan ante todo con una biografía autónoma espiritual e íntima. Por este motivo es provechoso intentar tomarse a estas personas en serio en lugar de desollarlas. 
****) V., p. ej.,"Ökologische Theologie" (Teología ecológica, aleman), Kreuz-Verlag.
*****) Incluso la alusión a un "evangelio nuevo, eterno" dado por el Espíritu Santo en el Apocalipsis de de Juan, 14, 6 requiere de una conciencia más poderosa de la que puede proporcionar el solo intelecto.

******) Complemento: Jesús y teologías.

Hay " teologías " dentro del Nuevo Testamento. Pero los escritores lo deben de haber combinado conscientemente. Ellos sentían que Jesús tuvo muchos " lados ". Uno necesita varios puntos de vista teológicos para entenderle.
Él también enseñó la conciencia  social de la teología liberal o teología de la liberación - y enseñó las estrictas pautas éticas (individuales) de teólogos más bien conservadores (pero no formales y no basadas en el poder del estado.)
Él también tenía la actitud espiritual de los cristianos místicos o cristianos esotéricos (ver la teología mística de la Iglesia Ortodoxa Oriental) - y, no obstante, él quería que los Discípulos manejaran su vida en el mundo físico (lo cual es el tema principal de la mayoría de los teólogos actuales y misiones, sobre todo las protestantes).
Jesús mostró una " relación sobrenatural " con Dios, (desde el bautismo a la Crucifixión y la Resurrección, patente por ejemplo en la revisión meditativa de Juan el Discípulo y sus Discípulos); esto no puede explicarse por la conciencia intelectual de teólogos como Bultmann - no obstante Jesús tuvo que pasar por las etapas humanas de la vida, como las entienden las ciencias naturales.
Algunos incidentes pueden ser explicados por la psicología profunda de nuestro tiempo, algunos son espirituales y transcienden la psicología.
Muchos puntos de vista se han perdido casi completamente, pues gran parte del Cristianismo Antiguo original fue perseguido por "herejía", (mezclándose con auténticos abusos de la Religión.) Todos eran unilaterales, pero no más unilateral que cualquier Iglesia existente.
Esta parcialidad no es automáticamente negativa. Las partes constructivas de todos esos esfuerzos estarían bien - si la gente no pensase que ellos son los únicos que tienen razón, y que los otros están completamente equivocados.

Los Evangelios y teologías.

Los Evangelios - y por ejemplo esa parte del Evangelio de Marcos denominada "Q" - representan puntos de vista diferentes. Están escritos para grupos de personas con antecedentes diferentes. Marcos era importante (por ejemplo) para la mente analítica de los romanos y para las traducciones a los idiomas romanos. Pero Prof. Morton Smith identificó una " parte " secreta de ese Evangelio, originaria de Pedro, usado únicamente para personas experimentadas, y que incluía la historia de Lázaro entre otras. Según el místico austriaco Lorber , Marcos era - de muchacho - un mensajero apreciado entre los Discípulos. Así que él debe haber sabido exactamente lo que estaba pasando. El Mateo original, perdido o no descubierto todavía, debe de haber estado dirigido a los judíos; también el Evangelio de Mateo actual se dirige a todos aquellos que necesitan descripciones detalladas llenas de vida y experiencia. Lo mismo ocurre con Lucas, pero con sentimientos más profundos. El Evangelio de Juan por ejemplo fue escrito para Cristianos espirituales (con origen en el Misterio Griego), elaborando el concepto cristiano específico en su idioma.
También Juan ve muy claro de la Cruz y Resurrección a la vida de Jesús; Mateo empieza de la vida. Ambos puntos de vista son correctos, pero la Cruz y la Resurrección tiene la mayoría de las consecuencias.
El " Evangelio de Filippo " (apócrifo) no es ningún Evangelio, sino una "contribución cristiana antigua a una discusión " a varios movimientos, situando su punto de vista entre ellos. (No es ningún papel gnóstico, como algunos suponen). El " Evangelio de Tomás " (apócrifo) no es ningún Evangelio, sino una colección de dichos de Jesús - la mayoría auténtica -, incluyendo algunas palabras dedicadas a personas con intereses espirituales...

Métodos de investigación.

De forma similar,  los diferentes métodos de investigación son todos útiles, si se aplican juntos - de manera interdisciplinar. Sin embargo, si uno intenta construir la teología sobre una única ciencia - como la investigación lingüística o la investigación arqueológica), el resultado acaba siendo parcialmente falso. Es necesario usar los métodos meditativos también. 
Existen además las ciencias de las religiones, más o menos independientes de la teología cristiana, así como la filosofía; ambas se encuentran parcialmente en una situación de competencia respecto a la teología en la medida en que se dedican a cuestiones religiosas si bien difícilmente accesibles sin que el investigador tenga su propia religiosidad. Siempre que alguien aúne a esta actividad una auténtica búsqueda de Dios, puede suponer un fértil complemento. Si con el paso del tiempo se reconoce que la religiosidad es una propiedad esencial de ser humano, podría constatarse una gran compatibilidad entre estas materias. (véase"Religión...")

Anotación sobre la cuestión de la "trinidad" de Dios.

En las teorías eclesiales sobre la triple naturaleza o trinidad de Dios debe distinguirse si el que enseña acerca de ello aporta consigo una experiencia que acaso pueda transmitir, o si se trata de una mera enseñanza intelectual (doctrina) sobre las tres personas divinas. "Caminos de Cristo" se refiere, entre otras cosas, a Dios, Jesús y el Espíritu Santo en su carácter y en tanto que relaciones vivenciales, en lugar de disputar sobre conceptos como los de la trinidad. 
Existen además las ciencias de las religiones, más o menos independientes de la teología cristiana, así como la filosofía; ambas se encuentran parcialmente en una situación de competencia respecto a la teología en la medida en que se dedican a cuestiones religiosas si bien difícilmente accesibles sin que el investigador tenga su propia religiosidad. Siempre que alguien aúne a esta actividad una auténtica búsqueda de Dios, puede suponer un fértil complemento. Si con el paso del tiempo se reconoce que la religiosidad es una propiedad esencial de ser humano, podría constatarse una gran compatibilidad entre estas materias. (véase"Religión...")

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„Al principio fue el Verbo (del griego logos) ... y el Verbo se hizo carne..." (Jn. 1)

Originalmente, el fin de tales representaciones no era excluir la figura humana de Jesús *, sino que expresaban su íntima conexión con Dios y con el curso de la creación. De qué clase sea esta conexión, eso sí, puede interpretarse de formas diversas; pero despacharla de antemano como incomprensible e inauténtica es un recurso inaceptable. Algo similar se encuentra en el Evangelio de Juan 1, Jn. 5, Jn. 6, 69, Jn. 7 ..., en Mateo 16,16, en la Carta a los Colosenses y en la Carta a los Efesios, etc.; está aún viva en los padres de la Iglesia, en místicos como Jakob Böhme, Rudolf Steiner (Helsingfors 1912), y renace en los „Escritos esotéricos " del sabio cristiano „Daskalos", así como en los libros de los teólogos americanos Matthew Fox „La Gran Bendición" y „Visión del Cristo Cósmico ", y también en las sesiones, p. ej., de la Academia evangélica de Bad Boll sobre la cuestión del „Cristo cósmico" entre otras.

En la iglesia católica y, en parte, en la iglesia evangélica, se trató de conservar por medio de principios doctrinales la cada vez menor proximidad a ese plano de la tradición oral. Otras partes de las iglesias evangélicas, que enfatizaban la acción social de Jesús, optaron por renunciar a ella, interpretándola como una „sobremagnificación divina" de Jesús. En las doctrinas de origen hindú, el concepto de los „avataras" (descensos) en diversos niveles, puede servir de comparación. Se juzga que hay hombres que no se hallan en la tierra a fin de llevar su propia vida, sino que, voluntariamente, tratan de contribuir al progreso de un pueblo o de la humanidad misma; como si se tratara de gotas de la „perfección divina". En estas concepciones, la diferencia entre estos „avataras" secuenciales con frecuencia se desvanece, mientras que la concepción judía y cristiana enfatiza el „Dios de la historia", el aspecto del progreso, así como el del especial papel, aparejado con ello, del „Mesías".

Debe observarse que el Corán, en diversos lugares, reconoce a Jesucristo como profeta enviado de Dios y también como „palabra" de Dios, „creado como Adán". En una correcta lectura del Islam, en todo caso, se le concede un papel mucho más relevante que aquél que le han adjudicado ciertos teólogos cristianos modernos, ¡que sólo ven en Jesús un reformador social! Sólo la doctrina de la filiación divina de Jesús (interpretada de forma excesivamente terrenal por los cristianos del tiempo de Mahoma), en el contexto del posterior dogma de la Trinidad, es lo único que el Corán no aceptó. Apenas hubo cristianos que pudieran explicar verdaderamente lo que se pretendía decir con ello, de forma que otros hombres con diferentes concepciones lo hubiesen podido comprender (v. página adicional "Jesús y el Islam").

No debe olvidarse, en primer lugar, que este lado del enigma de Cristo no procede con frecuencia del pensamiento especulativo, sino de experiencias límite visionarias, tal y como se aprecia, p. ej., en Jakob Böhme, quien ciertamente tenía además la rara habilidad de elaborar conceptualmente lo experienciado. Aunque todas las experiencias de tipo espiritual precisan de una elaboración (auto-)crítica, considerar que tales vivencias pueden juzgarse sin que se dé un plano de percepción de esa naturaleza está abocado al fracaso como método inapropiado.
Tampoco se comprende a las personas con un cometido perceptiblemente místico o espiritual si se las contempla meramente de un modo histórico-crítico, partiendo de su socialización exterior en lugar de tener en cuenta su propio e íntimo desarrollo espiritual.

*) Jesús en tanto persona histórica o el hecho de que realmente existió en la historia es algo relativamente bien fundado. Los historiadores del siglo primero d.C.como Josefoy Tácitoconfirman su existencia real. En los evangelios bíblicos mismos se mencionan con motivo de diversos acontecimientos el lugar y el momento en que ocurrieron. Se mencionan, por ejemplo, varios soberanos y altos funcionarios (por ejemploen Lucas, 3,1; 2, 23) a través de los cuales puede inferirse el año en el que Jesús comenzó a impartir sus enseñanzas. Las mismas personas se encuentran en las obras históricas. Así pues los informes bíblicos no tienen meramente el carácter de narraciones mitológicas. Los "apócrifos" no contenidos en la Biblia, es decir otros evangelios cristianos (textos, entre otros, del primer siglo) conceden menos valor a las informaciones precisas que al modo en que sus autores interpretaban los sucesos particulares.

 En la página alemana e inglesa, se inserta un extracto del Evangelio de Juan, comienzo del capítulo 1

La meditación evangélica se describe en la introducción bajo el rótulo de "Consejos metodológicos". Este texto se empleó especialmente para entrar, como receptor bien predispuesto, en sintonía con Cristo, y no para entrar en contacto con aquellas fuerzas que sólo presuntamente se dicen cristianas. El texto está basado en un vieja traducción luterana, con la que se cotejaron diversas traducciones. El testo original es griego. A continuación, se vertió el antiguo texto griego en una transcripción propia, para dejar percibir de forma más clara la fuerza de las palabras o „cadencia". Para la meditación, sin embargo, se emplea el texto en la correspondiente lengua materna. Para los restantes pasajes del Evangelio y del propio Apocalipsis, remitimos a las Biblias disponibles.

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 Jesús de Nazaret: su nacimiento

Siguiendo la secuencia de los Evangelios, abordamos ahora sucesos más humanos. El nacimiento de Jesús está tradicionalmente ligado a la celebración de la Navidad (si bien, en algunos sitios, estas fiestas apenas si aluden a este origen), Lc. 1, 26 y ss.; Mt. 1, 18 y ss. A la luz del crucial significado de los posteriores „tres años de enseñanza" de Jesús, deberíamos preguntarnos por qué los teólogos dedican hoy tanto esfuerzo a cuestionar el nacimiento virginal de Jesús. Mientras que el temprano gnosticismo ultraterreno se decantaba por abrazar la opinión de que Jesús sólo había tenido un „cuerpo aparente", otras corrientes llegaron en este punto a la común opinión de que Jesús debía atravesar todas las etapas de una forma viva humana, aportando, al mismo tiempo y de forma ejemplar determinados modelos. En esta discusión, si de lo que se trata es de buscar la verdad, se echa de menos, desde luego, una mayor apertura de miras. En un tiempo en el que, en conexión con la transformación de la sexualidad y el amor, aparecen nuevos puntos de vista extraídos, en parte, de prácticas orientales, y que recuerdan los viejos usos en los templos, no parece tan descabellado conceder a la tradición oral un núcleo de verdad. Los budistas, que atribuyen extraordinarias circunstancias al nacimiento de Buda, no tendrían ninguna dificultad para aceptar un „nacimiento virginal" de Jesús, ni tampoco para aceptar una virginidad en un sentido predominantemente espiritual, tal y como, p. ej., Steiner señala. El Corán se refiere a Jesús como a un enviado de Dios, que Dios "creó como a Adán" en la madre María como dijo el ángel que anunció el nacimiento virginalde Jesús según la Biblia.

Podría resultar que este rasgo de la naturaleza de Cristo, el de no ajustarse a ningún rígido esquema de pensamiento, está ya anunciándose aquí. Sin duda, en el posterior transcurso de su vida, reconoceremos con mayor claridad atributos específicos. También abordaremos entonces el significado de la posibilidad de „volver a nacer" en vida con Cristo.

Desde el principio la vida y la actuación de Jesús transcurren en relación al devenir de la historia mundial. Esto mismo se percibe ya en el censo de población ordenado por el césar del imperio romano que obligó a los padres de Jesús a desplazarse a la ciudad profética de Belén, donde nació Jesús. Esto mismo se considera en las obras teológicas cuando se trata de manifestar el alcance universal de la figura de Jesús.

En la página alemana e inglesa, se inserta un extracto del Evangelio de Juan, 3, 5-8: el nuevo nacimiento.

  No se trata de una parábola. Es uno de esos pasajes bíblicos „apenas comprensible", pero con un significado totalmente preciso y muy importante para aquéllos que poseyeron experiencias y saberes como para poder, probablemente, lograrlo. Jesús no se dirige a aquéllos individuos que, del significado de sus palabras, desde el primer momento, nada hubieran podido sospechar o aprovechar. En el curso de los capítulos de nuestro texto principal, p. ej.,. en "El silencio en el desierto", y en "La transfiguración", entre otros, se describirá algo que puede contribuir a hacer más accesible el tema del "nuevo nacimiento".

También, para el que buscaba en esta dirección, aunque de forma menos directa, las fiestas de Navidad tenían, especialmente en tiempos pasados y más sosegados, algo que ver con ello. Las fiestas del „año eclesiástico", en este caso, el tiempo de Adviento, ponían a la comunidad en sintonía con una interiorización plástica del nacimiento de Cristo, de igual modo que el tiempo de Cuaresma preparaba espiritualmente para la fiesta de la Pascua. Así, al correr de los años, podía experimentarse (si bien no comprenderse plenamente) algo que en nuestro tiempo actual, mucho más apartado de todo ello, casi tan sólo puede vivirse por medio de la meditación intensiva o prolongadas sesiones de oración.

La Navidad es, en sentido amplio, una fiesta del amor y un recordatorio de que Jesús ha sido un don concedido a la humanidad. Todo ello no cambia, empero, el sentido profundo, pues todos los pasos en la vida de Jesús son igualmente asimilables. Cfr., además, el capítulo „Y el Verbo se hizo carne" en el texto principal.

A los cristianos renacidos según las iglesias libres actuales, entre otras
- se les sigue exigiendo, no obstante, reforzar diariamente su fe y hacerse más perfectos.
- El reto que tienen ahora consiste en hacerse cargo de un nuevo modo de todos los aspectos de la vida; la mayoría ha de cambiar muchas cosas.
- Como en una fase venidera en la que "todo se hará de nuevo" (Apoc. 21, 5), así pues hoy se debe pensar en todo de un modo nuevo...

Pregunta:
En la medida en la que aún no lo he experimentado, ¿puedo desear una renovación interior en la que viva a Dios como el origen mismo de todo?

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¿Hay algo interesante en los años de juventud de Jesús

También a este tema se le ha concedido a veces, esta vez en algunos escritos espirituales modernos, un significado desproporcionado. La Biblia tan sólo relata la alabanza del sabio Simeón y la admiración de los doctores ante el niño de 12 años, Lc. 2, 29 - 51. El más auténtico de entre los „evangelios de la infancia" apócrifos, el „Evangelio de Jacobo", conservado en fragmentos y reelaboraciones (la última de Lorber-Verlag), contiene, sin embargo, simbólicas escenas y encuentros. Nada hay en él que justifique, sin embargo -tal y como sostiene una tesis moderna- la afirmación de que Jesús lo había aprendido todo de los esenios, o de la comunidad del Qumrán relacionada, en parte, con aquéllos, o, según otros, en los templos de Egipto o de Grecia, o, al decir de otros, en la India, etc. A la vista de puntos de apoyo, podría resultar provechoso activar la fantasía creativa, siempre y cuando ésta no condujera a nuevos y precipitados dogmas. Así, carece de toda base ofrecer un perfil de Jesús, según el cual éste habría conocido a fondo no ésta o aquella, sino todas las corrientes espirituales fundamentales de su tiempo y, a partir de ello, habría desarrollado, en cada caso, aquello que debía el mismo desarrollar desde su propio interior y que no podía ser idéntico a lo que otros creyeron que era lo apropiado. Se trata de una experiencia fundamental, que para el niño es íntegramente asimilable y que algunos conocen a la perfección. Excede los planos conceptos psicológicos de „impronta" y comportamiento. En el caso de destacados individuos y místicos es algo muy habitual. Ya en la más tierna infancia puede manifestarse de forma rudimentaria. Una descripción, si bien algo fantástica, en esta dirección lo constituye el así llamado „Evangelio de Acuario" de Levi (1908).

R. Steiner describe en el así llamado „Quinto Evangelio" una escena según la cual, para el Jesús anterior al bautismo en el Jordán, era ya estremecedoramente claro que, en los nuevos tiempos, las labores de órdenes esotéricas, herméticamente apartadas del mundo exterior, como la de los esenios, podía ser contraproducente. Su observancia de la Ley, que implicaba numerosas reglas de purificación corporales, éticas y espirituales, les mantenía tan sólo a ellos libres de influencias negativas, pero éstas cada vez afectaban más a su entorno. Al menos, en el posterior curso de la vida de Jesús encontramos también un impulso fundamental, documentado en la Biblia, el de „estar en el mundo, pero no ser del mundo" y el de incluir al mundo en el propio desarrollo. Así se explica, entre otras cosas, que Jesús, a la postre, enseñara algo que, en otros tiempos, habría quedado reservado al secreto; lo cual no está en contradicción con que ciertas enseñanzas fueran enseñadas en primer lugar en sencillo lenguaje a los discípulos mejor preparados.

Frente a las antiguas tradiciones mistéricas, basadas en la más rígida regla del silencio, aparece aquí, de hecho, una importante novedad histórica. Resulta llamativo que algo similar aconteciera, p. ej., en las nuevas orientaciones del budismo mahayana, donde de repente se enfatiza de forma notoria la compasión para con todas las criaturas. Pero sólo en nuestro tiempo se ha convertido en hecho cotidiano la posibilidad de que al fin todos tenga acceso a las profundidades espirituales. Ahora nadie puede decir que él/ella no había oído nada al respecto. Del hecho de que, pese a todo, la actual colección sobre esoterismo del quiosco de la estación sea aún tan superficial se desprende que esta tendencia aún tardará en realizarse por completo. En este sentido, está claro que, p. ej., la práctica de guardar secreto propia de la biblioteca vaticana tiene carácter „precristiano".

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Comentario en torno al debate sobre los „dos niños Jesús":

Aquí habría de mencionarse la teoría de los dos „niños Jesús", la interpretación de Steiner de las dos historias genealógicas, la de Mateo y la de Lucas. Puesto que nadie discute que la naturaleza divina de Cristo sólo se manifestó en un hombre, resulta algo cómico ver cómo el intelecto, tanto de antropósofos como teólogos, oscila aquí en medio de una cuestión crucial „1 ó 2". Se trataba de algo distinto, a saber, de cómo la encarnación de Cristo y su entorno vital vino acompañado por fuerzas de sabios de diferentes culturas: Adán, Krishna, Buda, Zaratustra. Dado que los objetos de investigación espirituales pueden ser mucho más alambicados de lo que en las teorías profanas se aprecia, los informes concretos de la literatura no siempre son más exactos que esos mismos puntos de vista comunes.

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Sobre el bautismo en el Jordán por Juan el bautista

La forma originaria del bautismo no era un acto simbólico ni una declaración de pertenencia a una comunidad religiosas. La inmersión guiada por el experto, en este caso, Juan el Bautista, proseguía a menudo hasta casi el ahogamiento, de forma que representaba una verdadera experiencia límite. En este sentido, se asemejaba a las antiguas „iniciaciones", o más precisamente, a las „pruebas iniciáticas"; sólo que aquí las posibles vivencias psíquicas no eran el fin último, ni se trataba de un método para superar el miedo a la muerte, sino que el bautismo confirmaba una apelación al „arrepentimiento "; o dicho más correctamente al „retorno", a saber, a la voluntad del Dios creador, cuyo „reino de los cielos" se anunciaba „en camino", Mt. 3, Jn. 1.

Cuando Jesús pide el bautismo, Juan no se cree capaz de servir de ayuda; accede, pero, no teniendo ya ningún control sobre la ocasión, se limita a contemplar con otros cómo sobre Jesús sobreviene una transformación mayor de la que él mismo habría podido operar. Ya había anunciado la posibilidad de una clase superior de bautismo, por el fuego, de la mano de Uno que viene tras él, y ahora ve el „Espíritu de Dios" descender sobre Jesús. Los esotéricos cristianos vieron en ello el efectivo „nacimiento de Cristo en Jesús"; esto no implica, sin embargo, la teoría a veces defendida de que Jesús y Cristo habían sido hasta entonces dos seres sin ninguna conexión el uno con el otro.

En general, el bautismo, especialmente el „bautismo del espíritu" (el término se emplea de diferentes maneras, p. ej., en las iglesias libres) debe entenderse como el acceso a un „nuevo nacimiento" de la persona, Jn. 3. Por su posible confusión con el de „reencarnación", no se empleará aquí el concepto de „renacimiento", más difundido entre los enfoques cristianos; no quiere decirse con ello que la cuestión de la reencarnación no asome en la Biblia. Mt. 11,14, p. ej., es susceptible de una interpretación en esta línea.

En lugar de entablar debates teológico-teóricos sobre con el fin de determinar el carácter del bautismo, por una vez el interés podría dirigirse hacia el significado práctico que para el hombre puede tener tal „nuevo nacimiento". Puede, desde un estrato profundo de su ser, iniciar su entera vida, sentirla e iluminarla; desde una capa del ser que está dirigida a Dios. En el hombre, Dios puede „tomar forma", y el hombre reconocerse más claramente como „vivo retrato" suyo o, tal y como lo expresan los místicos, la „chispa de Cristo" en el corazón puede llenarse con vida y comenzar a crecer en el hombre. El hombre que en la meditación se ocupe con ello puede percibir esto en al figura de un niño que realmente se desarrolla, o también en la de un niño con su madre, como figura del alma. A diferencia de la imagen pasajera creada como ejercicio, se da aquí un progreso que refleja los desarrollos interiores en el hombre y que no pueden ya provocarse a voluntad. Este niño interior se hará mayor más tarde y más tarde seguirá presente de forma permanente en la conciencia.

En el caso de personas menos dotadas imaginativamente, el mismo fenómeno puede expresarse a través de sentimientos internos o impresiones de tipo mental, tal vez a través los mismos desarrollos de la vida. Obras de arte como la „Virgen sixtina" pueden haber aparecido como visiones y por ello pueden servir de ayuda para lograr acceder a la realidades interiores.

Aunque de otra forma, Lorber distingue tres niveles en el „Camino hacia el renacimiento espiritual" (Lorber-Verlag).

Lo mismo puede decirse de la consideración meditativa, p. ej., del Evangelio de Juan, una práctica que hoy en día apenas si puede verse. En la misma, se trabaja un capítulo hasta que algo profundo surge, ya meditativa u oníricamente, se esclarece y se puede trasladar a la vida. Véase los „Consejos metodológicos" en el capítulo introductorio.

Puede aquí apreciarse otro rasgo esencial de uno de los caminos de Jesús: el desarrollo y su medida se traslada al individuo. Éste puede, desde sí y en intercambio con la vida, desplegarlo todo, sin requerir obligatoriamente de una institución que intermedie para su salvación. Esto no excluye el consejo fraternal de otros. El propósito del camino es la „imitación", la „asimilación".

Esta clase de vivencia „interior", sin embargo, no debe entenderse como sucedánea de la oración a un Dios „externo": „Permaneced en mí y yo en vosotros ", Jn. 15.

Una vez hubo Jesús iniciado sus enseñanzas, ya incluso después del „bautismo espiritual" de la experiencia de la Pascua de Pentecostés, no era necesidad obligada proseguir con la práctica del bautismo. Incluso en el mismo caso de Jesús, se trataba tan sólo de un signo externo de una fase de desarrollo madurada ya en su interior. Si el movimiento del Bautista enseñaba „arrepentíos y bautizaos", los discípulos de Jesús, tras la fusión con aquel movimiento, enseñan „creed", es decir, abríos a la fuerza de la fe, y „ bautizaos ". Entre otras cosas, se trataba de una concesión a los seguidores del Bautista. En cualquier caso, se podía ya empezar desde algo positivo. Ambas corrientes bautizaban adultos que podían tomar ya la decisión por sí mismos. Lo que no excluye que, desde hace 2000 años, se perpetuara como una clase de bendición también para recién nacidos, como un „derecho de nacimiento"; pero habría resultado más adecuado con su fin distinguir esta práctica del verdadero bautismo y también de la cuestión de la afiliación a una determinada iglesia. De esta forma se habrían resuelto por sí solas todas las disputas en torno a esta cuestión..

Con la inevitable propensión, presente por doquier en el antiguo Israel, a concebir al anunciado Mesías como rey, el bautismo se percibió también como la entrada en el nuevo Reino. Resultó casi vano el intento de explicar en aquel entonces a los hombres que no se trataba, sin embargo, de un reino nacional real, ni tampoco de una organización eclesiástica pública, sino de la comunidad de aquéllos que reconocían a Dios como Padre y, por ende, a sí mismos como hijos/hijas renacidos en sus almas en el seno del Padre. Esta seguridad, ligada a la actitud fraternal de estos „hijos" e „hijas" entre sí y para con el Hijo del Hombre, el Hijo de Dios, Jesús, en tanto que el mayor de los hermanos, constituyó el núcleo de las enseñanzas que, para su comprensión, se ofrecían a los demás. En el antiguo Israel, sin embargo, junto a antiguas e inaccesibles representaciones de Dios, se tenía también la imagen de Dios como un padre. Con todo, se percibía más bien como Padre de Abraham y del pueblo que éste engendró. Sólo a través del pueblo era Dios el Padre del individuo. A lo sumo sólo unos cuantos individuos podían entonces aspirar a tener aquella vivencia de Dios como Padre directo del individuo, una percepción que únicamente Jesús trae a las gentes; la de un individuo que se sabe guiado en el camino de vida por el influjo de Dios en su alma y que puede, en cualquier instante, buscar la comunicación con Dios; la de un individuo que, por medio de esta conexión con el Dios eterno, sería ya también capaz de imaginar lo ultratemporal de su propia esencia. Todo ello se verá consolidado con mayor claridad en el posterior transcurso del camino de Jesús, pero ya se presenta aquí.

Nota: es posible que las experiencias de Jesús en el desierto descritas a continuación (junto con otras similares experiencias con Dios, de las que nada se dice en la Biblia) hayan tenido lugar, en realidad, antes del bautismo en el Jordán, o que hubiera más de una etapa de retiro de esta clase, que luego la tradición ha hecho confluir. En todo caso se dan paralelismos espirituales.

Los teólogos liberales han expuesto el bautismo de Jesús como la vivencia de una llamada. Por el contrario, desde el punto de vista de cierta teología tradicional, se ha debatido el contexto cronológico y profético en la historia universal (por ejemploen Lucas 3, 1-4 incluyendo la relación con Isaías 40, 3-5): la profecía pone de manifiesto la actuación salvífica de Dios.

 En la página alemana e inglesa, se inserta un extracto de Mateo 28, 18-20; con comentarios sobre el bautismo en el presente:

Hoy día se bautiza sobre todo por aspersión con agua o por inmersión
Por regla general, las iglesias se reconocen la una a la otra, como mínimo, el bautismo y, con él, la cristianización del creyente. Las iglesias libres conceden, sobre todo, mayor valor a que el bautismo, o bien se administre a personas adultas y conscientes, o bien tenga lugar, en todo caso, un nuevo bautismo ya como adulto. Adicionalmente, se concede entre ellas un gran valor a la profunda experiencia del bautismo por medio del espíritu. (Al principio, en realidad, se bautizaba a los adultos. Sin embargo, no se excluía con ello proporcionar así una bendición también a los niños. Pero el carácter de ésta sería entonces algo diferente al del bautismo). En su sentido original, el bautismo no se entendía aún como la simultánea afiliación a una concreta confesión, tal y como hoy se practica especialmente en las grandes iglesias.
Por regla general, las iglesias aceptan que „en caso de necesidad", allí donde no haya sacerdote, cualquier otro cristiano pueda administrar el bautismo: "Te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo (Jesucristo) y del Espíritu Santo. Amén".

Pregunta:
Caso que aún no lo viva así, ¿puedo poner mi vida en las manos de Dios?

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 El silencio en el desierto

Al comienzo de su actividad como Cristo* o Mesías (en hebreo, „el ungido"), éste se halla solo. A este período corresponden el bautismo y los 40 días en el desierto (véase, p. ej., Mc. 1, 12-13) con las tentaciones. Acto seguido tiene lugar la llamada a los discípulos.

Tanto exterior como interiormente, el desierto impone un apartamiento que contribuye tanto más a hacerse más consciente y a conectarse más poderosamente con el Dios en que todas las cosas se hallan. Esta preparación para todo lo demás resulta indispensable para el genuino camino de la religión, de la renovada ligazón con la divina fuente primigenia, si bien no completa, de ninguna manera, todo el camino. También Jesús atraviesa, desde el plano de su experiencia, una fase de este tipo, que es mucho más que, p. ej., las sesiones diarias, igualmente probables, de meditación.

Las iglesias, las mismas que tan a menudo hablan de „interioridad" (algo que, p. ej., preséntase como aparente contradicción de las manifestaciones públicas por la paz), apenas si dedican algún esfuerzo a mostrar verdaderamente a los hombres un camino practicable hacia esa „paz interior", etc. En los oficios religiosos de más de 30 iglesias diferentes en ningún momento se pudo encontrar la consideración debida al elemento del silencio, del mudo ensimismamiento interior, de la muda expectación apenas acabada la oración. Cántico, sermón, oraciones, cántico, si es posible con la simultánea distracción de la colecta, casi sin pausa: se trata casi de una reproducción del frenesí de la sociedad moderna, con el que los hombres, inconsciente o, tal vez, conscientemente, se apartan de su inexplorado interior. Sólo recientemente, debido a la búsqueda de experiencias –de este estilo- por parte de muchos hombres, aparecen pequeños avances y se organizan de forma alternativa seminarios de fin de semana o reuniones similares dirigidos, p. ej., al menos, a algunos interesados, o bien se hace referencia, en los círculos bíblicos o en casa, a las correspondientes cuestiones sobre estas posibilidades. Sin embargo, también aquí suele faltar la enseñanza directa. De esta forma, podrían unos descubrir que una mayor cercanía a Dios también precisa de esta „silenciosa estancia", y otros que sus valores sociales, tales como la capacidad de autocrítica, tolerancia o la actitud pacífica reclaman asimismo, como punto de partida, la efectiva desconexión temporal de las ocupaciones externas. Naturalmente, difícilmente sería suficiente si esto ocurre tan sólo esporádicamente en los oficios religiosos, pero podría ser un estímulo reconocerla como una necesidad, en el fondo, diaria y desoída.

El místico Jakob Lorber escribe sobre el consejo de Cristo a los hombres en torno al „corto camino hacia el renacimiento", lo que hoy, para evitar malentendidos, se puede denominar como „nuevo nacimiento", tal y como éste se describió en el artículo precedente. Véase, también, „Vom inneren Wort, Stimme der Stille" („De la palabra interior, la voz del silencio") de Lorber Verlag:

La regla práctica es ésta: en la medida en que uno quiera renacer por Cristo, así debe reconocer sus pecados, es decir, todo aquello que le aparta de Dios; esto es algo bien distinto de dejarse sermonear. Pues se trata de arrepentirse profunda, sensiblemente, tanto exterior como interiormente, y de emprender un sincero retorno. Asimismo, debe uno proponerse romper por completo con el mundo (entiéndase aquí con sus egoístas ataduras, no con la vida activa), „y entregarse a Mí por completo y tener, en su amor, un gran anhelo hacia mí, y debe, en este gran anhelo, apartarse cada día del mundo y de sus ocupaciones y, durante al menos siete cuartos de hora, con puertas y ventanas cerradas, no orar ni leer, sino ocupar este tiempo para, en calma absoluta, dedicarse a Mí en su más profundo interior ". Tras la debida actitud acogedora, „¡entregaos al descanso y creced en el anhelo y amor hacia Mí! Así, a poco que practiquéis, os lo digo, al pronto veréis relámpagos y oiréis truenos, pero no os estremeceréis ni tampoco sentiréis miedo! ¡Pues si bien acudo a cada uno primero como juez en la tormenta, el relámpago y el trueno, después lo hago como Padre en dulce soplo de bendición!... Mirad, éste es el más corto y más eficaz camino hacia el puro renacimiento, el único que otorga la vida eterna. Cualquier otro camino es más largo e inseguro, pues hay muchos caminos de salteadores,... aquél que no lleve dura coraza‘ y esté armado hasta los dientes‘ (apenas) si llegará a la meta".
Puede rogarse por una limpieza e iluminación a través de su espíritu.

Los yoguis, p. ej., saben que las personas dicen „no tener tiempo". En consecuencia, suelen entonces rebajar sus instrucciones pasando de unas horas a media hora, incluso hasta 11 minutos, es decir, hasta conseguir que nadie pueda seguir diciendo que no dispone aún de tiempo. Incluso el más corto intervalo de silencio, en el que otros pensamientos, sentimientos o sensaciones, aunque sin llegar a suprimirse, tan sólo se contemplan sin más implicación, tiene su efecto, especialmente cuando se conecta con una orientación hacia Dios. Empero, ese intervalo no puede hacer las veces de un silencio prolongado. En la Iglesia Oriental – p. ej., en el monte Athos– se usa como apoyo a la concentración el„kyrie (inspiración) eleison" (espiración), es decir, Señor, ten piedad; cfr., p. ej., Kreichauf: Als Pilger auf dem Berg Athos (Como peregrinos en el monte Athos).

También es un gran reto, p. ej., en un austero zen-zesshin (una sesión de meditación que también se ha extendido algo en los conventos cristianos), de aprox. 6 días, permanecer ininterrumpidamente callado, incluso fuera de las horas de meditación, hasta cuando se come con otros. Son muchos los poco acostumbrados que a duras penas logran aguantar hasta, por lo general, el tercer día, para luego, al cuarto día (algo parecido a lo que ocurre con el ayuno), sentir el alivio y comprender un provecho que no puede expresarse mediante las palabras.

El silencio favorece la extroversión. Al mismo tiempo, una relación con Dios proporciona una protección para esta extroversión. Después de una meditación procede realizar un cierto ajuste del yo en previsión de otras circunstancias, tal vez menos favorables a la extroversión.

Sería importante, desde luego, incorporar algo del silencio a la vida real, de forma que aprendiéramos a mantener con mayor vigor una cierta claridad de conciencia. Para el individuo, esto significaría, en primer lugar, dar cabida a ese momento para el sosiego que ordena y recapacita en medio de circunstancias particularmente intensas, como las que siguen a complicadas experiencias, o al menos tan pronto como, luego de ellas, sea posible; es decir, afrontar directamente los contenidos y no tener que repensarlos luego; dejar a los sentimientos tranquilamente seguir su curso (y, más tarde, anotar lo que deba ser examinado), e incluso proceder con ordenados estiramientos de los músculos; todo ello, sin embargo, manteniendo conciencia del individuo en su integridad, sin concentrarse en las propios sensaciones de bienestar.

En encuentros, trabajo o reuniones, esta misma actitud significaría no encadenar de forma cansina un tema tras otro, sino permitir al menos pequeñas pausas, que no sólo han de servir para reanudar las conversaciones, sino, sobre todo, para considerar sencillamente el caso y, en esa medida, poder ordenarlo y, si es posible, conformarlo, de modo que uno pueda dirigirse siempre a otra tema con plena conciencia. Asimismo, en la alimentación procede percibir cada uno de los alimentos también de forma consciente. Se pueden encontrar muchos paralelismos entre las conclusiones de las ciencias nutricionales y la „nutrición" anímica o espiritual.

El proceso que puede denominarse „dejar en calma transcurrir los hechos", y que renueva las fuerzas para el presente y el futuro, no es un vacuo alejamiento de los problemas. Procura un punto de partida desde el que, de hecho, se puede realizar un muy fructífero ajuste del todo. Incluso referido a las circunstancias externas, no se pierde tiempo con ello, sino que se ahorra, pues, en última instancia, todo transcurre de forma más fácil y mejor. Hasta que no consiguen esta calma interior, son muchos los hombres espirituales y reflexivos que apenas se percatan de todo lo que les sale al encuentro.

Por sí sola, esta sencillísima experiencia espiritual, el silencio, en el fondo, encierra ya dentro de sí los secretos de mayores alturas espirituales. Esta elevación, empero, impone un camino hacia ella. El mismo Cristo enfatiza en primer lugar cómo la sencillez humana a menudo debe descubrirse primero, y luego ascender hacia horizontes cada vez mayores y, por ende, más complicados, hasta que luego, en medio de esta complicación, resplandece de nuevo la básica sencillez.

En el silencio de la concentración, se puede, p. ej., arraigar más profundamente un progreso interior, ya duramente logrado, ya concedido, en tanto que capacidad que no puede ya „criar polillas"; v., p. ej., Mateo, 4. Ésta puede encajarse a la perfección en el mosaico de otros progresos del ser. El silencio puede llegar a un punto en el que la „vida" de aquel todo que en nosotros podría asemejarnos cada vez más al arquetipo divino se vuelva perceptible. Es éste un modo de vivir en nosotros „lo nacido de nuevo por Dios". Tenemos como un hálito de esta posibilidad cuando, en la consciente calma, la cabeza –tal vez en vinculación con un reconocimiento- se libera, las fuerzas del corazón se hacen más perceptibles y los pies se relajan. Entonces „algo ha pasado", por pequeño que sea ese parcial aspecto de la vida. En ausencia de esto, por el contrario, „no ha pasado nada", y lo esencial queda inmodificado, como „detenido"; esto, no sólo puede provocar trastornos en el sueño –donde sólo muy parcialmente pueden ser tratados–, sino también problemas de salud o de otra especie.

Cristo es, en realidad, un título. En el cristianismo temprano se escribía habitualmente el nombre de "Cristo" de diversas maneras, las cuales también tenían diversos significados. La más conocida es la griega "Christos", análoga a la denominación hebrea de "Messias" = "el ungido". También existía la denominación griega de "Chrestos" = el bueno, el santo; y, raras veces, también "Chrystos", del griego "chrysos" = dorado (resplandeciente).

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Las tentaciones y la llamada a los discípulos

También Jesús debía profundizar en sus cualidades humanas y orientarse cada vez más a Dios. Después de 40 días en el desierto se apareció el „tentador" *; p. ej., Mt. 4, 1-11

Asimismo, en menor medida, afloran en los caminos interiores y en la vida fuerzas negativas que, como todas las fuerzas, pueden percibirse también con una u otra figura. En primer lugar, han de mencionarse aquí también tendencias rezagadas, emancipadas, en el hombre, sin un corazón integral y, con ello, sin Dios; a esta emancipación, en primer lugar, del pensamiento, y más tarde también de la voluntad, es a lo que se refiere el „haber probado del fruto del árbol del conocimiento".

Por un lado, se trata de propiedades que endurecen, que se encadenan a las constricciones materiales. Arraigadas profundamente en el inconsciente, aunque se les puede presentar batalla y pueden reconocerse en esencia, en el fondo cuesta mucho más tiempo superarlas. Un consciente poder-renunciar y un poder-tener, y no un deber-tener, junto con un trato creativo, ético, constituye un entrenamiento para la superación de estas fuerzas.

Por contra, los deseos contrarios abocan a la evasión y hacen que los problemas materiales destaquen, de forma despreciativa e indiferente, incluso sobre los de ámbito espiritual. A veces se olvida que todo esto sólo representa la otra cara de la misma „negativa" medalla, unida como por el „principio de oscilación del péndulo" a la otra cara. Este segundo ámbito está hoy ya mucho más abierto y es mucho más fácil de aclarar. Un medio para lograr esta inversión es la compasión, la liberadora entrega del amor.

En conexión con ambas, otra propiedad que puede verse tendría que ver con la ambición de poder. Desenmascarar esta ilusión requiere una defensa incondicional de la verdad y, fundada sobre ella, tolerancia y libre solidaridad en el trato con los demás.

En general, falta en todos estos ámbitos la individualidad, fuerte y a pesar de ello, al mismo tiempo, altruista, de la persona, aquélla que podría ocupar esos ámbitos en lugar de las tendencias conducentes a lo negativo.

En Mateo 4 Jesús rechaza estos tres impulsos desviados, a los que se nombra como „Satán" o „el diablo". No remite sencillamente a lo contrario en cada caso, sino que echa mano de algo más elevado, algo que está más allá de los devaneos de las fuerzas negativas, de la „palabra de Dios", de „Dios, el Señor" y de „Dios, el Señor, a quien únicamente hay que adorar y dar culto". Cristo está más allá de la dualidad entre tinieblas y luz (aparente), y supera ésta por medio de su tercer y superior camino, tal y como podrá verse en otros acontecimientos de su vida.

Breve observación: con frecuencia se lee el error de que el zoroastrismo y el cristianismo, o mejor dicho, las „religiones medioorientales" son dualistas. Esta afirmación no se sostiene si se atiende a sus orígenes (v. página adicional "Zaratustra").

R. Steiner describe las dos principales fuerzas negativas como entidades distintas, tal y como pueden percibirse en el mundo de la contemplación espiritual. Como se dijo, aunque sea oportuno considerarlos como dos modos de operar, fuera del mundo de la contemplación espiritual no está del todo justificado obrar así, si bien los antropósofos rechazan que aquellas representaciones cristianas de una única entidad negativa puedan aunar las dos caras. De tal suerte aparecen también con frecuencia mezcladas las tendencias que, en última instancia, se puede hablar de tendencias „antidivinas", tratándolas como un todo al que, asimismo, no una pluralidad de dioses, sino el Dios de Cristo se enfrenta, con todo aquello que actúa junto a él.

Hay, sin embargo, orientaciones espirituales que, en lo que aquí concierne, se limitan de hecho a ver con un sólo ojo, y consideran divino todo aquello que se encamina a las alturas espirituales.

Teólogos evangélicos modernos, en fin, cierran ambos ojos, casi como algunas otras orientaciones espirituales, y rechazan las representaciones de una entidad negativa, argumentando, p. ej., que éstas aparecen sólo en muy pocos pasajes de la Biblia. Se olvidan con ello de que no se trata tan sólo de representaciones, sino de sólidas experiencias que no sólo tuvieron lugar en la antiguedad.
Algunos grupos cristianos pequeños suponen por causa de la expresión "Príncipe del mundo" (por ejemplo Juan 14, 30) que éste "pertenece" a este mundo hasta más ver y que las personas pueden meramente sustraerse a él si bien, en realidad, el NT tan sólo menciona su función seductora y posesiva. Juan 12, 31: "hora ha llegado el juicio de este mundo, ahora el Príncipe de este mundo será arrojado afuera".

Sin los miedos y otras sensaciones negativas, las fuerzas negativas no tienen ningún poder directo; en este sentido, puede tratarse de un mecanismo de defensa no mentar al diablo, también frente al alarmismo eclesial. Hoy día, la percepción espiritual podría probar que los presuntos „incrementos" de círculos negativos representan en última instancia potenciales desenterrados, tiempo ha existentes y previamente ocultos. Las capacidades auténticamente positivas, por contra, pueden, de hecho, incrementarse, aunque crecen hacia un arquetipo que ya está ahí.

Así, tales „puntos flacos" representan, al mismo tiempo, tal vez, una superficie de resonancia para fuerzas externas asociadas. Se puede encontrar rastro de ello, p. ej., -simplificando algo las cosas- en la unidimensionalizada práctica occidental, especialmente en su forma antigua, sin seguridad social y con el egoísmo y dinero como máximo valor; en las limitaciones del nacionalismo y del nacionalsocialismo –especialmente en su arrogancia e indiferencia hacia el resto del mundo-, y en las actividades „religiosas" destructivas; de igual forma, en los extremos del estalinismo, p. ej., en su brutal igualación. Esto no significa, empero, una condena general y sin reservas de esas sociedades.

No es la radical „oposición frente al mal" lo que Jesús enseña; sí afirma, sin embargo, que no hay ninguna necesidad del mal, ya sea en pro de un „equilibrio" (tal y como enseñan algunas doctrinas orientales), ya sea como necesario contrapunto para llegar a conocer el Bien divino. Ni tan siquiera todo el mundo requiere una vez de un procesamiento –con frecuencia necesario- de „lo negativo". Para algunos, al menos, puede funcionar un camino tal y como el que se recomienda a todos en la „Ciencia cristiana" de Mary Baker-Eddy. Esto no implica, sin embargo, que no se den fuerzas reactivas, tan sólo que éstas pueden cambiarse, por tales medios, de una forma indirecta. En Cristo tampoco se da una condenación eterna, todas las fuerzas destructivas son, en última instancia, cambiables, hasta el tiempo del último capítulo del Apocalipsis de Juan, donde se promete que las tinieblas ya no existirán nunca más (v. el correspondiente capítulo).

A este tiempo en el desierto le sigue la llamada a los discípulos, Jn. 1, Mt. 4, 18 - 22, Mt. 10.

* Tradicionalmente en la teología se pone en relación simbólica la narración sobre la tentación y la historia de la humanidad: el desierto con los animales salvajes y peligrosos viene a ser la antípoda del paraíso de Adán y también del estado que ha de superarse a través de Jesús, el "nuevo Adán". En la primera tentación (convertir las piedras en pan), se trata el tema de quién haya de regir:¿lo material o Dios? (Seguidamente, cuando se trataba del alimento y el despertar de muchas personas, no consideramos ya el aspecto de la tentación).En la segunda tentación, saltar desde el tejado del templo, se trata de vencer la presunción o arrogancia sobre las pasiones de la vida humana. Jesúspasó por todo lo que se le impuso (hasta su liberación tras la resurrección).En la tercera tentación se trata del poder de los reinos temporales o del "Reino de los Cielos" que establece Dios. (Posteriormente el "Reino de la Paz" profetizado sobre la tierra también puede significar la conversión de las ansias de poder terrenales por medio de Dios).

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La boda de Caná

Aquí -Jn. 2, 1-12- vemos, en primer lugar, un ejemplo que ilustra cómo los problemas derivan menos de erróneas traducciones, o de tempranas „correcciones" de los Evangelios encargadas por la Iglesia, que sencillamente de interpretaciones imbuidas de un sesgo unilateral, emocional y patriarcal. Que Jesús diga a María „Mujer, qué tengo yo que ver contigo", se interpretó más tarde como reprobación. Quien se pone en la situación del texto y ve luego cómo Jesús, a continuación, hace todo aquello que María deseaba, puede fácilmente deducir que la oración tiene más bien un carácter admirativo, que mejor habría resultado traducir por: „Mujer, !cuánto he de hacer contigo!" La expresión original, que la tradición no transmite, en un arameo, en parte, bien sencillo, vista desde el griego, debió haber sonado así: „Mujer, yo contigo": sin ponerse en el contexto, incluso en tiempos de Jesús, en muchos aspectos resultaba oscuro el exacto sentido.

Desde este momento hasta la cruz, se produce un fecunda vinculación vivencial paralela entre Jesús y María. Ella actúa como inspiración, participa en las estaciones fundamentales de la vida de su hijo y también experimenta una transformación espiritual.

Si ahora, en los tiempos modernos, el concepto de „novia de Cristo" aplicado a las hermanas de una orden, a menudo se toma sólo en un sentido externo, originalmente se refería a un modo real de experiencia de vida.

La „figura" de Cristo en el hombre, tal y como ya se dijo en el capítulo sobre el bautismo en el Jordán, se funde con el lado masculino del alma (animus). Éste puede contraer una „boda interior" con las partes „femeninas" de nuestra alma bajo los auspicios divinos. Asimismo, en virtud de su alquimia transformadora, puede obrar hasta en las fuerzas vitales y en el cuerpo. De forma pareja, la figura de María podría ponerse en contacto con el lado femenino del alma (anima)**.

Así, para los varones, resultaba a veces también natural el camino a través de María o, mejor dicho, a través de las Marías*. Ambos sexos pueden emprender, con todo, ya el camino vía Jesús, ya vía María, o los dos, pues desde el alma hasta las hormonas, no hay persona que esté atada por completo al patrón de reacción del propio sexo, ni deba así permanecer. Hay, sin embargo, personas que encuentran un más fácil acceso a un camino que al otro. Al final, desde luego, se mostrará la totalidad interior. En la iglesia católica se dio la hoy ya casi olvidada práctica de la adoración del Corazón de Jesús y del „puro corazón de María". Este desarrollo interior no tiene nada que ver con que el autor de este capítulo no sea católico, es decir, con que, en principio y oficialmente, poco haya tenido que ver con María; tampoco ha recibido por ello los prejuicios que el culto mariano oficial acarrea a muchos de sus practicantes.

Sólo aquél que recorre un camino de transformación de esta clase podría hacer un camino sin limitaciones „por sí solo". Pero incluso para él o ella no debe ser éste un camino en soledad; desde una mayor libertad interior puede conseguirse una relación con el otro sexo, incluso una relación más completa.

Es de esta forma cómo aspiran a integrarse en la personalidad aquellas partes del alma recibidas del padre y de la madre.

Los elementos de la psicología profunda pueden ponerse en perfecta relación con la experiencia religiosa. Aunque de otra forma, tal fue el intento de Eugen Drewermann. Desde una rigurosa consideración, las experiencias religiosas fundamentales aparecerían, con todo, en un plano particular, desde el que obrarían sus efectos en los procesos de la psicología profunda. Hoy día se tiende a considerar la búsqueda religiosa como un „impulso vital integral, de búsqueda de sentido, que atraviesa barreras, un impulso, en el fondo, común a todos los hombres", v. Hubertus Mynarek: „Posibilidad o límites de la libertad", 1977. Debe, empero, diferenciarse entre un amorfo impulso espiritual genérico y un impulso religioso en el sentido riguroso de re-ligio, de regreso a o renovada unión del hombre con el divino sustrato primigenio, el „Padre", que, para los creyentes cristianos convencidos, es posible a través de la vinculación a Cristo.

Ciertamente, en Dios, en tanto que el mayor misterio del mundo, apenas si se puede penetrar reduciéndolo a una sola ciencia, a una clase de experiencia o a un único fenómeno, los cuales, en el mejor de los casos, tan sólo proporcionan aspectos parciales; debe procurarse, más bien, reconocer los diversos enfoques y considerarlos todos juntos. Hasta ahora, esto rara vez ha sido así. Si los cristianos, a su manera, llevaran a cabo el ya tratado proceso alquímico y, con él, entre otras cosas, un uso simultáneo de los hemisferios cerebrales izquierdo y derecho (algo a lo que aspiran hoy diversas técnicas), obteniendo como resultado un „reconocimiento creativo y pleno de amor", entonces las disputas teológicas pertenecerían al pasado. Incluso entonces podría darse una especialización en los aspectos particulares, pero ésta sería como tal reconocida y no podría reclamar una validez exclusiva. Se reconocería justamente la complementariedad de los hombres entre sí.

Aquel que, mientras tanto, pueda sentir, en su sentido universal, la frase de Jesús „Ama a tu prójimo como a ti mismo", con el tiempo podría alcanzar por su solo medio lo mismo y mucho más. Aquel que se esfuerza por este simultáneo amor hacia uno mismo y hacia el prójimo, se percatará ciertamente de que primero éste debe aprenderse. Este interior „hacerse más completo" puede, por su parte, facilitar este amor.
La cuestión de los „milagros", que pudo haberse planteado ya en relación con la boda de Caná, se tratará con más detalle en un capítulo especial.  En lo concerniente a los aspectos femeninamente divinos de María-Sofía, v. más abajo el capítulo "Primera Pascua de Pentecostés".

La teología tradicional ha interpretado este acontecimiento como el abandono del culto dionisiaco griego o lo ha relacionado simbólicamente al encuentro de Israel con Dios ("al tercer día...", Éxodo 19, 16) así como lo ha considerado una anticipación de la Pasión, en la cual el vino es de un significado más profundo.

* Mientras que María, la madre de Jesús, es considerada como una madre del espíritu o alma de aquellos que quieren contar con su guía, para aquellos que la veneran María Magdalena está asociada más bien a la vida terrenal.
María Magdalena (María de Magdala) era una mujer que seguía a Jesús. De acuerdo con la tradición muchos piensan que se trataba de una prostituta, que cambió su vida por Jesús. Pero lo que Jesús dijo fue: "Ella ha amado mucho". Esto no implica necesariamente sexo en abundancia, sino –cuando menos, también– la capacidad de amar a la personas (en general), se sentir como ellas y de ser buena con ellas. Amó a Jesús, es decir, le admiró como hombre y le veneró como líder espiritual (o religioso). De acuerdo con la literatura mística (Jakob Lorber), fue depurando más y más sus sentimientos hacia Jesús, orientándolos hacia un amor espiritual. El amor fue, así, su vía para comprender cada vez más a Jesús y a Dios. 
(Posiblemente, como Clara, la mujer que en torno a 1100 amó al monje Francisco de Asís/S. Francisco, y a la que al principio éste rechazó y luego acogió, cuando su amor se había convertido en un amor puramente espiritual. (Hay una interesante película sobre esta historia en alemán e inglés.)
Hay una tradición especial referida a María Magdalena: la leyenda del "Sagrado Grial": José de Arimatea y María Magdalena y otros seguidores de Jesús llevaron el Grial (originariamente la copa en la que se recogió la sangre de Jesús) al sur de Francia o Inglaterra. A este Grial se le atribuyen algunos milagros. (El Grial es también un símbolo del amor divino).
Hay, además, algunas nuevas especulaciones sobre María Magdalena. P. ej., la idea de que habría tenido un hijo con Jesús que habría iniciado una antigua dinastía real europea (la de los Merovingios). Nadie puede demostrarle tales especulaciones sacadas de libros modernos de corte sensacionalista.

**) Los conceptos mencionados de "ánima y ánimus" no incumben a la fe. Entre otros aspectos cabe considerar a este respecto las experiencias de muchas personas, cristianas o no, de que los hombres y las mujeres cuentan con parcelas de la psique llamadas "masculinas y femeninas", las cuales al menos en parte proceden del padre y la madre y a aquellas personas junto a quienes se hayan criado; ha de aprenderse a integrar estos aspectos en la personalidad. El concepto de "ánimus y ánima" posiblemente no sea completamente idéntico a esta realidad, sin embargo es un intento de los representantes de la psicología profunda de comprender su trasfondo.

Pregunta:
¿Puedo planear mi relación con el otro género mejor con Dios?

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Puntos de vista sobre la sexualidad, la simpatía, la comprensión y el amor

El curso de las declaraciones eclesiales sobre sexualidad, así como las posiciones contrarias tanto dentro como fuera de la Iglesia, causan la impresión de que a los hombres en este terreno les resulta muy difícil asumir, y no digamos ya descubrir, lo que podría ser un enfoque no sólo humano, sino incluso „cristiano" de la misma. Desde los años sesenta, las prohibiciones morales oficiales han ido perdiendo fuerza; al mismo tiempo, las iglesias eran incapaces de entresacar de las tradiciones ese núcleo, éticamente significativo, que, ya existente, podría examinarse a fondo en relación con la sociedad actual. La „revolución sexual", como producto de una reacción contra una sexualidad reprimida, condujo al otro extremo, el de una nueva ideología caracterizada por sus exigencias sexuales –disipación de la energía vital- y una desconsideración del deseo de unas relaciones también anímica y espiritualmente responsables: constantes rupturas que ocasionan hasta la incapacidad laboral. De aquí que, con frecuencia, hasta los años ochenta, no quedara más que la resignación; y resultaba aquí, por lo demás, casi imposible lograr un motivo nuclear parcialmente coherente para un ulterior desarrollo social más allá de estos extremos. Podría estar en la actitud de superación de la „manía de poseer". De esta secular agonía de los seres humanos puede extraerse que las dos cosas, responsabilidad y libertad, sin importar a qué tipo de relaciones entre hombres y mujeres nos refiramos, no pueden realizarse, o no se pueden conjuntar de forma totalmente armónica, sin una referencia al desarrollo integral del ser humano. Pero parejas concretas, p. ej., donde aparente o incluso verdaderamente ésta se ha dado con éxito, nos indican que es posible encontrar el modo de llevar a cabo tal referencia.

Sea como fuere, Cristo se dirige a los hombres como semilla y posibilidad a la espera de completarse, de perfeccionarse, la única cosa que proporciona el fundamento de verdadera libertad. No aboga por un nueva disgregación de las, por otro lado ya muy disgregadas, facetas del hombre; tampoco por un goce hasta el éxtasis de todo, sino más bien por una reintegración en la „sabiduría del corazón".

Tampoco es un representante de las „imposiciones externas ", de las formas externas y de su sobrevaloración, o del mal uso de los conceptos responsabilidad, fidelidad y honradez a modo de embellecimiento de la envidia, los celos o el afán de poseer; para él, es del espíritu de lo que se trata. Ni tampoco para él, en el matrimonio, resulta automáticamente ideal todo aquello que, desde fuera, se percibe como inconveniente.

Amar a Dios –y al prójimo- como a uno mismo, es decir, también a uno mismo; aquella regla por la que Cristo reemplazó la lógica admonitoria del Antiguo Testamento, representa, en primer lugar, una actitud universal, que atraviesa estos tres ámbitos y los conecta. En este sentido, pues, el amor al prójimo es algo bien distinto a la mera preocupación instintiva por los parientes y demás, aunque naturalmente pueda incluir, en un sentido más laxo, a los parientes. Por este papel del hombre como amorosa ayuda, donde quiera que ésta se precise, el amor propio no es ya aquél egoísta, sino, en última instancia, el que se dirige hacia uno mismo, también hacia su propio cuerpo en tanto que herramienta y por medio de la cual se sirve a otros y a Dios.

La máxima expresión del amor es incondicional. Cfr. incluso el amor a los "enemigos", Mt. 5, 43-48, que no supone renunciar a la sabiduría.

En este sentido, debería quedar ya claro, p. ej., que también algunas de las tesis que a veces se oyen y que equiparan la sexualidad al amor, o han intentado equiparar el amor propio al autodesahogo y a las fantasías, están a años luz de entroncar con Cristo. Todo aquello que representa más bien un aislamiento interior de fuerzas concretas y que interpone imágenes entre los hombres y los otros reales es una de tantas imperfecciones del hombre, de las que, aunque algo pueda aprenderse, no puede hacerse nunca una meta.

Así, en el caso de los europeos de hoy, puede vivirse una cierta transformación de la sexualidad especialmente si dos personas aprenden a manejar las irradiaciones de antipatía y simpatía ya desde la primera vez que entran, por sus asuntos, en contacto, tanto espiritual como anímico. No sobre todo éstos, pero también éstos, deberían, por el hallazgo también de cara al exterior, considerarse con pleno sentido contactos. Sólo después entra en juego el plano corporal; no es que deba darse automáticamente en toda amistad o en todo encuentro. La fuerzas del corazón pueden entonces impulsar de forma sensible energías sexuales, y éstas no deben disiparse de una manera explosiva, tal y como hoy, por el condicionamiento cultural, suele ser el caso. Corresponde aquí una actitud fundamental de amor.

Muchas tradiciones espirituales, en vez de la supresión, en vez de la disipación, defienden una transformación de la sexualidad que pueda ser algo más que la „sublimación" freudiana. Cotéjese, p. ej., Tao Yoga, y Tao Yoga del Amor (Mantak Chia et al..), así como las variantes hinduistas y budistas del Tantra del Amor (Yogi Bhajan, Bhagwan Sri Rayneesh, y otros). Hoy pueden añadirse, entre otros, „Karezza", en italiano "tierna caricia" y „Amor-sin-sexo de G.Brown, así como una búsqueda de formas de sexualidad femeninas, junto a algunos trabajos de la corriente antroposófica. Muy antiguas escuelas orientales tienen, entre otros, el defecto de que, en parte, se aplican de inmediato a la sexualidad, en vez de permitir el encuentro integral de las personas ahora y siempre (algo que hoy podría conseguirse con medios técnicos); en vez de empezar, al menos desde arriba, es decir, por conocerse primero tanto espiritual como anímicamente, lo que sería hoy mucho más conveniente. Sí resulta indicado el punto de vista de las escuelas orientales de que una unión sosegada –no orientada al orgasmo masculino ni femenino- puede conducir poco a poco a una sintonía con la totalidad. En el ámbito cristiano hubo también propuestas en esta dirección que hoy por hoy ya no se ve y que, en consecuencia, habría primero que desenterrar; así, algunos legados de los minnesänger y troubadours revelan conocimientos de esta clase.

Dado que en la sexualidad pueden darse complicaciones inconscientes, en tanto que empresa arriesgada, se la vinculó en las más diversas religiones con una asociación en la que, en lo sucesivo, se podía ya tener relaciones en común. Quien quiera reservar esta experiencia, en sentido estricto, para el matrimonio, puede conseguirlo si, en las relaciones amistosas previas, ambos conscientemente declaran qué quieren y qué no, y se apoyan mutuamente.

Esta antigua premisa que Jesús hace valer hasta la negativa caracterización de la mirada concupiscente dirigida, p. ej., a la compañera de otro, no debería, sin embargo, excluir un fuente más elevada de encuentro directo y entusiasta de dos extraños: fuente que está implicada más a menudo de lo que se cree y que ni siquiera los propios afectados entienden siempre correctamente: „Cuando dos o tres se reúnen en mi nombre, yo estoy en medio de ellos" (o, en otra traducción igualmente correcta „en ellos"). Tal cosa no precisa de una reunión eclesiástica anunciada, de ningún preparativo especial, puede ocurrir en cualquier lugar, allá donde el „Espíritu de Cristo" reúna a dos personas con cualquier propósito posible. Interpretar esto también, en lo que respecta a un hombre y a una mujer, y, además, en la situación en la que éstos se ven con simpatía, y, en ese instante, conservar plena conciencia de que se trata del punto de partida, puede resultar difícil; pero se trata de una necesidad terrenal. No se trata aquí ya ni de vínculos ni de algo sexual; los propios implicados deben seriamente determinar de qué se trata.

Ya la propia vida terrenal de Jesús nos muestra a éste como extremadamente poco convencional. Podría demostrarse que las convenciones, como mucho, son necesarias mientras no quede él „subordinado a ellas".

Un requisito también mejorable para un encuentro adecuado entre dos personas es, naturalmente, un estudio de la propia individualidad, incluyendo aquí al „aura" o a la irradiación. Incluso como pareja, ambos persisten como individuos; en ningún caso aspira Cristo a una disolución completa de los dos en la pareja.

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La „ira sagrada" (y puntos de vista sobre las emociones). *

En Jn.2, 13-25, después de las bodas de Caná, se describe la „purificación del templo". Jesús, preso de la lógica ira, expulsa de forma contundente a los mercaderes y cambistas del templo. Quiere lanzar una rotunda señal contra la hipocresía del mundo, que llama al templo la casa de Dios, al tiempo que no piensa más que entregarse allí mismo a sus vulgares mercadeos. Dado que las circunstancias son tales que no puede esperar ya nada de las autoridades civiles o espirituales, acomete él, como única persona que „en la casa de su padre", se siente responsable, la tarea; una acción de resistencia civil, sin herir a nadie. „Obedecer a Dios más que a los hombres", es, ahora y siempre, su actitud, que nada tiene de sumisa. Incluso cuando declara: „Dad al César lo que es del César" (y a Dios lo que es de Dios), no debe entenderse ahí un alegato en pro de la sumisión, tal y como se ha intentado frecuentemente, sino, antes bien, el intento de ahorrar a los discípulos inútiles modos de confrontación con ajenos poderes sociales. La religión y la política tienen, cada una, sus propias leyes. Servir a los demás y „desear lo mejor para la ciudad" no es tampoco ser sumiso.

Podría plantearse, a este respecto, la cuestión sobre cuál deba ser la relación del hombre con sus impulsos emocionales. Pues no todo el mundo tiene sus emociones en el mismo elevado plano que Jesús, el cual vivía permanentemente en „positivo estremecimiento ante Dios" y en la compasión hacia los hombres, y cuya ira obedecía siempre a un motivo consciente y honesto. En el caso del hombre normal, casi todas las emociones están mezcladas, sobre todo, con mecanismos de estimulación y reacción que, si bien biográficamente son todos ellos muy diferentes, en su estructura básica, son muy similares. Es más, sin contentarnos con las interpretaciones de otros que, de las propias reacciones, entresacan siempre mecanismos diferentes, examinarlos, para de este modo llegar finalmente a domeñarlos, es decir, a confiarlos a Dios, es un largo proceso de aprendizaje.

Aunque aquí nos ocupemos de la psique, para los buscadores de Dios y de la verdad, tales análisis, o por mejor decir, terapias conductuales al uso, no están especialmente indicadas.
Mientras todavía se dejen sentir modelos interpretativos parciales, que reducen los problemas psíquicos a la sexualidad y a la temprana impronta en la infancia, y mientras, además, de las „razones" de las debilidades se hagan „fundamentos" para que todo siga como siempre, en lugar de enfatizar, al modo de Erich Fromm, la capacidad de desarrollo del hombre, la psicología puede resultar incluso contraproducente para el camino espiritual.

Pero si la psicología, es decir, la „ciencia del alma" dirige la mirada hacia los procesos espirituales, y si en el alma se ve algo más —lo que suele ser raro— que una función cerebral quimioeléctrica, su estudio podría ser una útil herramienta. Se desarrollaría mejor si estuviera dispuesta para seguir el rastro de los conocimientos, es decir, de las tesis de corrientes psicológicas alternativas. Resulta de poca utilidad querer tratar, de la forma acostumbrada, complejos globales de problemas también de forma global. Resultaría más efectivo, buscar primero las partes componentes individuales de un complejo de esa clase, y así diferenciar de forma consciente si se trata de una „viga en el propio ojo" o de una „paja en el ojo ajeno", y quién es de ello responsable. Algunas escuelas cristianas enfatizarían considerablemente lo primero, dado que es más difícil - y debe aprenderse en primer lugar cómo - examinar las propias acciones problemáticas, y dado que éstas son también más fáciles de corregir; en tal sentido, la confesión en la iglesia tiene también, junto a su dimensión espiritual, un efecto terapéutico. En la práctica psicológica, la otra perspectiva se pondría más frecuentemente en primer lugar como sacrificio. Al final, se percibirá que, a pesar de todo, ambos enfoques, en mayor o menor medida, han entrado en juego. P. ej., las doctrinas espirituales orientales enfatizarían la conexión de ambos en la vida en tanto que fuente del „karma"/ destino.

Cuando se trate de resolver efectos postreros de días difíciles, podría resultar útil también uno de los métodos recuperados por R. Steiner: hacer una retrospectiva en la que, de la noche hacia atrás, hasta la mañana, sencillamente todo se examina. Después de esto, es tanto más fácil retornar al presente.

También es posible, llevar registro escrito de un „espejo del alma", con cualidades por mejorar y dignas del esfuerzo, y repasarlo con frecuencia, una práctica demostrada ya en el terreno de la mística.

Los progresos en el ámbito espiritual hacen también, p. ej., que se pueda mejorar el diálogo entre los diversos hombres, eliminando muchos prejuicios y precipitadas valoraciones, en la medida en que el hombre se vuelve más transparente para sí mismo y se libera de inútiles cargas. La importancia que Jesús concede al „no juzgar" y a „lo que sale de la boca" no es ya un requisito moral irrealizable, sino una invocación a empezar con este proceso de aprendizaje.

En este sentido, existen caminos de aprendizaje europeos que pueden estar refiriéndose, bajo otros nombres, a los elementos que, en el yoga se conocen como centros nerviosos o de conciencia, los chacras (antroposofía; vida universal, etc.). Estos enfoques no son, de forma automática, „no cristianos", tal y como se ha dicho por parte de las iglesias; estos centros en el hombre eran ya conocidos por los teósofos cristianos de la Edad Media (J. G. Gichtel) y, desde entonces, se puede demostrar su existencia como reales estructuras energéticas en todas las personas; de la misma forma que el conocimiento chino de los puntos de acupuntura no es, automáticamente, „taoísta", pues se han podido registrar sobradamente con aparatos y, recientemente, también de forma histológica en los tejidos humanos.

En conexión con todo esto, puede ver, además, la página adicional „Fundamentos de los valores éticos".

**) Los "celos" en este sentido han de diferenciarse de los "celos sin conocimientos" (Romanos 10,1-3).

Pregunta:
¿Puedo asimilar mi emociones más conscientemente con Dios?

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Sobre el sermón de la montaña  (con puntos de vista sobre el entendimiento)

Se ha escrito mucho sobre la inversión de los valores de la antigua (y también moderna) sociedad en el sermón de la montaña. Cfr. Mateo 5 - 7, 29. Unos lo alaban por sus implicaciones sociales. Otros lo rebajan a la categoría de una „ética de la convicción" y dan preferencia a lo que ellos llaman una „ética de la responsabilidad" con las conminaciones y la milicia altotestamentaria, etc.. Algunos, sencillamente, intentan vivir conforme a él. También desde fuera del ámbito cristiano se ha valorado el sermón de la montaña (p. ej. por Gandhi).

Desde el punto de vista de la investigación de la conciencia, se ha de tener en cuenta que el sermón de la montaña se dirige especialmente a quienes consideran que la conciencia puede ser algo más que la analítica del entendimiento humano y a quienes no creen que la vida deba restringirse a la esfera privada. Los „pobres de espíritu", aquéllos que „saben que no saben nada (o muy poco)" y que abiertamente apuestan por la continua relativización, por que Dios sabe más que ellos, y por que Él sabe enseñarles mucho en todas las cosas, son „bienaventurados" y „el reino de los cielos es suyo". Esta actitud puede resultar una fuerza de desarrollo más continua y poderosa que aquélla otra, a la que los hombres consideran más „lista".

„Aquellos que sufren" no deben siempre soportar sólo su propio destino, –y, de este modo, acarrear con su parte en el estado general, en vez de evadirse frívolamente de todo–. Algunos asumen algo más difícil, que concierne al entramado de personas en el que viven y, en última instancia, al destino de los pueblos y de la humanidad. En vez de hombres de estado, con frecuencia se trata hoy de movimientos de base, ¿y quién les da la necesaria participación, quién reza por ellos, en lugar de hacerlo siempre sólo por los poderosos, los famosos y los económicamente grandes?

Los „humildes" son, por antonomasia, los voluntariamente „humildes" (es decir, no sólo temerosos). Ellos „heredarán la tierra", y sólo bajo su mano debe ésta permanecer y desarrollarse.

„Aquéllos que tienen hambre y sed de justicia": no la envidia, sino la auténtica búsqueda de justicia para sí y para otros, es lo que abre a los hombres hacia „arriba", siempre, más tarde o más temprano, con respuesta, aunque no sea siempre la que uno se imagina. „Los misericordiosos" elevan, voluntaria y muy claramente, a sus hermanos y semejantes, hacia arriba, y son asimismo elevados por Dios.

Aquéllos que son „puros de corazón" y que han reconocido sus anteojos espirituales, es decir, sus prejuicios, y los han rechazado, ésos „verán a Dios". Éste es el significado más general de la expresión „No juzguéis".

„Los pacíficos", también los que construyen la paz, en el sentido de la oración de paz de Francisco de Asís, hacen ver a otros que aquí hay otra fuerza en acción, diferente de aquellas fuerzas que, en general, determinan la vida. Así, „serán llamados hijos (e hijas) de Dios".

„Aquéllos que son perseguidos por la justicia (/probidad)" y „por mi causa ", es decir, los que son calumniados o perseguidos por Jesús, también serán considerados dichosos y, aunque su exterior padezca, su estado interior tanto más se regocijará. Lo que no quiere decir que el sufrimiento sea un fin por sí mismo.

Los aludidos deben también ejercer su papel de „sal de la tierra" y „luz de la tierra". Por descontado, en este capítulo Jesús se refiere a las „leyes" y profetas del Antiguo Testamento. Se vale en muchos casos de lo considerado correcto antes de su tiempo, aunque lo elabore para hacerlo provechoso en un tiempo nuevo, en el que el protagonismo lo puedan tener, no ya las leyes, sino sus fuentes, y en el que cada hombre pueda recrear los fundamentos interiores de la vida.

Todo lo demás le será „dado" a aquel que „procura el reino de Dios". También aquí resulta visible, que el plano del pensamiento intelectual, si bien no queda destruido, debe quedar abierto, de forma que pueda también asumir aquello que procede de una lógica más alta y espiritual. No se trata, sin embargo, de que deban despreciarse los condicionamientos terrenales en favor de una disipación en determinados estados de conciencia espirituales. Se debe, antes bien, confrontar las más elevadas intuiciones de forma global con la conciencia terrenal y la vida, hasta que el mundo cambie. La claridad permanece o sólo aparece cuando el hombre se mantiene, en relación con determinadas preguntas, en la escala de incertidumbre que va de la especulación, la conjetura, la teoría y la convicción, hasta el conocimiento, y es éste un importante fundamento del desarrollo.Es ésta, además, una diferencia, p. ej., con respecto a la búsqueda la felicidad que se observa en algunas antiguas corrientes espirituales.

Este elevado pensamiento del sermón de la montaña (v. también el próximo capítulo), considerando su contenido, se dirige en primer lugar a aquellas personas que no sólo quieren aplicarlo en la reordenación de su acción espiritual individual. El camino se dirige, sobre todo, a la vida individual, desde la que entonces se puede buscar un compañero o „prójimo", tal y como se indicó en el capítulo „Bautismo" y „El silencio en el desierto". Luego, se desarrolla especialmente en el plano también de las relaciones hombre-mujer y, de nuevo, se proyecta la antena en la dirección de otras transformaciones espirituales añadidas en la relación entre las personas. Todo esto ya se indicó en los capítulos „Las bodas de Caná" y „...amor". Aquí, en el sermón de la montaña, se construye de nuevo sobre este plano anímico y ético, al que se deja abierto, una vez más, en la amplia dirección espiritual desde la que podría formarse una comunidad a partir de las relaciones entre las personas. Todo ello se corresponde, de forma prototípica, con la relación entre tono, intervalo, tritonos y escala musical: con la totalidad.

En la teologíase ha evaluado la conexión a enunciados veterotestamentarios: por ejemploSalmos 1 y Jeremías 17, 7 y ss. SegúnMoisés 4: 12,3en relación con Mateo.11, 20Jesúsfue considerado como el nuevo Moisés. Por laprofecíadeZacarías 9, 9 y ss. "...su señorío será de mar a mar"se aludió al sentido universal del reino de Dios anunciado. No podía quedar desapercibido que Él, en su Sermón de la Montaña, convirtió varias veces las leyes veterotestamentarias en algo nuevo: "...pero yo os digo...". Es decir, Él no habla como los rabinos exegetas sino desde la conciencia de una misión divina. Justamente esta característica profética y mesiánica fue causa de controversia para aquellos venidos del Viejo Testamento.

En la página alemana e inglesa, se inserta un extracto del sermón de la montaña, de Mateo 5: Las bienaventuranzas y la sal de la tierra.

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 La transfiguración de Cristo en el monte (Mt. 17)

Muchas acciones de Jesús, desde el diálogo con Nicodemo -Jn.3 - , pasando por el sermón de la montaña, hasta la curación del ciego de nacimiento y la multiplicación de los panes en la montaña forman, en su simbología, la cara exterior de aquello que luego viene a expresarse de forma íntima en la „transfiguración". Esta transfiguración está emparentada con el concepto oriental de la gran iluminación. El espíritu es iluminado. Sin embargo, tanto en el caso de Jesús como en el de aquellas personas que han llegado a una perfecta comprensión de esta posibilidad, se trata de una estrecha relación con Dios, que aquí, no es entendido como un absoluto general, sino como una entidad.

El mero „pensamiento positivo", podría, de no practicarse de forma egoísta, enajenada y con manipulaciones técnicas, situar al pensamiento en una actitud emparentada con lo que puede proceder de Dios; podría incluso prepararnos para ello. Sin embargo, la literatura de esta corriente desaprovecha en gran medida este enfoque, lo que con frecuencia puede también terminar en autoengaño.

No se trata aún, en realidad, de una „transfiguración". Mediante ella, no es que sencillamente se añada un suplemento de programas positivos a la confusa diversidad de „programas" espirituales común a todas las personas, de modo que se dé así un superávit de programas positivos, un ejercicio bien posible. Más bien todo se esclarece gracias a que se hace posible poder atender a los orígenes espirituales, todo se libera de desfiguraciones y extraviadas valoraciones. Se hace visible un más elevado orden divino en todo. Si se observa cómo puede transcurrir la maduración del hombre también en esta dirección, ésta toma la forma de una profundización de los procesos psíquicos de purificación, tal y como se describen en el capítulo „La ira sagrada". Todo se ilumina desde una capa más fundamental de los saberes. Los saberes no son sólo pensar, pueden surgir con o sin el pensar, no se pueden forzar y liberan. El mundo del pensamiento no precisa restringirse aquí aún más, tal y como pretenden algunas otras vías.

El pensamiento se libera de los patrones de reacción instintivos y el controlable pensamiento analítico-sintético se transforma más fácilmente en herramienta de la supraordenada conciencia racional. La diferenciación en el pensamiento progresa, sin que por ello se haga más indeciso („tibio"). Aquí, p. ej., se comprende también qué ha de aplicarse en cada caso particular.

Es de suponer que Cristo mismo no tuvo que apartar todas aquellas perturbaciones que separan al hombre normal de este plano. Así y todo, también para él debió ir haciéndose una claridad cada vez mayor. Más tarde, en la así llamada oración pontifical, reclama aquella claridad que él, antes de la creación, tuvo por Dios.

Algunos teólogos interpretan la transfiguración y la confesión cristiana de Pedro sobre el fondo de la conmemoración judía simultánea del Día de la Expiación o de la subsiguiente festividad de los "Tabernáculos". (El día de la Expiación era el único del año en el que el sacerdote pronunciaba el nombre de Dios en el Santísimo del Templo).Otros relacionan el acontecimiento con la subida de Moisés al Monte Sinaí (Éxodo 24, 16).

En la edición alemana e inglesa, se inserta un extracto del Evangelio de Mateo, capítulo 17, 1-13:  la transfiguración de Jesús.

Pregunta:
¿Puedo reorganizar mis pensamientos según la razón con la ayuda de Dios?

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La cuestión de los „milagros"

Jesús no obró para satisfacer el deseo de sensaciones de muchos hombres, ni tampoco para mover a los hombres a la fe por medio de prodigios observables. Todo su camino está atravesado de claridad interior sobre lo que tenía que hacer en cada momento; es decir, no „para lograr éste o aquel fin en ésta o aquella circunstancia". Las curaciones, con frecuencia, eran „signos" a pequeña escala que tenían un significado mayor y más fundamental. En el caso de la curación del ciego de nacimiento en sábado, Jesús responde que no está ciego a causa de los pecados, sino „para que las obras de Dios puedan manifestarse en él". Cfr. Jn. 5, 6-9; Jn. 6; Jn. 9, 3 etc.

Al mismo tiempo, con seguridad se busca aquí como efecto añadido sacudir los rancios esquemas de pensamiento y lograr una reflexión sobre el significado más profundo de tales acciones. Que haya personas que reclaman, en estos casos, la posibilidad de una observación externa, de la numeración, la medida y el peso, lo reconoce Jesús en la persona de Tomás, del que puede decirse que representa el „tipo del científico natural" entre los discípulos. Cuando éste recibe la ocasión de comprobar escrupulosamente si el que está frente a él es realmente Cristo resucitado, dice Jesús: „no seas incrédulo, sino creyente"; Jn. 20, 19-29. Es decir, la reciente comprobación debe emplearla Tomás, a través de una seria y profunda reflexión, de forma que la raíz de su duda desaparezca, „iluminándolo". Que Jesús, después de todo, tuviera que decir esto, significa también que Tomás no era un escéptico al que sólo la realidad tangible lo pudiera „doblegar" y „forzar a creer", acaso ya, por temor al castigo; al contrario, significa que Tomás, incluso después, seguía conservando su capacidad de arribar a nuevos convencimientos, o no, a partir de su propio interior. A pesar de todo, debía aprender que había otras formas de autoconvencerse más allá de la observación exterior.

Jesús sabía lo que convenía a Tomás. No quería forzar a nadie, algo que habría tenido la apariencia de un juicio; y tampoco conduce a ningún sitio provocar el rechazo de alguien que aún no está maduro para tomar una decisión.

También merece la pena leer el „Evangelio de Tomás", una colección apócrifa, precisa, de dichos de Jesús, sin que importe mucho si fueron escritos por el mismo Tomás o no. Este texto fue, asimismo, reconocido por los cristianos espirituales en Egipto y en otros lugares.

En consecuencia, los „milagros" de Jesús no fueron tampoco el punto central de su labor. A menudo, obra de este modo sólo para ayudar, y después de que se le solicite, sin que se hayan congregado en torno a él, y „exhorta" a las personas para que no cuenten nada.

Cuando, sin embargo, los teólogos/as, entre otros, los de la escuela de la „teología de la desmitificación" de Bultmann, presuponen aún hoy que podríase menospreciar por completo estos milagros, es decir, considerarlos como descripciones simbólicas, debería recordárseles que se amoldan a la imagen mecanicista del mundo y del hombre propia del siglo XIX, y que, sencillamente, no han asimilado las más modernas corrientes científicas. Pues los recientes avances en física cuántica, biología y biofísica, de la investigación en medicina natural y parapsicología, en astrofísica, etc. son tan de largo alcance que puede hallarse entre ellas al menos elementos de apoyo sobre los que acomodar lo „inconcebible" de los sucesos bíblicos. Todo ello no debe abrir una búsqueda de la „prueba de la existencia de Dios", para la cual existen otros planos distintos de los propios de la ciencia natural.

Sólo hay una cosa correcta en esta corriente teológica: que no estima necesaria una objetividad científica como prerrequisito para la fe.

Ha pasado el tiempo de las limitaciones de la antigua Ilustración. Ya resulta posible, incluso para los espíritus científicos, creer sin caer en la esquizofrenia. En un tiempo en el que las personas creen sin más en conocidos fenómenos parapsicológicos, tales como que algunos individuos posean la facultad de doblar a distancia cucharas (a pesar de los fraudes frecuentes, no puede seguir cuestionándose), sería sencillamente absurdo no conceder al gran Jesucristo tales posibilidades. Jesús no se movía por la diversión propia del que dobla cucharas, pero hoy las más diversas experiencias apuntan a que Jesús podía dominar de hecho todas las fuerzas naturales, y que incluso para nuestro tiempo resulta extremadamente importante no perder de vista este fenómeno; para nuestra actual imagen del ser humano, para una recuperación integral, es decir, cristiana, etc.. Tal percepción espiritual de Jesús no está en contradicción con la percepción de Jesús como „Hijo del Hombre" que pretendía servir de ejemplo real para los individuos y para sus relaciones sociales, es decir, para la comunidad. Con frecuencia, la asunción de esta aparente contradicción provoca la negación de los „milagros", pues los que así piensan se creen en el deber, voluntariamente aceptado, de rechazar falsas corrientes que se desvían de un cristianismo humano y socialmente crítico. En realidad, de tomarse ambas en conjunción, se lograría una imagen más aproximada de la radicalidad real de Jesús y de su conexión con la voluntad y, por ende, también con la fuerza del Creador.

Ahora, en las curaciones por parte de Jesús, podemos examinar otra perspectiva. Él no remite, como tantos sanadores de hoy, a una „energía cósmica" que sienten fluir a través de sí mismos, sino que remite a la fe, a la fe en una curación a través de él, en última instancia, por Dios, a través de la persona exteriormente perceptible de Jesús. Aquí la energía no es una fuerza sin entidad; es, al mismo tiempo, un efecto del ser de Cristo. En el yoga oriental, p. ej., se considera con frecuencia a la energía de forma aislada. También hay hoy curaciones que, en el sentido más originario, se producen por la oración y en relación con ese interior más profundo y vinculado a Cristo del hombre que desea la curación y la reintegración del hombre, y que, también según Cristo, „puede más" que él.

La curación espiritual misma y el progreso anímico-espiritual aparejado con ella son, sin embargo, una gracia que no puede forzarse, por mucho que el hombre la procure.

Sobre el „don del Espíritu Santo", así como el don de la curación, el don „de la lengua" y los dones proféticos, v. además, 1 Cor. 12, 7-11; Hechos de los apóstoles 2, 17-20; y el capítulo „El suceso de la Pascua de Pentecostés" en este escrito.

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La resurrección de Lázaro

Hasta este punto, todos los estratos del ser humano de los que se ocuparon las antiguas escuelas mistéricas durante milenios han sido elaborados de nuevo por Cristo. De este modo puede hacer acto de presencia el „sobreconsciente" yo interior de la persona en la comprensión de la vida corporal, lo anímico y lo mental. Con ello se despliega la facultad de aclarar conscientemente, integrar y de ampliar en el otro lado los estratos más profundos y antiguos.

En los misterios del antiguo Egipto, p. ej., el camino descendía desde lo espiritual-anímico hasta las fuerzas de la voluntad de vivir propias del cuerpo.

Con la resurrección de Lázaro -Jn. 11*- se hace referencia a otra profundización. En primer lugar, muchos detalles aparentemente accesorios recuerdan a aquel saber egipcio ya indicado. Este registra la experiencia en la que un hombre pasaba tres días en un estado, que la moderna parapsicología conoce como „out-of-body-experience", es decir, una experiencia extracorpórea, como en un viaje astral, tan sólo consciente. El cuerpo yace aparentemente muerto. La persona tenía desde entonces la seguridad interior de que continuaría existiendo como ser anímico-espiritual después de la muerte. Los „hierofantes" deben tener en cuenta que el probando volvía a la conciencia terrenal, como muy tarde, después de 3 días, de otro modo habría resultado de todo punto imposible un despertar, y los tejidos del cuerpo habrían empezado a descomponerse. Justo esto es lo que se nos dice de Lázaro, después de cuatro días „ya despedía mal olor". Muy profundo, hasta en la misma sustancia física, debe actuar una fuerza tal, capaz de „recuperarlo". A través del suceso bíblico, una tendencia trata de demostrar que resulta reconocible también un modo espiritual cristiano, especialmente en lo material y en el hecho observable; una tendencia que, justo en nuestro tiempo, puede ponerse de nuevo de actualidad, después de que la mística de pasados siglos, p. ej., penetrara de forma clarificadora por primera vez en los estratos espirituales y anímicos.

Es de este tipo de experiencias, sentirse fuera del propio cuerpo físico, de lo que podrían provenir las doctrinas de todas las religiones en torno a la vida después de la muerte, antes que de especulaciones filosóficas, que no se corresponden especialmente con el estado de conciencia de los hombres de los tiempos prehistóricos, protohistóricos o antiguos. Una descripción más ajustada puede encontrarse en „Origen y presente" de Jean Gebser . Éste diferencia un nivel de conciencia arcaico, mágico y mítico antes del nivel del pensamiento abstracto y de una conciencia integral. Otra cuestión es ya si los límites entre estos niveles son los correctos; en cualquier caso, se puede trabajar sobre ellos hoy día. También R. Steiner enfatiza la inconmensurabilidad de los antiguos modos de conciencia. Tan sólo pueden apreciarse ecos de aquéllos en los diversos niveles antiguos de los individuos de nuestro tiempo.

La comparación con los antiguos ritos de iniciación no debe, por lo demás, interpretarse en el sentido de que la resurrección de Lázaro fuera, como en Egipto, un procedimiento ritual abiertamente convenido por todos los partícipes. Jesús separa en multitud de ocasiones sus acciones en la vida de los preceptos cultuales de tipo ya temporal, p. ej. el sabbat, ya espacial, p. ej., el templo, ya orientados a determinadas situaciones. Sólo por esta libertad, usa a veces de tales circunstancias, sin embargo, de una manera positiva, p. ej., de las fiestas de Pascua, del templo... Por ello puede ser hoy modelo para interpretar diversas tendencias, p. ej., para aceptar puntos de vista astrológicos, „lugares de fuerza" y otros usos. (Véanse también los libros de Marko Pogacnik : "Caminos de curación de la tierra ", "Sistemas terrenales y fuerza de Cristo", ...)

También en conexión con la resurrección de Lázaro, Jesús y el círculo que en torno a él se anda formando se hace más claramente visible hacia el exterior como conjunto. Se muestra en todo ello una conciencia ampliada de Jesús que abarca también el círculo de los discípulos y, de este modo, fecunda ahora también la esfera mayor del ámbito social. Una ampliación pareja de la conciencia puede tener lugar también hoy entre los que siguen a Jesús cuando sus actividades como grupo se irradian hacia afuera.

Sucede ahora el camino de pasión. Con sus palabras, el sumo sacerdote pone en relación lo que ha de ocurrir con Jesús y el destino del pueblo (Jn. 11). En una visión profética, percibe claramente que Cristo ha de morir por todos. Pero interpreta incorrectamente que Jesús va a traer desgracias al pueblo de permanecer con vida. Esto precisa de una conciencia que pueda concebir al mismo tiempo procesos y conexiones por encima del pensamiento, facultad que, antes que nada debe adquirirse. No se trata ya de imágenes que surgen de forma instintiva. Se pueden desvelar, resolver y lograr las más profundas causas. Los pensamientos negativos o de otro tipo no pueden depositarse ya semiconscientemente, no pueden ya aglomerarse estructuras problemáticas, activas hasta en los estratos más profundos, incluso corporales. Esta problemática se resuelve lentamente, también de forma retroactiva, cuando el hombre sigue también tras los pasos de estas leyes. El camino hacia un futuro libre y creativo se hace libre.

En la página inglesa y alemana se inserta un extracto del Evangelio de Juan 11: La resurrección de Lázaro

El padre de la iglesia Clemente de Alejandría estaba aún en posesión de una edición ampliada y „secreta" del Evangelio de Marcos. Era éste, según sus palabras, „un Evangelio más espiritual para el uso de aquéllos que buscaban la perfección", según la guía de un „progreso en el conocimiento". Se recogían aquí apuntes de Marcos y de Pedro, como la resurrección de Lázaro, que luego se suprimieron del Evangelio para uso común. Sólo Juan o un discípulo recogieron tales sucesos, plasmándolos en un Evangelio. Clemente describe a Cristo como „mistagogo" o „hierofante", es decir, como aquél que —a diferencia de los antiguos „cultos mistéricos"— introducía, o sea, iniciaba en los nuevos misterios (secretos de la fe). (Cfr. Prof. Morton Smith, "The Secret Gospel...", que en todo caso lleva a consecuencias dudosas).

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„Las ovejas"

Poco antes del lavatorio de pies, se refiere a los unidos a Cristo como las „ovejas" (Jn. 10, 11-18), así como a Cristo mismo también se lo llama en otro pasaje el „cordero". Se enfatiza aquí la ya existente, o por mejor decir, renovada disponibilidad de los discípulos —especialmente para todo lo que procede de Cristo—, así como la pareja relación de Cristo con Dios. Por muy maduro que uno pueda ser, el hombre sólo puede llegar a reescribirse, como si de una página en blanco se tratase, en un plano, el propio de un niño. El verdadero progreso conduce —por mucho que el orgullo ande siempre renovándose— más bien a la humildad; la intuición de que todas las personas tienen un papel, sí, importante, pero en última instancia pequeño con respecto a Dios, hace crecer. Incluso puede hablarse aquí de „sumisión"; pero en un sentido libre y espiritual, y no en el sentido de la conducta servil ante las autoridades terrenales, lo que con frecuencia ha ocasionado algún malentendido. No por casualidad declara Cristo en el mismo capítulo „yo soy la puerta". Para aquél que abre su ser, es decir, su corazón a Cristo, para ése está él también abierto como una puerta que conduce a Dios, un requisito para todo lo demás.

"Ovejas" y "carneros" son separados (p. ej., Mt. 25:32-33).

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Cristo y el „lavatorio de pies", y la unción por parte de María de Betania

El resto de los pasajes evangélicos relatan cada vez más acontecimientos simbólicos, mientras que se echan de menos las correspondientes enseñanzas pormenorizadas. Desde este mismo momento podemos ya sin remilgos dejar de lado las comerciales historias, ya puestas en su sitio, sobre „Todo Jesús al descubierto", de cuyo fin aún nada sabemos. Por contra, algunos conocimientos objetivos pueden resultar útiles aquí, si bien lo decisivo tan sólo puede desvelarlo una consideración meditativa. A otros, sin embargo, esto sólo puede servirles de estímulo para la propia búsqueda de conocimiento, algo que no puede hacer por nosotros ningún pastor o historiador.

En el texto bíblico —Jn. 13, 1-20— se representa el lavatorio de pies como una purificación. Dado que, algo más tarde, tales pasajes „esotéricos" apenas si podían comprenderse, cuando menos, se conservaron sin ninguna clase de censura. El implicado es „perfectamente puro"; en otras palabras, lo importante no son los pies, sino el significado simbólico para todos los hombres. En las más diversas culturas, este pensamientos se ha difundido en forma de analogías: pueden encontrarse las mismas funciones en el organismo humano, es decir, en el micro- o mesocosmos y en la naturaleza exterior o macrocosmos. Los pies están dirigidos a lo terrenal, y su movimiento obedece a la voluntad. Tanto si el hombre objetivamente „emprende" ésta o aquella otra dirección, es preciso que tome una decisión voluntaria. Lo que aparece como el contenido del lavatorio de pies es una purificación de esta voluntad y de sus contradictorios caprichos. Cfr. también que Jesús en Mt. 25, 31 y ss. concede a la buena acción un valor mayor que a la declaración, cristiana, pero de boquilla.

Sin embargo, esta acción, al igual que los sucesos subsiguientes, no representa una mera repetición de los impulsos ya vistos en los años anteriores en pro de la purificación de los diversos ámbitos ontológicos del hombre. Todo se sitúa bajo el signo de que Jesús interiormente sabe que „su tiempo ha llegado" y que sus discípulos deben estar preparados para continuar sobrellevando por sí mismos, en amplios círculos, „ese algo". En este punto ya no se trata de sus cualidades personales, de que la meta sea su buena voluntad, bajo la guía de su yo interior. Es más bien que este yo más elevado —ahora purificado con la „persona"—, puede ya fundirse cada vez más estrechamente con el „Cristo" que en nosotros ha tomado forma; como si se tratara de un „yo dentro del yo".

Esta experiencia podría muy bien describirse así: en la comprensión interior de esta acción puede producirse una purificación tal que todo pueda ya controlarse más directamente desde la fuente más profunda, a través de los más diversos estratos del ser. Sin embargo, se trata en primer lugar de la voluntad. El sentimiento y el conocimiento se perfeccionarán sólo más adelante en este curso, de modo que pueda el hombre directamente explicarse el porqué de sus impulsos. También Dios sigue en nosotros la secuencia que se muestra, en un plano más profundo, en el desarrollo de un niño. Esto no significa que esta nueva fase del desarrollo se produzca de forma, p. ej., „atolondrada". El desarrollo humano del sentimiento ético y del claro conocimiento ya ha recibido antes su fuerte aldabonazo. Tan sólo no se da aún un nuevo perfeccionamiento del mismo en la dirección de Cristo, tal y como el que recibe ahora el ámbito de la voluntad.

Otro modo de experimentar estas fases de difícil descripción podría poner a éstas en relación con el apercibimiento de la propia conciencia o de la mirada, con la que el „ángel", o el yo más elevado podrían considerar la vida. El yo más elevado (angelical) puede ahora mostrarse estrechamente unido a Cristo y de este modo experimentar una transformación. En algunas corrientes de los nuevos movimientos espirituales las experiencias de ángeles están hoy al orden del día; mientras tanto, los cristianos, pese a la Biblia, dudan con frecuencia de que haya tal cosa, por no hablar ya de la cuestión sobre qué podría haber de real en el „propio" „ángel de la guarda" del habla popular y de qué aspecto tendría tal relación. Cristo, sin embargo, representa a la criatura formada y personal del ser humano y la conservación de las conquistas de la vida humana al abrirse al mundo de fuerzas impersonales de los „ángeles". Para Cristo, empero un hombre que posea tal experiencia no es, ni mucho menos, perfecto. Deja que los discípulos se hagan las primeras impresiones al respecto en Jn. 1. Algunos orientados hacia la espiritualidad opinan que se trata sólo de la experiencia angelical y que, en consecuencia, podrían retraerse de lo terrenal; mientras tanto, la investigación en estos asuntos requiere mucho de una trabajada estabilidad, si se quiere evitar caer en laberinto de las ilusiones; es más, con esta fase se abre de seguro la posibilidad de una penetración más amplia de lo terrenal por el espíritu. Menciónese aquí, como punto de partida, que, p. ej., R. Steiner, en tanto que investigador del espíritu, adjudica a la evolución del hombre sobre la tierra largos periodos de tiempo, tal y como hace alguna otra corriente. No es preciso resaltar más aquí que otras prácticas, como las „invocaciones espirituales" hipnótico-espiritistas, no tienen nada que ver con la experiencia prototípica fundamental de los ángeles aquí aludida. Hay, sin embargo, muchos serios esfuerzos por parte de los hombres por estar en contacto, en su vida diaria, con los ángeles.

En el lavatorio de pies apenas si se ha tenido en cuenta hasta ahora que aquel pasaje –p. ej., Jn.12- está en estrecha relación con que María de Betania unja simbólicamente a Jesús y seque sus pies con sus cabellos. ¿Se representa ésta sólo a sí misma, como ser humano, o representa el aspecto femenino de Dios, tal y como se podría pensar, en otros pasajes, de María, la madre de Jesús y María Magdalena —a la que probablemente no se debe confundir con María de Betania—? ¿Por qué tiene lugar antes del famoso lavatorio de pies? Para las propuestas —sin embargo contradictorias— de la teología de la experiencia femenina se esconden aquí tesoros aún no desvelados o sólo parcialmente desvelados. La „extremaunción", p. ej., de la iglesia católica puede verse como una reminiscencia de este suceso.

Es también digno de atención que el lavatorio de pies no sea sólo una acción realizada personalmente por Jesús una única vez, sino que los discípulos son animados a lavarse los pies los unos a los otros, de modo similar a como la última cena se deja sencillamente en manos de la comunidad existente, en el sentido de un sacerdocio de todos. La voluntad, es decir, la voluntad de vivir, refinada por medio del lavatorio de pies, se ensancha, más allá del propio ser, hacia los demás, al principio hacia el prójimo a quien uno le lava los pies, luego hacia la corresponsabilidad para con el resto y con los discípulos en general.

El lavatorio de pies también puede verse como un deber para con el otro. Sólo con este lavatorio de pies toman ellos, en palabras de Jesús, „parte en él". Esto subraya el significado, en muchos aspectos de largo alcance, de este paso. Se alude sobre todo, en primer lugar, a aquél ámbito al que los jóvenes se refieren así: él/ella „me acompaña". Sin embargo, no se trata aquí de „tener una relación", sino de „estar en una relación (viva)". El lavatorio de pies sólo puede comprenderse como „paso hacia delante". Menor importancia tiene la representación externa de una acción de esta clase. Adquiere, antes bien, pleno significado en el sentido de la práctica alquímica, que también usaba de procedimientos externos como soporte visible para alimentar actitudes y procesos en la persona; pero sólo con la correspondiente actitud interna. Ni siquiera una posible y correcta intervención de un pastor oficiante bastaría; se precisa del implicado en ello, pues de esto es de lo que se trata. Esto vale también para la última cena, sobre cuyos más variados aspectos debaten los teólogos; en cierto sentido, pueden éstos tener incluso algo de razón en cada caso, pero a este aspecto de la transformación del mismo implicado, que es, considerándolo bien, de lo que se trata, ni la iglesia católica ni las evangélicas han prestado suficiente atención.

Ya fueran, en las enseñanzas más sencillas, p. ej., 5000 personas, luego 500, o 70 los que las siguieran, en el lavatorio de pies, en principio, tan sólo toman parte los 11 apóstoles, que habían aprendido mucho de Jesús y estaban ya preparados de modo que pudieran comprender la ocasión. Judas, probablemente, no se hallaba aún preparado. Tampoco Jesús imparte sus enseñanzas de igual forma para todo el mundo, sino por pasos. Con todo, es posible que los individuos progresen también al aplicar su más profunda consideración justo a estos acontecimientos que preludian la crucifixión. Tal cosa fue la que intentaron los rosicrucianos cristianos. Lavatorio de pies, flagelación, coronación de espinas y sepultura, resurrección y ascensión al cielo, se entendieron como „iniciaciones cristianas". Trasladadas a las profundidades de cambio de un tiempo nuevo, produjeron también las ensoñaciones de los siete días de la „Boda química de Christian Rosenkreutz", publicada en forma de sátira en 1616 por el teólogo luterano J.V. Andreae.

Un paso de esta clase, con seguridad, no concluye en general con la primera experiencia del mismo en la vida real, en la meditación o en los sueños. En muchos sentidos, el ser del hombre, con todas sus facultades, puede ampliarse, y pueden darse luego otros pasos, cruzándose con algunos otros anteriores, pero sólo podrán llegar, de cierta forma, a perfeccionarse aquellas cualidades que se asienten ya sobre fundamentos que antes hayan sido perfeccionados.

Después de la unción en Betania viene, en Jn. 12, la entrada de Jesús en Jerusalén como Mesías. Después del lavatorio de pies, en Jn. 13-17, p. ej., se recoge el anuncio de la traición por parte de Judas Iscariote, los discursos de despedida y la oración pontifical de Jesús.

Frecuentemente los teólogos han visto en el lavatorio (el lavado de los pies) un símbolo de la cercana crucifixión o un ejemplo del servidor con el amor que limpia de Dios. Se anunció también como un hecho que surte efecto directamente por sí mismo.

En la página alemana e inglesa, se insertan extractos del Evangelio de Juan 13, 3-15:  el lavatorio de pies.

Pregunta:
Caso que no lo haya hecho ya, ¿deseo pedir* a Dios que la buena voluntad frente a mi prójimo se convierta en mi propio cuerpo aunque para esto mismo haya de esforzarme?
*Después - en lugar de pedir (rezar) - creer, es decir, estar convencido de ello. Más tarde aún vivir los efectos de Dios (Gracia).

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La última cena; la entrada como Mesías, arresto y flagelación

Jesús entró en Jerusalén recibido con vítores al Mesías anunciado (Jn. 12, 12-19). Las rígidas castas sacerdotales supieron muy atinadamente pulsar las „teclas psíquicas" de los hombres para dirigir el sentir de la masa, en parte, en una dirección negativa. Son aquellos individuos que, al descubrir en sí lo negativo y la indiferencia, se procuran un cambio, los que podrían recibir aquella estabilidad y unión con Dios, con la que ya no podrían ser tan manipulables por la sugestión de masas (y por las reales fuerzas negativas cuya realidad se ha intentado probar tantas veces también en fenómenos del siglo XX).

En el arresto, en Jn. 18 –primero derriba a los soldados con la palabra– muestra Cristo que él no esta sometido a su poder. A pesar de todo, permite que todo le suceda a continuación.

La „flagelación" de Jesús -Jn. 19, 1- afecta a su espalda. El plano medio del hombre, su sentimiento, su capacidad de superación del sufrimiento en lo emocional, son cualidades que pueden aflorar por medio de la comprensión meditativa, y no ya sólo en pasivo y acobardado sufrimiento. Empero, todos los místicos cristianos que, voluntaria o involuntariamente, lo reviven en su interior atestiguan el dolor. Cristo no lo rehúye tampoco temerosamente, algo que le habría resultado tan fácil de hacer como a un maestro indio, por medio del pratyahara, la retracción de los sentidos. Se palpa más bien aquí una ampliación de la conciencia hacia el sufrimiento de otros.

Debe observarse que no era del todo acertado sostener, tal y como se ha dicho, que la flagelación de Jesús es símbolo de una determinada „fase de iniciación", es decir, de una fase de desarrollo del hombre actual en su camino hacia un mayor perfeccionamiento. El verdadero paso lo da ya Jesús en vida, en la última cena, que sigue a la unción en Betania (Mateo 26, 26-29).  Esta cena es el mejor símbolo de aquello que Jesús entrega a la humanidad sufriente. El pan representa, sobre todo, la sustancia (es decir, el alma) de Jesucristo, del „Verbo" ("Palabra"). El vino representa al espíritu divino de Cristo, que vivifica este Verbo para la acción altruista. La iglesia católica enfatizó la transformación física del pan y del vino en cuerpo y sangre de Cristo; las iglesias evangélicas enfatizan la celebración de la rememoración de Cristo. Ambas tienen, en este sentido, razón: las investigaciones científicas han demostrado ya en la sencilla „agua bendita" una alteración del ángulo de las moléculas de agua. Pero el verdadero punto importante estaría en la transformación del mismo participante, en tanto en cuanto éste se concentra en dejarse transformar por aquello que Cristo emana del „cuerpo y sangre" transformado y transformante. Por ello, el pan y el vino son, de esta forma, un apoyo visible. Algunos intentaron incluso una purificación espiritual sin el pan ni el vino, remitiéndose al „cuerpo y sangre" transformados y transformantes de Cristo, y sintieron los efectos. Esto es, cuando menos, más difícil. Y si alguien quisiera practicar una comida bendecida, sin la pretensión de administrar un „sacramento" eclesiástico, sería mejor llamar a eso un ágape o „comida de confraternización".
La flagelación puede entenderse como una forma externa y una respuesta caricaturesca de reacción de poderes ignorantes de aquello que tenían precisamente delante; por tanto, no debe colocarse en el centro de la rememoración. Esto vale también para la subsiguiente coronación de espinas. El a veces parcial énfasis en el sufrimiento propio de la antigua esotérica cristiana está con respecto a los nuevos conocimientos en este punto en la misma relación en que se halla el modelo de Juan el Bautista con respecto al modelo de enseñanza de Jesús y sus discípulos. El hombre es libre de elegir, cuál de estos caminos quiere ante todo tomar.

Teológicamente se ha discutido también si la eucaristía viene a ser una forma particular del banquete de la Pascua judía o si Jesúsmismo en tanto el "cordero sacrificial" verdadero supuso la supresión de la antigua fiesta.La Nueva Alianza de Dios con las personas (Nuevo Testamento) a través de Jesús(Lucas, 22, 20)se relacionó con Éxodo 24, 8; Jeremías 31, 31-33; Isaías 53, 12. En el pan se consideraba más bien la figura de Jesús, en la sangre la entrega perfecta que conduce a la salvación. Otros han dudado sobre la originalidad de la tradición (el llamado discurso de investidura), lo cual, teniendo en cuenta que forma parte de los escritos más antiguos, no es precisamente obvio.

En la página alemana e inglesa, se inserta un pasaje de Mateo 26, 26-29 sobre la última cena (sagrada comunión y eucaristía).

Pregunta:
Caso que aún no sea parte de mi experiencia, ¿deseo pedir* a Dios que me conceda la capacidad de cooperar amorosamente con otras personas aunque esto suponga una conversión mental?

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La coronación de espinas y los discursos de despedida

Dado que la flagelación era, entre los romanos, un castigo menor al uso, la interpretación del concepto, en el sentido de los antiguos cultos mistéricos precristianos, fue relegada a segundo plano. Por contra, la coronación de espinas —Jn. 19, 2-3, un consiguiente concepto de estos misterios— no es parte integrante del normal repertorio romano**. La ironía no puede resultar más notoria: espinas en lugar de oro. Sin embargo, queda sin contestarse la cuestión de cómo puede ocurrir que los soldados se ajusten tan exactamente a las tradiciones mistéricas, incluso cuando, en aquel momento, tal cosa no puede haber sido de su conocimiento. Incluso de haber sido conscientes de tal semejanza externa —muchos soldados romanos eran seguidores de tales cultos—, éstos no habrían podido reducir a Cristo a la forma de vivencia que ellos conocían.

Mientras que la corona de oro habría sido símbolo real de poder —no necesariamente entendido en un sentido negativo—, la corona de espinas en Cristo era símbolo de una clase de liderazgo sin valor en el mundo. Con ella se le clavan las espinas en la cabeza. Tampoco aquí hay que fijarse sólo en el dolor, sino una fuerza capaz de superar todo abatimiento mental, del cual Cristo no muestra ninguna señal. Sólo aparece ésta en el momento previo a que definitivamente haya decidido no querer apartar de sí el „cáliz". Con la flagelación y la coronación de espinas encontramos la referencia a algo que, en este sentido, prolonga el lavatorio de pies; también el sentimiento y el conocimiento —contra toda resistencia— aparecen más bien „santificados".

La permanente tendencia, ya referida, en el episodio a superarse a uno mismo, tiene, en tanto que fuerza, también una relación con los nuevos movimientos, como el movimiento pacifista, el movimiento ecologista y las corrientes espiritualistas que pretenden „curar la tierra"*.

Como ya ocurriera con la „flagelación", en la „coronación de espinas" se trata también de una reacción, de un patrón de aquello que ya, de hecho, había sucedido previamente. Precisamente es éste punto, del que viene a manifestarse, desde un lado positivo, aquella disponibilidad espiritual a superarse a uno mismo, el que se aprecia en los „discursos de despedida" de Jesús, p. ej., Jn. 13, 31-17, y en los encuentros con Pilato, p. ej., 19, 5* (*"¡Mirad, éste es el hombre!", lo que, meditativamente, puede indicar como un asomo de Jesucristo como prototipo de un hombre redimido). No sólo el lavatorio de pies y la última cena como tales, también las palabras de Jesús eran hechos.

En relación con estos conocimientos, puede tener hoy pleno sentido, cuando se habla de „ cristianas iniciaciones o fases de desarrollos", considerar más decisivamente los fundamentos positivos.

**) En todo caso en la historia de las religiones aparecía una figura o un rey digno de burla, sobre el que recayó la ira del pueblo. En el Antiguo Testamentoexistía el chivo expiatorio, quien tenía que pagar por los pecados del pueblo (Levítico 16, 15).En ambos casos se trataba de un ritual simbólico. Por este motivo la teología tradicional ha intentado comunicar que fue Jesús quien primeramente pudo hacer un sacrificio efectivo para todos. Algunos teólogos críticos opinan por causa de esta crítica al antiguo culto sacrificialque cabe cuestionarse en general el concepto del sacrificio. Esto puede parecer imprudente, sin embargo, como se expone arriba, en el asunto se sigue ocultando más que la perspectiva del "sacrificarse". Se trata también de la meta.

Pregunta:
Caso que aún no sea consciente de ello, ¿deseo pedir* a Dios un trato concreto con los grupos a los que pertenezco aunque para ello haya de reconsiderar mis antiguas opiniones y modo de pensar?

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Crucifixión y sepultura

Los puntos de vista sobre la crucifixión y muerte de Jesús son aún más divergentes que sobre cualquier otra estación de su evolución; esto se debe, por un lado, a la relevancia que a ambos momentos se les concede por parte de las iglesias; por otro lado, a que los intérpretes quieran acomodar todo en su particular sistema conceptual. P. ej., Juan 19, 12-37.

Así, hubo corrientes gnosticistas que, a pesar de estar al margen del primer cristianismo, estaban dispuestas a involucrarse con Cristo. Desde su perspectiva, la griega antigua, no podían, sin embargo, imaginarse que un ser de luz de tal magnitud hubiera nacido de mujer y luego hubiese muerto. Así, se le consideró como un ángel o, tal y como se hizo más tarde con algunos maestros orientales, se le adscribió un cuerpo aparente visible, que ni siquiera era mortal, sino que, sencillamente, fue disuelto de nuevo. Dado que en su doctrina, el mundo terrenal y la materia son algo por siempre viciado, les resultaba también ajeno aceptar que un ser tal atravesara todas las estaciones de la vida terrenal, o que tuviera que hacerlo con su luz. El concepto „gnosticista" se emplea aquí para distinguir a éstos de la gnosis apostólica, una distinción que el propio crítico de las sectas F. W. Haack hizo valer. Con todo, se dan las más diversas interferencias en las doctrinas de esta clase; el „Evangelio de la verdad" gnóstico reconoce, p. ej., que Jesús fue clavado en la cruz.

Hombres de fuertes inclinaciones materialistas o recusatorias no sólo propagaron las leyendas de que Jesús había sido hijo ilegítimo de un soldado romano, lo que, dados los cánones morales del momento, era extremadamente descalificatorio. Se especuló también con que Jesús no había muerto, sino que había sido curado o se hallaba convaleciente. Incluso hoy pueden encontrarse intentos similares, p. ej., de relacionar con el Jesús bíblico la tumba en Cachemira de un hombre, probablemente ya mayor, de nombre Jesús. Al menos otra sepultura europea de Jesús, aún no hallada, aparece en la literatura moderna. A ello hay que decir que Jesús, también llamado Jehoschua, Jeschua, Jesat, no era un nombre para un único individuo. También en los apócrifos (los escritos no aceptados dentro del „canon" bíblico) aparecen varios Jesús: Jesús Sirach, Jesús ben Pandira; y esto sin tener en cuenta que el propio Jesús, según la interpretación de R. Steiner de las dos genealogías divergentes, en Mateo y en Lucas, fue entendido como dos niños Jesús diferentes puestos en relación el uno con el otro.

Relacionados en parte con estas tesis, las investigaciones han proporcionado hallazgos contradictorios sobre el sudario de Turín de Jesús. Por un lado se dice que la sábana contiene polen del tiempo y patria de Jesús, por otro, que es originaria „de la Edad Media". Por un lado, la impresión de la imagen sólo pudo haber sido causada por una súbita irradiación de alta energía, p. ej., a través de una súbita desintegración; por otro, los restos de sangre, se dice, son indicios de que Jesús aún vivía cuando fue bajado de la cruz. Una justa valoración del actual estado de la investigación avala, una vez más, la autenticidad del sudario, así como la inusual procedencia de la imagen. Esto puede ayudar a las personas (cfr. las observaciones sobre el camino del discípulo Tomás en el capítulo „Milagros"), así como a su comprensión objetiva, para que avancen hacia la realidad del acontecimiento que es Cristo. Lorber sólo considera inauténtica la „levita de Tréveris"; y sólo con el propósito declarado de buscar la fe en el interior de uno mismo y no hacerla dependiente de las mudanzas provocadas por hallazgos y teorías concernientes a objetos externos.

Sin embargo, tales investigaciones pueden estimular las indagaciones meditativas. Se declara con ello que hay algo ahí que no encaja en ningún esquema conocido. (Cfr. también Grönbold „Jesús en la India: el fin de una leyenda", y el escrito hectografiado de Margarete Eckel, "Am Kreuz gestorben" (Muerto en la cruz).

Tal y como ya se dijo antes, los testimonios de los místicos son, a menudo, de mayor ayuda para abordar la cuestión tanto del significado de los acontecimientos pasados para el desarrollo actual de los hombres, como la cuestión sobre el carácter que aquéllos tuvieron. Cuantas más experiencias espirituales tiene alguien en este sentido, tanto más llega éste a comprender. Las percepciones de los místicos cristianos y los estigmatizados —portadores de las llagas de Cristo— están, sin que haya habido contactos, a veces relacionadas; aunque presentan algunas singularidades de la vida de Jesús desconocidas en la Biblia, resultan en ellas coincidentes, desde Francisco de Asís, hasta el Padre Pío y Teresa de Konnersreuth. Todos coinciden en que la crucifixión y muerte de Cristo está real y profundamente marcada en este mundo, y que una inesperada o también consciente conexión con ese acontecimiento hace sentir un dolor inimaginable, pero también una fuerza inimaginable, que no subyuga sino que todo lo ensalza. La vida de tales personas extraordinarias está a buen seguro mucho más cerca del carácter existencial, que afecta a todo el ser, de la crucifixión; más cerca de lo que pueda estarlo una aproximación que se apoye sólo en el intelecto. En el tema de la muerte y la vida se trata de algo más que de los estratos particulares del ser aquí generalmente implicados, incluyendo aquí los del plano „causal" de la producción de principios y del destino. Incluso las personas carentes de esta notoria vinculación mística con Dios, por incompleta que sea su experiencia, pueden usar de estos acontecimientos de forma meditativa como puentes hacia la realidad. Con las palabras dirigidas al criminal crucificado junto a él, sobre que éste pronto se hallará en el paraíso" con él, Cristo nos indica que también es posible una rápida comprensión de su camino.

La consciente comprensión de estos profundísimos sucesos de la existencia humana, vinculados a la aflicción, el sufrimiento y la degeneración, puede manifestarse, en el grado que sea, como una posibilidad real en el presente. Aunque esta posibilidad no está ligada a ningún momento del año o al lugar geográfico del suceso, la Pascua parece facilitar la experiencia. Es como si Cristo hubiera imprimido otra „octava" al ritmo antiguo, estacional y tradicionalmente condicionado de muerte y regeneración.

Que Jesús no acepta el convenio de que la materia física imponga insuperables barreras al espíritu es algo que se puede ver ya en el caso de Lázaro. Salvo Dios, nada, con independencia de lo inerte o incluso negativo que pueda ser, es para él inalterable, todo puede, en última instancia, modificarse. Cuanto más profundo o inconsciente sea lo que ha de transformarse, tanto más difícil es naturalmente lograr un efecto.

También en la crucifixión, al igual que en los acontecimientos que tuvieron lugar poco antes, se manifiesta, junto a una fuerza de superación, una conciencia universal, p. ej., en las palabras en la cruz que hallan su culmen en la frase „¡Se ha cumplido!". En este sentido, el sensible y universalmente provechoso „amor que se sacrifica" no halla, sin embargo, su justa expresión ni siquiera en la antigua fórmula teológica, así como de resonancias jurídicas, de la „redención de los hombres por medio del sacrificio de Jesús". Éste rescate puede verse hoy como un intento de hacerlo más comprensible también para la conciencia intelectiva; sin embargo, pudo ser originariamente una adaptación al mundo representativo de los israelitas de entonces, cuando de lo que se trataba era de ganarse la benevolencia divina a través de sacrificios rituales (de animales, etc.), algo que Jesús mismo nunca predicó.

Aquellas otras teologías en las que se ve como punto central, p. ej., el hecho de que Jesús permaneciera hasta la muerte fiel a sus principios, tampoco dan una explicación satisfactoria de las experiencias místicas; ni tampoco de los fenómenos concomitantes como los estigmas, la ausencia de alimentación, etc.; cfr., p. ej., Thurston, „Los fenómenos concomitantes corporales de la mística", y Höcht, "De Francisco al Padre Pío y Teresa Neumann", así como el próximo capítulo.

Rupert Sheldrake, un biólogo que, entre otras cosas, por sus planteamientos integrales, se dio a conocer entre los nuevos movimientos espirituales, desarrolló la teoría del „campo morfogenético". Si monos situados en una isla desarrollaran una nueva habilidad, monos de la misma especie en otra isla apartada y sin ningún contacto podrían desarrollar al poco tiempo la misma habilidad. Debería tratarse entonces de un influjo no meramente casual, a través de un campo de fuerza que vinculase a los animales de la misma especie. Cuando el autor Rupert Sheldrake se preguntó, si podría imaginarse que, p. ej., la evolución de Jesús hasta la crucifixión o hasta la resurrección pudiera haber irradiado un campo de fuerza de esta clase sobre la entera humanidad, después de asombrada reflexión, contestó: „Sí; pero en tal caso no se debería suponer un campo morfogenético, sino un campo de fuerza espiritual."

Aunque no sea ésta una „demostración de la existencia de Dios", se ve que algunas nuevas corrientes científicas proporcionan ya mejores aproximaciones a estos asuntos de difícil comprensión que aquellas teologías que o bien interpretan dogmáticamente las antiguas enseñanzas o, sencillamente, eliminan lo que resulta difícilmente comprensible.

En la crucifixión aparecen también similitudes —si bien no una identidad total— con respecto a los antiguos ritos de iniciación. La cruz o el árbol del que se cuelga al hombre, se encuentra también, p. ej., en el norte (cfr. los mitos sobre Odín, que permaneció colgado nueve días de un árbol, durante los cuales tuvo elevadas experiencias). El motivo de la sepultura, en tanto que lugar de iniciación, está ampliamente difundido en la era megalítica, así como en el período celta, e impregna especialmente la cultura de las pirámides de Egipto. Las pirámides, tanto si fueron en realidad lugares de enterramiento —lo que no está probado, pues una inscripción dice poco— como si no, fueron usados, en cualquier caso, para el culto, al igual que ocurrió con los túmulos celtas. Puesto que, para discutir esto, estaríamos hoy obligados a pasar por algo ciertos hechos, no se tratará más este punto. R. Steiner ha sugerido que ambas corrientes espirituales de desarrollo, el motivo de la cruz y el de la sepultura fluyen, renovándose, de forma pareja.

La rememoración de la crucifixión, de la „media noche del alma", de la „muerte mística", del paso por el abandono de todo al que el hombre podría aferrarse, aquello que, de una u otra forma, todos los místicos cristianos llegaron a percibir, tiene también un cierto parecido con la experiencia suprema del yoga, con el nirvikalpa samadhi, es decir, con la experiencia del vacío del „nirvana". La mística cristiana proporcionó, con todo, la experiencia de que, por detrás de este vacío, se encuentra de nuevo „algo", a saber, Cristo o Dios. Que, dentro de la vía india, resulta posible traspasar este nirvana hasta acceder a lo se halla detrás, lo enseñó Aurobindo. Sin embargo, en la vía cristiana, puede encontrarse algo de esta plenitud en el trasfondo de todo directamente desde el primer momento del camino religioso, pues el ser de Cristo que recorre la tierra representa un puente.

Puede dar la impresión de ser una proeza que alguien como Aurobindo llegue a confrontarse con fuerzas que guardan relación con la evolución de Cristo, pero sin el debido trasfondo. Pero no es imposible de ningún modo; piénsese tan sólo en el caso del muchacho hindú Sadhu Sundar Singh que, sin conocer nada del cristianismo, en su intensiva búsqueda de Dios tuvo súbitamente una experiencia de Cristo que luego narraría en un libro. También en los ejercicios hinduistas, tántricos aparece de pronto, entre hombres que antes hubieran esperado una aparición de las figuras divinas indias, una visión de Cristo. „El espíritu sopla allí donde quiere".

Aunque en una teología determinada por el cristianismo, en tanto que comunidad religiosa, pueda resultar difícil de aceptar, en otros círculos culturales parece muy interesante la propuesta de R. Steiner, que ve en Cristo una entidad solar perfectamente conocida, ya en tiempos precristianos, por algunos de los mejores sabios; véase también el capítulo „Al principio fue el Verbo..." en este texto y la página adicional sobre "El Antiguo Testamento y las religiones precristianas".

En su descenso, según otras fuentes como Lorber, tiene lugar, además, la vivencia de Jehová. Esta experiencia, probablemente, como ha ocurrido en otros lugares, sufrió alguna tergiversación humana. Pero esto no significa que cualquier suceso altotestamentario pueda ser juzgado desde la lógica humana de nuestra sociedad actual. Dios, mejor que nosotros, sabe lo que se hace.

Más tarde, hace 2000 años, asistimos a la encarnación de Cristo sobre la tierra y, en tanto que ejemplo puesto en un punto de inflexión de la historia del mundo, lo vemos asumir esta historia, por así decirlo, hacerse responsable de la humanidad y reemprenderla con su vida. Los antiguos cultos están, en parte, degenerados, del mismo modo a como, más tarde, el cristianismo se volvió superficial, pero nada de ello resta valor a una investigación en esta línea. Cristo se mostraría entonces como algo que no encajaría con ese papel que a veces se le atribuye, el de garante del poder de una particular comunidad religiosa. Un ser que encarna ya lo genéricamente humano, una vez renovado, el „nuevo Adán" del Gólgota.

En teología se habla del perdón de los pecados (Jn.1:29). Lo que, sin embargo, puede en realidad experimentarse es que, para manifestarse realmente en la vida, la „redención", como una posibilidad germinal, precisa de una „acción continuada". Lo que en realidad puede experimentarse es que al tomar como guía de vida a Dios, representado por Cristo, esta vida puede transcurrir de forma mucha más orgánica que si se toman las leyes de compensación del destino o del karma, de acción mecánica. También Cristo habla de la reparación „hasta el último céntimo", pero no dice que ésta deba suceder ahora y siempre „ojo por ojo y diente por diente". La nueva tarea del hombre toma el protagonismo: lo que para él y para su entorno resulte provechoso se recoge de sus posibilidades y se traslada. Ya no se anuncia una superación del pasado como fin en sí mismo, o como motivo de desarrollo. Hoy puede observarse una ayuda „desde arriba" en la conjunción de las diferentes posibilidades de los hombres.

Mientras que, en este tema, el estudio de R. Steiner podría dar la impresión de que Cristo sólo se ocupó del destino de la humanidad, y que es el individuo quien debe buscar su propio destino, muchos cristianos tiene la inequívoca y comprensible experiencia de que Cristo puede resultar de gran ayuda en el plano individual en la búsqueda del propio destino. Él puede procurarnos una transformación, en lugar de la plena consumación de todos nuestros empeños: y nunca sin la debida consideración hacia la humanidad también de las personas a nuestro alrededor. También la fuerza del perdón entre los hombres es una experiencia bien real, específica y propiamente cristiana. De este modo, se romperán los eternos círculos, p. ej., de violencia y contraviolencia. No se trata, empero, sólo de una doctrina de liberación de las ataduras terrenales, es decir, de no identificación con las mismas; en este sentido, pueden apreciarse similitudes con las doctrinas, p. ej., de Buda. En lugar de ello, surge de esta profunda actitud una fuerza que permite disolver las ataduras desde dentro y, a pesar de ello, no recluirse, como habría sido ya posible; es decir, disponer al mismo tiempo de la fuerza para, en el sentido más amplio, permanecer „en el mundo" como „obrero en la viña".

Resulta claro que, en este elevado plano, el hombre tampoco se disuelve como una gota en el océano. No se lo describe adecuadamente por medio de aquel súbito abandono de la persona que se diluye en mil partes, tanto psíquicas como mentales, estado que en el ámbito teosófico, p. ej., se describe como „crucifixión", y de modo similar, en Castañeda, que se inspira en el ámbito chamánico, sin llegar a usar el concepto de crucifixión; y sin embargo son experiencias reales.

Célula en el todo, que conserva su responsabilidad por todo, como algo propio de su filiación ontológica, es, en esta fase, una descripción más adecuada de una persona que „carga con su cruz" y cuyos previos empeños profundizan ahora arracimados en la magistralidad de lo existencial de la vida.

En todo intento de sacar en nuestro tiempo, con fines espirituales, pleno provecho del acontecimiento y la simbología de la crucifixión, no debería, sin embargo, pasarse por alto que aquí se dan diversos factores:

que Jesús hubo de atravesar todas las fases de la vida humana, desde el nacimiento hasta la muerte, transformándolas todas con la nueva actitud que aplica;
que la crucifixión —con independencia de otros antiguos significados de la cruz— consta, sencillamente, también como una forma de condena oficial en aquel tiempo, y que, en este caso, se aplicó por las artimañas inequívocamente aviesas, ilegítimas y materialistas de sus rivales. Fue como fue y nada más, de modo que no hay nada que respalde el fetichismo en torno a la cruz. Se trató de una última reacción de resistencia de los rígidos poderes de aquel tiempo, cada vez más negativamente inconscientes; justo una caricatura de la verdadera conciencia transformadora de Jesús.
El efecto finalmente beneficioso del suceso no dependió de este violento proceso contra él y debe verse también en relación con la resurrección. Es la obra de Dios.
La cruz, como símbolo, incluye el contexto de aquel entonces, si bien luego devino, en general, símbolo del amor dispuesto al sacrificio, sentido con el cual aún puede emplearse hoy adecuadamente: como contraposición a la indiferencia, el odio, etc..
Una imagen más neutral de los procesos en el interior de Jesús, más allá del contexto condicionado por el tiempo la aportarían las últimas palabras de Jesús en la cruz, p. ej., „en tus manos encomiendo mi espíritu"; y también la sepultura, que, a diferencia de antiguas representaciones no representa un „nivel" especial, sino que viene aparejada con la crucifixión. Y el sentido de la muerte de Jesús no está en la muerte misma, sino en la superación del curso mortal en el hombre.

Que las „últimas cosas en la vida de Jesús" hayan sido tratadas con tanto detalle en este escrito obedece a que éstas han sido mucho menos esclarecidas espiritualmente que los sucesos previos, mucho más fáciles de entender; y a que, por ello mismo, han aparecido muchas más teorías desacertadas al respecto, lo que hace necesario mayores esfuerzos para desenmarañarlas, a fin de lograr arribar a una experiencia directa. No debe, por contra, malinterpretarse la muerte como el acontecimiento principal en la vida de Jesús, tal y como quieren ver determinadas corrientes teológicas, en las que la cruz parece ser el centro de todas las cosas.

La teología tradicionalreconoció como los primeros discípulos de Jesús tras la crucifixión y resurrecciónque varios textos veterotestamentarios incluso en sus detalles podía leerse como alusiones a la posterior Pasión de Jesús y su viraje salvífico (Lucas 24, 27; Salmos 22; Salmos 4,:7 y ss; Salmos 69,22; Isaías 52, 13-14 y 53; Zacarías12,10 y 13,1; Sabiduría2:10-20;y otros).También en la tradición relativa a los años de aprendizaje de Jesússe encontraron varias resonancias a la posterior crucifixión y resurrección, que en parte son difícilmente reconocibles pero que justamente por esto no pueden considerarse susceptibles de interpolaciones posteriores. Por lo demás, ya el filósofo precristiano Platón sospechaba que su ideal del justo perfecto habría de acabar en este mundo en una crucifixión (en Politeia II). Llama la atención que este suceso también hubo de dejar una impresión extraordinaria en los romanos (por ejemploMarcos 15, 38). A pesar del gran significado perceptible de este sacrificio en todo el contexto bíblico, muchos teólogos críticos no han podido comprenderlo. Ya en la época temprana del cristianismo diversos grupos participaron de las experiencias que tuvieron los miembros de sus filas o bien pudieron comprenderlas, lo cual tuvo por consecuencia unos centros de gravedad demasiado distanciados entre sí.

Pregunta:
¿Deseo pedir * a Dios que me ayude en el intento de superación de los antiguos esquemas mentales relativos a la edad, la enfermedad y la muerte?

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La cuestión sobre el sepulcro vacío, la „bajada a los infiernos" y la „ascensión al paraíso"

Sería posible abordar algunas otras preguntas en relación con la crucifixión. Por un lado está la cuestión del sepulcro vacío de Jesús -Jn. 19, 38 y Jn. 20, 10. Ya se ha mencionado que no puede haberse tratado de un normal procedimiento curativo con hierbas aplicado a un paciente vivo. Nicodemo empleó también inequívocos elementos de embalsamamiento y momificación. Que, para una mentalidad no limitada por el punto de vista materialista, queda prácticamente descartado que se trate de un sencillo robo del cadáver —y posterior sepultura en otro lugar— es algo que mostrarán los hallazgos que, en torno a la „resurrección" se describen en el próximo capítulo. Planteamientos poco habituales permiten alumbrar aún más:

Así, se podría, p. ej., abordar la cuestión de qué suele ocurrirle a una persona en y después de su muerte y de si hay en ello diferencias. Así ha ocurrido en multitud de ocasiones en el terreno de las revelaciones y tradiciones religiosas, también en el terreno de las especulaciones filosóficas y, luego, con ayuda, p. ej., de las investigaciones parapsicológicas, de la psicología humanística y transpersonal, así como de las experiencias clínicas e individuales (p. ej., Elisabeth Kübler-Ross, ...)

Prácticamente todas las religiones dan por hecho, en última instancia, que el hombre no sólo „sobrevive" a través de su descendencia y por medio del legado cultural de su acción, sino que, como individuo, continúa existiendo como espíritu. Ni siquiera los cultos a los antepasados limitan la „supervivencia" al ámbito de los descendientes, sino que, en general, presuponen tanto la efectiva supervivencia espiritual de los antepasados, como la posibilidad de que los descendientes puedan sentir su presencia en rituales o en su vida ordinaria. Incluso allí donde aparece la creencia de que el hombre puede adoptar otras formas vivas, incluso de piedras o de cualquier otra cosa, se reconoce también el principio de la supervivencia como ser espiritual. Las nuevas grandes religiones enfatizan igualmente la supervivencia tras la muerte; entienden ésta de forma más inequívoca en un plano del ser distinto del físico; hablan, a veces, de la posibilidad del contacto entre estos planos de existencia, pero también de la problemática implicada en ello. Con el fin de lograr un ascenso consciente a las altas esferas, se han desarrollado depuradísimas ceremonias. Cfr., p. ej., el „Libro de los muertos tibetano", del que se ocupó incluso, p. ej., C. G. Jung. Sobre la cuestión en torno a la reencarnación hay muy diversas experiencias y planteamientos.
En este sentido los cristianos coinciden con otras religiones en que la muerte no es el fin. Sin embargo, en los detalles hubo diversas interpretaciones ya en el primer cristianismo; p. ej., sobre la cuestión de la "preexistencia" del alma antes de la concepción o de la reencarnación... . Hoy hay algunos teólogos que ni siquiera creen en la continuidad de la vida tras la muerte o en la posible "vida eterna" a través de Cristo*; hicieron suyo un estado de las investigaciones científicas, etc. que, en lo esencial, procedía del siglo XIX y hoy está ya largo tiempo superado.
La constante pregunta de los hombres, „¿qué se oculta detrás (detrás de la superficie exterior del mundo)?", sí que conduce a experiencias prácticas.
*La vida eterna en sentido cristiano, como promesa hecha a los "justos" (p. ej., Mt. 25:46) o a aquéllos que siguen a Jesús (p. ej., Lc. 18:29-30) y a los que creen en Cristo (p. ej., Jn. 3) no tiene necesariamente sólo un significado "ultramundano". A partir de aquello que con Cristo en nosotros se ha vuelto como "el Cielo", la vida se transforma también en el "futuro mundo" mencionado también en tales pasajes bíblicos.

En el terreno de la medicina, no sólo están los relatos de narcotizados o muertos aparentes que volvieron e informaron de sus vivencias en otros planos de conciencia. Hay, además, determinadas investigaciones científicas en torno, p. ej., al hecho de que, en el momento de la muerte, se produce siempre una disminución del peso de aprox. 21 g. En la antroposofía y en la teosofía se hablaría de la separación del yo o „ser" espiritual y del „cuerpo astral o emocional" así como del „cuerpo de éter o de energía" y del cuerpo fantasma del cuerpo físico, al que sigue otro autorretraimiento en lo emocional y, luego, en el yo o plano mental y mundo causal, siempre con el yo más elevado en un plano superior.

En particular, en el caso de los suicidas, los hallazgos paracientíficos y mediumnísticos informan de que éstos permanecen encadenados durante mucho tiempo a su entorno terrenal. Sus perturbadores recuerdos no se borraron tal y como ellos habrían deseado.

El conocimiento actual podría contribuir en gran medida a que uno se ocupe, durante la vida, de valores permanentes en su propio interior, algo que, p. ej., la Biblia siempre ha recomendado. Quien ha vivido sobre todo de forma destructiva, egoísta y posesiva, tendrá problemas a causa de esta carga, y lamentará su negligencia. Quien, por el contrario, ha sabido tratar consideradamente a sus prójimos y aprendió a apreciar la creación como una parte de sí mismo, y a ser solícito, tendrá buenas experiencias a causa de su noble carácter.

Se podría plantear la pregunta de más largo alcance de qué relación tiene el ser del hombre en la muerte con las consabidas habilidades, experiencias y elementos de sus diversos estratos ontológicos, incluidos los del cuerpo físico; y también de qué aspecto tienen, a este respecto, las diferencias. También sobre esta cuestión pueden hallarse informes en la literatura, p. ej., los del padre Roesermüller. Éstos apuntan a un „acarreo" más o menos marcado de lo esencial de cada una de las miembros del ser; así como, de ser posible, a una inhumación preferentemente, antes que una incineración, a causa del proceso señalado. Es justo de una disolución sustancial, repentina e inesperada, observable en un sepulcro, de lo que se allí se trató.

Por otro lado, existen desde hace varios siglos hasta el presente informes comprobados por las iglesias sobre „cadáveres incorruptos", p. ej., aún hoy el de Bernadette Soubirius en Lourdes. Del mismo modo, existen numerosos informes sobre „sepulcros vacíos". En tales casos, puede comprobarse sobradamente que estas personas llevaron una vida en muy estrecha relación con Dios.

Al principio no se pensó abiertamente en una relación con el sepulcro vacío de Jesús; este planteamiento sólo apareció más tarde en las publicaciones esotéricas. Se podría enumerar toda una serie de otros fenómenos muy particulares que, si bien no son todos ellos comprobables sin más, tampoco pueden ser descalificados sin distingos como poco serios. Lo que sí es seguro es que la materia física esconde aún grandes secretos. Por lo demás, investigaciones del campo de la química y la física hacen tambalear la imagen de los que se suponían relativamente estables átomos del cuerpo, asunto que aquí sólo puede mencionarse de pasada, pues merecería un capítulo entero.

Por lo demás, debería tenerse en cuenta los apócrifos, los escritos del primer cristianismo que, aunque no considerados „heréticos" por la iglesia, tampoco se vieron como cien por cien correctos, y que no fueron aceptados por ello en la Biblia. Una parte del así llamado „Evangelio de Nicodemo" describe la „bajada a los infiernos de Jesús" después de su muerte y sus efectos sobre los seres que allí están sometidos a una —muy emocional— purificación. Luego, se describe su encuentro con las figuras que viven en el —muy superior y espiritualmente concebido— paraíso, p. ej., del Antiguo Testamento. Por un lado, tales representaciones parecen muy naturales, pero podría tratarse de verdaderas visiones, que pueden ser unas veces directas y otras simbólicas.

Como imagen, el sepulcro muestra por un lado una fase del camino de Cristo, una última transformación del cuerpo de Cristo —ya en vida espiritualizado— y los correspondientes sucesos del ser espiritual separado de la conciencia corporal. La aparición de un „nuevo Adán", de nuevo integral, se anuncia aquí. Resulta simbólico que, según las respectivas tradiciones, „Adán y Eva" deban estar enterrados bajo aquel paraje del Gólgota („lugar de la calavera").

Tampoco se ha agotado aún todo el significado del relato en Jn. 20,11-18, según el cual, María de Magdala, llamada María Magdalena, es la primera en descubrir el sepulcro vacío y reconoce a Cristo en una fase transitoria*. En un sentido espiritual, parece simbolizar aquí el papel de Eva. *„No me toques, pues aún no me he elevado al Padre". He aquí una diferencia con respecto a la posterior aparición como resucitado, en que, p. ej., consiente expresamente ser tocado por Tomás. El cuerpo muerto parece como animado de una nueva forma desde el espíritu. Pero las tradiciones no dan ningún respaldo a las especulaciones sobre Jesús como herido que luego es curado. Su apariencia había cambiado sobremanera y las reacciones de María Magdalena de ningún modo apuntan a que estos cambios fueran resultado de múltiples heridas y costras, que habrían sido muy llamativas. Incluso las dos hierbas que Nicodemo empleó estaban, en esa combinación, inequívoca y especialmente destinadas al usual embalsamamiento de los muertos. Lo que aquí ocurrió no encaja en el esquema clásico de la muerte y la vida; ni tampoco en el esquema las experiencias entre la vida y la muerte, conocidas ya de antiguo. Esto tiene también un significado para el futuro; cfr. „El Apocalipsis de Juan".

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La resurrección

El sepulcro vacío y la resurrección de Cristo suponen para la conciencia de muchas personas un desafío insuperable –p. ej., Jn. 20, 11 y Jn. 21. Toda su experiencia previa, que les indica que los hombres han de morir, y la tendencia, comprensible, a suprimir lo inexplicable, así como el desfasado planteamiento, unilateral y materialista sobre la vida —pero que continúa enseñándose en las escuelas—, son algunas de las causas que explican esto.

Con todo, también entre las filas de los autores, en parte de tendencia claramente materialista e histórico-crítica, hay voces que declaran que las historias sobre la resurrección son las historias mejor confirmadas de entre las del primer cristianismo, mucho mejor documentadas incluso que el grueso de las restantes historias sobre la vida de Jesús; historias que atestiguan la aparición de Cristo en diferentes lugares, bajo una nueva forma no siempre inequívocamente reconocible, con algunas nuevas características, sí, pero perceptible para cualquiera que tuviera dos ojos, y que implican ciertas consecuencias.

De hecho, deberíase, en consecuencia, atribuir a Jesús, desde la representación bíblica de su naturaleza, un estado que presupone verdaderos procesos de transformación en el —ya en vida espiritualizado— cuerpo de Jesús y/o en el „cuerpo" post mortem de Jesús (los así llamados „fantasmas" no son, por lo general, visibles). Los estados de conciencia esparcidos en la secuencia del desarrollo humano podrían perder su separación: „separación" es el significado literal de la palabra „pecado". La separación era también la separación del hombre con respecto a Dios, su origen. Así, lo „inferior", es decir, el cuerpo, podría ser de nuevo incorporado a los otros planos ontológicos de Cristo. Cfr. el capítulo precedente: „Y el sepulcro estaba vacío".

„'En tres días construiré este templo de nuevo;. Se refería al templo de su cuerpo'": Luego de la ascensión de su ser o de su más profundo interior (cfr. el último capítulo) a otros planos, algo que se ha de asumir también para otros muertos, y dado que, en ausencia de propiedades separativas, todo obedece a lo más interno, podría producirse desde allí una recreación de las capas de la persona, incluso de su cuerpo físico, sin los planos „inconscientes".

Según la perspectiva antroposófica (R.Steiner) el cuerpo resucitado de Cristo es considerado como el "nuevo Adán" - 1 Cor. 15, 45-47, nueva creación, y disponible desde entonces en tanto potencial de desarrollo de todas las personas (el llamado "cuerpo fantasmal" físico, de origen espiritual pero potencialmente de efectos que llegan a la dimensión física. Se da a este respecto una relación con la experiencia del Cristo interior de la mística, relacionada a su vez con el desarrollo del ser humano). También en los círculos teosóficos (A. Bailey) se entiende la resurrección como una auténtica recreación. Por incorrecto que, en los detalles, pueda ser el punto de vista teosófico, los teólogos cristianos deberían preguntarse por qué, en cualquier caso, no desarrollan ellos mismos tales —¿acaso más correctas?— planteamientos que, cuando menos, serían más acordes con la más amplia cultura general de hoy día. La vacilación de algunos teólogos a tomar en serio, de forma plena, la resurrección no satisface ya este criterio.

Señálese aquí que el „cuerpo resucitado", en tanto que verdaderamente perteneciente al ser, no se puede identificar sin más con el cuerpo aparente (mayavirupa) de la literatura esotérica, con el que, algunos maestros supuestamente pueden hacerse visibles como a través de las vestiduras. En cualquier caso, todo el mundo acepta que aquí se manifiesta el poder del espíritu sobre la materia. Dicho sea de paso, las doctrinas confusamente formuladas por algunos sobre „cuerpos de luz" podrían también ponerse en relación con esto. Se trata, entre otras cosas, de lo que sucede cuando las capas más elevadas del ser del hombre se reflejan en lo físico. Esto forma un puente sobre el que el hombre, sin abandonar el cuerpo, puede penetrar en las realidades por encima del plano físico, algo que en hebreo se conoce también como "merkabah";  cfr. Prof. J. J. Hurtak "Die Schlüssel des Enoch" („Las claves del Enoc") y "Die synoptischen Evangelien („Los evangelios sinópticos "), Zentrum d. Einheit Schweibenalb, CH-3855 Brienz. Se ha desarrollado un movimiento no cohesionado organizativamente que, por medio del "ejercicio de la luz" podría ayudar, con fuerzas espirituales, de muy diversas maneras en este tiempo de transición. Parece, sin embargo, demasiado tentador pensar que ésta o aquella técnica de ejercicios traerá por si sola, al fin, los ansiados resultados: la „ascensión". En realidad, se trataría más bien de un desarrollo integral, es decir, también de una maduración del carácter. Véase, también, el próximo capítulo.

Las representaciones de la reencarnación, es decir, de la renovada presencia del alma en otro cuerpo, que se pueden ver en las más diversas religiones, con una u otra fisonomía, eran más incompletas o eran una „octava" inferior al nuevo suceso de la resurrección y no pueden identificarse con éste. Las doctrinas sobre la preexistencia del alma antes de la fecundación, e incluso la doctrina de la reencarnación estaban ampliamente difundidas en el primer cristianismo, y después de Rufino eran generalmente aceptadas. Es interesante señalar que luego no se les dio una especial importancia. Esto no debe sólo adscribirse al hecho de que los hombres debieron durante algún tiempo concentrarse más en la vida terrenal, tal y como escribe R. Steiner; tampoco, como otros autores conjeturan, a los presuntos esfuerzos de Papas ansiosos de poder por hacer que los hombres dependieran de la limitaciones de una vida. Pueden hallarse aquí, además, otros fenómenos muy significativos. El más importante es el afianzamiento del motivo de la resurrección en los hombres. Si bien puede éste, en la práctica, sonar a vana música celestial, la reencarnación recibiría con ello el carácter de algo, en última instancia, superado por Cristo. El Cristo resucitado no debe corporeizarse de nuevo para poderse aparecer a los hombres. A la crítica de muchos –no todos- los grupos cristianos a las doctrinas de la reencarnación, debe reconocerse que las rígidas y „animico-mecanicistas" leyes del destino, la muerte y la reencarnación, al menos cuando se las considera como un fin absoluto, no se corresponden con lo previamente vivido por Cristo. Esto no significa que no pudiera haberse dado nunca una reencarnación o que no se dé. No se deben rechazar muchas de las pasadas o actuales supuestas „experiencias de reencarnación" —aunque no todas estas experiencias sean en realidad reencarnaciones, sino que con frecuencia respondan a otros factores concretos—. Incluso en el ámbito cristiano aparecen éstas, cuando aparecen, especialmente en casos extraordinarios, p. ej., en el caso de Juan el Bautista. No se trata de que éste tome la función de Elías —tal y como se ha interpretado—, Jesús tan sólo dice „es él". Se trataría, sin embargo, del papel de un ser enviado de nuevo para una misión especial con el fin de ayudar a los hombres, y no del ciclo obligado de los atrapados en la rueda de las generaciones. Por otro lado, en el ámbito de la mística cristiana, también allí donde se afirma como hecho la reencarnación (p. ej., Lorber), se enfatiza la mayor significación de nuevas vías de aprendizaje del más allá. Hoy, en una vida humana, puede aprenderse una enormidad de cosas. Allá donde suceda, la reencarnación en pro de una normal purificación o progreso, probablemente con nuevas tareas en relación a su entorno, no debería, tras las respectivas experiencias, poseer ya, en cualquier caso, el antiguo carácter automático. Estas antiguas teorías pueden haber sido el motivo por el que las doctrinas de la reencarnación resultaron especialmente sospechosas para los cristianos; a esto se añade que Dios y Cristo no fueron tenidos en cuenta en las doctrinas de la reencarnación de otra procedencia. Esto no quiere decir que resulte aceptable en la práctica descalificar de antemano como no pertinente en relación con Cristo todos los fenómenos que hoy defienden muy especialmente otras religiones. La naturaleza corporal, anímica y espiritual del hombre es, sobre todo, básicamente, la misma, y de aquí que todos puedan aprender de las comparaciones, sin tener que incurrir en la homogeneización sin reservas.

Ya se trató el efecto de las teorías mecanicistas sobre el karma y la reencarnación en el capítulo „La crucifixión".

Hoy puede apreciarse con frecuencia que personalidades muy marcadas, apenas alcanzada la edad adulta, presentan un aspecto muy distinto del de sus progenitores. A veces parece como si éstos hubieran impreso a su cuerpo actual, más marcadamente de lo habitual, una figura sacada de otra, tal vez antigua cultura. Esto podría relacionarse con el significado —reforzado con respecto a la antiguedad— del ser anímico-espiritual frente a las relaciones con los antepasados y la descendencia. R. Steiner ve aquí una relación con la acción de Cristo.

A pesar de este fenómeno, no existen motivos para ver en la acción de Cristo un énfasis unilateral de lo anímico-espiritual; se trata más bien de un impulso a largo plazo por depurar cada uno de esos planos y acompasarlos nuevamente. El espíritu, el alma y el cuerpo deben acoplarse entre sí (algo que, con seguridad, no es fácil de ver). Precisamente el camino a la resurrección no debe comprenderse o describirse meramente como el llamado trabajo espiritual "incorporal", sino que lo corporal se hace también espiritual y lo espiritual se hace también corporal; este camino empieza más allá de todas las consideraciones intelectuales unilaterales. Compárese, por ejemplo, con Luc. 24, 36-43.
Una ideología que defienda la extinción de la diversidad de los pueblos, etc. en favor de una humanidad unitaria resulta tan ajena a este impulso como la ideología de una raza superior que discrimina a todas las demás. Están las partes y está el todo; se trata de algo que puede parecer trivial, pero hoy nada es trivial, todo debe pensado a conciencia.

El lema de Cristo es „Mira, hago nuevas todas las cosas". Si bien se dirige, en última instancia, al núcleo de la individualidad, donde el hombre „ya no es ni judío, ni griego...", sino hombre, no se refiere con ello a una mera sobreconciencia humana unitaria, sino al pensamiento que Dios piensa, es decir, realiza a través del hombre individual. Desde la propia individualidad, el hombre puede construir nuevas comunidades que no procede de los antiguos vínculos familiares o de posición, etc.. Entre las nuevas relaciones del espíritu algunas pueden ser, empero, „antiguas", que, de ser antiguas constricciones inconscientes, han pasado a ser relaciones libremente decididas.

En relación con las observaciones sobre los efectos sobre toda la humanidad a través de campos de fuerza, tal y como se comentaron en el capítulo sobre la crucifixión, se ha de tener en cuenta que, una vez que Cristo ha recorrido todos estos pasos, éstos están todos ellos y al mismo tiempo „ahí". Si bien los pasos de Cristo y su secuencia se conservan aquí, la „rememoración de la crucifixión" es algo diferente, una vez que el impulso de la resurrección tiene lugar. No se trata ya, claro está, de que la muerte física tuviera que ocurrir, en la más rigurosa de las comprensiones, antes de que pueda operar la „fuerza de la resurrección". Las experiencias místicas corroboran esto: la fuerza de la resurrección puede experimentarse como una fuerza de tracción presente, por detrás de todos los pasos, incluso los más sencillos. Desde otro planteamiento, R. Steiner entiende que el suceso de Pascua actúa hoy como unidad; otros hallazgos, como una „eterización de la sangre", pueden darse también.
También juega hoy un papel aquello que "los seguidores de Jesucristo" han desarrollado con éste.

En este contexto, resulta interesante que existan nuevas tendencias que, como Cristo, no compartan la asunción general de la evidente y forzosa mortalidad del cuerpo.

El filosofo y yogui indio Aurobindo trabajó, más allá de la experiencia del nirvana, en la una dirección similar, y trató de „hacer descender hasta la vida terrenal fuerzas supramentales, es decir más allá de lo mental". Su compañera de viaje espiritual, la „madre" Mira Alfassa pudo penetrar con ello en las capas cargadas de recuerdos del cuerpo físico —p. ej., de las células— que tienen relación con el viejo programa de la muerte. Ella percibió esto, al mismo tiempo, como „ejercicio en el cuerpo de la humanidad"

De otra forma, Rudolf Steiner hablaba de miembros del ser más elevados y de nueva aparición, de „cuerpos" en estos ámbitos sobre el entendimiento, que posibilitarían perfilar a voluntad uno tras otro los ámbitos antiguos, emocionales y etéreos de las fuerzas de la vida, y los ámbitos ontológicos físicos. Llama a los miembros más elevados del ser: „yo espiritual, espíritu vital, persona espiritual". Podría dar la impresión de que éste está hablando de una profecía que sólo puede realizarse después de un largo periodo de tiempo. Una comparación con el actual desarrollo indica, sin embargo, que ésta, al menos en parte, puede estar refiriéndose a este momento.

Asimismo, en el budismo esotérico se alude a estos elevados „cuerpos", al menos como posibilidad para el ser de Buda: „Dharmakaya, Sambhogyakaya, Nirmanakaya". En estas diversas corrientes, sin embargo, no llega a ponerse en claro ni planteamiento, ni método, ni resultado. Lo que sí queda claro es que diferentes hombres, independientemente unos de otros, aluden a los mismos ámbitos de trabajo, de modo que éstos, como tales, deben considerarse tanto más reales.

Añádase aquí otra experiencia de nuestro siglo: Carl Welkisch, „En el fuego espiritual de Dios". En tanto que místico de una sensibilidad corporal inusual sintió, confirmándose a través de visiones, el mensaje de que también la materia corpórea puede ser transformada por Dios, y que él era, además, un instrumento. Dado que, con todo, es cada vez más frecuente que personas con extraordinarias „misiones dadas desde arriba" puedan, p. ej., opinar que son los únicos, mientras que la distribución de las misiones por Dios es cada vez más complicada, es con frecuencia fácil despacharlos como „lunáticos". Quien está familiarizado con las experiencias místicas puede, sin embargo, reconocer que las experiencias, a pesar de posibles recortes subjetivos, tienen un significado muy real. Esto también vale para Welkisch.

Nuevos grupos especiales, espiritual-terapéuticos, especialmente en los EE UU, predican la „immortality", la inmortalidad. Mediante terapia, se intenta eliminar las „representaciones de la mortalidad", y luego se busca contribuir, por medio de técnicas de respiración como el rebirthing –para el tratamiento del trauma del nacimiento–, la alimentación sana, etc., a una auténtica prolongación de la vida, de la vida que irradia positividad. Si bien en estos círculos Cristo surge con frecuencia tan sólo al margen, empiezan a sonar también allí cristianos como la mormona Annalee Skarin, que ha escrito sobre sus propias experiencias en relación con la desmaterialización y la rematerialización del cuerpo desde la perspectiva de su conexión con Dios.

Otros, en el campo de la medicina, estudian métodos hormonales para procurar un cierto rejuvenecimiento. Este desarrollo tiene perfecto sentido. No parecen todos ellos sospechosos de megalomanía.

Sin embargo, ha de tenerse en cuenta que, en el sentido de Cristo, se trata del ser humano integral, y no, p. ej., de un culto al cuerpo que considera la vida física como el valor más alto e independiente. Tampoco se trata para él de una aislada revivificación de las células, sino de la común curación del cuerpo —órganos, células, etc. incluidos— y de los ámbitos espirituales del hombre. En Cristo, además, se trata de la libertad de vivir y no de la imposición de vivir. Todo esto no debe subordinarse sin más a estos esfuerzos, pero como posibles fuentes de peligros en esta difícil empresa debían mencionarse.

La fuerza de la resurrección, vivida con Cristo, y que éste ha puesto en práctica visible e integralmente, parece representar el verdadero „fermento" de un desarrollo armónico. Mucho de lo que él ha aportado como semilla lleva mucho tiempo sin haber sido aún descubierto. De aquí que tenga pleno sentido remitirse aquí a él de forma consciente.

La „resurrección" no es, sin embargo, una experiencia espiritual. Puede renovar todo lo que queda en la vida, razón por la que uno de entre los grupos neoapocalípticos menos conocidos, a saber, el „Centro de luz de Betania" en CH-Sigriswil, en su publicación „Mensajero de luz", ha acuñado el concepto de „vida de resurrección". Tras la „puerta estrecha" de la cruz viene la plenitud. Jesús hizo hincapié en que su camino sólo se hace claro a través de las obras. Los progresos en el camino personal de „imitación de Cristo" sólo parcialmente pueden hacer comprensible este paso hacia delante. Tal y como hemos visto, este camino no es uniforme, ni tampoco uniformemente ascendente hasta desembocar en una única cumbre; se muestra en la persona concernida más bien como la edificación dirigida por Dios de un magnífico edificio, en el que cada nueva piedra descansa sobre las precedentes. Las piedras son las facultades del ser del hombre, que perduran más allá de la construcción de edificio exterior. Tal y como el primer hombre, según los testimonios de las diversas escrituras sagradas fue creado de forma completa, así puede él, después de haber pasado por las libres representaciones o dramas del mundo de la imperfección, lentamente, de nuevo, „ser creado como el Padre en el cielo"; ésa es la promesa de Cristo a los hombres. Esto vale no sólo para los pasos más fáciles del camino, sino también para el paso de la resurrección: él no tiene límite establecido y no proclama de ningún modo que el entendimiento de cada cual sea la medida. Él mismo impone nuevas medidas, cfr. las palabras que empiezan con un „Yo soy...„ de los Evangelios: „Yo soy el pan de vida", „Yo soy la luz del mundo..."; „"Yo soy la puerta"; „Yo soy el buen pastor", e incluso „Yo soy la resurrección y la vida"; quien tenga fe „vivirá (eternamente), aun cuando muera igualmente", tal cosa no señala a un „Juicio final" general, como ciertas corrientes cristianas sostienen; „Yo soy el camino, la verdad y la vida"; „Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el viñador... vosotros sois los sarmientos..."; „...yo soy un rey, y he nacido y venido al mundo para poder mostrar la verdad". Cristo es el verdadero YO SOY en el hombre, completamente distinto del yo egoísta de cada día.

  En la página alemana e inglesa, se inserta un extracto del Evangelio de Juan 20  Dos de las apariciones del resucitado.

Pregunta:
¿Deseo averiguar con Dios cómo podría seguir siendo fértil hoy la fuerza de la resurrección?

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La „ascensión al cielo"

Aviso preliminar: "ascensión" (ascension), tal y como las modernas corrientes espirituales, es decir, los „trabajadores de la luz" emplean el término, muestra sin embargo más claras relaciones con el capítulo precedente, „La resurrección"; v. supra.

Del mismo modo que Jesucristo comienza con los 40 días de retiro en el desierto justo antes del inicio de su enseñanza, así concluye su acción visible sobre la tierra con los 40 días después de la Pascua, en los que se apareció a algunos en diferentes lugares.

Después de una última comida y discurso, „se los llevó hasta cerca de Betania, y alzó sus manos y los bendijo. Y sucedió que, mientras lo bendecía, se separó de ellos y se elevó hacia el cielo", Lc. 24, Marcos 16. „...fue visiblemente elevado y una nube lo ocultó de su vista... Allí estaban a su lado dos hombres vestidos de blanco, que dijeron también ‘...Este Jesús que os ha sido tomado de vuestro lado del cielo vendrá tal y como lo habéis visto ir al cielo‘ ". (Hechos de los Apóstoles, 1). Evidentemente, los discípulos diferenciaron muy claramente entre aquellos 40 días en los que Jesús se presentó también repentinamente entre ellos y desapareció de nuevo, y el tiempo posterior en que se sintieron reunidos en su espíritu, aunque sin su presencia personal.

Cristo había anunciado que iba con el Padre. Justo tras la ascensión al cielo se dice de él que está sentado „a la derecha del Padre", es decir, con Dios en un plano distinto al de „más allá" accesible al hombre. Aquí se alude a un punto en el que Cristo obra de forma universal con Dios. Dios es „Yo soy el que soy"; él es todopoderoso y, sin embargo, también emancipador; punto de partida vivo de todas las fuerzas y seres y, sin embargo, también de sí mismo; está más allá del espacio y también es ubicuo; es eterno y también, en todo momento, realidad velada. Esto no significa que Cristo se haya disuelto en la nada; antes al contrario, está en todas partes. También aquel puente entre el hombre y Dios por obra de Cristo fue, de ahí en adelante, experimentable en la vida: „Orad al padre en mi nombre". Todo esto es, independientemente de cuáles hayan sido las representaciones sobre los acontecimientos de hace 2000 años, una realidad única.

Los discípulos se percataron de su dignidad como apóstoles de Cristo sobre la tierra. Cristo se presenta a ellos, se manifiesta sobre ellos, de forma más rotunda. Sería incorrecto interpretar este hecho de forma meramente superficial, como si se tratara tan sólo de un maestro que, al ausentarse, les encomienda continuar la tarea. Si se incluye aquí el posible papel autónomo de la ascensión al cielo, podría describírsele como la universalización de la obra de Cristo. Como imagen podría valer la de un holograma, en el que cada fragmento contiene la imagen completa. Observación marginal: con esta comparación no debe suscitarse aquella concepción holográfica según la cual el hombre sería similar a Dios, de forma que ya no precisaría esforzarse por llegar a ser igual a él, una idea por lo demás, emparentada con aquella concepción de la redención que olvida que la redención es como una semilla que debe aprovecharse por medio de la decisión individual y la imitación.

Entre las propias relaciones del hombre, recibe éste también las relaciones de Cristo. En el fondo, ya con la ascensión al cielo, aquello que, durante la vida de Jesús había aparecido como posibilidad, podría haber sido sellado como impulso para los discípulos y, en última instancia, para todos. En el capítulo sobre el bautismo en el Jordán se hizo, por ello, referencia a la posibilidad de transfiguración de Cristo en el hombre. Es decir, lo que Cristo ha traído o logrado, tiene un carácter mucho más amplio por lo que se refiere a su efecto sobre la humanidad, sobre lo que cualquiera de los hombres haya logrado. Está enraizado en Dios, no sólo en un campo „morfogenético" (v. el cap. „La crucifixión"). Otra forma de expresar esto de modo aproximado sería „Dios atrae así todo hacia sí".

Pablo es conocido hoy con frecuencia por algunos tradicionales puntos angulosos. Prescindiendo ahora de que en algunas interpretaciones unilaterales éstos se magnifican frecuentemente, sus experiencias visionarias han de darse por auténticas. Así, a su manera, pudo percatarse de lo que se expresa también en el Evangelio de Juan y otros sitios: que el significado de Cristo sobrepasaba el papel dado al judaísmo, de que más bien el judaísmo había sido elegido para convertirse en punto de partida del Cristo universal y de su contribución a los hombres. Resulta comprensible que fuera ésta una de las primeras controversias entre los discípulos.

Los postulados de la iglesia suelen igualar „cuerpo de Cristo" e iglesia, si bien, en un sentido amplio, se incluye aquí, en última instancia al resto de la humanidad. Los postulados antroposóficos ven de forma más inequívoca a la humanidad como cuerpo de Cristo. Las corrientes teosóficas, que no siempre proceden de fundamentos cristianos, aceptan en parte también el significado de Cristo para toda la humanidad, si bien sólo le adjudican un papel de educador.

Los modernos grupos neoapocalípticos cristianos, especialmente el de la „Vida universal" conceden que Cristo tiene relevancia incluso para las criaturas no humanas, llegando a la conclusión de que el futuro destino de la tierra no estará ya en manos del hombre. Pero aquellos que no son parte fundamental del problema, sino que sean parte de la solución, tendrán de seguro su papel, tal y como se menciona en el sermón de la montaña.

Allí donde alguien haga verdaderamente algo „en Cristo", lo hace también por Cristo y, por ende, por el mundo.

Quien, sin embargo, pueda verdaderamente unirse a Cristo y a la línea de su acción, una que el hombre no puede alterar a su capricho, no podría sencillamente aceptar muchas de las teorías, expresiones y hechos que fueron cosa habitual durante siglos por parte de las iglesias. Según el testimonio de la mística, Cristo no es ni consciente, ni mucho menos inconscientemente, „pinchable" para propósitos contrarios a él.

De dónde sacaron las iglesias entonces la fuerza para la guerra, la persecución y el odio —la mayoría de las veces, además, al servicio de poderes profanos— es algo que pueden examinar en su propia terminología. A decir verdad, detrás de los conjuntos de experiencias generalmente conocidos en los círculos espirituales, se puede arremolinar la luz, pero también las „sombras". Pero convertirse en instrumento de las sombras, en lugar de servir de ayuda para uno mismo o para otros frente a estas sombras, es una burla de las pretensiones cristianas.

Con todo, en los nuevos documentos, p. ej., en el Epílogo de la Convención ecuménica europea „Paz en la justicia para toda la creación ", 1989, se reconoce el intento de una nueva renovación. La traducción está disponible en EKD Hannover.

La „ascensión al cielo" también puede recibir verdadero significado en el marco de la imitación de Cristo. Los rosicrucianos, p. ej., experimentaron aquel descenso de la nube del cielo sobre ellos en imágenes y sueños. Una única o incluso múltiple experiencia de este tipo no significa, empero, que esa persona haya realizado un paso semejante en la vida; tan sólo significa que, al igual que ocurre sencillamente en otros pasos, esta cualidad ha empezado a actuar en él poderosamente.

La „ascensión al cielo", que requiere de algo en el desarrollo espiritual para comprenderla en profundidad, no ha de confundirse, de ningún modo, con una „abducción por OVNIs" (objetos voladores no identificados). Y para las más antiguas formas transmitidas de „ascensión" de los profetas bíblicos, habida cuenta de otras posibilidades espirituales, no es tampoco muy probable (véase el capítulo „La resurrección"). Con ello, a la vista del enorme material internacional sobre avistamientos de OVNIS, no se debe poner en duda que pueda haber „OVNIs" en tanto que manifestaciones de, en algunos casos, astronautas extraterrestres*; y, en consecuencia, se debe pensar también que algunas de las leyendas del pasado pueden referirse a fenómenos de esta naturaleza, tanto positivos como negativos; y que también puedan tener algún papel en el futuro. El intento de estos movimientos por identificar con naves espaciales cualquier espiritual inscripción en piedra con círculos es totalmente desproporcionado y deriva de la imaginería unilateral, orientada a una civilización técnico-materialista. Si bien la humanidad precisa de la ayuda divina de muy diversas clases, es ella la que debe, en última instancia dar el paso salvador. A través del progreso en el ser, en la acción y en la conciencia, los hombres de la tierra pueden sobrevivir y, sobre ello, encontrar y completar su misión. Nada, tampoco ningún logro propio externo puede suplir el progreso en otros ámbitos de conciencia. Aquel esfuerzo que, p. ej., llevó al viaje espacial del Challenger y su monitorio accidente, parece en parte como una desviada copia de lo verdaderamente necesario.
* Nota: por parte de la Iglesia se ha pronunciado sobre esto varias veces, por ejemplo,el teólogo Monseñor Corrado Balducci (Vaticano). Por lo demás por parte de la Iglesia se ha sospechado frecuentemente tan sólo un fenómeno psíquico o sociológico. En el diario oficial del Vaticano, el "Osservatore Romano", se leía no obstante en mayo de 2008: "El universo consta de miles de millones de galaxias que a su vez constan de cien mil de millones de estrellas. ¿Cómo puede excluirse que en otros lugares se haya desarrollado la vida? No podemos poner límites a la libertad creadora de Dios. Si, como Francisco de Asís, contemplamos a todas las criaturas de la tierra como a hermanos y hermanas, por qué no habríamos de hablar también de hermanos extraterrestres? Posiblemente vivan otros seres inteligentes todavía en perfecta armonía con su Creador".

Con ello no debe olvidarse de que también son necesarios los avances técnicos, p. ej., para conseguir apartarse de los usos nocivos de la energías atómica, y algunas formas de radiación electromagnética, ingeniería genética y otras tecnologías. También todo este debe suceder, sin embargo, desde otro espíritu. Si tiene lugar aquel ya mencionado crecimiento en una conciencia global en el sentido de Cristo, debe ser éste también un crecimiento orgánico, y no una nueva manipulación técnica. La „salvación" no puede forzarse con ninguna „técnica" espiritual. Una vez que han cumplido con su función, han de abandonarse los diversos ejercicios; sólo lo que se ha hecho propio es, en definitiva, lo que cuenta. Es por completo imposible „consumir" a Dios de forma pasiva y, en parte, subconscientemente, por medio de los actuales y sospechosos „brain-machines" electrónicos —en realidad, aparatos de manipulación del cerebro—.

Cristo, en primer lugar, es enviado a la tierra en su especial papel; sin embargo, ha de pensarse también en las manifestaciones de otros niveles y ámbitos del cosmos: el escrito algo fantástico que no se menciona como fuente sino como estímulo „The Urantia Book"/ USA; su irremplazable tarea sobre la muy ancha tierra física no se pone aquí, empero, en cuestión. Véase, además, los libros „Analecta" 1 y 2. "Analekta" está disponible de restos de edición en: Mag. Alois Thurner, Staudach 103, A-8230 Hartberg, Austria.

Los teólogos han contemplado la acogida de Jesús en una "nube" en relación a ciertos pasajes veterotestamentarios (Éxodo 13, 21 y 40:34). Han tratado la cuestión de la subsiguiente alegría de los discípulos por la presencia de Cristo vivida de un modo nuevo e intenso; unos lo han considerado como algo sumamente real, otros como algo subjetivo.

En la página alemana e inglesa, se inserta aquí un extracto del Evangelio de Lucas 24, con comentarios:
La ascensión al cielo

Pregunta:
¿Es para mí el significado actual o futuro de la Ascensión una cuestiónque me influya grandemente en el trato con Dios?

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El suceso de la Pascua de Pentecostés

Antes de la crucifixión Jesús había anunciado que, por medio de su viaje al Padre, el Espíritu Santo, el „Paráclito", el „Espíritu de la verdad" sería enviado desde el Padre (Jn. 14,15,16).

Unos diez días después de la ascensión al cielo se reúne para la oración la primitiva comunidad en Jerusalén. „Y de repente vino del cielo un ruido, como un viento impetuoso, y llenó toda la casa... Entonces aparecieron lenguas como de fuego que se repartían y se posaban sobre cada uno de ellos; y todos se llenaron del Espíritu Santo, y empezaron a hablar con otras lenguas..." (Hechos de los Apóstoles, 2). Nadie describe con tales palabras la usual sensación de plenitud tras la oración. Más bien encontramos aquí ecos de las prácticas de las comunidades pentecostales y de los cuáqueros. El primer suceso de Pentecostés se cierra así con un fenómeno públicamente perceptible, algo que aquí se trató en el capítulo sobre la ascensión al cielo: la ampliación de la acción de Cristo a los discípulos y a su entorno. En el camino del „envío" del Espíritu de la Verdad se comunica de nuevo algo que tiene que ver con una acción conjunta de Dios y de Cristo. En este sentido, el suceso de Pentecostés puede también verse como el primer signo de un „retorno de Cristo" ya en marcha o, al menos, de una aproximación. Desde esta perspectiva, ha de esperarse también que la „vuelta de Cristo" tal y como queda expresada en las profecías debe referirse a algo distinto de una segunda corporeización como ser humano.

Observación: El „Paráclito" o „Espíritu de la Verdad", en sentido estricto, no se ha de identificar sin más con el „Espíritu Santo" o su correspondiente femenino: „Sofía".

- El „Espíritu de la Verdad" parece como una parte de Cristo mismo, parte que recuerda a la comunidad con él y a sus palabras, y permite a los discípulos perpetuar su labor sobre la tierra. Por tanto, no es, en el fondo, serio tratar cuestiones religiosas y filosóficas respecto de una historia de recepción literaria y derivación intelectual. Sobre ello se ha escrito mucho. Hay otros factores operando aquí, también en el hombre y, de lo que se trata en este escrito, en primer lugar, es de tratar de sondearlos.

El legado del Dios creador, del Padre en el hombre, en la medida en que éste „...nace por Dios" (Ev. Jn.1) se ofrece a todos, en la vida de Jesús, para la consciente interiorización; y así, desde el suceso de Pentecostés, el legado de Cristo mismo queda asegurado en aquellos que permanecen y lo hacen suyo.

- El Espíritu Santo, en tanto que „femenina, maternal" energía y cualidad espiritual-inteligente de Dios, podía hallarse, ya antes de la vida terrenal de Cristo, en diversos planos y manifestaciones, tanto aparte del hombre, como en su acción inspiradora.

Se dan también relaciones con el „maná del cielo" (Éxodo, Deuteronomio, Números, Salmos, Nehemías, Josué, Jn., Carta a los Hebreos, Apocalipsis).

No es del todo incorrecto, tal y como se ha hecho con frecuencia, identificar los conceptos „Espíritu de la Verdad" y „Espíritu Santo" en relación con experiencias prácticas. Es cada vez más frecuente que las fuerzas de Dios actúen de forma conjunta y encadenada como una unidad; de la misma manera a como también el hombre, que originariamente fue „hecho a imagen de Dios", puede tener la experiencia de la diferenciación de su conciencia y luego la de la integración de su ser.

Con ello, la vida en común de la humanidad y de la tierra puede manifestarse también por primera vez realmente en una forma apenas perceptible hoy, tal y como aquí, en definitiva, se ha visto en relación con el Apocalipsis de Juan; sin que ello quiera decir que este futuro sea acomodable sin más a las actuales formas de pensar.

El „Espíritu Santo" no es solamente espíritu o aliento vital, fuerza vital. Puede ser oportuno seguir su modo de aparición aparentemente por niveles en el camino de Cristo. Se le nombra en relación con la concepción de María, es decir, en el sentido de una cooperación respecto a un suceso particular.

Puede vérsele en aquel pasaje en el que Cristo en persona, presente en cuerpo resucitado, „sopla" a los discípulos y les dice „Recibid el Espíritu Santo" (Jn. 20, 22), pues también aquí actúa a través de él. Como requisito de la responsabilidad que sobre ellos recae, es decir, que se les da a conocer, puede verse una purificación de su facultad de percibir, es decir, en el sentido más profundo, de su conciencia: „Perdonar o no los pecados". Esta conciencia moral, que místicos como J. Lorber también ven como una acción del Espíritu Santo, no es ya aquella mezcla de temores biográficamente impresos y que se confunde a menudo con la conciencia moral, por mucho que detrás de ella pueda ocultarse a veces una parte de verdadera conciencia moral. En el sentido más depurado, la conciencia moral es también una consciente guía interior del individuo.

En el primer suceso de Pentecostés obra el Espíritu Santo de una forma impersonal, directamente „cósmica", y sin embargo correspondiendo de muy diversas maneras con las diferentes modalidades de transformación de lo penetrado, o correspondiendo con los diversos requisitos del afectado o del mundo: hallar precisos puntos débiles, resolverlos por medio de este deber-escudriñar, y reconocer cada vez mejor esenciales diferencias y verdades son rasgos de una conciencia tocada por el Espíritu Santo Allí donde se precisa menos de una clarificación de lo enmarañado, esta misma fuerza se muestra más creativamente figurativa, edificante de la comunidad, perfeccionadora: conducente a Dios.

Tanto el siglo XIX, con sus diversos movimientos resurreccionales y neoapocalípticos, como el siglo XX permiten reconocer, bajo una mirada más atenta, siempre nuevos impulsos del Espíritu Santo y de su acción continuada. Resulta muy claro que los impulsos cristianos y el Espíritu Santo siempre han proporcionado accesos a aquel terreno del que se ocupa el Apocalipsis de Juan, que se aplica al desarrollo a gran escala.

En estos párrafos de los Hechos de los Apóstoles siempre aparecen con los discípulos María y las otras mujeres o discípulas, „en reunión en la oración y los ruegos". El papel de las mujeres —ya tomando la palabra o, como en Pablo, „callando"— debió haber sido, por diversas razones, irremplazable. Fueron, p. ej., sensiblemente mucho más receptivas a algunos sutiles efectos, y pudieron plantearlos con seguridad en las reuniones, de forma verbal o no. Aún hoy puede apreciarse en reuniones de toda clase, también en las espirituales, la diferencia que hay cuando no sólo hay hombres presentes, sino también mujeres. Allí donde no se dan las impositivas maneras del varón, la reunión puede transcurrir de modo más inspirador y animado, supuesta también la participación interior en el suceso. Entre los antroposofistas y los rosicrucianos María, la madre de Jesús, fue vista incluso como la auténtica fuente a través de la cual el Espíritu Santo pudo obrar sobre los discípulos.

Nos topamos aquí también con el misterio de „Sofía", de la „Sabiduría" del Antiguo Testamento, de una forma femenina de expresión de la fuerza de Dios. En la iglesia ortodoxa oriental se ha identificado frecuentemente a María con Sofía. El sofiólogo y visionario Solowjoff la ha experimentado como –tal y como se presume de Cristo– una esencia que se aproxima, en su cósmica dimensión, sólo en nuestro tiempo (véase, cómo esto se interpreta también para Cristo en, p. ej.,. el libro de Steiner „La vuelta etérea de Cristo", circa 1909). De la misma forma que, a pequeña escala, se puede experimentar místicamente a Jesús y a María, así pueden experimentarse, a gran escala, claro, al „Cristo cósmico" y Sofía, como madre del cielo. Véase, además, Hildegunde Wöller "Un sueño de Cristo". La relación puede también expresarse así: el aspecto "maternal" de Dios contribuye a que la Creación pueda desarrollarse hacia Dios, tal y como Dios, por su parte, mira por ésta.

Teólogas feministas han señalado que „Espíritu Santo" en la lengua del momento, en realidad, quiere decir, „Alma Santa". María o Sofía pueden probablemente interpretarse de una manera más ajustada como una forma de expresión en la que fluye el Espíritu Santo y toma forma, como en el símbolo de la paloma.

Pero también en las diferentes tendencias de los movimientos de la mujer en este y occidente se pueden hallar „ecos de Sofía"; cfr. Dr. Susanne Schaup, en el protocolo de la Ev. Akademie Bad Boll sobre el simposium „New Age 3: Sofía". De igual forma, también se aprecian „ecos de Cristo" no sólo en las nuevas tendencias cristianas por todo el mundo, con proyecto modélicos como la „Vida Universal", o en las corrientes renovadoras dentro de las iglesias, sino también en otros movimientos profanos. Comentario del NT: „El Espíritu sopla donde quiere, y tú oyes bien su silbido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va". Así pasa con Aquél que ha nacido del Espíritu".

Lo que viene tiene un carácter tanto masculino como femenino; no es ya patriarcal, pero tampoco es matriarcal.

Mientras hay algo de la acción de Cristo en cada hombre, tal y como se aclaró en el capítulo precedente, ese algo sólo puede reforzarse por medio del Cristo real y del Espíritu Santo, también a través de sus palabras, pero no sólo a través de éstas.

Los Caballeros del Grial, por otro lado, dan por hecho que de la acción de Cristo hace 2000 años sobre la tierra ha quedado algo que puede ser buscado y hallado por el hombre: el „Grial". Según esta leyenda, sangre de Dios, de la que goteaba de la cruz a la tierra, fue recogida en una copa. José de Arimatea y sus compañeros la habrían puesto a salvo en Francia o Inglaterra para reunirse siempre ante este „milagroso Grial" a fin de orar y recibir inspiración. Cfr. p. ej., R. de Boron „La historia del Sagrado Grial", escrita en torno a 1200. Aunque la leyenda pueda tener un poso de realidad, salta a la vista que el Grial de oro, con su copa hacia arriba, su nudo en la mitad y su ensanchamiento o abertura hacia abajo simboliza al hombre*; un hombre que, desde su centro, es decir, desde su corazón, se abre hacia arriba, al Espíritu Santo, y hacia abajo, para la salvación de la tierra; un „hombre salvado" al que „espera la Creación"(Carta a los romanos 8, 18-28). A gran escala, puede también verse como un símbolo de una tierra que se abre hacia Dios. En torno a esta corriente se formaron grupos que, en parte, tendían a apartarse del mundo: cátaros, herejes, albigenses, minnesänger, troubadours. Varios millones de tales cristianos esotéricos fueron eliminados por el papado como presuntos heréticos (herejes). El profundo significado del Grial no está agotado en aquellas leyendas según las cuales supuestos descendientes carnales de Jesús en familias reales eran el Grial.

Jn. 4: „... Mujer, créeme, ha llegado el tiempo en el que no tendréis que subir ni a este monte ni a Jerusalén para adorar al Padre... Llega el momento y ya está aquí en el que los que rindan verdadero culto al Padre, en espíritu y en la verdad lo adorarán; pues el padre quiere tener a aquéllos que así le adoran. Dios es espíritu y los que lo adoran, deben adorarlo en el espíritu y en la verdad". Esta actitud consciente, libre, de algunas orientaciones de un cristianismo espiritual, deberían reforzarlas las instituciones de tener el valor de renovarse sobre la base de un hombre libre cristiano. Dado que tales orientaciones de un cristianismo espiritual fueron diezmadas hasta el punto de que ahora hasta sus contenidos son difíciles de reconstruir, la propia iglesia, en última instancia, sangró toda sustancia de una tradición espiritual, algo que ahora, lentamente, va reconociendo como un vacío. Después de que muchas propuestas, en parte, bastante sospechosas, de otras culturas trataran de llenar este vacío, indagan por fin también las iglesias en la desaparecida praxis espiritual cristiana.

El famoso abad Joaquín di Fiore (c. 1100) hablaba de una Edad del Padre —la edad de la religión de la ley del Antiguo Testamento—, así como de la Edad del Hijo, con la intermediación de la iglesia, y profetizó una tercera „Edad del Espíritu Santo" –Título de libro Turmverlag – , en la que en el propio hombre crece su unión individual a con Dios. También de esta profecía, de cuya importancia somos cada vez más conscientes, han derivado, directa e indirectamente, muy diversas líneas, desde Lutero, pasando por Marx, - hasta Hitler, en las que fue malinterpretada o usada ilegítimamente. Por regla general, hay también de tales mixtificaciones una clara imagen.

Debe aquí hacerse también una observación sobre la diferencia entre la espiritualidad del Espíritu Santo y las prácticas espiritistas. La „posesión del Espíritu Santo", que prototípicamente es una asunción consciente del Espíritu Santo, atraviesa el ser interior del hombre. La hipnosis o los trances extáticos, la „posesión" por parte de „espíritus" de difuntos del más allá no tienen lugar, y mucho menos la „conjura" de los mismos. Esta experiencia no debilita ni a la persona implicada ni a otros en su derredor, tal y como ocurre en una sesión de espiritismo. La conciencia no se estrecha, sino que se extiende. De este modo, pueden darse extraordinarias percepciones en el lugar, pero de forma consciente y sin pérdida de la memoria.

El modo de operación del Espíritu Santo es compatible tanto con el silencio de la meditación —algo casi siempre ausente en las iglesias occidentales— como con el intento de conseguir lo mismo, contrariamente, mediante más y mejor comunicación, tal y como se desarrollo en occidente, especialmente en los Estados Unidos. Si se combinaran el silencio y la comunicación, es decir, sus contenidos —una ocasión señalada para la mentalidad en el centro de Europa—, entonces podría reconocerse muy claramente aquello que quieren Cristo o el Espíritu Santo. Él encarna con frecuencia lo tercero, más allá de los extremos de oriente y occidente; sin embargo, siempre que el enfoque no es egoísta, es decir, no ético. Cristo sólo puede entenderse desde una bien entendida humildad, ética y desde el sentido que él proporcionó, en tanto que historia sagrada, al mundo.

El Espíritu Santo tampoco puede considerarse de forma completamente separada de Cristo o de su deseo. Cristo otorga al Espíritu Santo el poder de hacer que los discípulos „recordéis todo lo que yo os he dicho". Además, dijo: „debo aún deciros mucho, pero vosotros no podrías sobrellevarlo. Pero aquel, el Espíritu de la Verdad, vendrá y os guiará en la verdad".

Aquello que se arregle en la dirección de la verdad, podría, ciertamente, convenir con el Espíritu Santo en la conjunción de aquellas fuerzas que desean salvar la Tierra.

En las enseñanzas de Cristo aparece el hombre con su subjetividad. Pero no aquella relativización sin límites que, según algunas teorías filosóficas modernas no deja lugar para ninguna clase de verdad objetiva.

?Pregunta:
¿Qué cosa procedente de Dios se ha desarrollado ya en mí y qué cosa venida de Dios me saldrá al encuentro?

* En la página alemana e inglesa aparece un boceto simbólico del sagrado Grial

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Una imagen de Jesús

Quien desee tener una clara imagen del aspecto de Jesús, remítase aquí, como conclusión de los Evangelios, a aquella representación que podría estimarse como la más auténtica, aunque no existe ninguna imagen universalmente reconocida:
La así llamada única y real „imagen de nuestro salvador", disponible en Lorber-Verlag. Según la tradición, se tomó por orden del emperador Tiberio de una imagen sobre esmeralda y fue entregada al Papa Inocencio VIII por el sultán de los turcos, que la sacó de la cámara del tesoro de Constantinopla como rescate por su hermano. A ella se halla vinculada una descripción de la figura de Jesús por Publius Lentulus, en aquel entonces gobernador de Judea por el senado y el pueblo romano:
"Apareció por aquellos días un hombre muy virtuoso de nombre Jesucristo, el cual aún vive entre nosotros y al que se ve entre los paganos como un profeta de la verdad, si bien sus discípulos lo llaman el Hijo de Dios. Resucita y cura toda clase de enfermedades. Hombre de mediana altura, espléndida figura y aspecto venerable, que despierta inmediatamente el amor y el temor entre los que lo ven. Su pelo tiene el color de la avellana completamente madura, casi lacio hasta las orejas, y desde ahí hacia abajo, algo ensortijado cae ondeando sobre sus hombros, al modo más bien oriental y, según la costumbre de los nazarenos, con la raya en medio. Su frente es abierta y tersa, su cara, sin manchas o arrugas, bella, agradablemente rosada. La nariz y la boca están formadas de modo que nada puede criticarse. La barba no es muy recia, del color de los cabellos, de mediana longitud. Sus ojos son azul oscuro, claros y llenos de vida. Su cuerpo es bien formado y fibroso, sus manos y brazos son proporcionados. En la censura es terrible, en la exhortación es amable y seductor, en la conversación, comedido, sabio, humilde, todo mezclado con dignidad. Nadie puede recordar haberlo visto reírse, pero muchos le vieron llorar. Un hombre que, en belleza, supera a los niños."

Se añade una imagen en el texto impreso alemán – con licencia de la editorial de 1992.
 Sobre la impresión del cadáver de Jesús en el sudario de Turín v. también nuestro capítulo "Crucifixión y sepultura". Desde 1979 el „sudario de Manoppello" está siendo también investigado científicamente por el P. Prof. Dr. Heinrich Pfeiffer y la hermana Blandina Paschalis Schlömer. A diferencia del sudario de Turín aquí sólo se encuentra el rostro, pero con los ojos abiertos: http://voltosanto.com . En este paño la causa de la aparición resulta también difícil de explicar o inexplicable científicamente: el biso, p. ej., no puede teñirse. Las dimensiones del rostro coinciden en ambos paños. Cf. Jn. 20: 5-7. Estas imágenes han marcado de forma decisiva las representaciones artísticas de Jesús desde los primeros siglos. En el sudario enrollado, el rostro, de frente, tiene una forma oval con los cabellos; hay similitudes con la imagen mencionada algo más arriba, que muestra desde un lado a Jesús vivo.

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La parte 2: Los pasos del Apocalipsis de Juan

El Apocalipsis de Juan

En una lectura bien atenta y meditada del Evangelio de Juan puede apreciarse que su punto de arranque procede de una meditada retrospección del evangelista sobre lo que a él mismo le ha tocado vivir.

En cuanto al Apocalipsis de Juan, por contra, resulta evidente que se ha de remontar a una serie de visiones. No se trata aquí de una reflexiva extrapolación al futuro de experiencias de la vida real. La forma de estas visiones muestra también ?admitiendo que se trate de experiencias que pugnan por aclararse por medio de las propias imágenes interiores, etc.–, que proceden de un plano más elevado al de aquél desde el que pueden forjarse expectativas reales en forma de imágenes; no se puede apreciar una mezcla con lo personal. La fuente está, además, claramente mencionada, si bien, en el caso de este tipo de experiencias, esto no sería de ninguna garantía: „Ésta es la revelación de Jesucristo, a quién se la confió Dios para mostrar a sus siervos lo que está a punto de ocurrir; y se lo hizo saber y se lo envió por medio de su ángel a su siervo Juan...".

Las moderna teología evangélica no se interesa especialmente por este escrito apocalíptico. Con sus objetivos métodos no podría descifrarlo ni real ni fragmentariamente, pues el „método“ con que fue confeccionado y la simbología asociada a él no se pueden derivar de las propias experiencias. En la iglesia católica se han dado algunas interpretaciones sobre el Apocalipsis, pero apenas se las lee; quedan muy lejos de la autocomplacencia de muchas personas e iglesias de nuestro tiempo. Las iglesias libres y las sectas, por el contrario, hacen referencia expresa al Apocalipsis *. De esta visión profética, usando tan sólo su razón, es decir haciendo uso de un método insuficiente, deducen con frecuencia un periodo singular de catástrofes reales; y se ven a sí mismos, en cada caso, como los elegidos o, cuando menos, como los más directamente elegidos. *Apocalipsis proviene del griego y significa revelación, manifestación, y no catástrofe.

En el capítulo sobre el suceso de la Pascua de Pentecostés ya se aludió a la correspondencia entre las obras de Jesús en su ámbito de acción y algunos grandes acontecimientos.

Si, tal y como se sugiere en la „Introducción...“, el Apocalipsis de Juan se redactó también de una manera integral después de los Evangelios, entonces aparece aquí algo inesperado, sin parangón en la literatura:

El Apocalipsis demuestra una secuencia que está en relación con la secuencia de la vida de Jesús. Sin embargo, el discurso está inequívocamente referido a acontecimientos que atañen a la humanidad, a la tierra y al cosmos; incluso una redacción tan profunda, mística, confirma a las claras que no se trata de meras imágenes con que contribuir al despliegue o „instauración“ del individuo, si bien, a la vista de los paralelismos declarados que hay con los Evangelios, puedan también a ayudarle a éste de forma particular. El auténtico marco de la apocalíptica es más bien una conciencia que estira el acontecimiento prototípico en torno a Jesús, de hace dos mil años, a lo largo del curso, también atravesado por etapas prototípicas, de la humanidad y la tierra, sobre el trasfondo del cosmos. Aquí se incluye también el lado universal de Cristo, en lo que respecta a su obra como Hijo del Hombre en la mutación de los edades. Desde esta perspectiva, se podrían extraer, asimismo, algunas conclusiones retrospectivas sobre lo ocurrido a pequeña escala hace aprox. 2000 años.

El Apocalipsis presenta, ciertamente, tal grado de complejidad que no admite comparación con la del relato de los Evangelios. No es, pues, una simple proyección sobre el acontecer del mundo desde lo vivido por Juan en vida de Jesús.

El Apocalipsis describe en su propio „elemento“ un acontecimiento en varias dimensiones, en varios planos del ser. Sólo de forma secundaria pueden encontrarse secuencias cronológicas en su desarrollo. De aquí podemos ya deducir que muchas referencias a acontecimientos históricos, en parte, en el mejor de los casos, pueden ofrecer vagas reminiscencias a lo observado, y en parte pueden resultar manifiestamente engañosas.

Desde otro punto de vista, igualmente aceptable, R. Steiner ve los futuros estados de conciencia contemplados de la humanidad como, parcialmente, anticipables por parte de algunos discípulos espirituales del presente. Consúltese en R. Steiner: „El Apocalipsis de Juan ", Vortragszyklus 1908.

En la línea de Otto Hanish, fundador del movimiento de reforma vital „Mazdaznan", de orientación zoroástrica, Oberdörffer halló correspondencias con procesos fisiológicos como, p. ej., las vías nerviosas en los seres humanos. „El Apocalipsis", Dt. Mazdaznan Bewegung, Gablonzer Str.7, 76185 Karlsruhe.

Artur Schult, por ejemplo, intentó una interpretación esotérica por capítulos: „El Evangelio de Juan como revelación del Cristo cósmico " y „Génesis y Apocalipsis de Juan ". Son todo éstos, claro está, intentos de aproximación gnoseológica, sobre los cuales habría mucho que decir.

Hagamos aquí, además, una observación sobre las antiguas profecías: sirve de poco mezclar, para su interpretación, el Apocalipsis de Juan con la profecía del Antiguo Testamento. Si bien, en algunos lugares, se emplean parecidas imágenes, las declaraciones de los antiguos profetas deberían ante todo ponerse en relación con los sucesos históricos de la era precristiana y su correspondiente cronología. Se verá entonces cómo estos profetas hablan, casi sin excepción, de sucesos ya entodnces ocurridos en la era precristiana o del tiempo de Cristo: p. ej., del cautiverio en Babilonia y del posterior regreso de los judíos, así como de las guerras subsiguientes en su tierra, de una victoria por entonces de los judíos, etc.; también de la llegada del Mesías o Cristo (sobre el Mesías, cfr. el capítulo sobre el Antiguo Testamento). Son muy escasos los lugares en los que, adicionalmente, aparece algo referente a nuestro tiempo o a lo representado en el Apocalipsis de Juan (p. ej., Jesaja 24; 25; 27; 66:15; Daniel 7:9-28).

En el Apocalipsis (5, 6)esto ha sido puesto de relieve por la teología tradicional (cristiana),la visión esencial del cordero inmolado que, sin embargo, se mantiene de pie ante el trono de Dios. Desde un punto de vista eclesiástico, la iglesia se ha considerado como el primer lugar dónde se aplica lo Nuevo. Por lo demás los teólogos han tratado el Apocalipsis en relación a la confianza "al final de los tiempos" (escatológica) en el venidero "Reino" de Dios, especialmente en relación a los sermones de los años en que Jesúspredicaba. Lo que Dios empezó conJesús y quedó inconcluso se sigue desarrollando hasta la perfección; comp. Filipenses 1, 6. Por esto se consideró que un comienzo de un "nuevo cielo y una nueva tierra" (Apocalipsis 21)ya se inició con la crucifixión y la resurrección de Jesús y a esto siguió la noción de un desarrollo continuo. El Apocalipsis habla, en todo caso, de una eclosión que incluso en una interpretación simbólica era de unas dimensiones nunca conocidas. La aparente contradicción entre algo ya realmente existente y una realización posterior se deshará ciertamente cuando aquella conciencia empiece a comprender meditativamentelo que expresa Jesúsal decir que "Viene el tiempo y ya es ahora..." (Juan 4 y 5).Viene esto a decir que algo que es ya real en una dimensión espiritual será manifestado visiblemente después. 

Adicional (inglés): "...The Small Revelation in Mt. 24-25".

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Cómo tomar las profecías

Puede resultar aquí oportuno hacer algunas observaciones generales sobre cómo tomar las profecías, no sólo la del Apocalipsis de Juan, sino también otras, en su mayor parte breves „Apocalipsis“ de la literatura apócrifa del siglo primero, o las modernas visiones apocalípticas de algunos clarividentes, que por lo general presentan un carácter „heterogéneo“; y, sobre éstas, algunas otras „premoniciones“ individuales de diverso tipo. Las etapas prototípicas del Apocalipsis de Juan, como tales, resultarían tan insoslayables como las diferentes fases del desarrollo de un embrión o de un ser vivo, o las fases particulares del desarrollo de un místico, etc.. Queda en manos de los hombres cómo habrán de transcurrir estas etapas, tanto si se aprenderá mucho con diminutos eventos y así se podrá evitar tantos inconvenientes en la realidad, como si habrán de ocurrir grandes catástrofes. Quien examina los acontecimientos reales del mundo, con independencia de los profetas, puede reconocer las mismas pautas, tanto si se contempla el destino del individuo, como el de más amplios contextos.

Las particularidades no prototípicas y, por ende, menos fundamentales de la visiones de futuro son programas espirituales que, a causa de lo ocurrido con anterioridad, llegan a un punto dado en que darían pie en el futuro a determinados acontecimientos, cada vez más estrechamente definidos en naturaleza, espacio y tiempo. Si, debido al esfuerzo humano, cambian los programas espirituales causales, ya en el individuo, ya en el colectivo humano, entonces cambian también las particularidades en el futuro, en la medida en que éstas exceden las necesidades del prototipo. De aquí que las visiones cambien con el curso del tiempo. Esto sucede, especialmente, con las visiones de aquellos que las han contemplando desde un plano más estrecho del de Juan; en ciertos casos, sus visiones pueden quedan anticuadas en muy poco tiempo. Sin embargo, debido a la indolencia humana, el margen de maniobra de la humanidad es limitado.

Los clarividentes pueden, o bien percibir vagos impulsos, y, en algunos casos, son éstos de lo más correcto, o bien ver posibilidades más claras en forma simbólica, o exactos acontecimientos físicos, cuyas particularidades, sin embargo, al quedar, a veces, determinadas sólo en muy poca medida, las aporta el inconsciente; ora de meras proyecciones de vivencias del pasado en el futuro, ora de otras equívocas percepciones, ora de otras interpretaciones por completo falsas concebidas algunas vez.

Otras contradicciones en tales „percepciones de futuro“ reflejan claramente nítidos escenarios de futuro, en parte contradictorios (*v. en la referencia al cierre del capítulo sobre „las últimas 7 plagas“ en la página en internet). En el plano psíquico de la humanidad, son éstas „posibilidades reales aún por determinar“ a las que se la han dado diferentes interpretaciones humanas. Consciente o inconscientemente, cada hombre toma parte en este progresivo proceso de decisión del futuro.

Por un lado, la Tierra es un organismo consciente y libre, y la forma en que Dios obrará con esta parte de su ser, de su creación, no puede indicárselo nadie. Por otro lado, el hombre, por su parte, es también libre para optar por mejores formas de desenlace, del mismo modo a como sus células -podría pensarse- gobiernan también en gran medida su propia y variable conducta; la conciencia humana no puede dictar esta variabilidad, pero sí puede influir mucho sobre ella por medio de pensamientos positivos.

Así pues, por medio de pensamientos transformadores y oraciones, de amor y confianza en Dios, de acciones redentores y Gracia, se puede obrar y se ha obrado mucho más de lo que estarían dispuestas a pensar las actitudes fatalistas.

Tanto la percepción de algunos místicos, por la que en el plano más elevado, más allá del espacio y el tiempo, está todo dispuesto, como esa percepción terrenal, la de la pugna por las decisiones correctas, etc., son ambas, independientemente una de otra, acertadas. Confrontarlas a ambas desde una perspectiva filosófica no se corresponde con el carácter por completo diferente de estos dos planos y vicia sin remedio cualquier conclusión.

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Sobre los contenidos del Apocalipsis de Juan: las siete iglesias

En el primer capítulo del Apocalipsis describe Juan la primera visión de Cristo tras su ascensión al cielo: „Me volví", o, más claramente en el cap. 4, „Sube aquí...", „y de pronto fui en espíritu" significan que no es Cristo aquí quien „desciende“ hasta Juan, sino que Juan, por el momento, consciente, puede „ascender“ al plano desde el que se le hablará. Esto es relevante y nada simbólico. „El primero y el último y el que vive", que „estaba muerto", „...y que tiene las llaves del abismo y de la muerte", el Cristo hecho uno con Dios le habla. Nombra así el tema general y muy variado que atraviesa, como un hilo rojo, el Apocalipsis: la penetración de los diferentes planos de la vida rezagados o, mejor dicho, ahora „tenebrosos“, por parte no de cualquier luz, sino de la „verdadera luz“, en el sentido del Evangelio de Juan, por parte de Cristo. Al comienzo, en el contexto de la ahora repetida profecía de una vuelta de Cristo, todo se sitúa „en las nubes“.

Cristo se muestra representativamente en su calidad de centro de las „siete comunidades de Asia“, luminoso y como portador de discernimiento. 
"Vestido con una túnica que llegaba hasta los pies" (es decir, su espíritu lo atraviesa todo, también la voluntad que viene a expresarse en los pies); "ceñida al pecho portaba una correa de oro" (el amor del corazón está también ligado a la sabiduría). "Su cabeza y sus cabellos eran blancos..." (con esta conexión con el amor la cabeza vuelve a aparecer radiante); "y sus ojos, como llamas de fuego" (sus ojos 'iluminan' el mundo); "sus piernas brillaban como mena de oro"(sus pasos tienen también un efecto purificador hacia afuera); "y su voz era como estruendo de aguas caudalosas" (también en su voz se agita el espíritu). "En su derecha llevaba siete estrellas" (arrastra tras de sí todas las fuerzas, todos los caracteres, con la derecha, que simboliza el futuro, éstas le siguen); "y de su boca salía una espada afilada de dos filos" (trae la verdadera fuerza del discernimiento y de la diferenciación). 
Esta visión aparece como analogía de aquella visión de Juan el Bautista al principio del Evangelio de Juan, con el bautismo del verdadero espíritu; las siete comunidades se corresponden con la llamada a los discípulos; p. ej., a partir de Jn. 1, Mt. 4, 18-22.

Las „siete comunidades“, las siete iglesias, Ap. 2-3, existían en realidad. Encarnaban diferentes problemas, cualidades y posibilidades que Cristo manda escribir sin miramientos a los „ángeles“ de estas comunidades. „Ángel" parece referirse aquí a los líderes terrenales de estas siete comunidades, las cartas no son un algo metafísico. Junto a esto, de aquí ha de deducirse, con seguridad, que cada una de estas iglesias es realmente atendida por un ángel. El concepto ángel puede, sin embargo, referirse también a que las comunidades cristianas de las siete ciudades se toman, igualmente, como representantes de aquellas fuerzas que encarnan y que se expresan también de otras formas.

Por lo tanto, podría verse algún rastro de verdad cuando corrientes de tipo rosicruciano, teosóficas o antroposóficas, sin lograr probarlo, deducen de aquí que estas comunidades representan culturas. Éstas se describen como sucediéndose la una a la otra. La actual transformación de la cultura occidental hacia una cultura más apacible que ya despunta por el horizonte se identifica con un cambio, ya de la quinta a la sexta comunidad, ya con un cambio de la sexta a la séptima. A veces se trata de poner esto en relación con las interpretaciones sobre una venidera „Era de Acuario“ que, según diferentes corrientes astrológicas y de la New Age, comienza entre aprox. 1961 y aprox. 2000, o también 2242 o, según R. Steiner, será tan sólo efectiva a partir de aprox. 3.500. Se asumen, con todo, márgenes de tiempo de 300-400 años. Aunque hay realidades fundadas que avalan estos ciclos cósmicos, aquí pasaremos por alto algunas.

Por su carácter, el Apocalipsis no se refiere al cíclico suceso del „eterno retorno de los mismos 12 signos del zodiaco“. Sería más adecuado pensar en la imagen de una espiral en la que todo se desarrolla en un plano cada vez más elevado. Los muy fundamentales „saltos cuánticos“ del devenir de la humanidad y del mundo en el Apocalipsis no pueden verse, sin embargo, sólo sobre la base de un movimiento circular, de la precesión de los ejes de la Tierra y acontecimientos concomitantes. Si, p. ej., se considera la historia cronológica, entonces tienen lugar desarrollos cada vez más rápidos. Aquí puede palparse la implicación de algo superior. Establecidos los ciclos, se debería asumir, para los cambios del Apocalipsis, un ciclo adicional y mayor. Pero también puede tratarse de aquellas influencias de las que habla el Apocalipsis.

Si se consideran con atención, al modo de H. J. Andersen y otros, las investigaciones, rara vez consideradas en serio, sobre los cambios en tiempos protohistóricos, los calendarios, los hallazgos arqueológicos, los registros escritos y las leyendas, se aprecia que la mecánica celeste y, por ende, los ritmos de las edades no permanecen constantes. Está claro que influencias revolucionarias pueden invalidarlos o alterarlos. Los ciclos cronológicos tendrían entonces una importancia mucho más limitada que en las cinco primeras „comunidades“: entre éstas habría que contar, en el contexto teosófico, etc. las culturas de India, Persia, Egipto & Caldea, Grecia & Roma, etc., y la actual cultura occidental.

Ampliación: La "exclusión del Apocalipsis" (tomado de la "Obra del Arcángel Rafael" de Helene Möller - 1884-1969 -, Radona-Verlag, Am Buchstein 14/15, D-61250 Usingen) relaciona las "7 comunidades" a fases de desarrollo de la Iglesia, algo más bien independiente de los ciclos cósmicos:
1.     33-   333 d. C.: luchas sobre el recto cumplimiento de las enseñanzas de Jesús... .
2.   333-   633 d. C.: problemas y fidelidad de la primera Iglesia... .
3.   633-   933 d. C.: ilustración mediante los escritos... .
4.   933- 1233 d. C.: peligros a causa de la "vanidad, fastuosidad, codicia, sensualidad" en la Iglesia.
(Observación: durante este tiempo se produjeron también convulsiones bélicas e inquisitoriales en la Iglesia.)
5. 1233- 1533 d. C.: "impureza y egoísmo en la Iglesia", seguidos de masivos "abandonos de la Iglesia".
(En el posterior transcurso del libro en cuestión, sin embargo, se describe a la Iglesia católica y a la evangélica como "los dos testigos" conforme a Jn. Ap. 11 , es decir, se les reconoce como socios correspondientes).
6. 1533- 1833 d. C.: cristianismo trivializado.
(Observación: en este tiempo surge también el racionalismo y la rancia y mecánica ciencia natural.)
7. 1833- 2000 d. C.: indiferencia de muchos hacia las iglesias y hacia Dios.
(Se pasa entonces en el libro mencionado a la profunda transformación con el inmediato retorno de Cristo, descrita en el resto del Apocalipsis de Juan. Esto se interpretó como un suceso gracioso iluminado desde diversos lados. Sin embargo predomina aquí aquel antiguo escenario con grandes guerras de los impíos; si bien a éste se le contrapone ya el hecho de que "la oración del pueblo hacia Dios" puede cambiar esto; y, especialmente, que los verdaderos creyentes se hallan "conectados" a Dios y a su inspiración y que pueden ser elevados cerca de él.

En relación con los subsiguientes pasos del Apocalipsis, las „comunidades“ representan, en cualquier caso, un plano que sólo podría aprehenderse con las fuerzas de la conciencia de la vida real.
  

Las "7 comunidades" y las actuales iglesias
(en la página alemana e inglesa, con otros extractos del Apocalipsis de Juan 1 - 3)

a.) Las 7 primitivas iglesias de Asia Menor

Tabla

Iglesia primitiva
Cristo habla como:
Reconocimiento
Exhortación
Meta para aquellos que se superan
en Éfeso "aquel que tiene en su mano derecha las siete estrellas y pasea en medio de los siete candelabros" Trabajos, fatiga, paciencia, no soportar los males, "os desagradan los nicolaítas tanto como a mi me desagradan "****, reconocer a los falsos apóstoles, paciencia, soportar por Cristo las penalidades, no cansarse.  ha perdido el primer amor; debe hacer penitencia y volver a las primeras obras; de otro modo, el candelabro será arrancado de su puesto "...a aquél le daré a probar del árbol de la vida que está en el paraíso de Dios."
en Esmirna "el primero y el último, el que estaba muerto y ha resucitado" Aflicción, pobreza, "y, sin embargo, eres rico", "la calumnia de aquellos que se dicen judíos y, sin embargo, son la sinagoga de Satán" "No temas lo que habrás de soportar! Mira, el diablo os va a meter en la cárcel a algunos de vosotros para poneros así a prueba, y vuestra tribulación durará diez días". "Permaneced fieles hasta la muerte, entonces os daré la corona de la vida. El que venza no padecerá por la segunda muerte."
en Pérgamo "aquél que tiene la cortante espada de dos filos" "te mantienes fiel a mi nombre y no has renegado de la fe en mí, ni siquiera en los días en los que fue muerto mi fiel testigo, Antipas" entre vosotros hay seguidores de Balaán: culto idolátrico a Balac con lujuria (en el Templo); algunos nicolaítas. "Haz penitencia; si no, iré hacia ti en seguida y lucharé contra ellos con la espada de mi boca". "Al vencedor le daré a comer del escondido maná y le daré una piedra blanca; y en la piedra hay un nuevo nombre escrito que nadie conoce salvo quien lo recibe."
en Tiatira "el Hijo de Dios, que tiene ojos como llamas de fuego y pies como el bronce“ Conozco tus obras y tu amor y tu fe, tu entrega y tu paciencia, y sé que mejoras con el tiempo. tolera a la falsa profetisa Jezabel: sacrificios a los ídolos con prostitución del templo. Amenaza: gran tribulación, sus hijos morirán; todos reciben según sus obras. A los demás: no llevaréis ninguna carga, "con todo, lo que tenéis, conservadlo hasta que yo venga". "Al vencedor, ... le daré autoridad sobre los paganos (/naciones), y los pastoreará con vara de hierro y los quebrará como a las vasijas de un alfarero", "... y le daré la estrella de la mañana.
en Sardes "aquél que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas" "Conozco tus obras". Algunos que no han manchado sus vestidos. "Dice tu nombre que estás vivo, pero estás muerto. Vigila y refuerza aquello que estaba a punto de morir"; obras insuficientes. Atente a lo que se recibió y se escuchó, haz penitencia. En otro caso, vendré como el ladrón...".  "El vencedor vestirá de blanco y no borraré su nombre del libro de la vida, y defenderé su nombre ante el Padre y ante sus ángeles".
en Filadelfia "el santo, el veraz, el que tiene la llave de David, el que abre y nadie puede cerrar, el que cierra y nadie puede abrir" Obras; tiene poco poder y ha guardado su palabra y no ha renegado de su nombre. "Puesto que has guardado mi palabra que hablaba de perseverancia, quiero ahora yo también guardarte a ti ante la hora de la prueba que se avecina sobre el mundo entero..." "enviaré a algunos de la sinagoga de Satán, de ésos que dicen que son judíos y no lo son..."; deben "postrarse a vuestros pies y reconoced que os he declarado mi amor"... "Conserva lo que ya tienes, que nadie de arrebate la corona!" "...a ése lo haré columna del templo de mi Dios y nunca saldrá de allí, y sobre él grabaré el nombre de mi Dios, y el nombre de la nueva Jerusalén, la ciudad de mi Dios, que de mi Dios desciende del cielo, y mi nombre nuevo."
en Laodicea "el Amén, el testigo fidedigno y veraz, el principio de la creación de Dios" ("Conozco tus obras "; pero aquí sin clara y positiva confirmación) "...Porque tú sólo eres tibio ***** , ni caliente ni frío, te escupiré de mi boca ". "...No sabes que eres miserable, y penoso, pobre, ciego y desnudo. Te aconsejo que me compres del oro que se acrisola en el fuego...", "y blancos vestidos...", "y colirio para tus ojos...". "A los que amo los reprendo y castigo. Sé solícito y haz penitencia!" "Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo. Al vencedor le concederé que se siente conmigo en mi trono, tal y como yo he vencido y me he sentado en el trono junto a mi Padre."

**** una traducción más usual "odiáis" & "odio" (¡Cristo no odia a nadie!); v. en la Carta a los efesios de Pablo 4-6; *****"tibio" no significa una distintiva tercera postura, sino la ausencia de una clara postura.
Ya el hecho de que Cristo se dirija siempre de un modo diferente a las iglesias indica que las iglesias deben aprender también en positivo diversas cuestiones.
 
 

b.) las iglesias hoy existentes

Estas siete primitivas comunidades / iglesias existieron en realidad. En el texto principal de Christuswege.net se hace referencia a un significado más general que concierne a grupos humanos / culturas. Con todo, es, asimismo, posible investigar también si algunos rasgos emparentados con los de las „siete comunidades“ vuelven a darse en las iglesias actuales o en las corrientes internas y movimientos cristianos. A fin de no caer en una precipitada identificación o esquematización, no se mencionan aquí hallazgos en este sentido; en lugar de eso, a continuación se bosquejan los diversos aspectos de las actuales iglesias, de forma que cada cual pueda forjar su propia opinión. Subráyese que no se trata aquí de juzgar a ninguna iglesia: tal cosa sólo la puede hacer Cristo mismo. Antes al contrario, en la medida en que se vaya perfilando la correspondencia con patrones fundamentales, como los „siete tonos“, etc., el sentido oculto de la „unidad en la diversidad“ de la Ecumene podría saltar a la vista.

Tabla

iglesias actuales */ corrientes
Virtudes
lo que los interesados deben allí aceptar, en principio, como está 
Iglesia sirio-ortodoxa & algunos seguidores del antiguo cristianismo celta; iglesia armenia; iglesia egipcio-copta y etíope;

Iglesias greco- ruso-serboortodoxas; 

(& ramas extintas del cristianismo de Ario)

"La iglesia de Tomás" en la India; iglesias nepalíes;...

A menudo, profunda fe, a veces severo esfuerzo espiritual en los monjes, etc., perseverancia, coherencia.
Se respiran los tiempos primigenios. A veces, criptas bajo las iglesias como restos de las antiguas tradiciones cristiano-esotéricas. Tratados sapienciales (María- Sofía). ...
En su mayor parte, bello pero también rígido rito tradicional, p. ej., 3 horas de pie (excepto, p. ej., la Iglesia de Tomás). Limitada capacidad de adaptación a la heterogénea búsqueda de los individuos modernos, p. ej., los jóvenes, sobre todo, de procedencia ateísta que, por ello, se apartan de la iglesia y tienden a pensar mucho más profanamente.
En algunas de estas iglesias, las presiones del sistema comunista o las predilecciones nacionales condujeron a parcialidades de la labor o fomentaron enemistades hacia otras iglesias o pueblos. ...
Iglesias libres, evangélicas, también pentecostales, cuáqueros

Otras comunidades que, a veces, con escasa fundamentación, han sido calificadas de „sectas“"**: adventistas, iglesias neoapostólicas, mormones, etc.

Simplicidad y ausencia de componendas en lo que concierne a su propio credo y moral. Esta sencilla relación con Jesús proporciona a los más cualificados para ella una acceso directo a su poder: intensas experiencias de fe, como extraordinarias concesiones de los ruegos en oración, curaciones por la fe, etc.;
estudio intensivo de la Biblia sin descuidar los pasajes de difícil comprensión; fuerte solidaridad entre los miembros de la comunidad: no se trata de un mero cristianismo de domingo o de Navidades ...
Más allá del notable fortalecimiento de la fe, no se ven métodos directos de preparación para las experiencias espirituales o de fe. Por lo general, hay poco silencio o están ausentes métodos de relajación como la meditación cristiana (lo que les ocurre también a otras iglesias).
Las prescripciones bienintencionadas en el trato entre las personas se basan, a menudo, en prohibiciones y se acompañan raras veces con las debidas referencias, como, p. ej., a la amistad, que hoy debe ser lo que ha de prevalecer.
En parte, limitada disposición a entender las variadas experiencias cristianas que por encima de este espectro se representan. Frecuente impresión de que lo que para uno ha sido suficiente, debe también serlo para la misión de todos los demás.
En parte, fuerte sentimiento de haber resultado elegidos los de la propia iglesia (especialmente en la neoapostólica, etc.).
Adscripción política, a veces, en contra de la propia ideología. ...
La mayoría de las iglesias protestantes / evangélicas & iglesias abiertas progresivas, etc. P. ej., el hincapié luterano por regresar a la Biblia como fuente de la fe.
Muchos servicios sociales. En parte, disposición a tomar en serio la fe también en las propias decisiones políticas, sopesarla uno mismo y tenerla presente: incluso más allá de los „temas morales“.
Disposición para la relación ecuménica de las iglesias. ...
El estudio teologal histórico-crítico, por desgracia, se impone con frecuencia a la fe en muchos casos, y en los seminarios teológicos se enseña cómo éste ha de serle instruido a los feligreses.
Si bien algunos buscan vías para una profundización espiritual en la fe, rara vez se ofrecen.
La superficialidad y un excesivo amoldamiento a la sociedad, incluso en las celebraciones eclesiales, están muy extendidos. A veces, las iglesias coadyuvaron en la aparición de conflictivas tendencias de la sociedad del beneficio (en el calvinismo). ...
Catolicismo de izquierdas, teología feminista, teologías de la liberación en el tercer mundo Muy próximas a la vida de los hombres, profunda concienciación y motivación cristiana frente a los derechos humanos sociales, etc. En relación con esto, también preocupación por los asuntos propios de la iglesia. Preocupación por hallar el adecuado papel humano y espiritual para la mujer. Desde algún tiempo atrás, apertura mínima a las vías de experiencia mística. ... Fe, en algunos casos, superficial. A veces se limita a medidas de tipo social de psicología profunda (que valen para todos, también para los humanistas).
En el marco de la teología feminista, fe a veces inspirada en antiguos cultos, sobre los que no siempre se ha examinado en qué medida son compatibles con el cristianismo. ...
Tradición de la Iglesia católica

& estrictas corrientes católicas, p. ej., en torno a la profecía mariana y la mística 

Preservación de todo aquello que, en torno a la fe y al rito, esta iglesia ha recibido. En la adoración a María, entre otras tradiciones, elementos ausentes en algunas otras iglesias.
Gran obra caritativa y conciencia social también en todo el mundo.
Puede en parte servir de freno frente al desmoronamiento ético general de la sociedad.
Al menos algunos intentos por proporcionar métodos (ejercicios, sencillas modalidades de meditación) a un pequeño número de feligreses.
En los místicos –que cada vez se prodigan más- en esta iglesia, comprensión parcial de los secretos en relación con la crucifixión de Jesús. (Como ejemplo, también el famoso teólogo Rahner reconoció que la iglesia del futuro debe cultivar la mística). ...
Se presta mucha atención a los dogmas y a la capacidad de la dirección de la iglesia para imponerse tanto hacia el exterior como en el interior, y no tanto a la interiorización y a las enseñanzas comprensivas para con el individuo autónomo de hoy. En el terreno moral, sólo parece haber mandamientos y prohibiciones. Escasa atención a los lenguajes que las iglesias deben encontrar en este tiempo para poder transmitir, de forma viva, el bien de la fe a los diferentes hombres. La función de freno moral no llega a ser una transformación y una renovación reales.
Resulta complicada la ya iniciada renovación en lo concerniente a los pasados episodios inquisitoriales y bélicos, y la otrora colaboración con determinados poderes profanos.
Doctrina de que sólo la propia iglesia es la única válida por completo.
Además, en vez de reconocer la función orientadora de los místicos, éstos fueron, en el mejor de los casos, tolerados.  ...
Comunidad cristiana y cristología de Rudolf Steiner; y rosicrucianos cristianos;

Comunidades menores como los movimientos neoapocalípticos ****;

otras corrientes, p. ej., las que parten de las enseñanzas del prof. J. Hurtak.

Estas aproximaciones a Cristo están emparentadas con las múltiples variantes de un cristianismo místico*** (despreciado y, a veces, corrompido por la persecución), p. ej., a través del Evangelio de Juan, y que no hay que confundir con el „gnosticismo“(cuyos errores provocaron fenómenos susceptibles de mejora en las iglesias actuales).
Múltiples vías de instrucción para abrirse al camino hacia Dios.
En el caso de Hurtak, p. ej., ejercicios con el bíblico „nombre de Dios“.
En la antroposofía, p. ej., con frecuencia, sólo se emprende una „labor en el sentido de Cristo“ , en lugar de comprenderlo también directamente en oración, etc. (las comunidades de cristianos inspirados también por R. Steiner no pertenecen directamente a la antroposofía).
(No en todos los modernos grupos rosicrucianos resulta igualmente clara la referencia a Cristo).
Los grupos neoapocalípticos, como los constituidos sobre los escritos del místico Jakob Lorber incluyen, junto a la Biblia, formas de „profecía“ fundamentalmente. Quien desee formarse una opinión sobre el sentido y problemas de éstos debería hacerse primero con las debidas diferenciaciones.****
Algunos de los círculos organizativamente difusos en los márgenes del cristianismo, p. ej., con acercamiento a los grupos New Age Cierta contribución en favor de un tiempo nuevo que supere la imperfección de las actuales sociedades materialistas y, en este sentido, emparentados con los anuncios del Apocalipsis. Se centran en las propias cualidades y experiencias, en lugar de ir culpando a otros. Partidarios de un diálogo entre las muy numerosas tendencias. ... No existe siempre una clara diferenciación entre Cristo y los supuestos Cristos, tales como la „conciencia de Cristo“ de algunas corrientes.
Dado que en las religiones sólo se dan coincidencias generales en las cuestiones éticas, y muy pocas en materia de fe, las diferencias se evitan a veces con artimañas.
No se comprende a veces que, en la Tierra, son necesarias las decisiones éticas entre fuerzas constructivas y destructivas, porque Dios está por encima de todo. Por ello, se observa a veces tolerancia hacia fenómenos conflictivos y ausencia de aquella ética aceptación de las dificultades que ha caracterizado al cristianismo organizado. Como movimientos, presentan poca implicación social. ...

* Sería también posible examinar el parentesco de cada una de las iglesias con cada uno de los apóstoles originarios. Diferentes personas encuentran en las diferentes iglesias aquello que les hace avanzar un poco.
** Si tiene interés en algún grupo y éste: a.) respeta su libertad personal y sus contactos con familiares y amigos; b.) no le conduce a actividades contrarias a la ética; c.) no se ocupa de quitarle aquello que le pertenece (aparte de la contribución o diezmo a la iglesia y las aportaciones voluntarias); d.) se remite a la Biblia, o al Nuevo Testamento, o a Jesucristo en el sentido que les corresponde; e.) reconoce que no es el único grupo cristiano verdadero; entonces no se trata de una secta, al menos, en el sentido generalmente peyorativo que se le da a este término; no importa ya cuáles sean sus interpretaciones teológicas, ni cómo se valoren sus tradiciones complementarias que –a excepción de las iglesias libres- casi todas las iglesias poseen.
*** P. ej., el mismo Juan, Clemente de Alejandría, Orígenes, los paulicanos, Joaquín de Fiore, el Maestro Eckhart, Tauler, Seuse, Nicolás de Cusa (cusanos), Jakob Boehme, Ángel Silesio, Paracelso, Novalis, etc.. Todos estos círculos pueden haber tenido sus limitaciones, al igual que las tiene cada iglesia, pero son una parte integrante del cristianismo considerado como un todo. Los bogumilos y los cátaros estaban parcialmente emparentados, pero buscaban casi exclusivamente la evasión del mundo.
**** Véase también el capítulo "Cómo tomar las profecías" –también, en general „palabras proféticas“ y temas relacionados“- en el texto principal de Christuswege.net. No todos los grupos neoapocalípticos se consideran en competencia con las iglesias, ni piden tampoco la salida de la iglesia o la adhesión a ellos. (p. ej., Lorber). Otros grupos, sin embargo, sí que son críticos con las grandes iglesias, por las que se sienten perseguidos.
 
 

c.) Propuestas de solución de los conflictos entre las iglesias de la Ecumene

El completo potencial del cristianismo sólo se hace palpable cuando se considera la multiplicidad ecuménica de las iglesias.  Quien sólo estima cristiano los escasos denominadores comunes de cada una de las grandes iglesias está negando con ello a los hombres y a las iglesias el estímulo que precisarían para avanzar hacia la necesaria renovación, en el sentido de la primitiva iglesia, de un cristianismo superficial. Es preciso que los cristianos aprendan los unos de los otros. Entre tanto, pueden todos conservar su propia identidad. Una decidida conciencia de común pertenencia en el seno de la multiplicidad de las iglesias no significa que se deba aspirar a un cristianismo unitario. Cristo mismo de ningún modo ha dicho esto en las cartas que dirige a las siete iglesias de Asia; era consciente de que hay diferentes clases de personas. Ni siquiera el anuncio hecho en otro pasaje sobre un tiempo en el que sólo habrá un pastor y un único rebaño quiere decir que este rebaño habrá perdido ya toda diversidad. El más alto „pastor“ es, en última instancia, Cristo. También es el único que podría proporcionar, en la forma debida, una reunificación directa de la iglesias. ¿A quién si no le corresponde esto? Sin embargo, se pueden emprender medidas en este sentido. A continuación, se abordarán aquellos puntos que los líderes de las grandes iglesias perciben actualmente como los mayores obstáculos en esta discusión. (La mayor parte de los creyentes de una u otra iglesia no tienen interés alguno en preservar estos „obstáculos“).

0. En el Concilio Vaticano II se dio una cierta apertura hacia la Ecumene: la iglesia católica reconocía que elementos como la palabra de Dios, la gracia viva, la esperanza, el amor y los dones del Espíritu Santo –elementos invisibles y visibles— también se daban fuera de la iglesia católica; de forma que, también allí podía tener lugar una 'consagración' y una redención. Sin embargo, se seguía describiendo a la iglesia católica como la única iglesia verdadera.

1. La iglesia católica no reconoce a los protestantes la ininterrumpida "sucesión apostólica", por imposición de manos, desde los primeros apóstoles, junto con la consagración de obispos y sacerdotes a ella aparejada. De aquí que no se trate de dos iglesias hermanas en sentido pleno. Ahora bien, algunas iglesias evangélicas surgieron, alentadas por los correspondientes soberanos, mediante la conversión de una parte de los creyentes, proceso al que también debieron sumarse sacerdotes católicos consagrados. Estos, por su parte, tomaron parte en la designación de otros pastores en las correspondientes ceremonias litúrgicas. La imposición de manos con fines diversos (curación, bendición,...) está ampliamente documentada en la Biblia. Si estuviera ésta pensada sólo en el sentido en que pretende el catolicismo –algo no prescrito expresamente en la Biblia-, de forma que debiera garantizar una cadena ininterrumpida hasta hoy, entonces siempre cabe la posibilidad de que las iglesias evangélicas reinstauren la imposición de manos, algo que, en este sentido, no iría en contra su dignidad; y, además, hallarían así en sus propias filas o fuera a alguien que forme parte de esta „cadena ininterrumpida“: algo que, según como se tome, bien podría animar la propia autoestima de las iglesias evangélicas.
También sería posible admitir, los unos y los otros, que la relación con el Santo Espíritu de Cristo, que de otra forma se concede mediante imposición de manos, también puede concederse directamente por la oración. (Incluso cada creyente podría hacerlo. De aquí que haya personas especialmente dotadas para la curación cristiana mediante imposición de manos, sin haber recibido nunca una consagración eclesiástica; a veces más dotados que la mayoría de los consagrados). Se deduce de aquí que un pastor, en el sentido clásico, podría administrar este Santo Espíritu mediante imposición de manos. Esta variante, por otra parte, resultaría probablemente extraña al propio concepto que de sí tiene la iglesia católica. (Pero la iglesia evangélica tampoco la ha practicado; de este modo, a nadie se le concede ventaja.)
Tomada en sentido estricto, la iglesia católica podría asumirla como posibilidad, aunque pudiera sostener, en sentido restrictivo, que no sería ya controlable por medios normales si de esta forma el Espíritu Santo obra de un modo igualmente válido. Para ello, habría tenido, sin embargo, personas disponibles en todo momento que le habrían podido decir cuán válido o inválido parecía el resultado (p. ej., personas como el Padre Pío, etc.). Se añade, además, que hay una probable limitación de la consagración católica tal y como se ha venido practicando. ¿Qué sucede con alguien que, consagrado de esta manera, haya probablemente corrompido, por una grave falta, la administración del Espíritu Santo? ¿Estaría aún habilitado para seguir administrándolo? Son éstas cuestiones a las que no se puede dar una respuesta verdaderamente adecuada sin los debidos exámenes o sin personas como el Padre Pío.

2. La cuestión del papel del primado de Pedro, es decir, del Papa, para las otras iglesias, guarda, para la iglesia católica, relación con su concepto de una evidente y completa unidad de las iglesias bajo su guía. Jesús le encargó a Pedro que "apacentara" sus "corderos" y "ovejas" (Jn., 21). Pero Jesús no asigna de este modo los otros discípulos y sus círculos de seguidores a Pedro, sino los cristianos del momento en toda su extensión: p. ej., las antiguas "7 iglesias de Asia" (v. supra) estaban asistidas por Juan, no por Pedro; muchas comunidades estaban asistidas por Pablo, etc.. Surge así la cuestión de qué podría significar, en las presentes circunstancias, aquel "apacentar" por parte de un sucesor de Pedro. Representantes de las iglesias ortodoxas manifestaron hace unos años que estarían de acuerdo con un „primado honorífico“ del Papa, sin poder ejecutivo directo sobre las otras iglesias, tal y como, en la primitiva iglesia, el obispo de Roma era generalmente reconocido como el primero entre iguales. Incluso algunos teólogos protestantes se han sumado a esta reflexión. El Vaticano no se pronunció entonces al respecto. Sin embargo, algo más tarde, el Papa expresó por su parte que las otras iglesias deberían reflexionar, en relación con la unidad de las iglesias, sobre el papel que debería tener, en su opinión, el papado. A nadie puede perjudicar este ejercicio de reflexión. Si las iglesias estuvieran unidas, podrían con seguridad elegir una cabeza común.

3. Las iglesias protestantes echan de menos, en la iglesia católica, la autorización de la ordenación sacerdotal de las mujeres. Sin embargo, también las iglesias ortodoxas y algunos sectores de las iglesias anglicana y protestante tienen en algunos países ciertas dificultades con la cuestión. Por otro lado, existe dentro de la iglesia católica la „petición popular ´Somos Iglesia`“ que, entre otras, ha elevado también esta demanda. Pese a la importancia que esta cuestión tiene, no se comprende por qué debe hallársele una solución específica en relación con el camino hacia la unidad de las iglesias. Se trata, de hecho, de una petición que cada una de las propias iglesias debe resolver por sí misma de una forma acorde con su propia conciencia. En primer lugar, el Vaticano sencillamente no debería rechazar que las iglesias evangélicas prosigan con la ordenación de las mujeres en el modo actual, ni siquiera cuando la política de acercamiento marche hacia delante. La práctica divergente, sencillamente, debería ser un reto positivo sobre el que trabajar en cada una de las iglesias.
En primer lugar, en la Biblia (en Pablo) tan sólo se apunta una función tradicional parcialmente diferente en lo que respecta a hombres y mujeres de la comunidad. Que en ella las mujeres, en general ,debieran tener menos derechos era algo que no se planteaba en aquel tiempo, sabiendo y viendo el círculo de los discípulos cuán importante había sido el papel, p. ej., de María y otras mujeres en los sucesos de la Pascua de Pentecostés. "Calle la mujer en la comunidad" debía tener, por tanto, un sentido diferente al que luego se le atribuyó y tiene poca relación con las cuestiones actuales aquí planteadas. Como resulta dudoso, sin embargo, que haya acuerdo unánime sobre cómo debe interpretarse, tan sólo queda el argumento de la inoportunidad de hacer de esta cuestión, en el momento presente, un asunto decisivo de los esfuerzos en pro de la unidad de las iglesias. Puede sentirse igualmente desilusionado quien crea que puede hacer avanzar la ordenación de la mujer entremezclando esta cuestión con la discusión en torno a la unidad. Es mejor tratar los dos temas por separado. A medida que se avance hacia la unidad de las iglesias, se verá, cuánto se mueve cada una de ellas.

4. La adoración a María de la iglesia católica o de la iglesia ortodoxa no se da en esta forma, sin embargo, en las iglesias protestantes; pero bien se ve que este asunto no se percibe como un punto central de controversia en el camino hacia una mayor unidad. El Concilio Vaticano II también admitió que puede haber diferencias en la liturgia, reflejo de la actitud espiritual de los creyentes, incluso algunas que pueden resultar mutuamente enriquecedoras. Tenemos constancia de algunos intentos particulares por parte de algunas iglesias evangélicas durante los años 50 y 60 que reintrodujeron la adoración a María de una forma apropiada.

5. Por un lado, se comprende que el derecho canónico (CIC), cuyas tempranas formas fueron motivo de toda clase de abusos, sea, para todos, un tema espinoso. Pero el papel del derecho canónico tradicional en la iglesia católica, no prescrito bíblicamente, no debería ser una cuestión que bloquease los esfuerzos de las iglesias en pro de una unidad más sólida, tal y como ha dicho la EKD (iglesia evangélica de Alemania). En primer lugar, esto sólo concierne a una iglesia. Cada iglesia puede tener sus propios estatutos y, con ello, también su propio derecho canónico, como quiera que éste sea; es más, debe incluso hacerlo en cierta medida, en tanto en cuanto exista, ya como unidad propia, comoquiera que sea su status, o como sección de la unidad. Dado que nadie exige que sus reglas sean asumidas por todos sin reparos, la modificación de estas normas de carácter interno es, asimismo, competencia de cada una de las iglesias. Y sólo si alguien plantea tal discusión sobre una asunción de esta clase, para la iglesia católica estaría entonces claro que esto presupondría un nuevo concilio universal que confeccione o promueva un nuevo derecho canónico universal (tal y como ella misma, en 1983, adaptó a la nueva teología del pueblo de Dios su Concilio Vaticano Segundo de 1962). Resulta, entonces, impropio presentar este tema como un obstáculo para lograr la unidad.

6. Otro punto de desencuentro, la cuestión sobre la justificación del hombre ante Dios, si a través de sus obras o a través de la acción redentora de Jesucristo, puede considerarse suficientemente aclarada con la ya, al cabo, lograda toma de posición conjunta de las iglesias evangélica y católica.

Sería, por tanto, perfectamente posible, que las iglesias se aproximaran en el sentido de la Ecumene, en lugar de seguir atormentando a Cristo con sus escisiones.*) Lo que, con independencia de ello, sí puede, sin embargo, respirarse hoy día es aquella "iglesia universal" en el espíritu de Jesucristo, que está formada por aquéllos que siguen a Cristo a su manera y procuran "realizar la voluntad del Padre", sin importar a qué iglesia pertenezcan; habiendo incluso entre ellos algunos que no son miembros de ninguna iglesia o comunidad religiosa, o que no hacen gala constantemente del concepto cristianismo. En torno a este punto, en relación al tema de las iglesias, gira la página web "Caminos de Cristo". A pesar de esta experiencia, los esfuerzos que, en pos de una unidad visible, aún no han culminado, no son ya una contradicción. Ésta debe ser, sin embargo, deseada desde dentro; una mera firma sobre papel no la proporcionará.

*) (v. Sobre el bautismo en el Jordán por Juan el Bautistala: nota a pie de página).
A este respecto, iglesias como la católica, deberían estar abiertas a los mensajes de Cristo en este sentido de la cristiana ortodoxa Vassula Ryden, "La verdadera vida en Dios", tomo 1. La iglesia católica valora tales escritos como "revelaciones privadas" (la inspiración), no pone objeciones a su divulgación, las analiza de forma crítica y se reserva para otro momento un juicio definitivo. A menudo, sin embargo, el contenido excede al de unas inspiraciones que tan sólo importaran a la vida personal del implicado. (Esta página web aporta documentos literarios sólo como consejos adicionales de los que nuestras interpretaciones no dependen).

 

Las inspiraciones y las iglesias

El Nuevo Testamento recoge como algo importante que, en general, resulta propio del ser cristiano (cfr., p. ej., 1 Cor. 14, 26; Mc.16,17), la inspiración directa del creyente individual, así como otros dones del Espíritu Santo. Sin embargo, las vías para ésta se entorpecieron.

Sin embargo, junto a las iglesias pentecostales, la iglesia católica, p. ej., reconoce la posibilidad de estas destacadas revelaciones. Ésta distingue, sin embargo, entre una „revelación general", para todos, a través de la Biblia, la tradición y el magisterio de la iglesia, por un lado, y las „revelaciones* privadas", por el otro. Si bien se concede a veces que las últimas, en la medida en que resultan significativas para la vida de los implicados o de su círculo directo, puedan ser revelación del Espíritu Santo, no se las fomenta especialmente. En particular, se ha dado con frecuencia una reacción crítica por parte de esta iglesia cuando se han anunciado mensajes que, por su contenido, han excedido el ámbito privado y se han referido a la iglesia o a la humanidad, p. ej., en revelaciones marianas o de Cristo. Desde el Papa Pablo VI no se ha bloqueado oficialmente la presión de tales escritos por parte de editoriales cercanas a la iglesia. Pero ahora y siempre se han reservado parcialmente tales testimonios como ocurriera, p. ej., durante decenas de años, con el tercer misterio de Fátima. La iglesia se reserva para más tarde un dictamen definitivo. Todos, incluso la misma comunidad de los creyentes quedan obligados en Can. 844 §3 a observar, en un posible examen pormenorizado, el derecho a ser escuchado, es decir, a un trato justo. Can. 220 prohíbe cualquier daño moral injusto, sin importar quién lo ocasione (tales como lo que pueden derivarse de apresurados prejuicios públicos).
En otras muchas iglesias este ámbito completo no juega ningún papel destacado o no han desarrollado ninguna práctica especial que se ocupe de ello. Por otro lado, se dan otras muchas apariciones de este tipo, incluso fuera de las iglesias. En general, se tiene la impresión de que Dios está interesado en que haya siempre personas estimuladas también de este modo, sí, como aleccionadas como es debido y advertidas también. Esto es, en todo caso, un proceso de aprendizaje que dura toda la vida y difícil; para dar a conocer semejantes mensajes se requiere previamente una vocación especial así como una unión especial con Dios y la correspondiente preparación.

También los primeros apóstoles, --personas que, por los dones que les fueron concebidos pudieron ser valedores de Jesucristo—enseñaron, según 1 Cor. 14, 26 revelaciones directas o una selección de éstas como parte integral de las asambleas. 1 Cor.12,4-7: "Así, lo que el Espíritu obra en cada uno de nosotros resulta en provecho de todos". Según 1 Cor. 12, 28  el papel de los „profetas"*) puede verse en segundo plano con respecto al de los apóstoles, y en tercer lugar vienen los maestros. En 1 Cor. 14 se distingue entre el hablar lenguas para la propia edificación y el hablar profético para la edificación de la comunidad; las personas con dones proféticos eran extraordinariamente valoradas, tanto más por cuanto los otros discípulos no podían cumplir automáticamente con esta tarea (p. ej.,. Mt.10, 41).

Signos distintivos:
- Aquí no se trata ya tanto de la cuestión de si acaso existan las inspiraciones que no se deban a la autosugestión o a la sugestión de masas, la esquizofrenia u otras manifestaciones psíquicas**. Quien estudie sin prejuicio aquellos fenómenos en el cristianismo ha de reconocer rápidamente que intentar explicar semejantes fenómenos de un modo puramente psicológico no basta en la mayoría de los casos. Tras conocer esto es cuando surgen las cuestiones verdaderamente interesantes.
- Merece la pena buscar el conocimiento de qué viene del Espíritu de la Verdad y qué no; cfr. 1 Jn. 4, 1. Esto debe verse, sin embargo, con la debida precaución y atención. Considerando sólo la Biblia no se ha de concluir automáticamente que los sacerdotes puedan entender sobre estas revelaciones del Espíritu sólo por teoréticas evaluaciones teológicas. Son pocos los que pueden percibir directamente de qué espíritu procede un mensaje; de ahí que, de acuerdo con Mt. 7, 15-20 los dones proféticos deban juzgarse por sus"frutos". Es decir, si conducen a Cristo, p. ej., hacia las así llamadas „conversiones", con una subsiguiente evolución vital positiva; incluso si llevan a la curación espiritual o corporal, p. ej., sería muy cuestionable despacharlas como falsas o „provenientes del diablo", pues suelen ocurrir por medio de la Gracia: Jn. 15, 5: "sin mí no podéis hacer nada". También debe entenderse como un signo positivo cuando por medio de ellas aparece, p. ej., un mayor amor hacia Cristo y el prójimo. Cfr. también la admonición para no juzgar en Mt.7,1; Mt.12, 24-30 y Hechos de los Apóstoles 5,3 8-39. Tanto de acuerdo con la teología moral como con los fundamentos legales profanos sería incorrecto condenar en caso de duda.
Otro signo distintivo puede ser la humildad de la conducta de tales personas; pues sólo la persona que queda „en silencio" puede escuchar el Espíritu de Dios. Los conocimientos teológicos no son aquí signo alguno; con frecuencia se eligió a personas muy sencillas ("los carismas de los legos"). Los ilustrados sólo pueden lograr tal cosa si no son presuntuosos o empecinados, de forma que, a pesar de todo, pertenezcan a aquellos "pobres de espíritu" de Mt. 5, 3. (P. ej., los saduceos, racionalistas y materialistas, los fariseos, en la medida en que mayoritariamente se hallan fascinados por el conocimiento religioso intelectual, no pertenecen a aquellos „pobres de espíritu".)
- "Que viváis vuestra vida de un modo humanamente digno y cumpláis vuestras obligaciones cotidianas pero que también hagáis a Dios, el padre todopoderoso, el merecido sitio en vuestra vida" (tomado de los mensajes de María a la visionaria de Garabandal y de otros lugares).
- Un comportamiento amoroso según la ética de Jesús – véase, por ejemplo, Mat. 7,12 – es también uno de estos indicios. El ser humano por medio de su mismidad unida a Cristo entra en contacto con el Espíritu de un modo más intenso que por medio de su raciocinio. Esto mismo puede suceder de un modo tanto más notorio cuanto más se encuentre en sintonía con las propiedades divinas como el amor. Ética no significa aquí en, todo caso, someterse automáticamente a las ideas tradicionales convencionales de lo que haya de ser una persona piadosa relativas, por ejemplo, a la indumentaria, el ir a la iglesia, etc.
Por ejemplo, si una persona apelando agresivamente a inspiraciones que supuestamente proceden de Cristo emitiera juicios falsos y remanidos leídos de aquí o allá sobre otros cristianos y de este modo creara discordia, sería bastante grande la probabilidad de que no nos encontráramos ni ante un comportamiento justo ni ante un auténtico mensaje de Cristo o del Espíritu Santo.
Por otro lado, como signo, la libertad frente a la opresión espiritual externa tiene su importancia. Al Espíritu Santo no le afectan las divisiones humanas y precisa de la libertad para prosperar. Hechos de los Apóstoles 5, 29: "Debemos obedecer antes a Dios que a los hombres". Con ello no se discute aquí que la guía espiritual no tenga, sin embargo, su sentido. Cada generación no debe comenzar de nuevo desde el principio.
- Algunos criterios como el de lo "sobrenatural" han sido ciertamente explorados: por ejemplo los fenómenos secundarios en algunos casos del llamado "arrobamiento" (sin reflejos ciegos, variaciones en la frecuencia cardiaca, retardo del pulso, aumento de la tensión sanguínea y ello sin indicios de manipulaciones o drogas); o el hecho de que las personas no podían conocer lo que se les comunicaba, etc. Esto, en todo caso, tampoco es decisivo, pues el Espíritu también puede servirse de las propiedades "naturales" de las personas.

Hay múltiples formas por las cuales puede expresarse una revelación del Espíritu. P. ej., no confundir pues "la palabra interior procedente del corazón" estando plenamente conciente con las apariciones esquizoides o hipnóticas**. Con un poco de experiencia está también claro que serían de un carácter diferente a los fenómenos telepáticos. (compárese con "de la palabra interior", selección de Johannes Tennhardt, entre otras la Editorial Lorber). Pocas veces ha de considerarse un estado similar al trance, en el que la persona permanece claramente en segundo plano, pero incluso entonces habrían de diferenciarse las circunstancias (p. ej., la clase de sintonía o unión con Dios), ya que no se trata de un trance normal, es decir, de una limitación de la conciencia, en la que podrían darse también inspiraciones harto problemáticas en sentido espiritista, que actúan debilitando a los participantes. Por otro lado, sucede que alguien experimenta algo interior, ya como visión, luz o idea, y luego lo puede pasar a palabras y transcribirlo. También se da la escritura directa, pero en conciencia, es decir, algo que debe distinguirse de la escritura espiritista, la cual tiene lugar en trance.
Que el „Espíritu Santo" puede aparecer en una revelación es algo que no sólo ocurre en un mensaje directo desde una fuente espiritual (:"..."). También un pensamiento, un diálogo entre personas, un artículo o libro pueden, en definitiva, proceder de esta fuente de inspiración, pues éstos pueden estimular la creatividad humana tanto como se quiera.
Sobre el Espíritu Santo, en general, cfr. Jn.3, 8; Jn.14, 26 y el texto principal de Caminosdecristo.net, parte 1, capítulo "La primera Pascua de Pentecostés".
Sobre las profecías en el sentido estricto de visiones de futuro, véase el capítulo correspondiente en el texto principal de Caminosdecristo.net, parte 2, p. ej., el capítulo „Cómo interpretar las profecías"

*) Hágase aquí referencia a algunos pasajes altotestamentarios sobre el carácter de la profecía, con la reserva de que los presupuestos para ello han cambiado desde entonces (el antiguo arte de la profecía prácticamente había dormitado hasta el tiempo de Jesús y fue despertado de nuevo: Joel 3, 1-2; Amós 3, 7-8).

**) En algunos casos también personas con auténtica capacidad inspirativa podrían llegar temporalmente a un estado parecido al de ciertas perturbaciones psíquicas como, por ejemplo, un diálogo interior expresado en un flujo compulsivo y la permanente incapacidad de darse a las necesidades mundanas. Para evitar en la medida de lo posible semejantes excesos, además de los aspectos arriba referidos, pueden tenerse en cuenta los siguientes requisitos: dormir suficientemente; una alimentación que contenga, por ejemplo, suficiente vitamina B; o sea, en este contexto ha de tenerse precaución con el ayuno, etc., siempre que no se tenga suficiente experiencia en estas cosas; mantenerse consciente de la fuente deseable, es decir, Cristo; no darse a sesiones demasiado prolongadas que sean motivo de embotarse y "pasarse de cuerda"; esforzarse en suficiente medida por tener contacto con el mundo terrenal tras las experiencias interiores más intensas; contemplar lo escuchado siendo consciente de sí mismo. Las personas que hayan de ayudar, los acompañantes espirituales, terapeutas y semejantes solamente pueden ofrecer una ayuda conveniente y verdadera en semejantes casos tan sólo si disponen de los conocimientos concretos relativos a las enfermedades específicas, respecto de lo cual forma parte la consideración no ya tan sólo del estado de perturbación momentáneo sino que también ha de tenerse en cuenta el estado básico que no consista en una perturbación en sí.

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¿Por qué preciso de un iglesia o de una comunidad?

Por un lado, es posible hallar una unión íntima con Jesucristo y con Dios totalmente individual. Este es el asunto. Dios, de forma directa, puede incluso llevarlo hacia los necesarios estímulos externos, siempre y cuando esté atento a estas sutiles señales.

Sin embargo, hay otro nivel de esta unión que sólo se desarrolla en comunidad con otros: "Allí donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos“ (Mateo, 18,19-20). Esto, ante todo, significa, sencillamente, lo que literalmente dice. Menos fácil de experimentar, pero básicamente posible, esto también puede darse cuando, en la distancia, las personas, p. ej., coinciden en un tiempo determinado. Un místico podría experimentar una unión de este tipo incluso sin estar con otros. Para la mayoría, sin embargo, tal posibilidad sería algo inalcanzable. En general, el hombre no ha nacido para ermitaño.

Esta forma de comunidad en oración puede, p. ej., expresarse en una reunión regular en una casa. Puede vivirse, también, en una comunidad eclesiástica, o en cualquier otra comunidad de fe de diseño particular. Pues, aunque cada una de las iglesias trate de exagerar la importancia, para los creyentes, de sus propias tradiciones, el sentido de la reunión no cambia por ello.

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 Los siete sellos

Las subsiguiente visión describe, en primer lugar, la adoración de Dios por los „24 ancianos“, los „siete espíritus ante el trono de Dios“ y las „cuatro figuras“, mediante las que se expresan diferentes cualidades originarias y la creación. Luego, se describe cómo sólo el „cordero“ –con los atributos de Cristo- pudo abrir el libro con los siete sellos, Ap. 4 - 8, 1. Esta visión transcurre en el „cielo“, en tanto que divino lugar. El significado de los sellos se describe, en primer lugar, en un plano cuyas fuerzas están caracterizadas mediante símbolos – los cuatro caballos de distintos colores, o los jinetes. De sucesos en este plano, comparables a los de un figurativo plano onírico, se deducen sólo efectos indirectos sobre los acontecimientos terrenales.

A pesar del carácter de estos pasajes, orientado, en general y primariamente, al despliegue de ese plano psíquico, se lee también al principio „te mostraré, qué ha de ocurrir después de esto“, es decir, después de las siete comunidades. R. Steiner y Arthur Schult trataron, en consecuencia, de señalar a otras siete „culturas del sello“ sobre la tierra, que guardaran relación con aquella purificación del plano de conciencia aludido. El „libro de la verdadera vida“, aparecido en México y de inspiración cristiana, ve en los siete sellos la historia entera, desde los tiempos de „Caín y Abel“ hasta el tiempo venidero en que todo habrá de completarse.

En cualquier caso, este texto no permite una clara identificación con la tierra física del presente. De interpretarse en esta dirección, a la usanza de algunas iglesias libres, entonces se podrían entrever, en los primeros cuatro sellos, algunas débiles reminiscencias de las dos guerras mundiales, al subsiguiente equilibrio del terror entre el este y el oeste, así como al hambre y a las epidemias; eventualmente, podrían sucederse persecuciones religiosas y catástrofes de origen cósmico: meteoritos, terremotos, en algunos casos, inversión o variación de los polos; véase, en cualquier caso, el capítulo „Las últimas siete plagas".

Ya algunas escenas, p. ej., aquéllas del Evangelio de Juan, 2 (la de las bodas de Caná y la de la expulsión del templo de los mercaderes y cambistas por parte de Jesús,–v. nuestro capítulo al respecto-) recuerdan, en su carácter, en un caso fundacional de la comunidad, y agresivo en el otro, a estos pasajes.

Del mismo modo que, en el capítulo 5 del Evangelio de Juan, Jesús profetiza la división de los espíritus, entre aquéllos que han hecho el bien y aquéllos que hicieron el mal, así, entre el sexto y séptimo sello, el relato narra la espiritual „imposición del sello a los elegidos de las doce tribus“ y el „triunfo de los elegidos en el cielo“.

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Las siete trompetas

También la visión de los ángeles con las siete trompetas se desarrolla en el „cielo“, Ap. 8, 2 - 11, 19.  Las „oraciones de los santos“, que se elevan, y también el „fuego del altar“, que desciende sobre la tierra, así como las mismas trompetas, en tanto que instrumentos sacados de la imaginación, reflejan un plano más espiritual, al igual que ocurre en los sueños con parecidos símbolos. Se encuentra aquí el punto de partida de los sucesos que, acaso en parte, pueden traducirse en lo terrenal, donde toda clase de sombras se arremolinan.

A pesar de su carácter primariamente espiritual y no físico, también aquí se ha intentado hacerlas corresponder, temporalmente, después del sello, p. ej., con „culturas de la trompeta“ terrenales. Ya es difícil encontrar alusiones a la historia cronológica: no sería, empero, descabellado ver referencias a la muerte de los bosques y a los tóxicos en lo que respecta a las trompetas 1 y 2. Con la tercera trompeta no puede evitarse pensar, más de una vez, que esa tea que cae sobre un tercio de las corrientes de agua, de nombre ajenjo, se refiere a Chernóbil. La cuarta trompeta podría señalar una constelación astral, como la que, p. ej., a mediados de agosto de 1987, dispuso a todos los planetas en un triángulo cósmico. Algunos grupos de los círculos de la New Age meditaron entonces, sin hacer referencia al Apocalipsis, pero sí al número apocalíptico de las 144000 personas –para los indios „los guerreros del arco iris- , sobre un supuesto comienzo o estación en el camino hacia una nueva era. La quinta trompeta –la humareda que desprende la fuente del abismo, saltamontes acorazados, cinco meses de tormento- podría dar la impresión de que la guerra del golfo (1991) fue, al menos, una señal objetiva de esta trompeta y de su continuidad con la sexta trompeta. La séptima trompeta lleva al „templo de Dios“, de nuevo acompañada de relámpagos, voces y truenos, etc., lo que, una vez más, puede tener un profundo sentido místico.

Con la séptima trompeta aparecen también voces, según las cuales, alcanzado este punto, los reinos del mundo ya son de nuestro Señor y de su Cristo“; al menos en el plano espiritual, se ha decidido ya algo que aún no se ha materializado sobre la tierra. La fuerza de las „trompetas“ son comparables con aquellas de la „transfiguración“(v. Mt. 17 y nuestro correspondiente capítulo) y las enseñanzas al respecto, también en el sermón de la montaña (Mt. 5-7), etc.

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Los „siete truenos" y los dos profetas

Después de la sexta trompeta „hablan siete truenos“, cuyo mensaje Juan „sella“ y no debe poner por escrito. Entonces, „se mide el templo en el cielo“". Dos profetas son asesinados y son resucitados. Ap. 10 - Ap. 11, 14. Aquí es fácil de constatar un paralelismo con la resurrección de Lázaro en el Evangelio; v. nuestro capítulo al respecto y Jn. 11.

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La mujer y el dragón

En todas las fases del suceso se hallan implicadas las fuerzas espiritualmente fundamentales y las diferentes fuerzas antagónicas. El texto se extiende unas veces sobre uno de los lados, otras sobre el otro. La señal en el cielo, la „mujer vestida con el Sol, y la Luna bajo sus pies, y sobre su cabeza, una corona con doce estrellas“ Ap., 12, se refiere inequívocamente a „Sofía“, la madre del cielo o del mundo, y no tiene tanto el aspecto de la madre tierra; véase el capítulo „La primera Pascua de Pentecostés“ en este trabajo. Ya se mencionó su -en parte- presunta relación con María. María vivía en su vejez, también simbólicamente, en una cueva, en la que con anterioridad se había adorado a la diosa madre Cibeles, como aquí, para que trajera lo nuevo. Su „hijo“ en el Apocalipsis –y el hijo de un ser celestial debe verse, ante todo, también como ser celestial –, que más tarde deberá guiar a los hombres con „cetro de hierro“, es decir, con permanente exhortación, entre otras cosas, a su franco interior individual, debe referirse a un modo particular de operar del Cristo cósmico; se puede traducir también por „con vara de hierro“ y entonces no sólo se trataría en este caso de un símbolo regio, sino también de un símbolo de los „bendecidos“ que bien pudiera tener algo que ver con las „legiones celestiales“. Puede hallarse más en el capítulo „Las últimas siete plagas (las copas de la ira)".

Aquí se adivina en parte una relación con el carácter del lavatorio de pies y la anterior unción de María de Betania; v. nuestro capítulo "Cristo y el lavatorio de pies" y el Ev. de Jn., 12,13. También se retoma aquí el motivo del nuevo nacimiento en planos progresivamente superiores de desarrollo.

El „dragón", con sus ángeles negativos, es el reverso de la moneda. Por medio de „Miguel y sus ángeles" son derrotados en el cosmos y expulsados de la tierra. En lo que a ellos respecta, el cielo y la tierra quedan bajo la protección de la mujer.

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La bestia de siete cabezas que sube del mar

También aparecen en esta visión las otras dos fuerzas negativas; en primer lugar, la tratada de forma más antojadiza y frívola; Ap. 13, 1-10; cfr. nuestro capítulo "Las tentaciones" y Jn. 13, 1-10, y Mt., 4, 5-11. Más adelante, en el mismo Apocalipsis, se interpretan las siete cabezas como „siete montañas, sobre las que se sienta la prostituta de Babilonia" y, a su vez, las montañas como „siete reyes“. Los diez cuernos, según se explica en el mismo Apocalipsis, son „diez reyes“, todos de la misma opinión, y que dan su poder a esta bestia.

Debido, en parte, a que las „siete montañas“ podrían recordar, entre otras cosas, a Roma, la ciudad de las siete colinas, hay iglesias libres cristianas que han divisado al Papado en la „prostituta de Babilonia“. Esto parece, sin embargo, demasiado aventurado y, pese a la problemática histórica de la iglesia católica con el resto de la simbología, no claramente respaldado. En Apoc. 18, 11-23 se pone especialmente de relieve una relación con el comercio mundial. (Véase el capítulo "Las últimas siete plagas y el fin de Babilonia.."..) La „imagen" del animal según el siguiente capítulo 14 del Apocalipsis pudiera relacionarse con imágenes (imaginaciones) falsas de Jesús. Puede relacionarse también con la adicción o con la dependencia casi ritual de los aparatos multimediales.

Las intrínsecas fuerzas cautivadoras de esta „bestia“ pueden especialmente desarrollarse a través de la fuerza que se describe en nuestro capítulo "La flagelación"; Jn., 19, 1.

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La bestia de dos cuernos que surge de la tierra

Aquí tenemos aquella fuerza negativa que se dirige a las imposiciones materialistas Ap.. 13, 11-18; cfr. nuestro capítulo "Las tentaciones " y Mt., 4, 1-4.

La conexión de la marca de los hombres en la frente y en la mano, así como el número 666 en este capítulo, en tanto que requisito para poder comprar y vender, tienen también su claro reflejo en los acontecimientos del mundo. El desarrollo de las posibilidades de la red de ordenadores, las tarjetas de crédito, los códigos de barras, con tres barras dobles como delimitación = 666 en este código, los aparatos para identificación personal por la frente o la mano, ya desarrollados en Canadá o puestos a prueba en un gran ensayo en Malasia, la denominación „La bête" = la bestia, para la antigua Central de Compensación de la UE en Bruselas, un código bancario internacional 666, etc., señalan una tendencia; sin que importe lo inconsciente o conscientemente, a veces incluso, p. ej., jocosamente, que ciertas denominaciones puedan acuñarse. La bíblica „bestia de la tierra" se identifica también con el „ídolo Mammon".

Otra tendencia, aún no resuelta del todo, la representa también el intento de atajar los problemas medioambientales, cada vez más dramáticos, primero con una superficial, ineficiente y técnica política ecológica, y luego, en lugar de adoptar la única y verdaderamente eficaz corrección del rumbo mas bien democrático, con una ecodictadura engañosa y tecnocrática. El claro reconocimiento del carácter de unos mecanismos de manipulación debe propiciar su misma resolución. Este proceso guarda un paralelismo con la fuerza que, en relación con la coronación de espinas ya se ha mencionado; nuestro capítulo y Jn., 2 - 3.

También en el capítulo sobre el dragón y las dos bestias pueden hallarse, probablemente, algunas alusiones a acontecimientos presentes, si bien no en todo su contenido. El conjunto se desarrolla, como ya se dijo, no sólo en el plano físico terrenal. En la subsiguiente y renovada visión de los 144000 (Ap..14) aparecen de nuevo varios seres o ángeles, que „vendimian“ dos grupos diferentes de hombres sobre la tierra. Aquellos unidos a la bestia son arrojados al „lagar de la ira de Dios“, es decir, abandonados a los efectos de las leyes de la naturaleza. Sin embargo, téngase en cuenta, que el Apocalipsis no menciona, en realidad, una „condenación eterna“, sino que, en última instancia, todo se puede reencontrar en Dios; y, en el sentido más elevado, todo es abrazado por él. Cfr. Ap., 22 y el capítulo relacionado sobre la „nueva tierra“ en este escrito.

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Las „últimas siete plagas“, el fin de „Babilonia“ y la vuelta de Cristo

Aquellos que prevalecieron frente a la bestia y su imagen, reaparecen en la siguiente visión en un plano al que se trata de describir como un „mar de cristal, mezclado con fuego“. Del „templo en el cielo“ vuelven a salir siete ángeles con las „últimas siete plagas“ que, de las „copas de la ira“, caen sobre la tierra, sobre el mar, en las „corrientes de agua“, en el Sol, sobre el „trono de la bestia“, sobre el „Eúfrates“ y en el „aire“ (Ap. 15,5 – Ap.. 21).

Por un lado, se percibe aquí un plano aún más elevado de conciencia; por otro, puede éste estar también provocando una penetración más profunda y más existencial de todos los elementos de la tierra y de los aspectos visibles del cosmos circundante: úlceras, venenos, sufrimiento, fuego, oscuridad, „espíritus negativos“ y una catástrofe mundial con desplazamientos continentales, hundimientos o inundaciones, caídas de meteoritos e, incluso, la división en tres o la destrucción de la civilización materialista de „Babilonia“; Ap., 17 - 18,24. Ya se señaló en el sexto sello una posibilidad o „ventana temporal“ para un suceso en este sentido.

Como base para ello, resulta también posible usar aquí, en última instancia, de grandes espacios de tiempo. Sin embargo, tanto los discursos de despedida de Jesús (p. ej., Marcos, 13), como muchas profecías aparecidas en conexión con el Apocalipsis de Juan, apuntan unánimemente a un acontecimiento central en torno al año 2000 que cambiaría el mundo. (Véase más arriba: Cómo tomar las profecías). Hallazgos científicos, aún no del todo claros en su significado, apuntan en la misma dirección. El sustancial debilitamiento del campo magnético de la Tierra y, junto a ello, el inusual incremento añadido de terremotos y actividades volcánicas, el „incremento en brillo“ del Sol, con independencia de los clásicos ciclos de la actividad solar, así como el curso del máximo, visto en el 2000..., de las actividades solares, indican a las personas que están alerta que algo inusual se cierne.

Tanto en el caso de una repentina y brutal dislocación de los polos magnéticos, como en el de una práctica implosión del campo magnético, de forma que luego reaparezca éste orientado a la inversa, tal y como ya ha ocurrido varias veces en la historia de la Tierra, se produciría una conmoción geológica. Ésta no sólo supondría una nueva situación para la humanidad, sino que introduciría una nueva era en la historia de la Tierra. Si el „cinturón magnético de Van Allen" en torno a la Tierra, p. ej. perdiera temporalmente su probable función de protección frente a partículas y „polvo cósmico“, se podría hacer fácilmente realidad las caídas de meteoritos anunciadas en las profecías.

Con todo, conocimientos propios, entre otros, apuntan a que la destrucción global temida por diversos autores ni tiene ni tendrá lugar, ni en la forma de una tercera guerra mundial nuclear, ni por un completo desastre ecológico, ni como sostiene la teoría del cambio o inversión de los polos del eje de rotación por acontecimientos cósmicos. Los fundamentos de esta clase de visiones han cambiado mucho.

Puesto que realmente están en marcha, por un lado, procesos apocalípticos acordes con los deseos de Dios, pero, por otro, también manipulaciones de muchos procesos naturales por parte sectores de la humanidad y de sus „élites“, anclados en el egoísmo, junto a algunos efectos humanos positivos, podrían resultar inevitables limitadas transformaciones de la tierra hasta una „nueva justificación“ de proporciones astronómicas; junto a los cambios en la humanidad y en su conciencia.

Con frecuencia se han anunciado los planes „anticristianos“, dictatoriales, de algunos que quieren conservar su poder, así como acortar o poner fin a este tiempo ya viejo por medio de una revolución que acarrearía hasta tres días de oscuridad. No se debe, por tanto, despreciar fácilmente esta transformación como mero sinsentido. 

En este sentido en la aparición de la Virgen en Garabandal se profetiza una „gran advertencia" que muestra sin contemplaciones en su interior a todas las personas del mundo lo que de sí mismos deben (hacer) superar (cf. Jn., 16:8; Ap. 14:6-20) si desean conseguir el paso hacia la luz  (cf. Jn., 16:13). Asóciese esto a una manifestación visible en el cielo. En el plazo de un año después ocurrirá un "gran prodigio (de sanación)" y permanecerá una señal en Garabandal. Sólo en la medida en que la humanidad no atienda a ésta, tendrá lugar más tarde el tantas veces anunciado gran "juicio" (de las "copas de la ira") por el "fuego del cielo" (véase, además, Mt., 24:28).  (Franz Speckbacher, "Garabandal" pág.120... La mayoría de los comentarios presentes en la literatura sobre apariciones marianas de fuentes rigurosamente católicas no deberían hacernos olvidar que los anuncios proféticos van dirigidos a toda la humanidad). Según esto debería reconsiderarse todo.
Una posible preparación podría consistir, además de en la depuración de la propia vida, en rezar ya por una más contundente (purificadora e iluminadora) acción del Espíritu Santo.

En recientes „mensajes" etc. se habla de una „zona cero“, en la que aquellos lo suficientemente preparados para ello pueden sumergirse en un campo de fuerza cósmico-espiritual –llamado a veces, de forma poco exacta, „anillo de fotones“- y llevar una vida con las propiedades de los „cuerpos de luz“ de más elevadas dimensiones en el plano físico (véase el capítulo "La resurrección" y „El reino de la paz").

Se anuncian también acciones de apoyo, tales como „arrobamientos“ temporales de personas preparadas por parte de Cristo o los ángeles, evacuaciones anticipatorias y otros apoyos positivos extraterrestres. Que cada cual juzgue, por su religión o su propia concepción del mundo, de dónde espera recibir ayuda. Dado que en el cosmos hay tanto luz como sombras, y a la vista de la complejidad del suceso, es conveniente, en todo caso, rogar por la guía de Cristo, y emplear la propia y diferencial capacidad, pues es éste un camino específicamente terrenal en la dirección de la unidad, en relación con lo que viene de arriba con renovadas fuerzas.

Este paso o transbordo consiste esencialmente en la última oportunidad de decidirse en el alma también cada persona individual si desea seguir participando en el proceso hacia "un reino de paz" como tiene Dios previsto para el mundo. Al final de este suceso tendrá lugar la vuelta de Cristo (Apoc.19, comp. con Apoc. 12, Mat. 24, 30;  Hechos 1, 6-8): Cristo no volverá meramente en tanto persona del mundo sino en tanto esencia de un suceso exhaustivo, aproximación de Dios, el "cielo" (y el "más allá") y la tierra, el espíritu (y el alma) y el cuerpo. No obstante se describe también un regreso de Cristo en tanto ser real, es decir, no meramente en tanto metanoia realizada en la humanidad por él, como presuponen algunos grupos actuales. Este suceso es importante directa o indirectamente para todas las personas, no solamente para los cristianos. El regreso de Jesús en tanto testigo de los suyos en el juicio divino está reconocido también por el Corán. Por lo demás, por las profecías de otras religiones puede colegirse que sus profetas llegarán a desempeñar también una nueva función y ayudará a sus seguidores.

No conviene, en esta fase del Apocalipsis, ningún tipo de remordimiento. Aparece más bien como parte de un concepto lógico en sí mismo encaminado a un nuevo nivel de la vida sobre la Tierra. El reto es vivirlo, dondequiera que sea, como una elevación general, por medio de la cual todo se encontrará, en última instancia, en el sitio o plano oportuno para su propio desarrollo. Quien de buena voluntad asuma para sí aquellas fuerzas, renovadoras y necesarias, y las ponga en práctica, puede experimentar mejor lo positivo de todo ello, aun siendo también sensible al sufrimiento del mundo. Quien, por contra, no consiente dentro de sí lo nuevo, lo vive como algo que golpea desde el exterior. Éste es, verdaderamente, el carácter del „juicio“ o del „día final“ en el sentido del Apocalipsis. El hombre posee una enorme libertad de decisión, pero, tal y como ocurre en la vida, llega un momento en el que debe haberse ya decidido, de lo contrario, no cabe ya decisión alguna al cabo; los „tibios" no están, en el contexto del Apocalipsis, bien vistos (véase en "Las siete iglesias" con suplemento). En el camino que conduce finalmente a la unidad, la división de los espíritus es parte también del suceso del Apocalipsis.

Las „siete plagas" –la séptima termina con una voz del cielo „Se ha realizado"– se corresponden con la crucifixión y lo que allí se dice „Se ha cumplido", v., p. ej., Jn.. 19, y nuestro capítulo al respecto..

Mística o comprensivamente, hoy se puede ya experimentar cómo la Tierra sufre y grita pidiendo ayuda, sí, cómo se prepara para este „difícil parto“. La crucifixión, el „sepulcro“, en tanto que tránsito hacia la resurrección, concierne hoy a toda la Tierra, y, por sus efectos, la excede. También aquí parece señalarse, al igual que ya se mencionara en los pasos de los Evangelios, que el tránsito desde la crucifixión, pasando por un estado más allá de la vida y la muerte, hasta la resurrección, hoy actúa como unidad; de manera que, visto de este modo, los pasos de las „últimas plagas“ pueden transcurrir sin una catástrofe „que aniquile el mundo“.

Puesto que la revelación no muestra una película que se realice mecánicamente sino un complejo proceso (véase el capítulo introductorio del "Apocalipsis") puede suceder que el suceso real exterior se encuentre bastante más avanzado de lo que a algunos pudiera parecer, a aquellos quienes acaso miran fijamente tan sólo a uno u otro detalle que (aún) no se haya cumplido. En otros sectores ya se dan algunas plagas que el Apocalipsis en absoluto menciona en esta forma tan avanzada ya.

Lectura suplementaria: también los nuevos libros de Wladimir Megre sobre la blanca mujer siberiana Anastasia (Wega-Verlag, Neufelderstr.1, D-67468 Frankeneck) contienen el convencimiento de que los antiguos planes de la catástrofe mundial son modificables; y el objetivo es optimizarlo todo con ayuda de los hombres y en sintonía con Dios. Pero esto no significa que todo pueda proseguir como hasta ahora.

Pregunta:
¿Deseo que Jesús aparezca de nuevo claramente según está profetizado, transformando la vida humana y el mundo?

*Escenarios de futuro (aleman / ingles)

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El (auténtico) „reino de la paz de los 1000 años"

Tras el paso por el tiempo de las „siete plagas“, se prosigue con la visión cósmica de Cristo que vuelve bajando del cielo – „llamado el Fidedigno y el Veraz"– con su „ejército“ hombres vestidos de blanco. No se refiere con ello a los pseudo-Cristos humanos actuales. El „falso profeta“ (con falsas / unilaterales concepciones de Jesús...) es derribado. El „reino de los 1000 años“ que ahora ha de instaurarse —Ap. 20, 1-6— no es un imperio. Justo la „gran máquina“ social, las fuerzas negativas externas y sus manifestaciones son desterradas.

Aquí encontramos también el juicio espiritual. Aquí ha de corregirse una traducción extendida y que lleva al error y la confusión:
Apoc. 20, 4: "También vi las almas de los que habían sido decapitados a causa del testimonio de Jesús y de la Palabra de Dios, y a todos los que no habían adorado a la Bestia ni a su imagen, ni habían recibido su marca en la frente o en la mano. Ellos revivieron y reinaron con Cristo durante mil años".
En realidad aquí literalmente dice "vivieron" en lugar de "revivieron" (compárese, por ejemplo, con la nota a pie de página de la Biblia Elberfelder). Esto, en el caso de las "almas .." puede ciertamente significar un „revivir" pero en el caso de aquellos que "la Bestia ... ni habían recibido..." también puede significar el seguir viviendo en la tierra. Es decir, de estos últimos no se entiende que hayan de morir todos.

Este estado revela un paralelismo con la resurrección de Cristo (Jn. 20-21; y nuestro capítulo al respecto). Incluso en el propio texto se lo llama la „primera resurrección“.

Las fuerzas negativas, sin embargo, no han quedado disueltas por completo; también se debe continuar tratando las imperfecciones de los hombres individuales, lo que, pese a todo, es ahora más fácil.

Después de „1000 años“ aparecen en aglomeración los restos de las fuerzas negativas para luego ser disueltas por completo (Ap. 20, 7-10). Véase también el próximo capítulo.

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El „nuevo cielo, la nueva tierra y la nueva Jerusalén“

Tras el  „Reino de los 1.000 años" viene el "Juicio Final", también sobre los muertos: "Se abrieron los libros", registros ultraterrenales sobre todo cuanto había pasado en la vida, y "otro libro..., el Libro de la Vida", el verdaderamente decisivo, la evaluación de la vida o el nivel de desarrollo son sus fundamentos.
Sólo tras el fuego devorador sobre el ejército otra vez seducido y tras arrojar al „diablo a la charca ardiente" (según Ap. 19, 19 - Ap. 20, 3, ahora en Ap. 20:11-15) se acerca el nuevo cielo y la nueva tierra (Ap. 21-22) . No se esclarece a qué periodos se está refiriendo.

El lema de Cristo es „Contempla, hago nuevas todas las cosas": sin excepción. -Ap. 21, 5- También esta „recreación“ tiene, empero, similitudes con lo que previamente se había desarrollado ya en el individuo y, a gran escala, en el sentido de los valores imperecederos. De aquí que la acción diaria sea también importante para aquellos que hoy esperan próximos acontecimientos apocalípticos.

Con el nuevo cielo —que se menciona en el texto antes de la nueva tierra y de la nueva Jerusalén— se hace alusión tal vez a una especie de cósmica ascensión al cielo. (Cfr. la ascensión al cielo de los Evangelios, Lc. 24, Mc. 16, y nuestro capítulo al respecto). Si hasta ahora la descripción había girado en torno a la tierra, el significado del acontecimiento para el „cielo“ visible e invisible toma ahora el protagonismo. No se alude aquí al cielo eterno de Dios, más allá del espacio y del tiempo —éste permanece inalterado—, sino a los mundos creados. Podría resultar que el pequeño planeta Tierra, incluso a escala cósmica, no sólo sea una „tierra de desarrollo“, sino que, en la solución de su problemática, tuviera una tarea muy específica y de largo alcance. Así, la problemática ocasionada por la gran libertad del ser humano y su gran complicidad con lo material no tendría, según Lorber y otros autores, por qué hallarse en todos los mundos potencialmente „habitados“; ni tampoco las fuerzas negativas que, según las visiones de Juan, son arrojadas „sobre la tierra“ y luego a su „estanque de fuego“. De igual forma que Jesús tuvo un efecto sobre la humanidad, así, el correspondiente tránsito de la entera humanidad o de la tierra con Cristo tendría con seguridad un efecto renovado y prolongado.

Así pues, la renovada „nueva tierra“, y el suceso a ella vinculado del descenso de la „nueva Jerusalén celestial“ sobre esta tierra, puede compararse con el suceso de la Pascua de Pentecostés (Hechos de los Apóstoles), si bien, en este caso, a escala cósmica. No es ésta la Jerusalén geográfica. La tierra está en interrelación con el cosmos circundante en planos muy diversos.

„Y ya no habrá nada proscrito —otras traducciones: ninguna oscuridad, etc.—, ...y el trono de Dios y del cordero estarán dentro" (Jn. 22:3). En consecuencia, esto significa que aquí se redime incluso a las fuerzas negativas o letales, y se pone fin a las fracturas del mundo. Por primera vez aparece aquí el mundo como un todo consciente, un estado que, aunque entrevisto en las visiones como 'en la cercanía de Dios' (y demás), resulta indescriptible. Una débil muestra de este estado sería aquel momento en el que desde algún punto de nuestro interior podrían experimentarse todos los demás puntos, una experiencia que puede aparecer sobre en el camino; „todo en uno". En Dios ya existe una unidad mayor del todo.

El divino modelo de la creación –el alfa– y la nueva creación con todas las criaturas unidas, de nuevo y conscientemente, con todo en Dios –el omega– resultan coincidentes y, sin embargo, permanecen como el alfa y el omega. El „fin“ es, por tanto, algo más que el principio, aunque el principio ya lo contuviese todo. En tanto que tendencia que, pasando por todos los estados, se dirige hacia la coincidencia, esta orientación del acontecimiento puede también reconocerse en menor escala, p. ej., en los propios hombres.

Téngase en cuenta, por lo demás, que, p. ej., en la visión de R. Steiner, el acontecimiento de la „nueva tierra“ hace referencia a una de las tres sucesivas „encarnaciones de la tierra“ que tienen lugar en enormes intervalos de tiempo. Sin querer tomar postura sobre esta teoría, dígase, en cualquier caso, en torno al carácter de la „nueva tierra“ que, éste, tal y como se describe, resulta de otro proceso, similar –comparativamente- al de un ritmo de encarnaciones, tal y como, p. ej., en la cosmología hindú, se establece para los planetas, etc., y hasta para el entero cosmos. Tomado con todo el rigor, transcurre éste por encima de todas las formas conocidas o presuntas de generación y muerte, siempre en „octavas“ mayores, como en „espiral“.

La opinión de algunos teólogos, según la cual el Apocalipsis es tan sólo una parábola admonitoria sin ningún carácter objetivo, palidece ante la mera consideración de los acontecimientos posibles hoy día.

Para ilustrar sus puntos de vista, Jesús extrae las parábolas de los Evangelios de la vida de los hombres. Más tarde, aún durante su vida terrenal, ante los discípulos, Jesús enfatiza que ya no les habla en parábolas, sino directamente. El Apocalipsis no está sacado de la vida de los hombres; allá donde, en el propio texto, se ofrecen interpretaciones, se trata de directas „correspondencias“; es decir, en el plano de conciencia de que se trate, lo visto está ahí, „realmente existente“, tal y como ocurre en la actual investigación espiritual, p. ej., de R. Steiner. El Apocalipsis, sin embargo, también exhorta; p. ej., a pasar de una teo-logía a una „teo-praxis“; a contemplar lo que está en el aire, y „a contribuir a que Dios se muestre en el presente de cada uno“. Dios también actúa por medio de las personas, lo cual no tiene nada de los actos fortuitos o discrecionales humanos: el ser humano no debe jugar a Dios o al Apocalipsis. El desarrollo humano, grosso modo, puede acompasarse cada vez más al plan de Dios - al programa de la creación.

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Epílogo: lo cristiano

Lo genuinamente cristiano es Jesucristo mismo y, junto a él, buscar uno por sí mismo, en su interior, el vínculo con el Cristo presente ("Buscad y encontraréis"); tomarse en serio el diálogo interior con él y de ahí sacar iniciativas puede ser el camino más directo para llegar a comprenderlo y mostrarlo. Ojalá que estos artículos estimulen a los interesados en ello.

Otro camino, ligado, sin embargo, con el ya mencionado como el camino „más directo“ es percibir aquellas cualidades específicas que Jesucristo nos aportó, y trasladarlas poco a poco a la propia vida. Ojalá que los pasajes, reelaborados y en negrita, de estos artículos contribuyan a ello.

Estos diversos rasgos, que podrían ampliarse, tienen en común que Cristo permanece, abiertamente, más allá de las parejas de contrarios (dicotomías) de este mundo. Él no mezcla sencillamente los dos lados correspondientes, sino que las posturas que sugiere son siempre un „tercer camino“ que, desde otro plano, pueda incluir, con la transformación de lo ya esclerotizado , lo provechoso, pero no lo viciado, de cada lado. Véase, al respecto, la tabla del final.

De los rasgos individuales considerados se desprenderían también otras consecuencias para las actuales confrontaciones sociales de viejas y nuevas tendencias. Muchos de estos grupos expresan, al menos en un punto y a un respecto, algo necesario, y que otros grupos, p. ej., enredados en las anticuadas contraposiciones entre izquierda y derecha, no tienen en cuenta. Las confrontaciones entre lo viejo y lo nuevo no desaparecían, al menos no en un tiempo apreciable; pero en lugar de los rígidos frentes con aparentes contradicciones, se daría pie al diálogo; y las líneas de confrontación se enmarcarían en el lugar que les corresponde; por ejemplo, cualquiera puede servir a Dios o adorar al dinero. De igual forma, se reunirían más fácilmente aquellos hombres apropiados para construir juntos nuevos proyectos: proyectos que no terminarían de nuevo en serias parcialidades. Lo no apropiado se agruparía de nuevo.

Toda otra consideración de estos artículos puede, además, más allá del estudio, ganar un carácter práctico, en correspondencia con la intensidad y el desarrollo individual; incluso aunque algunos de los puntos de vista generales al respecto se hallen desperdigados y no se repitan en cada capítulo.

Esta forma de indagación va más allá de la costumbre de muchas corrientes, teológicas o de otro tipo, de „usar“ a Jesús siempre en pro de sus bienintencionados, pero también unilaterales puntos de vista; han enfatizado para ello aquellos pasajes que encajaban en su particular concepto, descartando, reinterpretando o ignorando los demás. Ya los mismos autores de los Evangelios durante los primeros siglos reconocieron, al menos en un primer momento, que se podía describir mejor el carácter polifacético de Jesús, invocando para ello varias fuentes. No eran tan necios como para no haber apreciado la discrepancia entre ellas. Por contra, a algunos teólogos modernos les ha parecido gran descubrimiento que puedan derivar de un Evangelio transmitido oralmente, p. ej., del así llamado „fuente Q“, diferentes fuentes con diferentes puntos de vista; lo que está unido igualmente a la precipitada pregunta, y a la decisión correspondiente, sobre quién de los autores pudo haber tenido más „razón“. Ha de admitirse que, a su manera, casi todos ellos pueden llevar „razón“, una vez se eliminen sus particulares parcialidades. Esto podría ser un nuevo impulso para la „Ecumene“.

Las personas de otra procedencia religiosa o ideológica pero positivamente receptivas a una aproximación cristiana, ni eclesialmente esclerotizada ni superficial, o que al menos puedan hallar en ella algo con sentido, pueden, con seguridad aprender algo de ello; tal y como el autor de este capítulo aprendió a conocer y valorar las más diversas corrientes. Hoy, sin embargo, algunos representantes de otras religiones perciben mejor las caras materialmente difíciles de explicar de Jesús que muchos teólogos cristianos histórico-críticos. Algo que debería hacerles pensar a éstos.

Por lo demás, Cristo, de todos modos, no puede ser monopolizado por las comunidades religiosas del „cristianismo“. El modo en que se nos presenta puede darles a los hombres la fuerza para la unidad en la diversidad: amor y el más profundo deseo de comprensión, una fuerza armonizadora. Tal proceder no enrasa todas las diferencias, sino que conserva con primor lo compatible al tiempo que, verdaderamente, deja ver lo inconciliable. Los cristianos de todo el mundo han escatimado muchas veces esta fuerza de Cristo en pro de una convergencia / aproximación de las diferentes corrientes. También en interés de la salvación de la tierra, ya es hora de que los cristianos emprendan un nuevo y profundo examen de conciencia sobre su verdadera misión, dando por hecho que, en tanto que cristianos, quieren realmente entenderse.

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Tabla : Una actitud cristiana: "En el mundo", pero "no del mundo"*, un "tercer camino"

Quien desee progresar con Jesús como piedra angular y como ayuda para adquirir características beneficiosas para el posterior desarrollo (comp. con las páginas "...curación", "...ética", y "...procesamiento..."),
- ha de comportarse primero honestamente
consigo mismo y meditar sobre los demás partiendo de esta base (en lugar de proyectar todo en los demás), comp. San Mateo 5,3 "Bienaventurados los pobres de espíritu ";
- debe reaccionar sensiblemente a los dictados de la conciencia y, a pesar de ello, "salir de sí mismo", (en lugar de reprimir todo), comp. San Mateo 5,5 y 5,9 ...;
- ha de notar que él/ella también debe servir a otros por mor del alma, a pesar de que el propio bienestar puede ser un requisito para poder ayudar a otros (comp. San Mateo 5,7);
- debe buscar el Espíritu vivo de Dios aun considerando que las formas exteriores puedan tener sentido (en lugar de permanecer en las meras formas), comp. San Mateo 6,5-8... y San Juan 4,21-24;
- ha de ser (religioso) y comportarse como tal (en lugar de meramente parecerlo), comp. San Mateo 5,8;
- ha de atreverse a vivir según lo que se vaya reconociendo aunque en el propio comportamiento haya de tenerse consideración con otros (en lugar de tener sólo consideración con aquello que sea de validez en el mundo), comp. San Mateo 5,15;
- a pesar de los propios conocimientos que se vaya adquiriendo, comprenderse a sí mismo como humilde servidor (en lugar de ser presuntuoso), comp. San Mateo 5,19 y San Lucas 9,48...

Quien, a través de esta disposición más plena de amor y sabia, no se interponga en su propio camino, encontrará que el cristianismo no sólo es una clase de vida, sino un verdadero camino espiritual. Por esta vía, él/ella puede sentir a Jesús también como un compás, que permite encontrar un nuevo equilibrio más allá de extravíos limitadores:

Tabla

Ni consumido por lo exterior

    sino activo hacia el exterior

- ni absorto en lo interior

    - y bien asentado interiormente

En lugar del mero pensamiento

    considerar los contenidos, los problemas, las ambigüedades

- o el mero vacío meditativo

    - en meditativo y consciente silencio 

Intuir "el Dios exterior en el cielo"

- y dejarlo cobrar forma en el interior

Las huellas del inmutable Creador

- ver en la mudable (libre) vida

Estudiar las regularidades del mundo exterior

- y percibir el orden que subyace a la creación

Ni entregarse a las pasiones

    sino integrar las pulsiones

- ni reprimirlas,

    - y administrarlas

Aprovechar el tiempo, el espacio, las circunstancias, buscar la sintonía

- en lugar de la liberación de esas cosas

Trabajar hacia el exterior

- y orar interiormente (regla benedictina: "ora et labora")

Querer comprender la contribución positiva de otros (tolerancia activa)

- ydesplegarse desde la propia fuente de fe

El hemisferio racional-analítico

- y el „místico"- sintético, es decir, los puentes entre ambos hay que tomarlos en serio 

Conocer la percepción subjetiva

- y, buscar, pese a todo, la verdad diferenciada entre los modos de consideración subjetivos

Aprender de las tradiciones (constructivas)

- y (dejarse) despertar a la propia vida espiritual

Hacer ejercicios preparativos

- y asumir la gracia  (mística cristiana, ejercicios espirituales, ...)

Dirigirse a Dios personalmente

- y a su fuerza

Amar a los prójimos

- como a uno mismo

Permanecer en la razón

- y mirar más allá de ella

Ni fundirse en el todo

    sino en el todo

- ni endurecer el ego

    - ser como una célula consciente

Contemplar el cuerpo y la materia como instrumento

- y crecer anímica y espiritualmente

Aceptar la plenitud, la responsabilidad

- tras de la "puerta estrecha"

Luchar en favor de las correctas decisiones en la conciencia planetaria

- y percibir, intuir el plan de Dios en otro plano

Divulgar los conocimientos

- y disponerse hacia lo que es proporcionado

Transformar en el entorno / socialmente

- aquello que ha mejorado en el interior

Compartir el sufrimiento del mundo

- y regocijarse por la guía de Dios

Estar en comunidades espirituales

- y buscando, como individuo, a Dios

    Tener en cuenta la diversidad de pueblos

- y dejar brotar el núcleo universal a todos ellos

...así, el camino de Cristo se muestra como un tercer camino más allá de las oposiciones aparentes del mundo, un camino que conduce a la vida plena y a la verdadera libertad espiritual en Dios. Véase, además, los pasajes en negrita del texto principal y, p. ej., Jn. 17, y "Los Evangelios Apócrifos de Naq Hammadi": Evangelio de Tomás, 22. Esto no supone indecisión alguna que haga de las contradicciones un problema y, por ende, tampoco hay "reducirlo todo a un parloteo cansino". (Mejor que la indecisión sería, a veces, bien mantenerse completamente distanciado de un tema concreto, bien decidirse por una de las dos cosas sabiendo que cualquier otro pudiera decidirse igual de bien por la otra opción). En lugar de todo esto, la tercera vía consiste en buscar una perspectiva superior, más allá de las oposiciones o contradicciones, que permita nuevas y libres constataciones (postulados, afirmaciones, tesis, decisiones) y solucione así el problema habido. Quien absuelva la difícil excursión de la vida, puede profundizar con más provecho en los demás pasos de Jesús según los evangelios o bien en Su Pasión y en los Hechos de los Apóstoles (Pentecostés). Esta aptitud humana, de dejar tras de sí la apariencia del mundo y acercarse cada vez más a la "Luz v e r d a d e r a" de Dios (San Juan 1:9 ) es a la vez punto de partida y meta de esa misma difícil excursión vital (véase nuestro texto principal, parte 1).

Hay una relación entre lo que se refiere en los Evangelios y aquello que, en mayor escala, se cuenta en el Apocalipsis de Juan, véase nuestro texto principal, parte 2.

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La parte 3: Unos Capítulos sobre diversos temas y cuestiones vitales

Una oración por la paz, la vida y la tierra

Está confeccionada de tal modo que, ya en el primer párrafo, sin más explicaciones, se provoca la necesaria actitud para una efectiva oración. Puede modificarse de forma que se acompase con las propias sensaciones. En lugar del tercer párrafo, se le pueden remitir a Dios otros motivos. Recítese lentamente y con convicción:

¡Dios, mi causa, mi apoyo y mi esperanza!
 Unido a Jesucristo te doy gracias por todo lo que de Ti viene;
perdóname todo lo que me haya apartado de Ti;
por favor, en este silencio te ruego que tu Espíritu me vuelva fecundo.

Guíame para que no entorpezca el camino de otros hacia Ti;
condúceme para ayudar a otros hacia Ti;
protégeme en mi camino *.

Inspira a los hombres para que dejen las decisiones sobre la vida y la muerte en tus manos **;
Ayuda a aquellos que trabajan por tu creación***;
Guía este mundo hasta el nacimiento del nuevo tiempo que nos has prometido.****
  

 *) Aquí se pueden incluir otros motivos

**) Aquí se pueden incluir otros motivos particulares y tratarlos, a continuación, en meditativa reflexión, tales como ´terminar con la espiral de violencia y represalia´, ´restar a la violencia, mediante la solución de los problemas, una de sus causas ´, ´sólo adoptar aquellas medidas de seguridad que garanticen los derechos humanos a los ciudadanos/as libres´, ´guiar un diálogo pacífico entre los hombres de buena voluntad de todas las religiones´ ... .Mateo 5:9; 26:52. Las declaraciones de iglesias, en inglés (...)
***) La atormentada naturaleza grita pidiendo auxilio. Acaso sea hora de pedir a Dios o a Cristo que nos proteja de la agitada violencia de la naturaleza. Pero esto no puede suplir el necesario cambio del comportamiento humano ante la Creación.
****)Lucas, 11:2; 21:31. Apocalipsis, 11:16; ... véase también el Padrenuestro, Mateo, 6, 7-15.
Las sagradas escrituras de las religiones hacían, originariamente, hincapié en la lucha del hombre con su propio lado oscuro; era el caso de la Biblia, también del Corán, del Zend Avesta o de la Bhagavadgita, ... y no en luchas externas. En multitud de ocasiones, esto fue más tarde olvidado o malentendido. Hoy en día, sin embargo, se dan esfuerzos para contraponer las coincidencias éticas de las religiones al declive de los valores de esta civilización egoísta. Sin que por ello pierda cada religión su singularidad.

Véase también Marcos 12:30 " ... debes amar al Señor, tu Dios, de todo corazón, con toda el alma, con todo el espíritu y con todas tus fuerzas", comp. Pentateuco 6,4.5). Forma parte de la oración la fe profunda y la realización según Dios y en las gracias que han de darse. Juan 16:23 "Si pedís algo al padre en mi nombre, os lo concederá" contenía originariamente también "... dejar que la respuesta o circunde" (comp. Neil Douglas-Klotz: Prayers of the Cosmos. Meditations on the Aramaic Words of Jesus.). La oración y una vida y conducta llevados por el mismo espíritu se corresponden el uno al otro, ambos se apoyan mutuamente. (Las sugerencias en parte novedosas aquí expuestas no se contradicen con las variadas prácticas de oración en la Iglesia, etc). Dios puede conceder el amor que se le da igual a qué iglesia.

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Fundamentos de los valores éticos

Jesucristo enfatizó que la medida del comportamiento ético, moral, vive en el individuo, y no actúa sólo en virtud de la presión de una norma legal o costumbre oficiales. Asimismo, esta interiorización no es producto del „martilleo" de las circunstancias, sino que es fruto de una vida en la que se desarrolla el „amor a Dios y al prójimo tanto como a uno mismo". "Amaos los unos a los otros" (Jn.13, 34) es la fuerza que permite conducirse de acuerdo con la verdadera conciencia moral. El amor a Dios deja entrever sus más altas metas. Allí donde los individuos, las parejas, los grupos, etc. son capaces de incorporar este amor universal se marca una gran diferencia. Cuanto más se respira esto en todos, tanto menos importantes devienen las detalladas prescripciones oficiales.

Los mensajes transmitidos, p. ej., en los „diez mandamientos", sin embargo, no quedan, por este motivo, anticuados, como tales; antes bien, resultan confirmados. Aunque ocultos debajo de las particularidades de las mudanzas culturales, sus fundamentos siguen en pie. Esto aparece ya en relato del propio de Moisés, a quien originariamente le fue comunicada una muy superior forma de ética, que éste simplificó luego ante la evidente inmadurez de la población. A este respecto, esos fundamentos éticos son, en el cristianismo, el judaísmo y el Islam, los mismos, y en la práctica totalidad de las restantes religiones se encuentra algo similar, tal y como se vio en la "Declaración del Parlamento de la Religiones del Mundo en torno a un ethos profano" (véase nuestra página izquierda en inglés). Incluso una ética que se defina como "no religiosa" o humanística muestra relaciones conlos valores de las culturas religiosas. El núcleo central de la ética consiste en tratar a los demás tal y como a uno le gustaría ser tratado; en no hacer daño a los otros, sino en ayudarles. Esto resulta esencial para nuestro destino, pues "cosecharéis lo que habéis sembrado" (Galatas 6,7; 2.Cor. 9,6). Es necesario como exigencia mínima para sobrevivir en una sociedad en proceso de desarrollo. En última instancia, se trata del criterio principal para participar en ese nuevo tiempo del que, en la oración del Padrenuestro se oye: "¡Venga tu reino!" (Mt. 6), y sobre el que en el Sermón de la Montaña se oye "Los humildes heredarán la tierra".
En un sentido amplio, se siguen de aquí conclusiones de importancia capital para los más diversos planos de la existencia humana. Recientemente, la ética del Sermón de la Montaña ha sido erróneamente descrita, incluso por parte de algunos círculos cristianos, como una „ética de la convicción" de imposible aplicación directa. Es cierto que, de hecho, no proporciona automáticamente una guía de acción, p. ej., para todas las difíciles decisiones políticas. Pero, en última instancia, serviría como piedra de toque para ello. Allí donde, en el plano social, una sopesada „ética de la responsabilidad" (así se la llama) toma decisiones enfrentadas a aquéllas que una „ética de la convicción" individual esperaría en la esfera privada, no puede esperarse, de forma automática, que Jesús pudiera decidir esto en igual medida.
El individuo es responsable de la parte que le toca en lo que sucede. También los grupos y demás son corresponsables de las presiones que ejercen, y de la „escuela", positiva o negativa que van dando. Todos precisarían, en consecuencia, de un código ético (tal y como el que ya tienen, p. ej., algunos gremios). Sobre la ética individual, pues, sería preciso disponer de una „ética estructural" de la sociedad o de sectores de la misma. Por sí solas, las leyes, con sus arbitrariedades, no pueden servir a este fin.

Tabla

Mandamientos mosaicos (Moisés 2 = Éxodo, 20)

Etica en el Corán

"Ethos mundial"

1.  Soy el Señor, tu Dios. ...No tendrás otro Dios más que yo. (No te harás imagen alguna de Dios...)

2.  No usarás en nombre del Señor, tu Dios, en vano (pues el Señor no dejará sin castigo a quien use su nombre en vano)

No pongas ningún dios junto a Dios ... (sura 17,22*)

(El acuerdo sobre un „ethos mundial" en nada comprometía el concepto de Dios de cada una de las religiones. A causa de los budistas, p. ej., todos sólo convinieron en „reconocer una última realidad", es decir, algo más allá de la realidad material). *)

3.  Santificarás el día de fiesta/ sábado...

...El día de la reunión volveros ... a Dios pensando esto ... (sura 62,9*)

 

4.  Honrarás a tu padre y a tu madre (para que vivas largo tiempo en la tierra que el Señor, tu Dios, te ha dado)

Debes ser bueno con tus padres..., habla respetuosamente con ellos ...; y da a los parientes lo que les corresponda... (sura 17,23-26*).

 

5.  No matarás/asesinarás

No mates a nadie, pues Dios ha prohibido matar... (suras 17,33 y 5,32*).

Compromiso con una cultura no violenta y de respeto hacia todo lo vivo...

6.  No disolverás el matrimonio **

¡Y no hagáis nada lujurioso! (sura 17,32)

Compromiso con una cultura de la igualdad de derechos y el compañerismo entre hombre y mujer (en contra de los destructivos enfoques de la sexualidad).

7.  No robarás

9.  No codiciarás la casa de tu prójimo.

10.No desearás la mujer de tu prójimo, ni el esclavo, ni la esclava, ni el buey, ni el asno, ni nada que posea tu prójimo.

Si un hombre o una mujer comenten un robo, córtales la mano .... Pero si uno ... se convierte y mejora, también volverá Dios a él ... (sura 5,38-41*)

Compromiso con una cultura de la solidaridad y con un orden económico justo...

8.  No dirás falso testimonio contra tu prójimo / no mentirás

Sé testigo ... en pro de la justicia, aunque vaya contra vosotros o contra vuestros padres y parientes próximos ... sura 4,135* (sobre.. engaño ver sura 2,188*)

Compromiso con una cultura de la tolerancia y con una vida en la verdad...

*) Literatura para el diálogo entre las religiónes y Jesucristo
**) En este punto las diferentes iglesias fueron especialmente pródigas a la hora de añadir detalles diferenciales. Esto podría hacer sospechar que estas particularidades ya no eran compartidas por todas ellas. Tampoco en el pasado, atendiendo a los fines actuales, se hizo una distinción lo suficientemente clara entre principios religiosos y concretas leyes civiles; esto no significa que merezca la pena hacerlo, ahora que la fe y las leyes presentan contenidos cada vez más antagónicos.

Ya tras el diluvio, es decir antes de los diez mandamientos arriba mencionados, existían según la tradición bíblica algunos requisitos éticos fundamentales que había de cumplir la nueva humanidad íntegra para su propia conservación, es decir que iban más allá de los posteriores israelitas: 
- respetar la vida; es decir, no asesinar ("pues Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza": Gen. 9, 6) y no tomar la carne de los animales que aún estén vivos. En el judaísmo rabínico se derivaron posteriormente siete "mandamientos de Noé" para los no judíos, respecto de lo cual existían diversas interpretaciones: 
- la prohibición de asesinar;
- la prohibición de ser cruel con los animales;
- la prohibición de robar;
- la prohibición de adulterar o de comportarse lujuriosamente;
- la prohibición de adorar a los ídolos (es decir, según esta idea, los no judíos no tenían que adorar a Dios como los judíos pero tampoco debían adorar a ninguna divinidad rival);
- la prohibición de blasfemar;
- el mandamiento de un sistema jurídico con tribunales.

Puede resultar de ayuda anotar, como en una tabla, las manifiestas imperfecciones propias, así como las virtudes, y luego seguir, de forma consciente, el progreso. Hay diversas posibilidades sobre las que se puede trabajar:
1. El trabajo directo sobre las propias cualidades problemáticas, por medio de los avatares de la vida. Buenos propósitos, etc. Esto era importante ya para el mismo Jesús: "primero la viga en el propio ojo...". También en el Islam considera este trabajo sobre uno mismo como la „gran gihad", la "gran guerra santa", es decir, como algo más decisivo que cualquier ocupación con algo externo.
2. La reparación directa y 3. el directo perdón del otro, en la medida en que sea posible. En otro caso, trasladar los problemas en oración a Dios para encontrar otra solución y perdonar sinceramente. También esto resulta importante para Jesús, también habla él de la restitución „hasta el último céntimo". (véase, sin embargo, 5.)
4. Allí donde no pueda ya hacerse otra cosa, siempre cabe la posibilidad de realizar buenas acciones por otros, p. ej., por aquéllos a los que se les ha causado algún perjuicio. Mucho será reparado por Dios de forma indirecta, cuando, p. ej., alguien emprender tareas beneficiosas para todos. (Se da aquí una fluida transición desde la puro tratamiento de lo anterior a las obras libres y solícitas y, así, resulta relativo 'quién siembra y quién siega, cfr. p. ej., Jn. 4, 37.) A este respecto, también vale Mt 7,20-21: "...por sus frutos los conoceréis. No todo el que me dice: ¡Señor, Señor! entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos".
5. "Rogad a Dios en mi nombre", aquí por su perdón y gracia en el ulterior curso de la vida. Éste es el apoyo esencial que una ética puramente humanística no puede ofrecer. El destino no puede ya transcurrir de forma mecánica, sino que el hombre vive como guiado ya por Dios, y todo se dispondrá y continuará su curso en la forma en que su gran sabiduría considere que es lo mejor para el individuo y su entorno.

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Complemento: breve rectificación de las modernas historias „Todo Jesús al descubierto"

En el texto de la página web ya fueron, directa o indirectamente, corregidos algunas de las más graves limitaciones de algunas corrientes teológicas; todo ello con la ayuda de nuevos descubrimientos y métodos. Aquí se aborda otra engañosa joya de modernos „escritores de historias sensacionales". No perseguimos dar publicidad adicional a estos best sellers, nuestra contribución se dirige a aquellos que, conociendo esta literatura, se siente agraviados por ella.

En lo que respecta a los rollos del Qumrán, estos escritores han tratado de dar la impresión de que la mayor parte de las historias del Nuevo Testamento sobre Jesús son inexactas.  Sostienen que Jesús, sus discípulos, etc., fueron, sencillamente, combativos insurrectos contra el Imperio Romano. *

A fin de dar mayor credibilidad a esta interpretación, se la envuelve en una especie de teoría de la conspiración: los rollos descubiertos entre 1947 y 1956 de la comunidad del Qumrán permanecerían ocultos en un 75%, parte sobre la que tendrían el control, sobre todo, investigadores de la iglesia católica. Declaramos aquí que ya esto es una burda falsedad, aunque esta página web no trate de hacer apología de ninguna iglesia, como tampoco acepta que se mantengan en secreto escritos cristianos de ningún tipo. El equipo de investigadores estuvo formado en su mayor parte por católicos, protestantes, anglicanos, judíos y también ateos. Debido a la diversidad de opiniones sobre los numerosos fragmentos deteriorados, se tardó efectivamente mucho tiempo en darlos a conocer públicamente. Cuando, sin embargo, apareció la primera edición de la mencionada literatura de „documentos confidenciales", ya se había publicado el 80% de los textos del Qumrán. En 1992, un año antes de la edición de otro libro de bolsillo sensacionalista, el cual seguía sosteniendo, en su contraportada, que había un 75% de textos inéditos, ya se había publicado el resto de los textos. **

En cuanto a su interpretación de los hechos, los autores han debido ir probando con una larga serie de teorías, para ellos siempre atrevidas, hasta encontrar en medio de esa sarta la conclusión ya referida. Alguna vez se afirmó que los rollos no eran precristianos, sino del tiempo de Jesús. Estos rollos, sin embargo, son evidentemente de diferentes momentos y no forman una unidad en cuanto a su contenido. La comunidad del Qumrán existió durante mucho tiempo. Ni puede identificarse con seguridad con los esenios, ni con los combativos zelotes que, algo más tarde, a cierta distancia de ellos, tomarían el fuerte de Massada. Qumrán podría tal vez compararse con uno de los actuales poblados ecológico-espirituales. Debieron tener múltiples y diversos contactos; de los esenios tomaron con seguridad algunos usos que modificaron en parte; los escribas del templo de Jerusalén le confiaron registros del tesoro del templo, lo que indica que no se les consideró directamente implicados en los ataques a la guarnición más segura y custodiada de los romanos; también pudo haber habido contactos con algunos zelotes.

También sostuvieron estos autores que los esenios no eran monjes de vida ascética, sino militantes fuerzas de resistencia. Todo lo que se conoce de los esenios nos los presentan, sin embargo, como una corriente esotérica judía rigorista, pacífica y vegetariana que, por sus reglas de purificación al modo zoroástrico, buscaba un hermético apartamiento del resto del mundo, mucho más rotundamente que los monjes actuales. En la ya referida teoría de los esenios como insurrectos, se metió incorrectamente a esenios y zelotes en el mismo saco, sin ofrecer suficientes pruebas concluyentes.

Juan el Bautista, Jesús y Santiago, el (medio) hermano de Jesús, habrían luchado por la misma causa „que los esenios". También esta teoría –que depende, además, de las presuposiciones anteriores-, presentada como un hecho, no puede probarse con los escritos del Qumrán. Allí, prácticamente en ningún pasaje pueden identificarse de esta manera a Jesús, a Santiago y a Juan. Se quiso, p. ej., identificar al „Maestro de Justicia", claramente una personalidad relevante dentro de la comunidad, con Santiago, una teoría que no puede demostrarse. También está por demostrase y resulta improbable que este „Maestro de Justicia" fuera un zelote radical; pudo tal vez ocurrir que la comunidad lo reconociera como máxima autoridad espiritual frente a los sacerdotes del templo caídos en desgracia. Tampoco concuerda con esta imagen de rebelde lo que nos ha sido transmitido sobre Santiago mismo. Santiago –no Santiago el Menor, sino aquel del que se dice que era hermano de Jesús, después de cuya crucifixión dirigió la primera comunidad cristiana de Jerusalén- tenían según todo lo que sabemos, un carácter extraordinariamente tolerante y equilibrado. Debió, por así decirlo colocarse entre Pedro y Pablo o, mejor dicho, intermediar entre los discípulos en disputa a fin de mantener unida la comunidad.

Para poder sostener, sobre ello, que Pablo habría sido un agente romano que tergiversó todo, se hubo de elaborar una artificiosa construcción que, una vez más, no se prueba de ningún modo, a saber, que lo romanos organizaron su arresto como tapadera. (En nuestro texto „Los Caminos de Cristo..." se vuelve a tratar, entre otras muchas cosas, el tema de Pablo y, se dice p. ej., que, con independencia de la postura que uno adopte ante sus aspectos más angulosos, como, p. ej., su actitud para con la mujer, en todo caso, su experiencias e intuiciones visionarias han de reconocerse como auténticas; siempre y cuando, uno se tome la molestia de ocuparse escrupulosa y prácticamente de las clases de experiencias místicas, algo que, a lo que se ve, los autores sensacionalistas no han hecho.)

Los rollos del Qumrán son, sencillamente, uno de tantos otros escritos de aquel tiempo que, tesela a tesela, proporcionan información sobre alguno de los usos del momento. Algunos otros escritos de estos siglos se han conocido tradicionalmente como apócrifos, y otros han sido sólo descubiertos en tiempos recientes (p. ej., los hallazgos de Naq Hammadi, que algo aportan sobre el credo de los primitivos cristianos en Egipto). Es seguro que los habitantes de Qumrán eran creyentes y que, en algunas reglas y prácticas, se les puede relacionar con las doctrinas de Jesús, con aquéllas que aparecen en la Biblia, y no con las presuntamente combativas doctrinas del Jesús de los autores sensacionalistas. Es bien posible que Juan el Bautista, originalmente, procediese de estos rigoristas ambientes de esenios o de qumráneos, o que, en cualquier caso, fuera allí huésped distinguido. También es razonable que Jesús pudiese haber conocido a cualquiera de ellos. (En nuestra página web „Los Caminos de Cristo" se argumentará, asimismo, que Jesús conoció muchos círculos, sin que ello implique que debía automáticamente haber provenido de alguna de las escuelas con cuyos seguidores se encontró.)

2. Otros autores más se adhirieron a las mencionadas especulaciones en torno a Jesús y ello, a saber, con muchos detalles acerca de la historia judía, pero sin que se pudieran solucionar las contradicciones referidas. Con una vista reduccionista de una parte de estos escritos también respecto de la resurrección de Jesús se hace mención a un ritual sobre la resurrección históricamente tangible de los egipcios tardíos y acaso también de los esenios y de las tradiciones en ellos basadas, con lo que al lector se le oculta justamente el aspecto de la renovación que supone Jesús en este mismo contexto. A este respecto no se sufriría ninguna pérdida respecto de las relaciones allí expuestas entre los grupos históricos como el de los esenios y los templarios si se renunciara a este dogma contrario a la resurrección. Meramente el aspecto místicamente comprensible de aquello que llevó a cabo Jesús rebasó ya en la época del cristianismo temprano el entendimiento de algunas comunidades judeo-cristianas y gnósticas, por lo tanto carece de sentido intentar demostrar con la perspectiva de éstas que todo lo que sucedió se resume en lo que meramente comprendieron ellas. Otros habrían comprendido otros aspectos de la verdad, lo cual muestran tanto los numerosos cristianos de los primeros tiempos que creían en el amplio sentido de la resurrección como también aquellos que se servían del escrito, conflictivo a este mismo respecto, del Evangelio de Felipe. Pablo, en buen camino de convertirse en una especie de árbitro no era ni mucho menos la única fuente de aquellas tradiciones que se mantenían en la concepción de la resurrección en tanto conversión tanto material como espiritual. Las personas que respetan en alguna medida el estado de la tradición ampliamente aceptado en la historia de la iglesia pueden acercarse más a la verdad que aquellas que simplemente rechazan todo aquello que no se adapta a sus concepciones.
Allí donde estas actividades se convierten en una constante difamación de Jesucristo pueden darse también consecuencias espirituales que van más allá de una cuestión puramente humana.

3. También se ha especulado sobre varios supuestos "enterramientos con los huesos de Cristo", varios de ellos en Israel y en otros lugares. En un entorno como el del Cercano Oriente, en el que intervienen los ladrones de tumbas, por ejemplo en los casos de estos enterramientos, o en el que un recipiente es algo que supuestamente estuvo "desaparecido", o en el que miles de semejantes recipientes se encuentran almacenados en museos y de los cuales se toman huesos y se vuelven a enterrar, etc., es prácticamente imposible obtener conocimientos fiables sobre las personas. En esta situación tampoco demuestran nada los frecuentes nombres que se hayan rasguñado. El cómputo de probabilidades tampoco puede excluir ninguna semejanza entre nombres en diferentes familias. 
Una investigación histórica integral no habría de partir de supuesto de que la resurrección según la tradición no haya tenido lugar. También respondería esto más bien al estado de los conocimientos posibles actuales, comprenderse la profecía que puede relacionarse al Jesús de hace 2000 años no tan sólo a modo de una fuente de esperanza subjetiva, sino considerar que se refiere a algo completamente real, lo cual en parte espera a su explicación hasta que llegue a suceder.
Informaciones complementarias al respecto (en inglés): http://dukereligion.blogspot.com/2008/01/talpiot-tomb-controversy-revisited.html

* 4. Hay otras especulaciones por el estilo sobre Jesús que han conducido a interpretaciones diferentes. Por ejemplo, una tesis según la cual Jesúsha de ser un adepto de la escuela filosófica cínica de Grecia... Por lo demás otros desean comparar incluso a Jesús con Moisés o con un faraón egipcio o con Julio César o con un emperador bizantino militante.

** Llama la atención que en tales libros no se mencione el hecho de que en Qumrán también se encontrara antiguos textos evangélicos de siglo I, cuya comparación con los textos actuales demuestra una transmisión muy fiel al original.

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Ciencia natural y fe en Dios

Legitimación de las aportaciones de la ciencia

Que hay hombres que, también en cuestiones de fe, necesitan del apoyo de la observación, la numeración, la medida y el peso constatables es algo que reconoce Jesús en el caso de Tomás, que puede ser considerado, entre los discípulos, como el „arquetipo del científico" y, por ende, un modelo para muchos en nuestro tiempo. Cuando halló ocasión propicia para comprobar escrupulosamente si realmente era Jesucristo el que estaba delante de él, Jesús le replicó: „no seas incrédulo, sino creyente ". Es decir, esta nueva experiencia debe aplicarla Tomás de forma tal que, a través de una sincera y profunda meditación, la raíz de su duda desaparezca y algo se „ilumine" en él: que Jesús, después de todo, tuviera que decir esto significa también que Tomas no era un escéptico al que sólo la realidad tangible lo pudiera „doblegar" y „forzar a creer", acaso ya, por temor al castigo; al contrario, significa que Tomás, incluso después, seguía conservando su capacidad de arribar a nuevos convencimientos, o no, a partir de su propio interior. A pesar de ello, debía sospechar que hay otras posibilidades de autoconvencerse, más allá del testimonio sensorial. Jesús sabía lo que convenía a Tomás. No quería forzar a nadie, algo que habría tenido la apariencia de un juicio; y tampoco conduce a ningún sitio provocar el rechazo de alguien que aún no está maduro para tomar una decisión.

Se trata de una mala interpretación de lo que la ciencia es creer que ésta relega siempre todo aquel conjunto de experiencias = empirie que no se ajustan al viejo canon. Los verdaderos genios, como Einstein, no se ocuparon nunca de tal administración del conocimiento, sino que, por el contrario, iniciaban su investigación allí donde aparecía algo poco claro. También está búsqueda puede ser uno de los muchos caminos hacia Dios, siempre y cuando los propósitos sean sinceros y la ciencia no esté corrompida por otros intereses comerciales o dudosos.

Así pues, en la mayor parte de los casos, en cuestiones de ciencia espiritual y de fe, las labores de la ciencia natural objetivable –con su observación, planteamiento de hipótesis y, finalmente, de teorías que luego se verifican-, por sí sola, no es suficiente. No siempre se dispone de un ser que nos ponga delante, de forma indubitable y, en la medida de lo posible, reproducible, una más elevada realidad (como les ocurriera a los discípulos de Jesús), o que nos abra la percepción para ello (como se menciona en Juan 1, 51). Sin embargo, hay muchos indicios de que hay estratos, p. ej., en el ser humano y por encima de él, que no proceden del espectro conocido de fuerzas y sustancias físicas, sino que tan sólo se muestran por medio de sus efectos: fuerzas vitales, sensaciones anímicas, pensamiento, conciencia... (pueden hallarse algunos ejemplos en diversos pasajes del texto principal de Christuswege.net). Son muchas las tradiciones „precientíficas" de las más diversas culturas que se revelan como una más antigua forma de experiencia y cientificidad. Aún hoy es posible desarrollar para tales ámbitos procedimientos especialmente adecuados de percepción y análisis, tal y como prueban las consideraciones de ciencia natural de Goethe, o los trabajos de Rudolf Steiner sobre teoría del conocimiento fundados sobre aquéllas. También van en esta dirección los nuevos enfoques científicos, desde la teoría cuántica hasta los de aquellos científicos que están elaborando una nueva biología, una nueva geofísica y astrofísica, etc., en definitiva, un nuevo „paradigma" o imagen del mundo; aunque la mayor parte de ellos, sin buscar, como hizo Steiner, una nueva metódica más apropiada para los nuevos contenidos.
Se deduce de aquí, en primer lugar, que los actuales conocimientos científicos a.) sólo muestran una parte minúscula de la realidad;
b.) que los fundamentos de la ciencia natural son siempre relativos: la materia se muestra como energía condensada o incluso como espíritu condensado; por otro lado, formas de energía pueden alcanzar velocidades superiores a la de la luz (taquiones); pueden, por tanto, „rejuvenecer", el tiempo se hace aún más relativo de lo que ya indicara la teoría de la relatividad; pueden, así, desaparecer de nuestro espacio y volver a aparecer desde una especie de más allá o trascendencia, de forma que el espacio es aún menos absoluto de lo que ya parecía con la conocida como „curvatura" del espacio. Y aún queda la inaprehensible „información" de la cibernética, que carece de energía y materia, y que, por ello, resulta absolutamente indescriptible por los medios habituales. Se podría hablar aquí de una „conciencia".
c.) Este desmoronamiento de la vieja concepción del mundo, en sentido estricto, no sería, pues, una „demostración de la existencia de Dios", sino, en cualquier caso, tan sólo una preparación. A muchos les basta con esto, pues estaban sencillamente bloqueados por la desfasada concepción materialista del mundo y ahora pueden emprender vías más directas hacia Dios. Pero, atención, hay aún mucho más: ¿qué es, sino, esta „información" o los otros procesos inaprehensibles del universo ya mencionados? ¿Qué o quién crea continuamente nueva materia y energía y nuevamente la descompone? ¿Qué o quién es el que, tanto aquí como en la vida, regula la frontera entre la vida y la muerte, y autoriza el tránsito, del mismo modo a como se pasa de la vigilia al sueño? ¿Qué o quién es el que se expresa permanentemente, englobando tiempo y espacio, activamente en el universo? ¿Es el hombre, que en su conciencia puede experimentar, como viniendo desde „fuera", la energía, el tiempo y el espacio, verdaderamente una „copia" germinal de Aquél que puede hacer esto mismo a escala mayor (v. Génesis 1, 26)?
d.) Se añade aquí, además, que el caos y la casualidad, prácticamente, quedan descartados como respuestas. Pues este mundo y las criaturas vivas, y el mundo de las partículas, y también los procesos en la vida, muestran un grado tan poco casual de orden dentro del caos, de teleología y de sentido dentro del todo, que es equiparable al de una obra de arte completa; y también escasean las formas de transición que una evolución azarosa habría producido, etc.. Tan sólo con estas conclusiones, debe resultar claro que es más difícil no creer que creer en una inteligencia primordial central, que fije el principio y la meta de un „programa de creación" y que determine el camino con regularidades que se despliegan. De este modo se ha confirmado aquella misma conclusión a la que se puede arribar por encima del entendimiento, tal y como ya hiciera una vez, con su „hemisferio derecho místico", unos 800 a. C., la conciencia mística de los antiguos pueblos: el ver a Dios en acción. (Los „dioses" de otros pueblos eran, originariamente, tan sólo denominaciones de cualidades concretas del único Dios; sólo cuando esta sabiduría palideció, se los interpretó como „dioses" independientes y se los concibió al modo de magnificados seres humanos ya existentes). Por parecidas vías, investigadores no creyentes como Max Thürkauf, Georg Todoroff y muchos otros arribaron a la creencia en Dios.
e.) La fe, en el sentido de una profunda convicción, es mucho más que el puramente intelectual „dar-por-cierto" algo.
f.) Están en la fe, claro, personas como los místicos y otros de su clase, pero también los creyentes normales que dan testimonio de experiencias con Dios y con Cristo muy directas y transformadoras; y aquellos que, por medio de este contacto, también tienen, en su interior, verdaderas experiencias con el divino y creativo Espíritu divino. Tarde o temprano, estos caminos pueden conducir, asimismo, de una forma totalmente independiente, a una transformación y a descubrimientos sobre la naturaleza de las experiencias. Aquí comienza el texto principal de "Caminosdecristo.net".

En la iglesia católica existe la encíclica "Fides et Ratio" (Fe y razón) de 1998 y el Papa Benedicto XVI ha retomado el tema en su exposición ratisbonense de 2006: la fe sin la razón o la razón sin la fe carecen en cada caso de valor pues no consideran al ser humano en su integridad. Michael Springer argumenta en contra en la publicación "Spektrum der Wissenschaft" de enero de 2007 que no toda laguna del conocimiento haya de relacionarse automáticamente con algo que no sea racionalmente explicable, es decir, a Dios; a lo cual cabe decir, por cierto, por ejemplo, que a nosotros mismos no nos importa tanto, sino que se trata de conclusiones muy concretas (véase más arriba). Él, por otra parte, confiesa que la fe, al modo de las lagunas que la ciencia podrá llegar a explicar algún día, no consiste sino en meras creencias. El estado viene a ser que ya actualmente se hacen considerables esfuerzos para que los individuos científicos sigan contando con la posibilidad de no tener que creer aún en Dios (lo cual no tiene que ser nada necesariamente ateo sino que puede tratarse de una postura agnóstica, es decir falta de fe sin pronunciamiento definitivo sobre la inexistencia de Dios). También otra versión nueva que reconoce la fe en Dios tan sólo como un bien que coopera a asegurar éticamente la cultura material no es suficiente respecto de los aspectos arriba mencionados.

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Conciencia, investigación del cerebro y libre albedrío.

En sus esfuerzos para tomar decisiones, las personas despiertas de todas las culturas y épocas*) antes de esta época investigativa actual han compilado experiencias sobre el origen de sus diferentes emociones. Los caminos de desarrollo espirituales o religiosos son un testimonio de la capacidad de las personas para desarrollarse realmente incluso en esta lucha por la toma de decisiones éticas en lugar de considerar que todo está establecido de antemano. Sin embargo, también en entornos religiosos hubo algunos que tendían al fatalismo, o sea, a creer con mayor o menor intensidad en la predestinación o en el destino.

La capacidad actual del pensamiento es la mayoría de las veces ya tan solo parcialmente consciente. Si alguien desea ser y permanecer consciente de las sensaciones actuantes, ha de observar normalmente durante un dilatado espacio de tiempo para volverse sensible en este mismo sentido. Algo más inconscientes son los movimientos de la voluntad, los cuales requieren mayor esfuerzo para que se vuelvan plenamente conscienteso puedan revelarse de modo completamente libre. Esta inconsciencia de la voluntad ya era conocida, por ejemplo, por Rudolf Steiner independientemente de la investigación del cerebro moderna. Pero él sabía también lo que científicamente aun no se ha investigado, a saber, que este control propio muy bien puede entrenarse. Muchos cristianos experimentan tangiblemente que incluso es posible más, a saber, que la voluntad humana puede ponerse crecientemente "en manos de Dios". Esto es incluso posible en cierta medida en cada fase del propio desarrollo, es decir incluso en los casos en los que la persona no conoce su interior de un modo especialmente profundo. En semejantes casos se encuentra en acción una instancia que coadyuva al proseguimiento de este camino. Esta vía conduce antes o después a una vida cada vez más consciente (esta práctica no tiene nada que ver con la exigencia de obedecer de una iglesia frente a su feligresía).

En este contexto, los resultados de algunos neurólogos modernos permiten diferentes conclusiones a las que se presentaron en varias revistas científicas. Éstos encontraron por mediciones en movimientos experimentales de la mano que la capacidad de movimiento en el sistema nervioso ya se forma mientras que subjetivamente sólo la intención de mover la mano es consciente. Entonces la persona piensa que se inicia la acción cuando realmente comienza una centésima de milésima de segundo después**). 
Esto confirma primeramente sólo que, como se mencionó anteriormente, la mente humana consciente no suele ser la única base de las acciones sino que la complejidad de su ser influye en sus decisiones. El "potencial de preparación"predeterminado, sin embargo, no significa en absoluto que el hombre esté predeterminado automáticamente a seguir cada uno de esos movimientos de la voluntad. Eso sería un retroceso inadmisible. Por tanto, el libre albedrío no queda de ninguna manera refutado, como algunos pensaban. Pero según las experiencias referidas ("investigación de campo" de milenios) sería correcto suponer que el intelecto solo no es suficiente para ejercer el "libre albedrío". El pensamiento y las buenas intenciones sólo pueden ser un primer paso hacia una responsabilidad mayor; tendría que añadirse a continuación la consideraciónde los sentimientos hasta entonces subconscientes y los habituales impulsos inconscientes de la voluntad. El "potencial de disposición neuronal" es entonces más rápidamente conscientecomo tal y por ende es perfectamente posible intentar llevar una vida más responsable. 

Además cabe señalar que si, por ejemplo, se miden los potenciales eléctricos de las terminaciones nerviosas, ya desde punto de vista científico clásico se hablaría tan sólo de "causas". Desde el punto de vista de las humanidades es muyposible ver en ello un "efecto" a modo de un piano en el que el alma y la esencia espiritual tocan con toda su voluntad. Esto no puede decidirse a nivel puramente científico, biológico. La biología tampoco puede decidir si en este complicado organismo humano obra de Dios y cómo lo hace***). Ella empero bien puede aproximarse a tales preguntas desde su perspectiva. Usted, por ejemplo, podría intentar hacer mediciones de lo que puede tener lugar de diferente manera en la persona cuando alguien, por ejemplo en la oración, actúa contra un impulso no deseado****). Por sí sola no puede juzgar lo que la oración "sea" para el creyente.

*) En todo caso obsérvense las diferencias en las etapas de desarrollo arcaicas, mágicas, míticas e intelectuales... de la conciencia humana según se muestran en nuestras Consideraciones generales sobre las religiones naturales y "La religión como la reconexión con Dios...". Las fuentes de las emociones humanas fueron percibidas en ciertos tiempos más intensamente fuera del hombre y, en otros momentos de otros tiempos, de modo más intenso en su interior. Las posibilidades actuales del desarrollo de la conciencia se elaboran sobre la base de los pasos de la vida de Jesús en nuestro texto principal, parte 1. El hombre, en contraste con una manera anterior más instintiva, puede, por ejemplo, aprender de nuevo con más intensidad a reconocer las relaciones con su entorno, con el medio ambiente y con la tierra. Así, además de los conocimientos sociales y ecológicos, pueden ponerse de relieve los aspectos éticos y religioso-filosóficos generalespara la sociedad.

**) Por ejemplo en "Spektrum der Wissenschaft", abril de 2005. 

***) Véase también nuestra página "Ciencia natural y fe en Dios" ("Naturwissenschaft und Gottesglaube").

****) Véase también nuestra exposición sobre la"Elaboración de la vida diaria" ("Verarbeitung des täglichen Lebens").

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Información sobre : Jesucristo y cuestiones alimenticias

Los antecedentes: en el libro primero de Moisés (el Génesis), 29, se lee: Entonces dijo Dios "Os entrego todas las plantas que tienen semilla, y todos los árboles que producen fruto con semilla. Os servirán de alimento". Esto se correspondería con nuestros conocimientos de que el hombre tiene fundamentalmente los aparatos masticatorio y digestivo propios de un frugívoro o comedor de fruta (y no los de un omnívoro, como pudiera pensarse, si sólo se tienen en cuenta las categorías que parecen abarcar a la mayor parte de los animales, carnívoros, omnívoros y herbívoros). Después del diluvio (documentado arqueológicamente, p. ej., en oriente próximo), se lee, sin embargo, en el Génesis, 9, 3,a Noé: "Todo lo que tiene vida os servirá de alimento; ... Tan sólo la carne en la que aún haya sangre no debéis comerla". Hasta aquí todo se refiere a un tiempo previo a la aparición de los pueblos actuales, es decir, no concierne, en la medida en que la tradición sea correcta, sólo a los posteriores judíos.
Después de la huida de Egipto, se reafirma esto en el libro quinto de Moisés (Deuteronomio),14, 3-21, junto con algunos detalles más. Aparentemente, desde el diluvio hasta aquí, se permite, en principio, todo, y sólo se prohíben aquello que es declaradamente impropio para la alimentación.** En algunos casos pueden hallarse modernas razones científicas nutricionales para ello. Y hay ciertamente casos en los que se hace referencia a la especial importancia del vegetarianismo*, sin llegar a prescribirlo de forma obligatoria para todos; véase Daniel 1,8.

Hay cada vez más pruebas de que existe una relación entre las numerosas prescripciones, hoy apenas comprendidas, sobre el sacrificio animal y el placer del consumo de carne sacrificial. Ya el profeta Oseas (6, 6) dejó dicho: "Quiero amor, no sacrificios, conocimiento de Dios, y no holocaustos". Valiéndose de esto, Jesús dijo: "Entended, por ello, lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificios " (Mt. 9, 13 y 12,7). Sobre Lucas 22, 11, en donde Jesús pregunta, dónde puede comer el cordero pascual –que luego, en la subsiguiente cena, no vuelve a mencionarse-, hay escritos protocristianos „apócrifos" (que en torno al 400 no fueron admitidos dentro del canon bíblico), p. ej., en el „Evangelio ebionita". Allí se puede leer: "¿Acaso pido yo comer en esta fiesta pascual carne de cordero con vosotros?". La lengua aramea solía usar para tales oraciones algunas palabras menos y permitía así diversas interpretaciones, si la entonación se suprimía. Esto provocó diferentes traducciones que se prestaban fácilmente a los más enconados debates.
(Las comunidades judeocristianas prácticamente desaparecidas por el proceso de islamización fueron un componente auténtico e importante de la cristiandad temprana si bien en algunos de los pontos de vista, como en el ejemplo de arriba, se diferenciaban del resto de las iglesias en desarrollo).

En los Hechos de los Apóstoles 15, 19 se menciona lo que dijera Santiago, el líder de la comunidad primitiva, que a los (convertidos por Pablo) „paganos que se vuelven hacia Dios, no hay que crearles (ajenas) dificultades. Es suficiente con instruirles para que eviten la contaminación de los (sacrificios de) idolatría y la impudicia, y no coman ni animales estrangulados ni sangre". Por el contrario, en Eusebio, uno de los primeros historiadores de la iglesia, en las Actas de los Apóstoles apócrifas (v. arriba) y en otros lugares, se ofrece la imagen de que al menos Jesús, Juan, Pedro y Santiago mismos llevaban, normalmente, un régimen vegetariano de vida.
Mt. 15, 11-20 / Mc. 7, 17-21 muestra, ciertamente, que Jesús concedía mayor importancia a „lo que sale de la boca que a „lo que entra en la boca"; sin embargo, esto se refiere a las preguntas de los fariseos en torno a lavarse las manos antes de las comidas. Se trata del mismo orden de valores que aparece en la frase sobre la viga en el propio ojo y la paja en el ajeno. Es decir, lo importante es comenzar por uno mismo, y no movido por el temor a las influencias externas. No se prescribe, empero, el deber de comer carne.
Según Lc.. 10, 8 Jesús aconsejó a los discípulos comer en sus viajes aquello que sus anfitriones les ofrecieran. Esto no significa, automáticamente, que el asunto sea algo por completo irrelevante. Por el contrario, en un ambiente árabe, p. ej., que alguien rechace el cordial ofrecimiento de una comida o bebida, o que no sepa consumirla debidamente puede, aún hoy, provocar las más insospechadas reacciones. A los discípulos de aquel entonces, además, se les otorgó el poder de resultar inmunes a ingredientes manifiestamente dañinos (Mc 16,18.). No está justificado, por tanto, sacar estas palabras bíblicas de contexto y darle un sentido general ilimitado.

En una medida superior a la mostrada en la Biblia en relación a los aspectos relativos a la alimentación el ayuno religioso se funda en la higiene corporal, por medio de lo cual aumenta la entrega a unas experiencias mentales y espirituales más profundas. Esto estaba especialmente establecido en la Iglesia Católica a saber, en los días festivos, en relación al viernes santo y en la época de ayuno entre "carnaval" y Pascuas. Pero también fuera de esta iglesia ha aumentado de nuevo la importancia del ayuno después de que, durante un espacio prolongado de tiempo, no se le prestara gran atención. Más allá del aspecto de la alimentación se ejercita libremente también en estos periodos la capacidad de otros tipos de abstinencia. Se piensa también a este respecto que muchas personas de todo el mundo padecen hambre. Hasta qué grado puede llegar esto es algo que se observa ya en la abstinencia de alimento de los místicos que van de la Edad Media hasta los tiempos contemporáneos; "inedia", el ayuno prolongado a lo largo de algunas semanas. Esto tiene lugar tanto con un trasfondo cristiano como de otros tipos, lo cual es llamado hoy por algunos "alimentación de luz" y significa que el espíritu puede dominar mucho más potentemente la materia de lo que científicamente se haya comprendido ello hasta ahora. Esto presuponen que los implicados sepan que son „guiados" a este respecto por Dios o bien que reciban asistencia especializada a fin de evitar ciertos peligros (esto no debe comprenderse como una recomendación a seguir esta vía).

El cuerpo es una herramienta y, como tal, requiere de un trato responsable.
Por cierto, también los animales, visto ello desde el punto de vista bíblico, son seres creados por Dios, criaturas, o sea que no son "cosas" que se puedan tratarse de cualquier manera, al contrario de lo que actualmente sucede en parte
(lo cual, en todo caso, está impedido por las leyes de protección de los animales). 
Cada cual debe, en última instancia, tomar la decisión sobre cuál sea la alimentación más adecuada para sí mismo. 

*) Es conveniente en todo caso, por motivos de salud, éticos y ecológicos así como demás motivos relativos al desarrollo de la conciencia, una más amplia divulgación de una alimentación de alta calidad, como se advierte en los esfuerzos de los especialistas desde hace más de cien años y como aconsejan, entre otros, los asesores de la salud (productos de cereales integrales, de ser posible procedentes de plantaciones biológicas, porción de alimentos frescos, aceites inalterados... )

**) Semejantes prescripciones existen aún hoy como, por ejemplo, se aplican en el caso de la comida limpia (koscher) de los judíos muy devotos; se trata, por ejemplo, de evitar la carne de cerdo, prescindir de la sangre y sacrificar, por tanto, de modos especiales. Algo semejante sucede con el "halal", la alimentación en el Islam, que observa especialmente la supresión de la carne de cerdo. 

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Jesucristo y la curación: aún hoy

En su época, Jesús, con sus discípulos y demás seguidores, fueron interpretados por muchos como un movimiento para la curación del cuerpo y del alma. Dado que esto no resulta tan evidente hoy día, se ha de incidir sobre ello.

La voluntad de curarse

Jesús, en primer lugar, formuló a un hombre desprevenido una importante pregunta:  "¿Quieres curarte?" (Jn. 5,6). Jesús se dirigía al alma.El enfermo refleja sus manifiestas deficiencias en su búsqueda de una curación. Pero, a través de la pregunta, se le da ocasión para percatarse de si lo que quiere, verdaderamente, es curarse. Es éste el primer requisito de una curación bien entendida. La recepción de esa ayuda se dificulta en la medida en que el subconsciente, por la razón que sea, bloquea el camino hacia la curación y la búsqueda de ayuda. De una u otra forma, podría recurrirse a alguna medida médica de primeros auxilios o ejercer algún efecto sobre un síntoma. Pero la curación es algo que va más allá de esto, algo que sólo funciona cuando el enfermo puede apropiársela, es decir, cuando puede conectarla con sus propias potencias curativas.
Aplícanse a ello no sólo aquéllos que, profesando ya las artes médicas, ya las asistenciales, ya dando consejos sobre la vida, están dispuestos a colaborar con el paciente, sino también reputados „sanadores" y personas que coadyuvan a la curación por la fe o la oración.

La fuerza de la fe

Mt. 9, 22 : Apenas toca las ropas de Jesús una mujer que buscaba su curación y ésta se cura: "Tu fe te ha salvado". En su relación con Dios, todo aquél que posea experiencia de la fe, verá en esta fuerza de la fe algo extremadamente real, algo que hace posible el proceso de curación. Bien es cierto que también el así llamado efecto placebo, conocido en medicina, revela algo de la fuerza de la convicción humana (cuando, p. ej., se toma azúcar creyendo que se trata del medicamento). Sin embargo, aquí no se dan las profundas reversiones de procesos patológicos propias de las curaciones por la fe.
Jesús es, asimismo, el prototipo, en el sentido más integral, de persona sana tanto en cuerpo, en alma y en espíritu.

Extractos del capítulo "La cuestión de los milagros" de nuestro texto principal *): Jesucristo no sólo hace referencia, tal y como hacen algunos sanadores actuales, a „energías cósmicas" que obran a través de él, él hace referencia a la fe, la fe en la posibilidad de curación por medio de él y, en última instancia, por medio de Dios, a través de la persona físicamente observable de Jesús.
Aún hoy se dan curaciones que, al igual que aquéllas originariamente procuradas por los discípulos, se obtienen por medio de la oración; y por obra de la parte más interior del hombre, aquélla que se halla vinculada a Cristo, la que quiere la curación y la recuperación de la persona, persona que, según Jesús, puede lograr incluso „mayores cosas" que él (Jn. 14, 12-13).
La curación espiritual misma y el progreso anímico-espiritual a ella aparejado no son, sin embargo, una gracia que pueda forzarse, por mucho que el hombre pueda hacer para favorecerla.
Con frecuencia las curaciones eran „signos", obras a pequeña escala que indicaban algo mayor y más fundamental. En el caso de la curación del ciego de nacimiento en sábado, Jesús responde que no se trata de ver los pecados como causa de la enfermedad, „sino (que se trata) de manifestar las obras de Dios en él". Cfr. Jn. 5, 6-9; Jn. 6; Jn. 9, 3 etc..
Hoy, gracias también a muchas experiencias y hallazgos paracientíficos, ha dejado de ser inconcebible la idea de que Jesús, de hecho, podía tener la facultad de influir en las fuerzas de la naturaleza. Mirar cara a cara a este fenómeno puede resultar importante para nuestro actual concepto del hombre, para una curación integral, es decir, cristiana.

La imposición de manos

Aunque no siempre, con frecuencia, Jesús y los discípulos impusieron las manos para curar. Esta práctica puede verse de forma ocasional aún hoy. La persona que impone las manos al enfermo sobre la cabeza o los hombros, pronuncia entretanto una oración, a veces con acompañamiento de la comunidad. Esto sirve a que la compenetración y la conciencia se conviertan en un canal para la ayuda de Dios. Esto puede entenderse de forma simbólica. Pero gracias a las modernas corrientes de curación espiritual –entre las que se encuentran cristianos con pleno conocimiento- sabemos que se trata de una realidad. En el primitivo cristianismo se hablaba de que aquí estaba actuando el "pneuma", el aliento vital o el Espíritu Santo*). Esta práctica, a veces combinada con otras, también se usaba en las preces para la curación, así como en las bendiciones. Véase, p. ej., Mt.19, 13; Mc.8, 23; Mc.10, 16 (bendición de los niños); Lc. 4,40-41 (curación & expulsión de demonios); Lc.24, 50 (bendición de los discípulos); Hechos de los Apóstoles 6, 6 y 19,12, así como 28, 8.
Sin embargo, la intercesión en la curación no depende necesariamente de la imposición de manos. Se da también, por lo demás, a distancia, algo que se deja sentir mucho más difícilmente.

El sufrimiento condicionado anímicamente

La curación de la psique y la de las fuerzas vitales, es decir del cuerpo, están íntimamente relacionadas. El buen consejo „pastoral", el que versa sobre la vida, puede tener aquí también efecto sobre el padecimiento psicosomático, siempre y cuando sean razonables los consejos que se pongan en práctica y no empeoren los errores en la conducción de nuestras vidas.

Extractos del capítulo "La ira sagrada y... emociones" del texto principal' *):Jesús vivía permanentemente en „positivo estremecimiento ante Dios" y en la compasión hacia los hombres... En el caso del hombre normal, casi todas las emociones están mezcladas, sobre todo, con mecanismos de estimulación y reacción que, si bien biográficamente son todos ellos muy diferentes y actúan de forma muy variable, en su estructura básica, son muy similares. Es más, entresacar de las propias reacciones mecanismos siempre diferentes, examinarlos, en vez de reprimirlos, y llegar así finalmente a domeñarlos, es decir, a confiarlos a Dios, es un largo proceso de aprendizaje.

Así, resulta de poca utilidad, en general, querer tratar, de la forma acostumbrada, complejos globales de problemas también de forma global. Resultaría más efectivo, buscar primero las partes componentes individuales de un complejo de esa clase, y así diferenciar de forma consciente si se trata de una „viga en el propio ojo" o de una „paja en el ojo ajeno" (Mt. 7, 1-5), y quién es de ello responsable. Algunas escuelas cristianas enfatizarían considerablemente lo primero, dado que es más difícil —y debe aprenderse en primer lugar cómo— examinar las propias acciones problemáticas, y dado que éstas son también más fáciles de corregir. En la práctica psicológica, la otra perspectiva se pondría más frecuentemente en primer lugar como sacrificio. Al final, se percibirá que, a pesar de todo, ambos enfoques, en mayor o menor medida, han entrado en juego.

Una posible práctica, a este respecto, es: 1) P. ej., examinar interiormente la correspondiente emoción, experimentada como negativa, tal y como aparece en concreto (p. ej. miedo, odio, ira, indiferencia y arrogancia, duda desproporcionada,...). 2) En lugar de cavilar mucho, esperar un momento en calma, para percibir tanto como sea posible, de qué se trata. Entonces, 3) confiar en oración**) a Dios este problema que así se ha vivido, que así ha llegado incluso a sentirse con el cuerpo. 4) Permanecer en calma, hasta que aparezca una chispa de iluminación.
Con alguna práctica meditativa ***), p. ej., esto puede experimentarse como una corriente que sale fluyendo hacia arriba y, en determinados casos, como una corriente de fuerzas renovadoras que entra fluyendo luego hacia abajo. En otros casos, es también posible „espirar" con la respiración la emoción negativa, etc., con actitud de confiarla a Dios; y, en la inspiración, permitir que lo positivo pueda entrar fluyendo desde la misericordia de Dios (una variación de la permanente oración de los monjes cristianos del monte Athos, mencionada en el capítulo „El silencio en el desierto" de nuestro texto principal).

Problemas mentales

Extracto del capítulo „La transfiguración" del texto principal*: Está el „pensamiento positivo" y están las „afirmaciones" positivas (postulados). Sin embargo, si no se lo practicara de forma egoísta e insensata, con manipulaciones técnicas, se lo podría poner en disposición de corresponder con lo que puede venir de Dios; se podría abrirlo para ello. En la literatura de esta índole se echa de menos, en su mayor parte, esta preocupación, de modo que, con frecuencia, deviene así también en autoengaño.

"Problemas del destino"

En las modernas corrientes de curación espiritual se tiene, p. ej., experiencia de que hay casos donde surge la impresión de que (aún) no es posible una curación, es decir que „no ha sido concedida". Se trata algo así como de una fase del „programa". Puede ser que, p. ej., el enfermo „quiera" aún aprender algo de la enfermedad, o deba hacerlo. Sin embargo, también esto es plenamente susceptible de solución con Dios. Véase al respecto también el epígrafe precedente „La voluntad de curarse".

Cuestiones legales

La pura curación cristiana por la oración, de resultas de una imposición de manos, está protegida, p. ej., en Alemania, por la libertad constitucional de práctica religiosa. Quien, sin embargo, quiera ofrecerla como un servicio, más allá del ámbito domiciliario del círculo privado o más allá de la iglesia, debe previamente informarse con detalle de la situación legal. En caso de que se lleven a cabo prácticas susceptibles de ser interpretadas por otros como diagnósticas o terapéuticas, incluso si, a cambio de éstas, o no se recibe honorarios o sólo se reciben donativos, en Alemania se ha de aprobar el examen de practicante o disponer de acreditación como médico (los sanadores espirituales, p. ej., cuya técnica, aunque se aparta, por lo general, de la originaria curación cristiana, presenta también similitudes con ella, pueden con frecuencia sentir las enfermedades y demás con sus manos). Si bien sería deseable que las leyes contemplaran de una manera menos burocrática el carácter especial de estas prácticas, la Dachverband Geistiges Heilen [„Federación de Curación Espiritual"]****) recomienda también que, en las presentes circunstancias, se someta uno a un examen de practicante. En teoría, en aquellos casos en los que sólo se realiza consejo psicológico o curación espiritual, se concede un permiso simplificado del mismo. Ya es otra cuestión si este permiso simplificado puede convertirse en algo real en todos los casos.
En Inglaterra, p. ej., se acepta ya de forma general a los „sanadores espirituales", permitiéndoles incluso el acceso a los hospitales.

Al margen de cuestiones legales, quien busque la liberación hará bien si se preocupa por observar también una alimentación o dieta sana o hacer gimnasia de rehabilitación así como dormir lo suficiente y orar.

*) El 'texto principal' aborda éste y otros puntos desde una perspectiva más amplia, a saber, en relación con las posibilidades del desarrollo humano sobre todo; es decir, en torno a la „curación" en el más estricto sentido.

**) En general, sobre la mejor actitud ante la oración, cfr. también nuestra página "Una oración por la paz...".

***) Véase la página "Meditación cristiana".

****) World Federation of Healing – muchos grupos diferentes en todo el mundo. http://www.wfh.org.uk . No conocemos, entre los grupos particulares, ninguno que sólo reúna a sanadores cristianos. (Caminosdecristo.net no se hace responsable de las páginas web de terceros y no respalda necesariamente todos y cada uno de sus variables contenidos).

*****) (...) Los actuales conocimientos sobre los sistemas de regulación humanos existentes, que van más allá del punto de vista unilateral de la biología molecular, son esenciales para la comprensión de la naturopatía y los intentos de curar las afecciones mentales. Servirse de ellos en mayor medida podría aliviar la cooperación entre diversas perspectivas médicas. 

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Sobre la bendición cristiana.

Como creyente cristiano puede Ud. bendecir a todos y a todo, siempre y cuando sienta que ello es acorde con la fe y Ud. se dirija para ello hacia Dios. No sólo existe la habitual bendición de sacerdotes y párrocos del 4º libro del Pentateuco (Números), 6:23 - 7:1 . 

UD. puede también, como laico, difundir la bendición. No precisa para ello de ninguna fórmula, ni debe hablar en voz alta; tan sólo es necesaria la actitud interior correcta; en este sentido: "La bendición del Señor sea con vosotros ahora y siempre". Dios no hará nada indebido por su bendición. Esta costumbre se ha vuelto infrecuente, pero podría resultar de ayuda. 

Hay muchos pasajes bíblicos en torno al tema de la bendición. Algunos típicos sobre los diversos aspectos de la bendición: Zacarías, 8:13; Hechos de los Apóst., 3:26; Efesios, 1:3; 1 Pedro, 3:9-12; Hebreos, 6:7. Algunos otros pasajes bíblicos para ello: Mateo, 5,44 o Lucas, 6:28; Romanos, 12:14; 1 Pentateuco (Génesis), 9:1; 5 Pentateuco (Deuteronomio), 11:26; Salmos, 115:13; Proverbios 11:25.

*) Algo comprensible de suyo: allí donde se bendicen armas los ángeles tendrán problemas con tales "bendiciones" ... .

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La lamentación como posible integrante de la práctica cristiana.

Algunos círculos cristianos, incluso de estrictos creyentes, suscitan la impresión parcial de que sería mejor que los cristianos se entregasen a su destino, sin implicarse tampoco demasiado en la crítica de los acontecimientos del mundo: en su lugar pueden orar por que éste mejore o hasta intentar hacer algo al respecto. Pero que éstos pueden "lamentarse amargamente" ante Dios –v. las Lamentaciones del Antiguo Testamento–, salvo en forma literaria ('Don Camillo y Peppone'), sigue siendo algo raro y, en todo caso, rara vez se enseña oficialmente, en las iglesias. En la oración privada sí que puede darse más. Si se comparase con esta situación la práctica judía en el Muro de las Lamentaciones de Jerusalén (sin pretender recomendar ahora algo similar para los cristianos), se vería definitivamente claro que se trata aquí de un posible componente de la fe de gran importancia.

Aun cuando los valores y promesas específicamente cristianas (cf., p. ej., la cita del sermón de la montaña, Mt. 5:5: "Los humildes heredarán la tierra") se contrapongan a la tendencia que sigue siendo dominante en el mundo, podría pensarse que, quizás aquí podría estar implicado que los cristianos no pueden enfrentarse a tales promesas. Las promesas no son ninguna opción sin compromiso de la gracia que pueda haber, y pueden venir o no. Éstas no son sino promesas. Cuándo se cumplan éstas es algo que puede depender también de la madurez de los seres humanos, o de que sean "imploradas". "El Reino de los Cielos sufre violencia ". Mt.11:12.

No quedó claro ya de quién o de qué se queja uno aquí. ¿Acaso de otras personas? ¿O se trata de los poderes diabólicos –desechados como infundados por algunos teólogos– que pueden haber contribuido a engañar a los hombres? Todos ellos pueden tener su parte de responsabilidad. Aparece entonces con frecuencia la presunción de "se ha autorizado" (con más de un "porque..." pensado humanamente). ¿Pero es esta "dirección", que puede "autorizar" algo o no, y que amplía las reglas de juego del Señor, sólo directamente el Altísimo? Sería un gran error pensar en hacer responsable a Dios mismo del mal del mundo o de cualquier clase de "autorización". Durante los primeros siglos hablaron y escribieron los Padres de la Iglesia, aún reverenciados en ésta o en aquella iglesia, acerca de las jerarquías de ángeles que, transmitidas, existían entre Dios y los hombres, etc. Los gnósticos hablaron, asimismo, también de los llamados "Arcontes" con características con frecuencia problemáticas. A su manera, también otras culturas han recogido tales experiencias: p. ej., el Libro de los Muertos tibetano está repleto de recomendaciones sobre cómo proceder con tales seres después de la muerte. Precisamente, por lo que toca a las cosas fundamentales que están más allá de los recíprocos reproches estrechos de miras de las personas, un día podría confirmarse que aquí está coactuando esencialmente una „dirección" no completamente libre de defecto por debajo del Altísimo, también por debajo de Cristo, pero que, comparada con los seres humanos o comparada incluso con fuerzas directamente negativas, está a una "altura" extraordinaria. Este punto de vista es también una aportación a la antigua cuestión de los filósofos relativa a la "teodicea", es decir, la cuestión de la relación entre Dios y el mal en el mundo (su "justificación"). 

Conclusión: si bien es posible lamentarse ante Dios, ya que sigue siendo el correcto interlocutor, no tiene sentido lamentarse de él. Tal queja puede implicar también transferir a Dios actitudes con los correspondientes y agitados sentimientos humanos, aún cuando tales sentimientos, en vez de duelo, p. ej., conllevan irritación por lo injusto (Mt. 5:6). Puesto que la solución se deja en manos de Dios, este tipo de queja representa en el fondo un tipo especial de intensa oración. No obstante, le corresponde demostrar amor o veneración respecto a Dios o Cristo; ello protege, además, de caer en la pura negatividad, la cual ya no conduciría a Dios, sino más bien a cualquier otro sitio.

Otra vía es dejar que estos sentimientos se apacigüen un tanto por sí mismos, permitiendo así la clásica y pura oración, en la que a Dios se le ofrece todo en forma de agradecimiento y ruego. Es a buen seguro una actitud adecuada frente a Dios orar normalmente de este modo. Pero está permitido también quejarse en el anterior sentido cuando parece necesario y honesto (auténtico).

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Una vía cristiana para tratar los acontecimientos de la vida.

– Aquél que - con Jesús como medida y ayuda - busque progresar desde las propias imperfecciones hacia las cualidades más prometedoras (cf. la página "...Ética": no hacer daño, sino ayudar...), puede primero tomar conciencia de los defectos propios de su carácter, de los errores y faltas cometidas, en lugar de imputar a otros todos los humores, problemas y ofensas (cf. Mt 7:1 No juzguéis y así no seréis juzgados. 2 Pues según el derecho con que juzguéis así seréis juzgados, y con la medida que midáis, así seréis medidos. 3 ¿Cómo es que ves la mota en el ojo de tu hermano y no adviertes la viga que hay en el tuyo?...).
Tal cosa se anotará interiormente y sobre papel, tan pronto como sea posible y con tanta serenidad interior como sea posible (cf. nuestro capítulo del texto principal "El silencio en el desierto"), y tan conscientemente como si se tratará de un 'producto' que deba quedar terminado, y se explorarán sus posibilidades de mejora del mismo modo que se observa el éxito. Es decir, se necesita de un esfuerzo propio: así, puede tratarse de oraciones relacionadas con ello y, conforme a la fe, la ayuda puede venir; sin embargo, esto, con una práctica seria y por ende integral, vendrá también acompañado de correcciones en las actitudes y en el pensamiento, de más lucidez sobre los sentimientos negativos y, en definitiva, de cambios en el comportamiento. Todo ello discurre tanto más fácilmente cuanto más se consideren de tal modo las finísimas partes de lo observado diariamente en sí y sean luego éstas comunicadas una a una a Dios en oración... (Cf. el capítulo "La ira sagrada y puntos de vistas sobre las emociones".)
Las costumbres de vida profundamente implantadas son precisamente muy difíciles de cambiar, pues se hallan enraizadas en una capa inconsciente de la personalidad. Para ello, a menudo el camino requiere ya de considerable experiencia en el reconocimiento de los orígenes sub- o inconscientes (no obstante, puede también ocurrir directamente, como en el caso del fumador que, de un minuto para otro, deja de fumar para siempre por una firme decisión. Cf. el capítulo "La transfiguración de Cristo").
Este "análisis y tratamiento consciente con la ayuda de la oración" ya sería, en sí mismo, un camino espiritual que puede llevar muy lejos y que puede acompañarle a uno toda la vida; pero que también puede, con la correspondiente práctica intensiva, proporcionar, no obstante, notables progresos a corto plazo. Puede que queden aún por tratar las "capas más profundas" de los asuntos sometidos a limpieza, aunque hayan ya mejorado en gran medida. 

Seguidamente también está permitido observar la "astilla" del prójimo o considerar lo que a uno mismo le hayan hecho
Donde parezca necesario un juicio sobre los propios actos o sobre los actos de otros, se trataba más bien de no juzgar según las apariencias sino de un modo "derecho" / "justo" o sea de un modo analítico y constructivo en la medida de lo posible (comp. San Juan 7:24)  
(...) 

Pueden también aflorar sugerencias de la conciencia ... (cf. Mt. 5,5 y 5,9 ...).

(Esta práctica puede aplicarse ante todo allí donde se trata de mejorar conductas antes consideradas psicológicamente dentro de lo "normal". Cuando se trata de mejorar estados que hoy se consideran en cierta medida patológicos, sería tanto más necesario el obligado acompañamiento activo en ese camino de un asistente debidamente experimentado, en algunos casos incluso con formación en psicología, pues al tratar con los problemas propios la autonomía está tanto más limitada de lo habitual entre las personas cuando deben analizar sus propias debilidades. Si las limitaciones de uno fueran de tal calibre que hasta el apoyo resultara baldío, entonces tal asistente siempre podría rezar por el afectado, como complemento de la propia terapia. Presuponiendo que se busque ayuda, pues ya se sabe la importante pregunta hecha por Jesús "¿quieres curarte?" Cf. nuestra página "...Curación".)

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Puntos de vista cristianos sobre economía y cuestiones sociales

Adviértase en primer lugar que el hombre —así lo confirman incluso las más recientes investigaciones económicas*)— no es aquella criatura puramente egoísta que la teoría económica liberal había presupuesto hasta ahora. Sólo una minoría se conduce según los propios intereses. Para la mayoría, otros valores, como la voluntaria y recíproca colaboración, juega un papel al menos igualmente importante y, a menudo, decisivo. Este „altruismo recíproco", como el egoísmo, tampoco conduce automáticamente, sin embargo, al bien común, ya que puede también actuar favoreciendo la formación de camarillas. Sólo las decisiones éticas conscientes, consecuentes, pueden coadyuvar a ello.

Aplícanse aquí puntos de vista psicológicos y religioso-éticos. El hombre es, a partes iguales, una criatura individual y social. Así pues, con la debida disponibilidad, puede entrenarse tanto la sana autoestima—no desmesurada— como la actitud solidaria con los demás. Allá donde aparece sólo el lado egoísta, o bien no se ha desarrollado con energía el lado altruista o, tal vez, ha quedado atrofiado a causa del „adoctrinamiento" de la sociedad occidental. Las sociedades socialistas subrayaron unilateralmente la solidaridad, dejando en multitud de ocasiones que, por el contrario, el lado individualista y necesitado de libertad del hombre se atrofiase, olvidándose de aquello para lo que el hombre ha sido hecho. Allí donde los hombres no hallan justas condiciones, tarde o temprano, aparece la crítica, etc. Una de dos, o se reconoce a tiempo, o, tarde o temprano, todo se tuerce. Esto vale también para la actual forma económica dominante, caracterizada por las grandes empresas de ámbito global. Jesús recomendaba aclarar primero los problemas de la propia casa de uno (Mt. 7).

Bien es verdad que los valores del sermón de la montaña (Mt. 5-7) **, etc., no han de traducirse sin más en normas de conducta social. Sin embargo, sería una esquizofrenia contraria a Jesús guiarse en la vida privada por el mandamiento del amor al prójimo y aplicar, en la dimensión laboral o en la social, justo los principios contrarios. Una ética digna de tal nombre *** debe acreditarse en todos los planos y, en definitiva, ser válida para todo el mundo. P. ej., el valor de la misericordia y que Jesús, en la práctica, se dirija a los pobres, tiene, sin lugar a dudas, una significación social, más allá incluso de los conocidos servicios sociales de las iglesias, también en lo que afecta al trato humano dentro de las empresas. También Mt. 22, 21 tiene un muy práctico significado, pues Jesús, a la par que la misericordia, también confirma ahí el „diezmo" entregado, es decir, a la par que el impuesto romano, el vigente donativo del 10% para fines religiosos o de bien público. El encontrarse presto a ayudar en el sentido en que hablaba Jesús se basa, en todo caso, en las decisiones voluntarias; no es posible considerar inmediatamente a este respecto una concepción de repartición obligatoria o forzada. Siguen siendo válidos los mandamientos 9 y 10 "No debes codiciar ... lo que posee tu prójimo". También en los esfuerzos de mejorar la situación social de muchos están de la mano de Dios los destinos de todos y cada uno.
La parábola en Mt. 25,14-30 / Lc. 19 tiene conocidos motivos materiales. La comparación (en Lucas, la ética actitud de un publicano; en Mateo, p. ej., la previa parábola sobre la fuerza de la fe de las doncellas) muestra, sin embargo, que con ello se ha de considerar algo más que el acrecentamiento de los bienes o finanzas materiales. Esto se expresa más claramente, p. ej., en Lc. 12 / 33, en donde los valores espirituales se colocan por encima de los terrenales. A pesar de todo, el uso responsable dado a los bienes confiados se aplica de lleno también a lo material. Incluso allí donde, p. ej., se aconseja ayudar a los pobres y a los desfavorecidos, se da un valor a esta ayuda material o financiera, en lugar de despreciar lo material, en general, como carente de valor. Depende, pues, p. ej., de para qué se use el bien o el dinero dado.
P. ej., mentir, engañar, actuar como matón y emprender proyectos cuya inocuidad para otras personas (no los criminales) y otras criaturas no está lo suficientemente demostrada va en contra de una relación responsable con los demás, tal y como la que Jesús demostrara a cada paso. Jesús tampoco enseñó que debía ponerse en primer lugar siempre las llamadas „imposiciones fácticas".

Se conoce la prohibición que el islam dicta sobre el cobro de intereses. Pero judíos y cristianos podrían encontrar en la Biblia consejos similares (hay prohibiciones en el Antiguo Testamento mismo):
Ezequiel, 18:8 y 9: "Aquel que no practica la usura, quien no cobra interés (otra traducción: excesivo), aquel que aparta su mano del mal y juzga rectamente entre la gente; aquel que obra según mis preceptos y guarda mis mandamientos, ateniéndose firmemente a ellos: ése es un hombre devoto que merece la vida, así habla el Señor."  
V. también Esdras, 7:24 (exenciones de pago de intereses, aranceles e impuestos para ciertos oficios); 
Proverbios, 28:8 ha recibido más de una vez la cómoda interpretación de que es a fin de cuentas indiferente tratar con dinero obtenido mediante intereses porque de cualquier modo el dinero revierte en beneficio de los pobres a través de los ricos. Los múltiples casos en que hoy el dinero se usa justo en contra de los intereses de los pobres o del bien de la comunidad no respetan sin embargo los presupuestos del versículo. Así pues, para respetar el orden valorativo de este versículo lo realmente importante es en qué se emplea el dinero.
Respecto al cobro de intereses, véase también en el Nuevo Testamento Mt., 23:23 y Mt., 17:24.
Para esta formulación interesa mayormente lo que aún sigue pareciendo digno de reflexión, si se abandona el ámbito referencial en el que surge el Antiguo Testamento. Por ello no se abordará aquí con más detalle el Deuteronomio, 23,20.

La Biblia se mantiene en la posición de no contraerse deudas innecesariamente (Proverbios 22, 7) y de hacer planes con previsión (Proverbios 21, 5) así como de seguir aprendiendo constantemente con sabiduría y razón (por ejemplo, Proverbios 4, 5-8). Se amonesta a ahorrar; ya, por ejemplo, el mencionado "diezmo" debería dejarse a parte cada año a fin de poder viajar con motivo de las fiestas religiosas y tener dispuestas las ofrendas para ellas (Deuteronomio 14, 22-27). Pablo exhorta a los cristianos a dejar algo en reserva a fin de poder disponer de ello por si hiciera falta para los hermanos cristianos que se vieran en necesidad (I Corintios 16, 1,2) y su postura es a favor de un uso moderado de los bienes terrenales (I Timoteo 6, 8). Jesús parte de la base de que hay que calcular si hay suficiente dinero antes de iniciar, por ejemplo, una obra (Lucas 14, 28). Una economía sostenible sería también en la actualidad sumamente necesaria en tanto terapia y prevención: el endeudamiento tanto privado como público es la causa de inestabilidad económica mundial.

El sitio web Los caminos de Cristo no persigue ningún fin político, por este motivo se exponen aquí tan sólo algunos aspectos generales.

*) P. ej., Ernst Fehr, Director del Instituto para la Investigación Económica Empírica de la Universidad de Zurich, según entrevista en "Spektrum der Wissenschaft", marzo 2002, "Altruismo recíproco...".
**) En una perspectiva más espiritual, estos valores se aclaran en el Capítulo sobre el Sermón de la montaña, en el texto principal de Caminosdecristo.net.
***) Véase también nuestra página "Fundamentos de la ética"

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Puntos de vista cristianos sobre sociedad y política en general *)

Mt. 22, 21; Mc. 12,13-17; Lc. 20,20-26: "Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios" es una actitud realista en lo que respecta al pago de impuestos a la autoridad romana. Se muestra también con ello una clara distinción entre lo civil y lo religioso. Por contra, no quiere indicarse aquí ninguna sumisión esencial ante la autoridad pública; Hechos de los Apóstoles 5, 29: "...Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres". En consecuencia, Jesús tampoco justifica automáticamente toda renuncia con „imposiciones fácticas".

Por un lado, la escala general de valores del sermón de la montaña (Mt. 5-7) etc. no ha de traducirse inmediatamente en normas de comportamiento social. Sin embargo, iría con seguridad en contra de Jesús guiarse en la vida privada por el mandamiento del amor al prójimo y aplicar, p. ej., en lo social o en la actividad política, principios contrarios. Una ética digna de tal nombre **) debe acreditarse en todos los planos y, en definitiva, ser válida para todo el mundo.
Imponerse a los competidores con métodos innobles iría, p. ej., en contra de la fidelidad y responsabilidad que Jesús demuestra; traicionar la confianza; y, por encima de los afectados, emprender proyectos cuya inocuidad para otras personas (no los criminales) y otras criaturas no está lo suficientemente demostrada. Así pues la dedicación cristiana puede promover también un modo de pensar independiente que vaya más allá de modelos ideológicos de "izquierdas y derechas".

Está claro que los versículos de Mateo 7, 3-5 "...saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano" no vienen a ser unas instrucciones para limitar al individuo completamente a su estado subjetivo con sus propias debilidades, de lo cual, precisamente, dan la impresión algunos círculos cristianos. Antes bien debe convertirse en un modo de vivir empezar por uno mismo y luego, cuando sea pertinente, poder amonestar o criticar a otro de un modo más libre, es decir, sin reprocharle los problemas de uno mismo. Esto, a su vez, puede referirse al entorno personal como a los políticos.

En Jeremías 29, 7 se halla un consejo profético: "Procurad lo mejor para la ciudad adonde os he desterrado y rogad por ella al Señor; porque su bien será también el vuestro". Esto aconseja decidirse en favor del bien colectivo en el sentido más amplio. A los cristianos también se les recomienda encarecidamente en Mt. 5,13, Mt.13,33, etc. el interesarse por la sociedad y ser la „sal de la tierra".
Sin embargo, para los cristianos puede haber también situaciones en las que deban distanciarse de las turbulencias sociales: Apocalipsis de Juan 18,4: "Y escuché otra voz del cielo que decía: sal de ella (la ciudad de ‚Babilonia‘), pueblo mío, no te hagas cómplice de sus pecados y así no recibirás sus castigos ".

*) La página web Caminosdecristo.net no persigue ningún fin político. Aquí sólo se anima, de forma general, a pensar sobre este tema.
**) Véase, además, nuestra página "Fundamentos de la ética"
Véase también nuestra página adicional "Puntos de vista cristianos sobre economía y cuestiones sociales "

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Cristianismo y filosofía: sobre la disertación de Habermas "Fe y conocimiento" *)

El filósofo Prof. Dr. Jürgen Habermas, tenido hasta ahora por no religioso, reconocía la importancia de las doctrinas religiosas también como raíz de los valores y de la cohesión social de una sociedad laica. Que el hombre esté hecho a imagen de Dios, creado con la facultad y el derecho a la libertad —dice—, puede también, decirle algo al „religiosamente lego", tal y como él a sí mismo se considera. Según él, el mundo depende de la reconciliación y el perdón, es decir, de valores que proceden de la religión. Se refiere a aquel „sufrimiento de los injustamente maltratados, humillados y asesinados, sufrimiento que excede toda posible reparación en términos humanos". "La perdida esperanza en una resurrección deja tras de sí un notorio vacío" (en la sociedad laica).

Entre los cristianos cultos encuentra Habermas importantes deferencias que, recíprocamente, también los pensadores laicos deberían tener para con estos cristianos:
- La conciencia religiosa debería abordar los conocidos motivos de „disonancia" con otras confesiones y religiones. Observación: en cualquier caso, en occidente existe un cierto civismo en estas relaciones, aunque sea sin duda limitado. En nuestro texto principal pueden hallarse aquí y allá algunos puntos de vista que podrían ser esenciales para un diálogo ecuménico o interreligioso; también en algunas páginas adicionales, p. ej., lo referente a las iglesias y a la Ética.
– Deberían tenerse más en cuenta las „autoridades" científicas. Observación: de esta página web se desprende que la mainstream (mayoría) científica, a menudo, no está a la altura de los últimos posibles avances, muchas veces relevantes, o no quieren reconocerlos, ya por razones económicas o de otro tipo. Esta forma de autoridad, por tanto, resulta, en muchos asuntos, cuestionable. Asimismo, en el ámbito científico, se echa de menos la disponibilidad interdisciplinar y el necesario pluralismo. Esto también puede decirse de cuestiones esenciales que afectan a nuestra concepción del ser humano, p. ej., en la tecnología genética (cuya problemática Habermas también menciona); pero también en el resto de las ciencias naturales. Siguiendo los pasos de los Evangelios, se aborda este problema en diversos lugares de nuestro texto principal. Es, sin embargo, cierto que es preciso un diálogo entre la religión y las ciencias. Pero, podemos decir, por nuestra experiencia, que se han de incluir también las últimas corrientes en las ciencias naturales **), es decir, los de la „investigación marginal o de frontera", etc.. Además de ello, del lado de la religión, se han de tener en cuenta también los conocimientos procedentes de la elaboración consciente de profundas experiencias religiosas, y no sólo las construcciones conceptuales teológicas. Sólo así puede evitarse un diálogo de sordos. Hasta la fecha, todo diálogo mantenido sobre la base de desfasados paradigmas (presupuestos básicos, concepciones del mundo) o de miopes concepciones del cristianismo no han llegado a nada. También las ciencias espirituales podrían beneficiarse de un proceso de este estilo, en la medida en que el ser humano sea de nuevo ser humano, y el alma alma, en lugar de hacer de ésta una mera función química del cerebro.
– La conciencia religiosa debe ajustarse a las „premisas de un estado constitucional...". Remite el autor a la destructividad que puede ocasionarse en el ámbito religioso de no adoptar esta medida. Observación: esta adaptación de los cristianos actuales a los valores liberales es también un paso en la dirección de los orígenes, de los momentos previos a la amalgama del cristianismo con instrumentos de opresión del estado desde el año 325 d. C..

Así, al tiempo que los círculos cristianos o religiosos, en su relación con las instituciones profanas, han solido adaptarse a su lenguaje, según Habermas, los círculos de pensamiento y lenguaje profano deben ajustarse, en el diálogo con los creyentes, cristianos o no, a su propio pensamiento, en lugar de „pretender, como un día se buscó", sencillamente „eliminarlos". En aquellas cuestiones esenciales para los creyentes, las mayorías laicas no deberían tratar de imponer acuerdos por mayoría sin haber comprobado en serio qué pueden aprender de lo que la otra parte reclama. Observación: así pues, de hecho, los científicos, políticos, etc. en diálogo con los cristianos, deben abrirse a „aquello" que también resuena en conceptos como „preservar la creación", „criatura", incluso „ser humano", etc., frente a conceptos como cosmos, biosfera, ecología, organismo, Homo sapiens... .

Habermas apuesta por una „tercera instancia" que medie entre religión y ciencia: por un „common sense democráticamente ilustrado" (el sano entendimiento o la razón humana); y ello en una „sociedad post-secular" que se decide por la perpetuación de los grupos religiosos. Observación: en Alemania, p. ej., esto se da muy poco, o sólo en la medida en que, al menos, las grandes iglesias deben tenerse en cuenta, más o menos, en ciertas discusiones. En los EE UU, p. ej., aunque la actividad religiosa del individuo goza de gran estimación, los valores religiosos con frecuencia se trasladan a la sociedad laica de una forma en que resultan apenas reconocibles.

*) FAZ/ SZ 15.10.2001 o el texto en internet alemán;
**) véase además nuestra página "Ciencia natural y fe en Dios"

Anotación: Habermas y otras escuelas filosóficas:

Jürgen Habermas perteneció junto a Theodor W. Adorno y Herbert Marcuse a la "Escuela de Frankfurt" cuya "teoría crítica" influyó considerablemente en el movimiento estudiantil de 1968 y que por aquel entonces incluía variaciones de presupuestos neomarxistas, ilustracionistas y estéticos.
La teoría y praxis del movimiento del 68 han sido especialmente criticadas, desde un enfoque conservador filosófico y teológico, por Günter Rohrmoser desde 1969. Éste veía aquella 'utopía' como un sucedáneo de la religión (y, por ende, como competidora de la 'doctrina de la salvación/escatología' eclesial), e intentó frente a ella salvar, p. ej., la antigua doctrina de Agustín, de los "dos reinos (obra de la voluntad divina)" –religión y estado–.
Tanto a los representantes de la Escuela de Frankfurt como a sus rivales cristiano-conservadores y econoliberales se les dio y, en parte, se les da aún hoy tan bien recoger de forma sesgada todos los argumentos, que parecen hablar contra los respectivos rivales, o mejor, que se permiten describir falazmente a la "contraparte" como si de un bloque uniforme se tratara. Así, unos han perdido la ocasión de buscar de forma diferenciada aquello digno de conservar en el orden tradicional de los valores; y los otros no han sabido atender de forma diferenciada a aquello que, en los nuevos movimientos sociales, más allá de las distorsiones ideológicas, constituía el motivo legítimo y "emancipador". Sin embargo, muchos en Alemania y en otros lugares han hecho notables progresos desde entonces en esta discusión, porque muchos no estaban ya dispuestos a dejarse atrapar en los viejos "frentes" de 1968. En la investigación, con todo, aún no se ha comprendido suficientemente este progreso; siguen apareciendo libros en los que se hace responsable al rival de cuanto de malo hay en el mundo mientras que la actitud de los propios amigos resulta intachable.

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Puntos de vista generales cristianos sobre cuestiones ecológicas *)

Génesis 1:26-28 "Entonces dijo Dios: hagamos a los seres humanos según nuestra imagen, semejantes a nosotros. Deben regir sobre... toda la tierra... "** no quiere decir –tal y como se ha aplicado en la práctica- que el hombre pueda comportarse irresponsablemente con el medio ambiente. Antes bien, se trata aquí de la visión originaria de una humanidad, en tanto que cima creada en último momento de la creación con propiedades divinas. De ahí que se trate de la autoridad natural del ser humano, el cual podía „poner nombre" al resto de las criaturas y tratarlas de una manera harto responsable. El Génesis 2:15 describe así esta responsabilidad: "Dios, el Señor, tomó al ser humano y lo puso en jardín del Edén, para que lo cultivara y lo cuidara / guardara". Este "cultivar" se refiere a una creación viva que sigue desarrollándose. Más tarde el hombre (cf. la historia del paraíso) se precipita desde esta unidad con Dios y su creación y se hace egoísta. Perdido sin remedio el fundamento, el ser humano debe reelaborar de nuevo todos los fundamentos espirituales, en lugar de reclamar su omnipotencia paradisíaca.

También en el Nuevo Testamento se concede gran importancia a la creación: En Romanos 1:20 se dice que "la esencia invisible de Dios, su eterno poder y divinidad desde la creación del mundo, se manifiesta en las obras de la creación". Romanos 8:19 "Pues la ansiosa espera de la creación aguarda a la revelación del Hijo de Dios" (otra traducción, "al ser humano redimido", es decir, al ser humano ya perfecto.) Romanos 8:22 Pues sabemos que la entera creación gime hasta ahora toda ella y se halla en los dolores del parto. Marcos 16:15 Y les habló: Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda la creación. (v. además, Colosenses 1:23).
Ahora viene en auxilio Jesucristo. Si bien tampoco él exime al hombre de su responsabilidad hacia sus prójimos y hacia las demás criaturas, nos asiste diciendo que los seres humanos deben "debe ser perfectos como el Padre en el cielo" (Mateo 5:48), es decir, al modo en que se pensó originariamente, a fin de que puedan atender a su responsabilidad.**** Sólo entonces volverá la creación a ser una. Sólo pone como requisito que éstos asuman también esta ayuda. Que el hombre camine sin Dios es calificado incluso de „imperdonable" en Romanos 1:20.

Aunque en el Apocalipsis de Juan (sobre su carácter, véase la parte 2 de nuestro texto principal) se anuncian, entre otras cosas, acontecimientos catastróficos que pueden afectar a la humanidad, es decir, a partes de ella, y al resto de la naturaleza, estos fenómenos concomitantes nunca aparecen, en un tiempo de rectificación divina, como positivos, es decir, como el auténtico propósito divino; y nunca en el Apocalipsis se disculpa a los seres humanos que, por su cuenta, contribuyen a la extinción de las especies o a otras catástrofes, ni de ningún modo se les anima a contribuir a ellas.***) Antes bien, esta imprudente civilización es vista de forma extremadamente crítica en el Apocalipsis.
El Apocalipsis no altera la positiva visión del resto del Nuevo Testamento, p. ej., del sermón de la montaña (Mt. 5 "Los mansos poseerán la tierra ...").

Acerca del "creacionismo", especialmente extendido en las regiones de habla inglesa: nuestro sitio no representa ningún tipo de "-ismo". La creación del mundo y del ser humano hacen suponer realmente la sabiduría divina en lugar del principio de la mera casualidad. Véase también nuestra páginas sobre "Ciencia natural y fe en Dios". Son también admisibles las dudas respecto de algunas indicaciones cronológicas no seguras de tipo arqueológico o relativo a la historia de la tierra, sin embargo, aquellos que a toda costa entienden los "7 días de la creación" según se expone en el Génesis, es decir, como 7 días según el sentido actual de 24 horas, deberían reconocer esto como una interpretación: con ello la fe no debería conservarse ni perderse. El día actual presupone la tierra actual ya existente o creada y ello, a saber, junto con su giro, todo lo cual no existía al principio. Ya en la Biblia misma se afirma que "para Dios son mil días como uno solo". Los 7 días bien pudieran significar algo real si bien ello ha de comprenderse como "espacios cronológicos", "ciclos de la creación" de una duración que no se ha precisado. Considerar que los más amplios procesos de la creación precisamente como los más breves llegará a ser algo tan poco insostenible como las muchas ideas arqueológicas habidas hasta ahora y ello, a saber, en vista de los nuevos descubrimientos. En la Biblia se ha expuesto con suficiente claridad que Dios pudo revelarse antes de Moisés a personas como a Henoch y a Noé. Nuestro actual relato de la creación pudiera proceder de uno antiguo oralmente transmitido que posteriormente se fijara por medio de la escritura y del que otras culturas conservan aún partes. El mundo de la investigación conoce, por ejemplo, las notorias similitudes con la narración sumeria de Gilgamesch. Esto no significa que el Génesis se haya copiado de él, sin embargo nos recuerda que Abrahán procedía de Mesopotamia.

*) Este sitio web no interviene en política. De ahí que aquí sólo se discutan normas generales y no instrucciones de comportamiento sobre cuestiones políticas particulares del presente. Temas que fueron tratados por los cristianos de diversas doctrinas en relación a la preservación de la Creación son, por ejemplo, la vida de los no nacidos, el mal uso de los genes y la energía nuclear.

**) Esto puede comprenderse como una forma especial de un punto de vista panenteísta ("Dios también puede encontrarse en su Creación"), lo cual no ha de confundirse con el panteísmo ("Dios es todo"). La relación más directa de Dios con su Creación se lleva aquí a cabo, en todo caso, con ayuda del ser humano (compárese también con Juan 14, 21, 14, 23, 15). E incluso esto se manifiesta prácticamente en la medida en la cual el ser humano es de ello mismo consciente y se emparienta más a más con Cristo. También alegrarse de la Creación puede llevar a Dios, pero en el caso de semejante mística de la Creación son posibles, por el contrario, considerables confusiones en las que Dios tan sólo sería un modo de denominar las cuestiones materiales y los deseos de uno mismo.

***) en los EE. UU., p. ej., esto no lo tiene claro todo el mundo.

****) Las posibilidades trazadas del desarrollo de la conciencia se tratan partiendo de los pasos de la vida de Jesús en nuestro texto principal, parte 1. Actualmente el ser humano, al contrario en otras épocas en que ocurría de un modo más instintivo, puede aprender conscientemente, por ejemplo, las relaciones con su entorno o medio ambiente así como reconocer más intensamente la tierra. A este respecto puede acceder también a un "pensamiento interconectado"(un concepto empleado – aunque en otro contexto -porFredericVester) o a un "pensamiento multifactorial", un concepto empleado por Dörner en el estudio de complejos contextos ecológicos en lugar de los antiguos conceptos inservibles para ello, de pensamiento "lineal" o "monocausal" ["linearen", "monokausalen Denkens"]: "1 causa→ 1 efecto". Véase también nuestra página "Conciencia, investigación del cerebro y libre voluntad"; así como las páginas "Bases de los valores éticos", "Aspectos cristianos para la economía y cuestiones sociales", "Aspectos cristianos generales para la sociedad y la política", "Cristianismo y filosofía..."

Vea también nuestra página "Fundamentos de los valores éticos".

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Vida no nacida *

El comienzo de la vida humana:
El concepto de ser humano de los cristianos conservadores así como el de los críticos coincide en general en que la vida humana comienza con la concepción.
De múltiples maneras, la Biblia muestra la vida humana como unidad; desde su origen divino –mediante la transmisión de la vida a través de las generaciones- hasta los diversos grados de edad o de desarrollo del individuo. Nunca se habla de "vida sin valor o sin dignidad humana" en algún momento previo al nacimiento o en algún momento de la vejez o la enfermedad.
El prof. Böckle descubre en el "Manual de Ética Cristiana" algunos teólogos en la historia –en cuyos textos originales no resulta a veces perceptible– que, en lugar de la concepción, han aceptado como momento decisivo la nidación, que sucede poco tiempo después.
La moderna ciencia natural quisiera ser en general ajena a las consideraciones valorativas. Pero también los hallazgos de las ciencias naturales muestran sólo fluidas transiciones entre el estadio del óvulo fecundado y el del ser humano ya desarrollado. Así, donde quiera que la sociedad vea los límites a partir de los cuales comienza la vida humana, éstos son arbitrarios. Así se expresa, p. ej., el embriólogo Erich Blechschmidt: la "ley biogenética" una vez asumida por Haeckel, según la cual el embrión repite los estadios animales de la historia evolutiva, está anticuada: cada órgano se desarrolla de acuerdo a un plan, según su papel en el ser humano. Hoy en día se pueden filmar con ultrasonidos las reacciones del embrión. Asimismo, el prof. L. Lejeune, especialista en genética humana, hace hincapié en que los genes del óvulo fecundado contienen ya el plan del organismo humano desarrollado; diríamos que son el soporte físico de ese plan. De la investigación del cerebro, la neurología del desarrollo y la psicología se obtienen también conocimientos afines. Los sucesos de la conciencia y la memoria se pueden sondear también hasta estadios de desarrollo cada vez más tempranos, con una investigación integral y sin prejuicios.
De modo que esta interpretación valorativa tiene significado incluso más allá de los límites del ámbito religioso.

Cuestión bien distinta es, sin embargo, el tratamiento práctico de tales consideraciones.
El mandamiento "No matarás" –Éxodo, 20- se entendía en tiempos del Antiguo Testamento en el sentido de "No asesinarás"; así, luego cambiaron las interpretaciones de lo que es asesinato y lo que es homicidio. En sentido amplio, la escala de aplicación del mandamiento se refiere a toda vida humana y, para los vegetarianos, más allá de este ámbito, también al reino animal. La moderna propuesta de un "ethos mundial" ** interreligioso contiene como directriz "una cultura de profundo respeto hacia toda vida".
En cualquier caso, hay que prestar la debida consideración –tal y como sucede en cualquier asesoramiento serio sobre embarazo, incluso cuando éste anima con agrado a tener el niño y quiere proporcionar ayuda– a la situación vital individual de los afectados, con sus dificultades, miedos, cargos de conciencia, etc., en lugar de maldecir en general a todos aquellos que se proponen abortar. En la mayoría de los casos, a las mujeres no les resulta fácil tomar esta decisión. Debe también considerarse la corresponsabilidad de los hombres y del entorno, en lugar de adjudicar unilateralmente el problema a la mujer.
Si se trata de reducir tanto como sea posible o, en última instancia, de acabar con las interrupciones de embarazo, entonces, más allá de los esfuerzos individuales, es preciso sobre todo facilitar socialmente la vida con hijos; es decir, atajar los problemas que hoy en día generan las causas de una parte de los abortos, en lugar de, p. ej., promover que se apliquen más cargas incluso a los socialmente débiles.

Las cuestiones legales *:
Jesucristo propuso a los hombres una decisión consciente en su comportamiento ético y moral, en lugar de apoyarse ante todo en la presión de una norma o uso legal exterior, tal y como ocurriera en los tiempos altotestamentarios. Sin embargo, las normas legales pueden dar sustento a las cuestiones éticas, tal y como se ha intentado en casi todos los ámbitos de la vida.
Las reglamentaciones penales (como la del §218 alemana), ya sean severas o liberales, parecen tener, en una estimación internacional, sólo un efecto limitado sobre el número de abortos. Por consiguiente, se precisan, tal y como ya se ha dicho, otros esfuerzos para alcanzar una solución.

La conexión con la técnica genética y la medicina reproductiva:
Incluso en las investigaciones científicas y en las fecundaciones artificiales hay, en el ámbito internacional, un "consumo de embriones" que, p. ej., la ley alemana de protección de embriones intenta limitar. En estos momentos, el diagnóstico preimplantatorio (PID) ofrece una nueva tentativa para generar causas adicionales de aborto.

Consecuencias sobre otros ámbitos:
Cuando se trata de la protección de la vida, se debería tratar también de todos los peligros a los que están expuestos los ya nacidos –y, en especial, de aquellos a los que tanto nacidos como no nacidos están expuestos por igual–. Los peligros ambientales afectan a las madres y al embrión, al sensible embrión, incluso de forma más contundente que a los adultos. Con frecuencia esto ha sido desatendido por parte de los defensores de la vida; como, a la inversa, muchos de los que se posicionan a favor del medio ambiente, no se han preocupado por el problema de las interrupciones del embarazo, algo que, p. ej., ya preocupaba a Franz Alt en 1985.

*) "Caminos de Cristo" no es un sitio web político. Aquí no escribe contra nadie ni se plantea ninguna iniciativa política; tan sólo se informa sólo sobre cuestiones generales.
**) Véase, p. ej., nuestro capitulo adicional "Fundamentos de los valores éticos".

 

La parte 4: Antiguo Testamento y cooperaciones para el diálogo con otras religiones

Sobre el Antiguo Testamento y la religión judía (judaísmo)

Esta página adicional es una contribución a la mejor comprensión del Antiguo Testamento y al diálogo interreligioso. No se pretende con ello tratar los escritos altotestamentarios tan detalladamente como este proyecto web aborda, por ejemplo, los Evangelios y los Hechos de los Apóstoles (Día de Pentecostés).

Jesucristo y sus discípulos se referían con frecuencia a las Sagradas Escrituras que sus oyentes conocían. Se trataba entonces del Antiguo Testamento. Contiene éste la historia de la creación, libros sobre la historia de los judíos, los textos de la ley, textos proféticos, salmos, apócrifos, etc. Jesús y los discípulos manifiestan que su tarea no consiste en revocar las antiguas tradiciones, que no se presentan, antes que nada, como exegetas, sino que se ocupan de la vida desde el contacto directo con Dios y con Cristo. (v. capitulo 2: "Los fundamentos de los valores éticos", y el texto principal). Así pues, aparecen nuevos planteamientos respecto al Antiguo Testamento.

En el Nuevo Testamento se encuentran, sin embargo, muchas referencias a otros credos de su tiempo. El Evangelio de Juan, p. ej., se refiere abiertamente y con frecuencia a aquellos que conocían las enseñanzas de la sabiduría gnóstica para explicarles, sobre su propio escenario doctrinal, lo distintivo, lo específicamente cristiano. Un sencillo ejemplo lo constituye ya la descripción „Él era la luz verdadera...", en Jn. 1. Asimismo, algunas de las cartas de Pablo, p. ej., prestan más atención a las doctrinas de los que provienen del entorno de las antiguas religiones mistéricas que a las tradiciones judías. Quien no conozca estas tradiciones no se percatará de ello. En estos pasajes del Nuevo Testamento no se ve un juicio condenatorio global de todos los antiguos escritos no judíos. Juicios de esta especie sólo se ven en pasajes que se refieren a usos manifiestamente improcedentes de cultos concretos degenerados, y siempre con el fin de prevenir a los hombres de caer en tales caminos. La vieja y legítima meta de la misión era recoger a los hombres allá donde éstos estuvieran; y no, sencillamente, exigirles que olvidaran su entera biografía, algo que habría ocasionado más bien nuevos desgarros de conciencia y no habría traído ningún consuelo para tales desgarros. A los hombres de otra procedencia no se les exigió adoptar primero toda la tradición judía. En este sentido, se les consideró con los mismos derechos que a los judíos. No obstante, sobre este asunto hubo, entre los mismos discípulos, disputas que aún siguen vivas.

La obra de Jesús era entonces de este mismo modo solamente pensable partiendo de la fe en Dios y de la esperanza en un cambio fundamental que también afectara al resto del mundo, según fue ello profetizado en Israel por los profetas. En todo caso desde entonces sería muy posible que lo cristiano se cristalizara también partiendo de demás tradiciones religiosas en lugar de la ofrecida por el Antiguo Testamento. Tal cosa fue lo que intentó, p. ej., Mani, el inspirador de los maniqueos, que se propagaron ampliamente por Asia, fueron luego perseguidos por la Iglesia y que hoy, en la práctica, han desaparecido. Éste tomó como punto de partida la religión igualmente monoteísta de Zaratustra en Persia. En qué medida logró de esta forma reinterpretar correctamente el papel de Jesús y en qué medida, a pesar del alto nivel de sus enseñanzas, su intento resultó frustrado (véase, p. ej., la unilateral evasión del mundo en sus doctrinas) es otra cuestión a la que no abordaremos aquí.

La religión judía (judaísmo), ha producido, según la Biblia hebrea, algunos otros escritos, como son los Libros de la Ley (Mischna) y los Comentarios (Gemara) del Talmud –en las ediciones de Babilonia y Jerusalén -; y también las obras fundamentales de determinadas corrientes, especialmente los escritos esotéricos Cabalística: Zohar (Sohar) / Sepher Jezirah. Estos últimos escritos fueron atribuidos al siglo XIII, pero podrían remontarse a antiguas tradiciones; alguno recuerda incluso al antiguo Egipto. Aún hoy en día existe una mística judía (Chassidim).

Sobre las imágenes de Dios

"El Dios de Abraham" se vivía tanto como dios personal de la familia, de la tribu y del pueblo como del universo. Esta fe obtuvo su forma estrictamente monoteísta, a la que los profetas amonestaban, a lo largo del tiempo.* 
Al principio, en el Antiguo Testamento, se nombra a Dios "Elohim", es decir, „los divinos espíritus (creadores)" y nada que tenga que ver con algo extraterrestre implicado en experimentos genéticos, etc., tal y como hoy se especula en algunos libros; éstos sólo se mencionan aquí en la medida en que se ocupan parcialmente de influencias poco claras en el desarrollo de la Tierra. Las palabras semitas „Elohim" y „Alá" (denominación islámica de la deidad) comparten el origen con nombre "El" de los cananeos.
El nombre Jahweh/ Jehová/ JWHW sólo aparece más tarde en el Antiguo Testamento. Con el paso del tiempo, al ir Dios aproximándose, según fuentes místicas y espiritualísticas como Lorber o Steiner, apareció, entre otras, la experiencia de Dios como Jehová. Pero, por desgracia, las traducciones emplean siempre las mismas denominaciones allí donde en el original aparecen muchos nombres diferentes de Dios. Así, la experiencia siempre particular de los hombres se iba transmitiendo de unos hombres a otros, a través de las épocas. La originaria y auténtica experiencia de Dios como Jehovah debió probablemente quedar enturbiada por obra del hombre, e incluso entidades negativas pudieron, en este sentido, haber confundido a veces a las gentes de superficial espiritualidad y llenas de odio. De este modo, es de presumir que no todas las historias del Antiguo Testamento se refieran al verdadero „Yahwé", o a „YHWH", en el sentido de las comentarios de Hurtak. Pero esto no significa que cada una de los sucesos altotestamentarios pueda ser valorado desde la lógica humana de nuestras sociedades modernas. Dios sabe mejor que nosotros por qué hace lo que hace y qué espera de los hombres.

La fe mesiánica y Cristo

„Christos" es ya en los Septuaginta, la traducción de la Biblia al griego, hecha en los siglos III y II a. de C. por judíos para judíos, la palabra para „Meschiach", el Mesías profetizado. Así pues, no se trata de una invención de Pablo, tal y como algunos autores modernos han creído. Los rollos de las cuevas a las orillas del Mar Muerto (Qumran) muestran que judíos piadosos, ya décadas o siglos antes de Cristo, aguardaban un reino de paz mesiánico, tal y como se describe en Jesaja, 11. Pero ya entonces había diversas interpretaciones sobre la naturaleza del Mesías. Así, hasta los discípulos de Jesús tardaron en comprender que el nuevo „reino" anunciado no tenía nada que ver con una revuelta nacional de hecho contra los romanos, sino con una transformación espiritual universal, con un „reino del cielo".

La comunidad del Qumran se adscribe con frecuencia a los ortodoxos y espirituales esenios, la tercera escuela fundamental del judaísmo de entonces, junto a fariseos y saduceos. En rigor, se trataba más bien de una comunidad independiente que, cercana a los esenios, mantenía buenos contactos con las otras corrientes del judaísmo de aquellos días: además de con los pacíficos esenios, también con los, asimismo, autónomos militantes „zelotes", y con los fariseos en Jerusalén (éstos últimos, en apuros, confiaron a los esenios incluso los registros del tesoro del templo; evidentemente, a pesar la disparidad de sus posturas, los consideraron dignos de plena confianza). La „regla comunitaria" 1QS contiene información sobre la expectativa del Mesías. Se mencionan incluso dos Mesías, es decir, 2 líneas genealógicas del esperado Mesías, que, según el derecho del momento, podrían corresponder a Jesús: a través de José, de la casa de David, y a través de María, por la línea sacerdotal de Aarón (así lo menciona, p. ej., también Carsten Peter Thiede, que, por encargo de las autoridades israelíes responsables del patrimonio, trabaja con estos rollos).
La profecía de Micha, 5,1, según la cual el Mesías procedería de Belén, parece no haber tenido ningún significado en estos círculos, que alimentaban la expectativa en un Mesías. Sin embargo, el evangelista Mateo, p. ej. lo refiere. Algunos se han precipitado a considerar ésta como una invención suya, pues Jesús procedía de Nazaret. *

Un texto del profeta Daniel 9:25 se relaciona con frecuencia con Jesús: desde la orden de la construcción de la segunda Jerusalén (v. Nehemías 2:18; ca. 445 a. C.) hasta la muerte del (2º) Ungido transcurren en total 69 "semanas". Si se entiende por ello "semanas anuales", de 7 años cada una  (cfr. el significado de los "años sabáticos", etc.), entonces esto señalaría de hecho al tiempo aproximado de la crucifixión.

(...)
- También existen los judíos mesiánicos, que reconocen a Jesús como a su Mesías.

Aunque en una teología determinada por el cristianismo, en tanto que comunidad religiosa, pueda resultar difícil de aceptar, en otros círculos culturales parece muy interesante la propuesta de R. Steiner, que ve en Cristo una entidad perfectamente conocida, ya en tiempos precristianos, por algunos de los mejores sabios; que vino a expresarse en Vishwas Karman, de los hindúes, Ahura Mazda, de los parsis, en la entidad solar Osiris, de los egipcios, y en la celta Belemis = Baldur, Apolo. Véase también el capítulo „Al principio fue el Verbo..." en este texto (parte 1). Sobre la cristología de Rudolf Steiner, véase también, p. ej., las colecciones de ensayos :"Las entidades espirituales en los cuerpos celestes ", 1912;"Prolegómenos al misterio del Gólgota ", 1913, 1914;"De Jesús a Cristo ";"Cristología".

Más tarde, hace 2000 años, asistimos a la encarnación de Cristo sobre la tierra y, en tanto que ejemplo puesto en un punto de inflexión de la historia del mundo, lo vemos asumir esta historia, por así decirlo, hacerse responsable de la humanidad y reemprenderla con su vida. Los antiguos cultos están, en parte, degenerados, del mismo modo a como, más tarde, el cristianismo se volvió superficial, pero nada de ello resta valor a una investigación en esta línea. Cristo se mostraría entonces como algo que no encajaría con ese papel que a veces se le atribuye, el de garante del poder de una particular comunidad religiosa. Un ser que encarna ya lo genéricamente humano, una vez renovado, el „nuevo Adán" del Gólgota.

Resp. al tiempo „antediluviano" y el tiempo neotestamentario, p. ej., los escritos por la „palabra interior" de Jakob Lorber: www.lorber-verlag.de ; así como Rudolf Steiner. Los conocimientos de la mística traen consigo que podamos olvidarnos de las tesis de algunos, según los cuales Jesús no habría existido como persona histórica o habría sido tan sólo un mero predicador errante.
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Zaratustra

Las doctrinas originales de Zaratustra pueden aún encontrarse entre los parsis, y en su texto sagrado, el Zend Avesta. Los investigadores practicantes de esta religión en la India han demostrado, tal y como atestiguaban los antiguos historiógrafos, que esta religión es más antigua de lo que suponen los investigadores occidentales. Se deduce, además, que, originariamente, en esta religión no todo giraba en torno a aquella lucha cósmica entre la Luz y las Tinieblas que más tarde se transvasó a las doctrinas gnósticas. Sino que existía un Dios personal, llamado Ahura Mazda, que, en tanto que „máximo bien" se erguía sobre estas dos fuerzas en conflicto. El concepto para nombrar la cara impersonal de Dios era "Ahu". (Una dirección para las espiritualísimas reinterpretaciones actuales de esta religión: Monasterio Mazdayasnie, Mustafa Bldg., Sir Pherozeshah Mehta Rd., Bombay 400001, India.). Por lo demás, se han descubierto referencias en las tradiciones iranias a Noé / Nuakh que coinciden con las narraciones bíblicas. Nuestra impresión es que el Zend Avesta tiene al menos mucho en común con una especie de prototradición de la humanidad anterior al diluvio mediooriental, es decir, con muy antiguas creencias religiosas que, a pesar de provenir de una cultura degenerada, conservaron fiel testimonio de Noé. Abrahán no fue el primero en adorar a un solo Dios. Hay indicios también de que la originaria forma de esta religión contara ya con documentos escritos antes de la inundación de aprox. 3.500 a. C., y aún no se pierde la esperanza de que aparezcan escritos de este tiempo antiquísimo. Lorber llama a uno de estos escritos desaparecidos "Seanthiast Elli"; antes de la inundación, Dios debe haberse aparecido a los hombres como "Abedam", tal y como, más tarde, obra a través de Melquisedec.
Los parsis, además, fueron considerados por muchos teólogos musulmanes en Irán como uno de los -en la expresión coránica- „pueblos del libro", como los judíos y cristianos, es decir, no entre los „paganos", sino entre aquellos que creen en un solo Dios que se comunica a través de profetas. Naturalmente, al igual que ha ocurrido con otras religiones, también en esta religión se ha perdido hoy algo de aquella profundidad espiritual originaria que debería tratar de recuperarse.

Mani (216-276) trató de enlazar las enseñanzas cristianas con la antigua religión de Zaratustra. (...) (No se trata aquí de juzgar este intento; véase también el texto más extenso en inglés o alemán.

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Información sobre:  Jesucristo y el Islam

El diálogo interreligioso

Este documento es un modo de cooperar en el cometido de una mejor comprensión entre las religiones y un pacífico "diálogo interreligioso", según viene haciéndose desde hace años.**** Estas líneas no tienen como propósito caracterizar el Islam en su totalidad, tanto más cuanto que el Islam cuenta con diversas escuelas.

El Corán *) y las otras religiones con escrito

Islam significa "sumisión (someterse a la voluntad de Dios)", también "entrega (a Dios)".

Islam significa "sumisión a la voluntad de Dios". El texto sagrado del Islam, el Corán, se interpreta como inspiración divina, transmitido al profeta Mahoma por Dios o bien a través del ángel Gibril, que puede indentificarse también al arcángel Gabriel conocido en el cristianismo. Seguro en todo caso es que el Corán es de una relevancia central. Por lo demás para la interpretación otras tradiciones (sunna; literalmente: "costumbre") transmitidas en el tiempo del profeta (Hadith) desempeñan también su función. Un profeta mismo es una persona en su comportamiento personal, no un dios. Además ha de considerarse que, igualmente que entre los cristianos, existen musulmanes que no conocen con exactitud su libro sagrado. 

A los cristianos y a los judíos se los apela en el Corán en parte incluso directamente como "vosotros, gentes del escrito" (gentes del libro, por ejemplo en la sura 4,171*) y como "vosotros, hijos de Israel". Así pues también pueden dedicarse al Corán*) si bien mayormente no lo hacen. La historia y la fenomenología de las religiones se ocupa en todo caso de los escritos sagrados de todas las religiones e investiga entre otros aspectos el desarrollo histórico de su interpretación. Los escritos sagrados han de ser estudiados en todo caso con el debido respeto. Una parte de los comentadores islámicos del Corán escribe que existe una versión original del Corán – guardada a buen seguro en Dios – que solamente es accesible a los ángeles y a los enviados humanos puros; otra parte de ellos interpreta que el lector del Corán existente en la tierra debe permanecer en estado de pureza.

Al profeta se lo considera como enviado para un „tiempo" (o tiempo de tránsito; según otras traducciones: tras un tiempo intermedio) durante el cual no hay enviados (sura 5,19*). El Corán distingue entre creyentes, es decir, creyentes según las enseñanzas del profeta Mahoma, „gentes del libro" (gentes del escrito) y „paganos". Con "gentes del libro" se refiere especialmente, a los judíos y a los cristianos, que junto con los musulmanes entroncan con la misma tradición; a veces, también a los zoroastristas (sura 22,17*). El Corán reconoce, además, la cadena de „profetas" que ofrecían, para sus pueblos o, mejor dicho, para sus épocas, doctrinas coincidentes de un solo Dios, de un juicio ultraterreno y de la oración (por ejemplo, sura 6, 83-92; sura 7, sura 4,136*). En tanto las personas de estas religiones creen en una base común en el Corán no son considerados como paganos (sura 5,48* entre otras). En los primeros siglos del Islam no se les obligaba a los cristianos y judíos a hacerse musulmanes (según la doctrina del Corán "En la religión no hay obligación", véase sura 2, 256*).
Abraham es considerado como uno de los "Hanifas" que individualmente llegaron directamente a la fe verdadera en el Dios único.
Alá – en el árabe antiguo y preislámico „al-ilah" – es seguramente en tanto palabra semítica de la misma etimología que "Elohim", un nombre de Dios en los libros hebraicos de Moisés.

"Infieles" – literalmente más o menos: "veladores" eran considerados durante la vida del Profeta Mahoma en sentido estricto los politeístas o los idólatras, contra los cuales luchó él mismo en Arabia, y de los cuales ya se previene en la Biblia de los judíos y cristianos. En sentido amplio en el Islam siguen considerándose hoy „infieles" a quienes no creen en el Dios Uno y en el Juicio. A veces se usa este término actualmente de un modo incorrecto para denominar en bloque a todos aquellos que no sean musulmanes; a veces incluso para denominar a musulmanes de otra corriente diferente a la propia.

Jesucristo en el Corán.

Jesús se menciona, al margen de la Biblia, también en el Corán (siglo VII d.C.). A este respecto hay aspectos compartidos y diferencias. Se ha señalado que el Corán, en varios pasajes, reconoce a Jesús como profeta, como "enviado de Dios", y también, de forma algo imprecisa como „palabra" de Dios, y se lo ha reconocido como Espíritu de Dios (sura 4,171) „creado como Adán"(suras 2, 3, 5,...). En una correcta comprensión del Islam, pues, se otorga a Jesús, en cualquier caso, más de lo que le reconocen algunos modernos teólogos cristianos, ¡que sólo ven en Jesús a un reformador social! El Corán tan sólo no aceptó la doctrina –entendida por los cristianos de los tiempos de Mahoma en un sentido demasiado terrenal- de la filiación divina de Jesús en el marco de la posterior doctrina de la Trinidad. Apenas hubo cristianos que pudieran explicar verdaderamente lo que se pretendía decir con ello de forma que otros hombres con diferentes concepciones lo hubiesen podido comprender (p. ej., sura 6, 101*). En la Epístola a los romanos 1.4 se dice de Jesús en su virtud de Espíritu de Santidad "hacía funciones de hijo", es decir, no en tanto nacido. Con el convencimiento musulmán, según el cual Dios no es no nacido y no ha hecho nacer a Jesús, sino que lo ha creado, pueden estar de acuerdo los cristianos. Por lo demás el concepto (griego) de "Logos", que en la Biblia denota el origen o la misión divinos de Jesús, se traduce en los Evangelios también como "el Verbo" (véase más arriba), que en el mismo Corán se emplea para denominar a Jesús. ¿Se encuentran en las revelaciones inspiradas tanto del Corán como de la Biblia algunos ocultos arcanos que no hayan sido hasta ahora plenamente reconocidos ni por los musulmanes ni por los cristianos de modo que ambos discuten de un modo inútil meramente sobre conceptos? También cuando los cristianos predican eso mismo de modo que se entiende como una "doctrina de pluralidad de dioses" no se corresponde lo que dicen con el modo en el que Jesús mismo enseñaba: "rezad en mi nombre (es decir, unidos íntimamente a Jesús) al Padre (Dios)" (Biblia, Evangelio según San Juan 15:16). Todo se relaciona en la vida de Jesús con el Dios único con el que el se encontraba entrañablemente unido y al cual podía él conducir a las personas.

El concepto "Logos" (griego, en el Evangelio de Juan, 1, la „Palabra de Dios", una denominación que allí está vinculada a Cristo) aparece en la traducción de Paret del Corán (alemán) independientemente de Jesús, pero en otras versiones del Corán se entiende como "asunto" o como "orden" de Dios (sura 13,2 y 13,11).

El Corán ve a Jesús "como Adán", que Dios creó en la tierra (sura 3, 59*) y habla de un „enviado de Dios" desde el Espíritu Santo, que obró el nacimiento virginal de Jesús de Miriam (María) (sura 19, 17-22*). En la versión cristiana anuncia el ángel del Señor el nacimiento de jesús del Espíritu Santo. También se dice en el Corán que Jesús fue reforzado con el Espíritu Santo o el Espíritu de la Santidad (sura 5, 110*).

Según el Corán, el joven Jesús anunció su resurrección (sura 19, 33*), con la que de hecho pudiera referirse también a una nueva venida el "nuevo día" (el juicio con la resurrección de los creyentes, al que acaso se refiera el Corán al mencionarla aquella frecuentemente; véase abajo la sura 4, 159* (). El Corán dice que Jesús fue elevado vivo al cielo (sura 4,157 -159*, sura 3,55*).
Los musulmanes y los cristianos no están de acuerdo acerca de la cuestión de si Jesús antes de su ascensión al cielo hubiera sido crucificado, hubiera muerto y vencido la muerte gracias a Dios – según los cristianos postulan – o bien si acaso sin haber sido crucificado hubiera ascendido al cielo – que es precisamente lo que creen los musulmanes. En todo caso comparten ambos la creencia de que Jesús no estaba en absoluto „muerto" en el momento en que ascendiera sino que antes bien, por ejemplo, enseñaba a las personas.
Ya en la sura 3,55* o bien la sura 5,48* se dice precisamente „...lo haré puro" y „...todos regresaréis a mí y yo (Dios) decidiré entre vosotros sobre aquello que vosotros mismo (en la vida terrenal) estáis enfrentados". La solución de algunos misterios que aún permanecen puede suponer una concordia entre cristianos y musulmanes y solventar el conflicto.

Asimismo, el Corán menciona también la resurrección de los creyentes en el día del juicio (sura 36, 77-83; sura 69, 13-37, suras 75 y 99* entre otras). Jesús vendrá entonces de nuevo y atestiguará frente a los creyentes de las Escrituras (sura 4,159; comp.. sura 16,89*). En este juicio, todos aquellos, incluso los no musulmanes, que creen en Dios y en el nuevo día, y „hacen lo que es justo" () no tienen nada que temer por causa del juicio, (sura 2,62; sura 4,123-124; sura 7,170*). El juicio es en el Corán, como en la Biblia, unívocamente una cuestión de Dios, no de las personas, y tanto da si son cristianas como musulmanas o judías.
(Semejantes comparaciones entre las religiones no tienen a este respecto el cometido de poner en duda la autonomía del Corán)

Respecto de los fundamentos éticos del Islam y del Cristianismo

También los fundamentos éticos de las tres "religiones abrahánicas" están estrechamente emparentados. Los mandamientos, aunque no como una lista, aparecen también en el Islam; entre otros lugares en las sura 17,22-39; 5,38-40; 2,188; 4,135; 2,195; y 17,70* (dignidad humana). El Corán prohibe, p. ej., tajantemente y sin excepción la muerte de los inocentes. (sura 5,27-32*). El concepto de "Gihad" (Dschihad) significa sólo "lucha"; el significado de "guerra santa" no procede del Corán, sino de los dichos de Mahoma y de las escuelas de derecho islámicas ***): El esfuerzo espiritual y moral dentro de uno mismo, sobre las propias pasiones que nos alejan de Dios es la „gran gihad", a la que se le concede una importancia mayor que a cualquier otra pugna externa (cfr., p. ej., el mensaje de Jesús, "primero ver la viga en el propio ojo..."; muchos conflictos externos perderían de este modo su razón de ser.) La „gihad de la palabra" es la pacífica manifestación de la fe. La „gihad de la mano" es el activo e instructivo ejemplo del creyente. A la „gihad de la espada" se la llama también la „pequeña gihad"; sólo se admite como defensa, en caso de ataque a los creyentes y sin "excesos" (comp. Corán sura 2,190*). La "contundencia" en el trato con creyentes de otras confesiones, sin embargo, también se anuncia en el Corán (sura 48,29*, sura 47,4*); semejantespasajes "vehementes" pueden compararse con otros enunciados en los que se encuentran sus límites (comoen la Sura 2,256: "En la religión no hay coacción").
De amplio alcance son las reglas tradicionales sobre el trato entre los sexos, que incluyen la prohibición del matrimonio con creyentes de otras religiones, etc. 

Son propios de la práctica del Islam: "dar testimonio de que no existe más dios que Alá y Mahoma es el enviado de Dios; 
cumplir con los oraciones diarias prescritas (sura 2,177*); 
cumplir con el ayuno anual en el mes de Ramadan (sura 2,185*);
peregrinar si es posible, al menos una vez en la vida a la Meca (sura 2,196*);
dar la zakkat (dádiva para cometidos sociales) (sura 2,177*)"

En el Islam actual no existe un puesto central que decida sobre cuestiones ético-religiosas. Sin embargo las posiciones compartidas por una considerable mayoría de los doctores de la ley establecidos son aceptadas probablemente de un modo amplio.

*) Se ha usado, entre otras fuentes, el Corán, traducción de Rudi Paret, Kohlhammer-Verlag (alemán), cuya traducción tiene validez científica y se diferencia considerablemente de las traducciones literales e introducciones para una mejor comprensión linguística. Se emplea siempre el cómputo de versículos egipcio más usado en los países islámicos. En otras traducciones del Corán se dan diferentes cómputos de versículos; Quien no encuentre en la versión que tenga disponible lo que se ha mencionado, lo encontrará en la misma sura poco antes o después del versículo en cuestión. La difícil traducción del Corán no se da tanto en los claros pasajes aquí mencionados.. El significado de los textos coránicos se ha comparado también con la obra "Der Koran, übersetzt und kommentiert von Adel Theodor Khoury, 2007 (deutsch)", cuya traducción es también aceptada por los estudiosos musulmanes, (por ejemplo, el Dr. Inamullah Khan, otrora Secretario General del Congreso Islámico Mundial) y cuyo comentario tiene en cuenta la interpretación tradicional de las escuelas de derecho islámicas .

***) Tampoco las históricas „cruzadas cristianas" estaban fundamentadas bíblicamente sino que fueron obra humanas y muchos cristianos europeos las consideran como algo negativo.

****) Sura 164:125

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Información sobre Jesucristo y el budismo

Se abordarán aquí las similitudes y diferencias entre las tradiciones budistas y un cristianismo consciente (de nuevo) de sus propias honduras espirituales. No se pretende con ello recorrer de forma exhaustiva la vida y enseñanzas de Buda (500 a. C.). * ) Aquí se tratarán más bien, de forma concreta, algunos puntos centrales.

La "nada" y el yo.
El núcleo de las enseñanzas originarias de Buda, que aún constituyen los fundamentos del budismo hinayana, es la constante liberación del hombre de todo aquello que no pertenece al núcleo de su ser. Los deseos de los sentidos, tanto externos como internos, que provocan sufrimiento, se consideran como „no pertenecientes al yo" ("anatta"), han de extinguirse finalmente por medio del correspondiente camino de vida y de aprendizaje, así como con la meditación, etc., para acceder luego al estado de nirvana. Éste, en su mayor parte, fue especialmente mal interpretado por el budismo mahayana, de posterior aparición, que, sin embargo, trajo consigo nuevos progresos, p. ej., una más clara empatía hacia todos los seres, en detrimento de la renuncia al mundo. Interpretó el ya mencionado y siempre recurrente concepto de no-yo como si no quedara ya un yo en absoluto, una vez eliminadas nuestras egoístas y bajas inclinaciones. En consecuencia, tendía también a ver el nirvana como una „nada". El mismo Buda, sin embargo, al describir sus más elevadas experiencias, se expresaba así: "Y yo contemplaba...... con el tiempo (también) la miseria del reino de lo que ´ni es percibir ni es no percibir‘, se me hizo totalmente clara, y por fortuna logré la eliminación de la percepción y la sensación, saborearla... Y así conseguí yo -luego de la completa extinción de lo que ni es percibir ni es no percibir- la eliminación de la percepción y la sensación, y allí permanecí, y su efecto es, una vez que sabiamente hube reconocido todo esto, llegar a la quietud" (Suttam des Anguttara Nikaja 9, no.41 ...). 

En este sentido, hay que tener en cuenta que Jesucristo también reclama una depuración de las diversas inclinaciones humanas, y que, para ello, cada cual comience consigo mismo, en lugar de criticar a los otros (véase, además, el texto principal de caminosdecristo.net). Además de ello, no se idéntica, ni a sí mismo ni a sus discípulos, con el mundo o alguna actividad profana, sino que se describe a sí mismo como no perteneciente al mundo, aunque –con mayor insistencia que en el budismo original- viviendo y actuando en este mundo (Jn.,17), transformando este mundo como levadura.
En cualquier caso, en las palabras de Jesús y Buda sobre la vida se dan tantas coincidencias que esto llevó a algunos a pensar durante décadas que Jesús predicó el budismo. 
Para explicar estas similitudes no necesitamos ninguna tradición externa como imaginan algunos investigadores modernos, a pesar de que puedan haberse dado ciertos contactos. 
Sería lo mismo que decir que Jesús predicó esta o aquella otra doctrina. En nuestro texto principal, entre otras cosas, se expone que tales similitudes parciales se basan en las realidades espirituales que lógicamente todos aquellos que tienen acceso a ellas pueden percibir independientementede una manera similar.
Es inspiración, en definitiva, siempre que sea cierto que viene de la fuente eterna, sin la que no habría ni "algo" ni "nada" ni "nada de nada" etc. o la liberación de ello, tanto más por cuanto esta misma liberación carecería por completo de sentido. Del que o de aquello que está por detrás del Todo y oculto en el Todo, y al mismo tiempo también completamente fuera del Todo. Lo No Manifiesto es, pero incluye todo, y no obstante, al final de la creación habrá algo más que al principio, es decir, algo en sentido terrenal al menos tan contradictorio como un Koan (una expresión paradójica para las meditaciones del budismo zen). Algo que no puede captarse por una vía teorética, si bien el espíritu humano puede hacerse lentamente lo suficientemente flexible como para poder abordar al menos tentativas de aproximación indirectas ***** o poder elaborar lo contemplado interiormente. Éste es el poder común que, frente a una sociedad materialista y egoísta, tienen las religiones, y que no aprovechan en medida suficiente. Las coincidencias y los contactos entre las religiones no impiden, pese a todo, que cada una de ellas tenga sus propios y, en parte, diferentes caminos.

Entre los místicos cristianos el Maestro Ekkehard es el más cercano al punto de vista impersonal oriental. Entre las escuelas budistas, tal vez las enseñanzas de Nichiren podrían hacer de puente. Entre los otros sabios de la India, Sri Aurobindo y su compañera la "madre" es quien se encuentra más próximo al punto de vista personal o intrínseco europeo: pasó a través del nirvana y al parecer reconoció de un modo semejante al de muchos místicos que tras la experiencia del "nirvana" existe algo completamente diferente a la "nada". Habla del "Altísimo", desea acercar a la tierra ciertos aspectos de este Altísimo. Hay personas para quienes Sri Aurobindo fue un puente para volver al cristianismo si bien yendo a su esencia misma, en la que se trata, por ejemplo, de la real "imitación de Cristo" hasta llegar a aquella fuerza que se manifiesta en Jesús mismo, en su resurrección.

La "realidad última " y la cuestión de Dios
Ciertamente, en el ámbito judío y cristiano, las características humanas que han de rectificarse están vinculadas, además, al concepto de pecado cometido contra Dios. Se trataba aquí, en primer lugar, de observar unas normas éticas fundadas en la religión; para ser más precisos, de la superación de todas aquellas inclinaciones que nos separan de Dios. A este respecto, por regla general, también incluso entre los mismos budistas, prevalece la convicción de que en el budismo no hay ningún dios. (Por este motivo, en las posturas éticas comunes de las diferentes religiones sólo se acordó por unanimidad hacer referencia a una „última realidad" más allá de la vida material, como quiera que ésta se interprete en cada religión particular). Esto, cuando menos no es del todo correcto. Buda nunca afirmó que no existiese ningún Dios, en general se limitó, incluso en las circunstancias de su tiempo, a continuar con las intuiciones sobre el camino del hombre. A las preguntas de los sacerdotes hindúes sobre Brahma, la divinidad creadora de los hindúes, contesta: "Bien conozco a Brahma, y el mundo de Brahma, y el sendero que se adentra en el mundo de Brahma, y cómo Brahma llegó al mundo de Brahma, también eso lo conozco" (Digha Nikaya, discurso 13; en referencia a las experiencias espirituales, no sólo a los conocimientos escritos hindúes). El Brahma de los hindúes no puede asimilarse sin más al „Dios Padre" de Jesucristo; se trata más bien de una de las personificaciones forjadas con el tiempo en las más diversas culturas de algunos aspectos parciales de Dios. En cualquier caso, no se trata de una imagen para representar fuerzas negativas.
Quién, no obstante, habla de un origen superior de los dioses adorados entonces en lugar de adorar a eso mismo como ser máximo, ¿de qué está hablando en definitiva? Evidentemente, para Buda el origen y la meta es lo No Manifiesto. Este No Manifiesto es la máxima realidad, pero no la "Nada". Es tan sólo algo que está más allá de cuanto el hombre, con ayuda de sus capacidades terrenales, psíquicas o mentales, puede hacerse una imagen.
Nos encontramos así, de repente, con un paralelismo a duras penas percibido conscientemente entre el cristianismo, el judaísmo y el Islam. Pues en todas estas religiones se reconoce que no tiene sentido o que incluso está prohibido el hacerse una imagen de Dios, aun cuando la razón de ello se olvidara. En el judaísmo no podía ni siquiera mencionarse directamente el nombre dado localmente a Dios.

(...)

Por el contrario, los Evangelios o, más precisamente, el Apocalipsis, caracterizan al „Padre" como Aquél del que procede la creación y en cuya perfección ésta se resume (Alfa y Omega), que está por encima de ella y de sus cualidades, y que resulta, definitivamente, del todo inalcanzable. Místicos cristianos como Jakob Böhme, guiándose por sus auténticas experiencias, han indicado expresamente que este Dios no sólo está por encima de la creación terrenal, sino también por encima del más allá y de los mundos celestiales.**) Ha resultado vano intento cada una de las numerosas veces que se han comparado, en la literatura científica, las diferentes religiones, sin tener en cuenta a aquéllos que han tenido profundas experiencias religiosas. Sin éstos no se puede encontrar una lengua que resulte comprensible para ambas orillas.

La vía budista nos lleva a entrar en el „nirvana", en el más allá del más allá, algo que para la mayor parte de los budistas, naturalmente, está tan alejado como lo está, para la mayor parte de los cristianos, alcanzar la unidad mística con Dios. Buda, ciertamente, contempló también la posibilidad de que un bodhisattwa „liberado de las reencarnaciones", pudiera voluntariamente descender para, p. ej., ayudar al resto de la humanidad.
Cristo se eleva al Padre ("y el sepulcro se halló vacío", resurrección & ascensión al cielo), para volver luego. Con Cristo se logra hoy la mayor compenetración, desde arriba, desde el más elevado plano divino, hasta el inferior y terrenal.

A este respecto puede volver a mencionarse a Rudolf Steiner, según el cual Buda predicó una doctrina de la sabiduría relativa al amor mientras que Cristo trajo la fuerza misma del amor, que, al fin y al cabo, devolvió o, mejor dicho, atrajo todo a la perfección divina. "Pedid al Padre en mi nombre", es decir, en consonancia con él ypor él transcurre la vía cristiana hacia el Uno. A este respecto Buda viene a ser en cierto sentido un preparador.  

¡Quien desee conocer cómo es esto realmente… que avance en su camino y pregunte a Cristo o a Buda!

Palabras de Buda tomadas del "Kalama Sutra": "No os dejéis guiar ... de oídas... ni por las tradiciones... ni por opiniones recientes... ni por la autoridad de las escrituras... ni por meros argumentos racionales ni lógicos... ni teorías ficticias ni opiniones que uno prefiera... ni impresiones que suponen ventajas personales... ni por la autoridad de un maestro. Pero si reconocéis... ". (El reconocimiento y una creencia verdadera tienen mucho más en común de lo que meramente comparten la fe y el pensar que algo es verdad).

*) Las enseñanzas transmitidas de Buda pueden hallarse especialmente en las numerosas traducciones de K. E. Neumann, "Los discursos de Buda: colección abreviada"; también en la „colección completa".

**) Para aquellos acostumbrados a la teminología teosófica, mencionaremos aquí que, en el sentido teosófico, el nirvana, mejor dicho, Atman, está por debajo del plano divino „paranirvánico" y „logoístico".

***) Especialmente el místico cristiano Meister Eckhart describió sus experiencias de modo que, incluso sin el concepto de nirvana, puede reconocerse la relación con la experiencia del nirvana y también las diferencias en la medida en que esto se relaciona para él con la experiencia de Dios.

****) El retorno a Dios con la esencia de la experiencia del paso por el mundo es a la vez una vuelta a lo original, a lo que siempre ha estado allí aunque sin embargo no deja de ser simultáneamente algo más, algo que no estaba allí antes, como si nos encontráramos ante dos triángulos congruentes. Esta paradoja sólo se puede entender en una vivencia que se sumerja en la experiencia mística.

*****) Existen también aspectos filosóficos. En el Budismo Mahayana describe Nagarjuna en sus Comentarios Generales sobre Prainaparamita que algo puede considerarse como verdadero, no verdadero, verdadero y no verdadero, ni verdadero ni no verdadero - o sea cuatro perspectivas y no solo desde una perspectiva puramente dualista. Puesto que la comprensión clásica no basta para comprenderlo completamente, puede tener como consecuencia, como los dichos paradójicos del Budismo Zen (véase arriba) que la persona acceda más allá del pensamiento dualístico (una forma de "iluminación") y obtener así una impresión de las altas visiones. En la filosofía europea existe otra vía destinada a ampliar el pensamiento más allá del dualismo:la dialéctica de Hegel de tesis y antítesis se relaciona a este respecto con la síntesis a obtener. Puede entrenarse el pensamiento mismo de modo que surja una visión más allá de las contradicciones o de las contradicciones aparentes y, de este modo, abrirse a la verdad superior del Espíritu de Dios. Nuestro proyecto cristiano ha desarrollado algo con independencia de esto de modo que partiendo de perspectivas diferentes puede llegarse a la visión de conjunto y compatible (trascendencia de las contradicciones aparentes).

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Información sobre:  Jesucristo y el hinduismo

Las páginas adicionales del proyecto en internet "Caminos de Cristo" sobre otras religiones diferentes constituyen una aportación al mejor entendimiento de las mismas y en favor del diálogo interreligioso. Se representan aquí semejanzas y diferencias entre las corrientes hinduistas y un cristianismo (renovadamente) consciente de sus propias entrañas espirituales. No se pretende con ello describir de forma integral la religión hindú. Se destacan aquí, más bien, con precisión, algunos puntos cruciales.

Jesucristo

En las doctrinas de origen hindú existe el concepto de „avatares" en diversos grados. Se entiende por ellos, entre otras cosas, las personas que se hallan sobre la tierra, no para su propio progreso, sino voluntariamente, para contribuir al progreso de un pueblo o de la humanidad; como si de una gota „de la perfección divina" se tratara. Las diferencias entre estos „avatares" y religiones secuenciales se desvanecen empero con frecuencia en tales concepciones, mientras que la concepción judía y cristiana enfatiza el „Dios de la historia", el aspecto del desarrollo continuado y el especial papel del „Mesías" asociado a éste.(Extracto del capítulo "En un principio fue el verbo..." del texto principal * ).
Así y todo, desde la perspectiva del pensamiento indio, es ésta una aceptable aproximación a la comprensión de la tarea de Jesucristo. De ahí que incluso maestros del yoga hindúes otorguen con frecuencia a Jesús un papel más destacado del que le conceden algunos modernos teólogos cristianos, que sólo ven en Jesús a un hombre normal o a un reformador social. Hay también, desde luego, hindúes que contemplan a Jesús tan sólo como un simple maestro o enseñante. En todo esto, ha de tenerse en cuenta que las entrañas espirituales del cristianismo parcialmente se olvidaron y deben, en primer lugar, hacerse de nuevo inteligibles a fin de que resulte posible un diálogo fructífero al respecto con otras religiones. (En pro de ello está diseñado este sitio web y sus cuidados textos * ).

Los métodos del yoga** y el cristianismo

Conforme a la palabra "Os está mandado (llegar a) ser perfectos tal y como vuestro Padre en el cielo es perfecto" (Mt. 5, 48), para nosotros lo más interesante de cada religión es la cuestión de hacia dónde conducen los senderos espirituales puestos en práctica. En el caso del hinduismo, éstos son los diversos métodos del yoga. Tratan éstos de conducir 'el alma hacia su divina perfección, por medio del dominio de la naturaleza exterior y interior del ser humano'.
En este sentido, hay escuelas europeas (...), que pueden incluir, bajo otros nombres, los conocidos centros nerviosos o de conciencia del yoga –los chakras-. Estas tentativas no son necesariamente „no cristianas", tal y como desde la Iglesia se presumió, sino que estos centros de la persona fueron ya conocidos por los teósofos cristianos de la Edad Media (Johann Georg Gichtel), y han sido reconocidos como estructuras energéticas reales presentes en cada persona; del mismo modo que el conocimiento de los reconocidos puntos de acupuntura, procedente especialmente de China, no es automáticamente "taoísta", pues hace ya tiempo que han podido comprobarse con instrumentos de medición y, más recientemente, también de forma histológica, en los tejidos de la persona. (Extracto de "L. ira div." del texto principal). Cfr. también Albrecht Frenz "El yoga cristiano: fundamentación cristiana de un método de meditación indio", donde se acepta que el cristianismo y los métodos practicados por el yoga son compatibles.
Para los cristianos, sin embargo, resulta decisiva la actitud espiritual; es decir, ¿se ven los ejercicios como preparación del propio ser para la acción de Dios, o se estima erróneamente que la perfección en Dios sólo puede forzarse mediante las técnicas (ejercicios corporales y de respiración, mantras, concentración, meditación y contemplación...) ?.
Y otra distinción del mismo tipo para los cristianos: cuando, p. ej., en el yoga aparecen conceptos como el de la "fuerza de Cristo", ¿se ve que la fuerza curativa de Cristo es una parte de su ser que, además, actúa sobre toda la persona, o se experimenta sólo como una fuerza cósmica aislada? Cuando uno no se entrega de forma directa a Cristo, ¿cómo sabe que aquello que experimenta tiene que ver, de hecho, con Cristo? (frag. del "La cuestión de los milagros" del texto principal) *
En cualquier caso, también hay vías originariamente cristianas en lugar de estos métodos de otras fuentes parcialmente adaptados al cristianismo; se trata tan sólo de aprovecharlas de nuevo para los tiempos actuales. P. ej., la antigua práctica de los monjes ortodoxos del monte Athos ("kyrie-eleison", "Señor, ten piedad") sería, en la terminología india, un ejercicio de respiración y mántrico. (Cfr. "La paz del desierto" del texto principal) *. Existe, además, p. ej., la meditación evangélica específicamente cristiana, tal y como subyace a nuestro texto principal y se describe en nuestra página adicional Meditación cristiana *.

**La palabra „yoga" significa, literalmente, "enyugar", es decir, la reunión con el origen, algo similar al significado literal de la palabra latina „re-ligio". Métodos de entrenamiento de origen hindú para el cuerpo, la mente y el espíritu.

Variantes cristianas e indias de mística

La revivificación de la crucifixión, la „medianoche del alma", la „muerte mística", el tránsito por el abandono de todo aquello a lo que una persona pueda aferrarse, algo que les fue dado sentir a todos los místicos cristianos conocidos (p. ej., el maestro Eckhart) de una u otra forma, tiene un cierto parecido con la experiencia capital del yoga, el nirvikalpa samadhi o la experiencia del vacío del „nirvana". La mística cristiana transmitió, sin embargo, la experiencia de que en o por detrás de este vacío hay aún „algo", a saber, Cristo o Dios. Que, con un método indio, resulta posible traspasar este nirvana y acceder a algo más allá de él lo mostró Aurobindo. En la vía cristiana, sin embargo, puede verse algo de esta plenitud por detrás de todas las cosas de forma ininterrumpida desde el primer momento de la vía religiosa, pues el ser de Cristo, que recorre la tierra, representa un puente.
Da la impresión de ser una dificultosa hazaña que alguien como Aurobindo sea confrontado a fuerzas que sugieren una relación con el desarrollo de Cristo, pero no se da el trasfondo para ello. Aunque no sea de ningún modo imposible; recuérdese tan solo el caso de un muchacho hindú que no conocía nada del cristianismo, pero que, por su intenso cuestionarse interiormente por Dios, tuvo, de repente, una experiencia de Cristo que luego recogería en forma de libro (Ed. Friso Melzer, "Sadhu Sundar Singh"). En los ejercicios hinduistas, tántricos, la visión de Cristo surge también, de repente en personas que habrían más bien esperado la aparición de ídolos indios. „El Espíritu sopla donde quiere".
Difícil de valorar para una teología determinada por el cristianismo, en tanto que comunidad religiosa, pero para otros ámbitos culturales tanto más interesante podría ser la propuesta de R. Steiner, que ve en Cristo un ser solar conocido, ya en tiempos precristianos, por algunos de los mejores sabios de diversas culturas. (Extracto del capítulo "La crucifixión..." del texto principal *). En relación con India, R. Steiner llamó la atención sobre sobre "Vishwas Karman", un "arquitecto del mundo", cuya acción podían intuir los antiguos rishis (sabios) indios más allá de los planos directamente accesibles para ellos.
En lo que respecta a los múltiples dioses hindúes, se podría pensar, de acuerdo con los conocimientos más recientes, que los dioses de muchas antiguas culturas –en la medida en que no se trate ya de puros ídolos tribales o seres humanos- representaban aspectos de la única divinidad que fueron más tarde adorados como divinidades independientes. Las denominaciones teóricas como politeísmo apenas dicen nada. Los judíos, en el texto hebraico original, disponían también de muchos nombres diversos para Dios y sus cualidades. Pero no tomaron el curso de adorar a éstas como dioses diferentes. Los zoroastristas (persas), p. ej., se mantuvieron, asimismo, en la creencia monoteísta (en un solo dios). En el hinduismo, p. ej., la escuela de los visnuvitas puede considerarse monoteísta.

En este contexto, resulta interesante que se den nuevas corrientes que, como Cristo con su resurrección, ya no compartan la general asunción de la previsible y forzosa mortalidad del cuerpo: (...) P. ej., el filósofo y yogui indio Aurobindo y su compañera espiritual, la "madre" Mira Alfassa indagaron en esta dirección. (...)  (frag., extractos de "La resurrección" del texto principal) *.

Enseñanzas sobre el "karma" y Dios

Una considerable porción de aquellas vías cristianas de la acción social y la compasión formarían parte, en la India, del "karma yoga" (yoga del destino) o del "bhakti yoga" (yoga del amor), al tiempo que una vía orientada al conocimiento sería comparable al "inana yoga".
Lo que en realidad puede experimentarse es que, mediante la entrega a la guía de vida por parte de Dios, representado por Cristo, esta vida puede transcurrir más orgánicamente que mediante una entrega a las leyes compensatorias de efecto mecánico que igualan karma con destino. También Cristo habla de la retribución „hasta el último céntimo", pero no dice que ésta, deba darse, como antes, „ojo por ojo y diente por diente" (Antiguo Testamento). La nueva tarea del hombre pasa a primer plano: lo que para él y para su entorno resulte provechoso se extraerá de sus posibilidades, y a la inversa. No se anuncia ya una superación del pasado como fin en sí mismo o motivo de desarrollo. Hoy puede observarse una ayuda „de arriba" en la acción conjunta de las diversas posibilidades del hombre. (Extracto del capítulo "La crucifixión" del texto principal; hay además una página adicional sobre karma y reencarnación.) *

Valores éticos

Aquello con lo más se relacionan las diversas religiones es la ética, y de ahí que sea aquí donde más se ha avanzado en el diálogo. Al comienzo del método del yoga clásico según Patányali, puede verse, p. ej., este presupuesto para lograr el éxito, "yama": no dañar, de pensamiento, palabra u obra, a ninguna criatura viva; no ser codicioso; veracidad; pureza sexual; no aceptar fácilmente regalos (ser independiente). El segundo nivel es "niyama": pureza interior y exterior, contención y humildad, ascesis; generosidad, sacrificio; estudio y adoración de la divinidad, fervor y fe. Los yoguis enseñan que incluso el "campo de batalla" en el Bhagavadgita debe entenderse en el sentido de un campo de batalla interior orientado a la purificación. Resulta evidente que se dan aquí paralelismos con los preceptos y enseñanzas de Jesús. Los hindúes, así como los cristianos y otras muchas religiones, han coadyuvado al proyecto de un "ethos mundial".

Escritos sagrados

Los más antiguos fundamentos religiosos son los Vedas, que se remontan a los "rishis" de los remotos tiempos de la "Edad Dorada". Más tarde se añadió, p. ej., la epopeya Mahabharata, con su descripción de los acontecimientos primigenios que, con frecuencia, se consideran como mitos; p. ej., de guerras, es decir, de sucesos propios de un edad ya no „dorada". Concluye así la literatura sapiencial de los Upanishads. La Bhagavad Gita es uno de los libros sagrados más importantes de los hindúes;su tradición relaciona los antiguos Vedas con la filosofía de los Upanishadsy la sabiduría delyoga y forma parte del Mahabharata. En este poema didáctico el héroe Krishna es una aparición humana o avatarde la deidad suprema.

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Informaciones relativas a Jesucristo y el Taoísmo y el Confucianismo.

Las páginas adicionales del proyecto de internet "Caminos de Cristo" sobre diferentes religiones son una contribución a una mejor comprensión de estas religiones y al diálogo interreligioso. En esta página adicional se tratan las similitudes y diferencias entre el taoísmo, el confucianismo y el cristianismo, un cristianismo que (de nuevo) es consciente de sus propias profundidades espirituales. Con esto no se pretende exponer ampliamente la vida y las tradiciones de Lao-Tse o Confucio. Aquí se tratan con precisión los aspectos principales.

En la espiritualidad tradicional china confluyen varias fuentes emparentadas:

1. La doctrina original del principio supremo.
La enseñanza original del más alto principio tao / tai-dji "sobre el cual nada se puede decir" es la unidad original en el principio de todas las cosas o sea antes de la división en la polaridad Yin y Yang *), como después se expresa en los "cinco elementos"*). Actualmente esta unidad original se encuentra tras estas manifestaciones del cosmos.

Entre los misioneros cristianos, los jesuitas, por ejemplo, encontraron en este principio supremo algo relacionado a Dios mismo, mientras que los monjes franciscanos y benedictinos así como finalmente el papa los contradijeron. El "tao", por una parte, no coincide con el nuevo modo de experimentar a Dios en tanto un "Padre" al que podemos dirigirnos personalmente, como Jesús enseñó. Por otra parte no se excluye que se trate de modalidad vivencial o búsqueda de Dios más antigua, como era posible en tiempos de la antigua China. 

*) Yin es un principio dilatable, "femenino", a modo semejante del nervio simpático, mientras que yang es un principio agrupador, "masculino" a la manera del nervio parasimpático; ambos actúan conjuntamente. Los "cinco elementos que son la tierra, el agua, la madera, el fuego y el metal" se corresponden a la división análoga de cuatro apariencias fenomenológicas o cualidades. Se trata de las cualidades de la "tierra", el "agua", el "aire" y el "fuego", que viene a ser el "calor", como se contempla en la antigua alquimia y hermética occidental y de otras culturas (también ha habido alquimistas cristianos). El quinto elemento chino, el llamado "metal" se denominó en Europa a veces "prima materia" (compárese con las teorías modernas de las partículas elementales) o "éter", al que, por ejemplo, en las antiguas fuentes indias y antroposóficas se le asignan demás niveles semejantes, de modo que en total nos encontraríamos ante siete de estos agregados. Semejantes conocimientos antiguos no se adscribirían actualmente en sentido estricto a la religión si bien tampoco son cosa de mera filosofía especulativa sino una antigua cosmología que pervive a su modo avanzado con carácter más bien científico a pesar de que los métodos de conocimiento antiguos se diferencien de los actuales.

Esto no afecta al hecho de que las prácticas de los antiguos chinos y posteriores maestros taoístas tengan carácter espiritual,pues los resultados de entonces del estudio sobre la función de los "elementos" o fuerzas que actúan en el hombre sólo se tuvieron en cuenta debido a que las imperfecciones terrenales son difíciles de evitar cuando se trata de conseguir la perfección espiritual o mental. Eso sería un tipo de espiritualidad que no intenta escapar de lo terrenal, a diferencia de algunas otras tradiciones espirituales. Los esfuerzos por perfeccionarse en sí no se oponen en principio a la doctrina cristiana de la salvación del hombre. A menudo se olvida que Jesús dijo: "Habéis de ser perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto" (Mateo 5,48). Sin embargo, los métodos son diferentes. Para los primeros cristianos, etc., estaba muy claro que el hombre debe prepararse y abrirse para que Dios actúe en él; en el cristianismo empero siempre ha estadoclaro que no es posible forzar a la gracia de Dios por medio de estas actividades. También Dios es libre.

Entre lo que sucede en el cielo, en chino "T'ien", la tierra y los seres humanos (todos procedentes de la misma unidad primordial) se ven por todas partes relaciones (de modo similar a las "siete artes liberales" de las universidades de la Europa medieval). Así que todo esfuerzo se orienta a la armonía de la vida humana con el "cielo", en tanto máxima potencia de hoy, y con la tierra. Esto demuestra no sólo el carácter espiritual sino también religioso de la búsqueda o esfuerzo. La religión (del latín) significa "religar", a saber, religar la primera causa de todas las cosas. Desde el punto de vista cristiano, sin embargo, el Creador al que directamente puede hablarse es el origen de las cosas, el principio y el fin de todo, y Jesucristo es como un eslabón que nos ayuda a esta religación con Dios.

Con el tiempo en la antigua China se adoraban varios dioses por separado: el cielo, los dioses de la tierra, los espíritus locales y los santos. El término común para este tipo de religiones, "politeísmo", no nos es a este respecto de ayuda alguna, ya que estos "dioses" originalmente, como en algunas otras religiones, eran sólo emanaciones o cualidades de un principio original (al margen, por ejemplo, de la veneración de los santos, queesconocida en algunas iglesias cristianas).

De tal manera la división de todos los fenómenos del mundo en Yin y Yang puede reforzar la mente de las personas en estas polaridades; pero con el esfuerzo necesario puede irse más allá e incluso a un estado místico de conciencia.

2. Taoísmo.
Lo descrito hasta ahora permaneció en buena parte como la base común de las las escuelas sucesivamente desarrolladas de Lao-tse y la Confucio (que fueron clasificadas por los historiadores mayormente en torno al año 500 antes de Cristo). El Taoísmo (Lao-Tse: entre otros el libro "Tao Te Ching") se orienta a actuar según la actitud meditativa del "no-hacer" (wu-wei) de modo que nada sucede de modo egoísta o intelectualmente de modo superficial sino partiendo de los instintos naturales, del centro sano de las personas que viven en armonía con la naturaleza. Esto da por resultado una especie de ética natural del altruismo y de la modestia.
La parte sana en este sentido no es automáticamente idéntica a Jesús, que según Juan, cap. 15, se ha encarnado en hombre y actúa fértilmente ("Permaneced en mí y yo permaneceré en vosotros"). Pero los teólogos actuales no pueden negarles sin más a las personas de otros credos una parte o núcleo sano, especialmente teniendo en cuenta que la ética de la mayoría de las religiones muestra que "lo bueno" se encuentra en todas partes más o menos. Incluso el "Espíritu Santo sopla donde quiere" (Juan 3).

Los taoístas fueron siempre prácticos, no teóricos. El taoísmo se sirve del ascetismo y lo mismo ocurre en todas las religiones. Existen también, no obstante, prácticas para la sublimación o transformación de la sexualidad (como Mantak Chia, "Tao Yoga" y "Tao Yoga del amor"; la mayoría de las vías antiguas orientales suelen comenzar "desde abajo hacia arriba", mientras que las vías europeas son más bien "de arriba hacia abajo" o sea partiendo de la conciencia). 
- Los ejercicios físicos, de respiración y concentración, tienen la finalidadde despertar y controlar la energía vital "chi". El que esta energía vital existe, puede considerarse como algo real por medio del estudio de la acupuntura y de la electroacupuntura aunque su naturaleza no se haya explicado todavía científicamente. Los meridianos de acupuntura se han comprobado ya incluso histológicamente (en los tejidos) como canales "vacíos". Esta fuerza vital no es pues "taoísta", como algunos cristianos pensaban, sino universalmente humana. Se llamaba en época griega / paleocristiana "pneuma", una palabra de sentido espiritual que denomina tanto la respiración así como la fuerza vital o el aliento de la vida, que fue soplado de Dios y se empleó para el Espíritu Santo. En todo caso el "Espíritu Santo" se relaciona con Jesucristo. Así que, si alguien no se acompasa con Jesucristo, ¿cómo sabrá entonces que aquello que está experimentando es idéntico al Espíritu Santo anunciado por Jesús?
- También forma parte del repertorio de los taoístas, de modo similar al yoga hindú, la sumersión meditativa en la primera causa de las cosas a fin de transcender la experiencia de la limitación de la vida. También la búsqueda alquímica de la inmortalidad desempeñó una función.

3. Confucianismo.
Confucio recomienda de forma semejante que las personas se den a "la ley moral cósmica". En lugar de la vía más bien individual de los taoístas buscó más bien un sistema de educación moral para la sociedad en toda su amplitud. Se trabaja en cultivar y perfeccionar conscientemente un parte o núcleo humano sano por medio del hábito y los ejemplos.Cuando el amor y la reverencia etc. se aprende en la familia, se obtiene también una sociedad ética.
- Desde antiquísimos tiempos estaban prohibidos en la China, por ejemplo, el asesinato, el robo, la prostitución y el culto a las imágenes.
- Al igual que prácticamente en todas las grandes religiones, Confucio enseñó la caridad hacia el prójimo: lo que tú mismo no quieres para ti mismo no lo hagas a ninguna otra persona".
- Esto incluye el autocontrol, la humanidad y la bondad;
- o bien las virtudes éticas de la benevolencia, la rectitud, el comportamiento respetuoso apropiado (incluyendo a los antepasados), la generosidad, la sabiduría y la franqueza;
- virtudes dobles según el libro Shu-djing son la gentileza y la dignidad, la suavidad y la firmeza, la rectitud y la cortesía, el orden y el respeto, la docilidad y la valentía, la franqueza y la delicadeza, la comprensión y la moderación, la fuerza y la fiabilidad, la valentía y la justicia.
- El objetivo era una actitud de satisfacción más allá de la ira, el dolor y el placer.
En las antiguas enseñanzas los valores atemporales así como los contingentes se incluían en los antiguos valores imperiales.

4. Así que no había entre estas escuelas muchos puntos de contacto aunque sí algunas disputas. Sin embargo, a menudo se vivieron pronto más bien como complementarias que como opuestas. Esto es aplicable incluso al budismo con su doctrina destinada a superar el dolor de este mundo, que surgió posteriormente en la India.
Los actuales templos chinos, por ejemplo en Hong Kong, a menudo dan la impresión de una simple búsqueda de oráculos y ritos para conseguir la felicidad en la vida. Como sucede más o menos en todas las religiones, la profundidad espiritual original no se puede encontrar por todas partes.
En cuanto a la tradición china cabe mencionar otros fenómenos no directamente religiosos como libro de oráculos I Ching, los horóscopos chinos, la versión china de la geomancia o la biología de la construcción, el "Feng Shui", y la medicina tradicional china ya mencionada. 

Un ejemplo interesante de un encuentrotemprano entre cristianos y taoístas se encuentra en el libro de Martin Palmer, "Los sutras de Jesús". Según Ansata una iglesia cristiana ya desaparecida en China ha explicado el contenido principal del cristianismo en un entorno taoísta del siglo VIII, (en la medida en que se mencionan a este respecto libros de otros autores, no significa esto que converjan todos los contenidos).

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Contribuciones generales sobre las religiones de la naturaleza.

Las páginas adicionales del proyecto en internet "Caminos de Cristo" sobre las diversas religiones alternativas son una contribución al mejor entendimiento de las mismas y al diálogo interreligioso. En el ámbito cristiano, se han consolidado tanto investigaciones independientes que redescubren las profundidades espirituales del cristianismo, como la moderna investigación de la conciencia. En lo que respecta a las religiones de la naturaleza, no se ofrece aquí una descripción completa, sino algunas contribuciones relevantes para este propósito.

También, p. ej., el culto shintoísta japonés es, en su origen, una de esas religiones de la naturaleza emparentadas de todo el mundo, anteriores incluso a religiones universales reconocidas como el budismo y el cristianismo.
Los orígenes de las religiones de la naturaleza se remontan a un tiempo en el que los hombres poseían, en gran parte, una conciencia radicalmente distinta de la conciencia intelectual dominante hoy en día. Jean Gebser, autor del libro "Origen y presente" (alemán) denominaría este nivel de conciencia como "conciencia mitológica". El investigador de la conciencia Julian Jaynes, autor de "El origen de la conciencia" (alemán, inglés) denominaría esta conciencia como aquel estado en el que los dos hemisferios cerebrales se comunicarían de forma aún más directa que hoy en día.*) El hemisferio derecho demostraba percibir impresiones de todo tipo, p. ej., de la naturaleza, plenamente como "entidades", y el hemisferio izquierdo podía elaborarlas de forma que el hombre escuchara sus "voces". También todas las transmisiones, incluso las europeas, sobre entidades elementales, criaturas de fábula, etc. derivan de aquí, es decir, no son gratuitas divagaciones. De forma paralela a la creciente expansión de la escritura y la lectura, en lugar de la exclusiva transmisión oral, esta clase de percepción fue en gran medida desapareciendo hasta aprox. el 500 a. C como fenómeno social relevante del mundo antiguo a caballo entre Europa y Medio Oriente. Dado que en el tiempo mítico se adoraba también a una pluralidad de criaturas, antepasados y dioses de origen local y racial, la mezcla de culturas contribuyó también, además, a que la antigua forma de conciencia dejara de funcionar o no lo hiciera ya sin defecto. Los errores, sin embargo, hicieron que el uso de esta percepción se volviera cada vez más cuestionable y aceleró así el proceso.
No resultaría muy difícil juzgar tales niveles de forma que apareciese la más reciente conciencia intelectual como la más valiosa y los productos de la antigua conciencia como carentes de todo valor. Si bien aportó nuevas facultades, otras, que el intelecto por sí mismo no puede reemplazar, se perdieron por su causa. Sin renunciar a los logros del pensamiento analítico se puede, sin embargo, seguir desarrollando de forma consciente las antiguas, ya sepultadas capacidades de la contemplación y síntesis figurativas; p. ej. en la meditación. Con ella puede aparecer una conciencia integrada, capaz de restituir, como es debido, ambos hemisferios cerebrales en una nueva forma. Hoy, la conciencia meramente intelectual ha topado ya, repetidas veces, con los límites de su potencial. Resulta manifiesto que sólo con ella es imposible poder analizar debidamente  y resolver los problemas ecológicos en su real complejidad: Dörner ha hablado de una "conciencia multifactorial", imprescindible para comprender los procesos ecológicos, una conciencia, empero, que apenas si poseen los que los hacen motivo de investigación. La humanidad actual puede bien dejarse estimular también por las antiguas transmisiones derivadas de percepciones preintelectivas, sin que pueda, pese a todo, asumir fácilmente la forma anterior de aquella conciencia. Por tales razones, aún hoy día resultan también valiosos los cuentos infantiles. Contribuyen a que el hemisferio derecho no termine por atrofiarse.

En el cristianismo originario, los "dones del Espíritu Santo" jugaban un importante papel (p. ej., Jn. 16; Cor. 12, 7-11; Hechos de los apóstoles 2, 17-20). V., además. nuestro capítulo "Pentecostés" en el texto principal de nuestra página web en inglés y en otras lenguas. El Espíritu Santo es una fuerza divina que hace crecer la creatividad de los hombres por encima de sí mismos. Si bien no es una mera actividad del hemisferio derecho, en realidad lo usa. Pero: el Espíritu Santo guarda relación con Jesucristo. Si bien Jesús dijo a sus discípulos "El Espíritu sopla donde quiere", ¿cómo puede estar uno seguro de que sus experiencias de hoy brotan del Espíritu Santo, en sentido cristiano, si uno no ha sintonizado con Cristo?

A diferencia de lo que encontrábamos en otras religiones aparentemente politeístas, en cuyo origen se hallaba  una única divinidad con "atributos" que sólo luego llegaron a adorarse  como dioses distintos, en una serie de religiones de la naturaleza no puede verse un origen unitario tal.
Mientras que los mitos de la creación de algunos otros pueblos comienzan con la creación de cielo y tierra (e inframundo), el antiguo mito japonés de la creación presupone el cielo y la tierra. Los dioses aparecen en esta concepción de forma espontánea y habitan los tres mundos, al tiempo que la tierra es habitada también por humanos y el inframundo también por muchos de los muertos y démones. Asimismo, a los antepasados dignos de adoración se los adscribe al panteón de dioses. (...)

La adoración se realiza de diversas formas, mediante oraciones establecidas (agradecimiento y petición) y mediante ofrenda de víveres o símbolos.
(...)

Mientras que en las religiones de la naturaleza son generalmente los chamanes --hombres medicina con conocimientos especiales y facultades mediumnísticas-- los que juegan un papel central, el culto shintoísta está dirigido por sacerdotes.

Doctrinas éticas: se dio, p. ej. en el shintoísmo una lista de pecados, se desarrollaron, en contacto con otras religiones, principios éticos semejantes a los que se encuentran también, prácticamente, en todas las grandes religiones.

(...)

*) Ingl. "Bicameral mind". El mismo Jaynes, sin embargo, suscitó la impresión de que estas antiguas funciones naturales del cerebro estuvieran limitadas a la explicación de las vivencias con los dioses o de las fuerzas naturales; según nuestros indicios, esto es sencillamente falso. Sobre lo que estas "entidades" sean, sus descubrimientos no declaran nada. Ni los "dioses" ni Dios pueden hallarse en el cerebro. Se trata de un plano de realidad de singular naturaleza, y el cerebro sólo puede interpretarlo de una manera u otra. Ni tampoco la antigua clase de percepción, ya descrita, está, sin más, en disposición de producir tales "entidades" artificialmente, como productos de la imaginación, tal y como podría hacerlo la moderna conciencia.  De igual modo, los sueños o experiencias meditativas espirituales representan a veces algo completamente diferente de un mero proceso de elaboración de experiencias psíquicas cotidianas.
**) En Europa, p. ej., el tiempo de aparición de las epopeyas homéricas pertenecería aún al tiempo mítico, mientras que el posterior tiempo de la filosofía griega antigua pertenecería a la conciencia intelectiva. 

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La antiguas religiones americanas-
el calendario maya y el cristianismo.

Nuevas páginas temáticas en alemán / inglés:
Para enjuiciar la religión griega
Nota sobre la religión de la antigua Roma
La antigua religión germánica
La religión celta
La antigua religión eslava
La antigua religión báltica
La antigua religión vasca
La antigua religión finlandesa.

Religión1) como "re-unión" del hombre con Dios – en compañía de Jesucristo

1) La palabra religión proviene del latín re-ligio = re-unión; con Dios, quien desde lo más interno también toma forma en nosotros. Lejanamente comparable a un holograma, sucede algo semejante en lo grande.

El conocimiento de los problemas más profundos en la vida del hombre

Como en el caso de la curación mediante la oración, surge primero la pregunta: "¿quieres sanar?" (Juan 5,6). O, '¿sabes de qué imperfecciones adoleces aún, las cuales deben transformarse si deseas avanzar en el camino hacia Dios?' Es posible encontrar un "hilo rojo" detrás de hechos aparentemente muy simples, raras veces considerados religiosos. Al pasar un niño a la edad juvenil para convertirse en adulto va adquiriendo facultades, en cuyo proceso, sin embargo, se ocultan a menudo las capacidades vivenciales originales. Más tarde puede el hombre, con la ayuda de su memoria y la oración, tratar de recuperar esta forma de vivencia natural oculta. Las facultades adquiridas, no obstante, se conservan, mientras que la dureza del ser se reblandece y disuelve. La división del hombre causada por "rupturas" psíquico-espirituales o externas durante su vida – el intelecto y el instinto independizado, y entre ambos un centro ya poco integrado en el "corazón" – puede de este modo ser unificada de nuevo en las formas más variadas. Ello demuestra que "el fruto del árbol de la ciencia" en el mito del paraíso alude a esta división, y que el dicho „si no volvéis y os hacéis como niños no entraréis en el Reino de los cielos" se basa en un conocimiento más profundo de la posibilidad de la reunificación - Jesús en Mateo 18,1-3; Mal. 10,15; Luc. 18, 17. No se trata de la ingenuidad infantil, sino de los fundamentos originarios de la evolución, verdaderamente "arquetípicos" 2), o sea modelos preestablecidos, de una parte perdida de un "manual de instrucciones" del hombre. Este camino puede superar en mucho la limitada conciencia cognoscitiva actual.

2) arquetípico: un concepto de la psicología profunda de C.G.Jung, etc.; modelos originales de la existencia humana, experimentables bajo distintas formas. Los "arquetipos", empero, son también en alto grado de contenidos mixtos, confusos. "Dios" en tanto anciano y algunos aspectos del "cielo" y del "infierno" son algunos de estos símbolos "arquetípicos" del "subconsciente colectivo". Qué cosa sea esto no es algo que supiera exactamente Jung. Al menos un núcleo de esta capa de la conciencia con las imágenes y representaciones impresas en las personas se da más o menos en todos. Así pues, viene a ser una suerte de memoria ancestral de una época muy temprana de la humanidad, incluso anterior a los tiempos conocidos de la "conciencia mítica", según se expone en nuestro capítulo "Conciencia, investigación cerebral y libre albedrío". Este estrato de la conciencia contiene contradicciones, en parte aparentes, como tratamos en nuestra página "Una actitud cristiana..., una tercera vía". En una observación más atenta, la imagen de Dios de este estrato se muestra más bien como una problemática caricatura de Dios. Por este motivo el Libro tibetano de los muertos (Bardo Thödol, sobre el cual C.G. Jung escribió un prefacio) advierte a los vivos que no deben dejarse llevar por las engañosas figuras divinas y demoniacas. Del antiguo Egipto procede un escrito semejante. También los gnósticos del ámbito cristiano eran críticos con semejantes figuras que con seguridad conocían de sus meditaciones y sueños. Un modo creativo de vérselas con este mundo simbólico es lo que han intentado los cuentos, cosa que puede tener sentido para los niños. No obstante, los adultos pueden intentar ir de más allá estos símbolos que contienen tantos aspectos humanos. El arte a este respecto viene a ser la búsqueda directa de Dios en lugar de apartarse de Él.

Esto no significa que el hombre pueda lograrlo sólo con sus propias fuerzas. Jesús señala el auténtico camino y la fuerza y la misericordia para superarlo. Cristianos buscadores de la verdad, -místicos y alquimistas – han caminado muy explícitamente sobre tales sendas de la perfección (comp. p.ej. Mateo 5,48; Juan 10,34;...). Otros muchos cristianos han tenido asimismo consciente o inconscientemente experiencias en este sentido. Y ello con independencia de si recorrieron un camino interior o si pusieron su fe al servicio de una causa social, o si – en el sentido de lo que denominamos un "cristianismo pleno" – reúnen en sí ambas cosas. Desde hace muchos milenios se busca en numerosas culturas la superación del desgarramiento interno del hombre; de ello dan testimonio la aspiración de los alquimistas taoístas, los distintos tipo de yoga, etc. 3).

3) La palabra india yoga, literalmente "uncir al yugo", significa también la búsqueda de una re-unión con la causa primitiva. Eso no significa, que todos los caminos llevan a la misma meta.

El "Dios hecho Hombre" o el hombre Jesucristo enviado por Dios, el "nuevo Adán", es una señal de que desde entonces los hombres pueden también rescatar sus cualidades originales ocultas, y de que ha llegado el momento de corregir las absurdidades convertidas entretanto en algo peligroso. Él pudo, cual "golpe de fortuna" para la Tierra, reunir en sí la vinculación a la fuente original del sentido de la vida – Dios – y la conciencia del hombre altamente desarrollada. Fue capaz de dominar las fuerzas de la degeneración. Pese a ser diferente a los otros hombres, este hombre fue capaz de lograrlo de este modo, facilitando así a los hombres el seguir el camino trazado, - sobre todo si lo hacen de un modo consciente. Pero incluso para aquellos que no saben nada del Jesús histórico, su vida, incluso su resurrección, no deja de tener repercusiones – de igual manera como, por ejemplo, cuando los animales aprenden algo en una isla, los animales de la misma especie en islas lejanas son capaces repentinamente de desarrollar esta facultad de forma más acelerada, debido a que gozan de una especie de campo de fuerza común como reconoció p.ej. R. Sheldrake.

En principio también es posible una comunicación interior del hombre con Cristo y con Dios sin la intermediación de la Iglesia; incluso cuando una comunidad de cristianos adaptada resulta en la mayoría de los casos una ayuda. Las teologías contradictorias, que habían dividido de nuevo el ser integral de Cristo en un padre espiritual y un reformista social, ya no constituyen el último recurso; aunque puedan ayudar a algunos, especialmente cuando conocen varias teologías. Cada individuo puede lograr una comunicación "desde su pequeño refugio", por ejemplo, pero finalmente también en la plaza del mercado, directamente con Cristo. Ello puede suceder, de una parte con la ayuda de la memoria de sus cualidades legadas (Evangelios). Quien, sin embargo, admite que Cristo fue perceptible también después de su muerte, (como de otro modo – entre otras cosas, sin esa visibilidad terrestre – cada individuo , según numerosos testimonios, sobrevive a la muerte como ser consciente), puede considerar a Cristo también como algo actualmente vivo. Sentimos que es posible rezar "en su nombre", o rezar juntos con él como 'gran hermano' al Dios Padre que lo envuelve todo. (comp. Juan. 15,16; Mateo 6, 7-15; Mateo 18,19-20). P.ej:
 

¡Dios, mi origen, mi ayuda y mi esperanza!
Unido a Jesucristo * Te doy las gracias por todo lo que proviene de Ti;
perdóname por todo lo que me ha alejado de Ti **;
Te ruego me dejes ser creativo en esta paz por Tu espíritu ***;
elévame por Tu camino.

*) A quién le parezca adecuado, puede incluir también a María. De este modo se elevan asimismo las cualidades masculinas y las femeninas.
**)Además, cualquier sensación experimentada como negativa puede ser 1. contemplada interiormente (p.ej. miedo, odio; indiferencia y arrogancia; incertidumbre exagerada, ...o un problema; todo ello sólo cuando se manifestaba en el pensamiento o por las palabras, comp. p.ej. Mateo 5,22). 2. en lugar de reflexionar, aguardar durante un momento, para darse cuenta lo máximo posible de qué se trata. Luego, 3. pasar esta carga, que se ha sentido de forma casi física, a Dios mediante la oración (también es posible entregar a Dios o Cristo el resto de la vida) 4. esperar tranquilamente hasta que ello pueda experimentarse y comienza a sentirse una pizca de alivio – o también penetra la conciencia una "respuesta".
***) En la quietud pueden 'sosegarse' los acontecimientos del día y de esta manera ser objeto mejor de un tratamiento o una oración. Entonces se produce una mayor apertura a lo nuevo.

 

El significado de la ética en este camino

Un llano en este camino es el "amor a Dios",que está sobre todas las cosas, y "el amor al prójimo como a ti mismo" (Mateo19,19); luego, también a sí mismo; el amor a sí mismo puede formar parte también del empeño en conocer su tarea en su ámbito. El amor puede conectar con Cristo, siendo ésta su cualidad principal, es decir la unión con sabiduría. También el camino de la buena acción en el sentido de Cristo hace a menudo comprensible la senda cristiana justamente en sus manifestaciones interna y externa. Jesús ha conservado las reglas básicas éticas establecidas; pues el hombre "cosecha (normalmente) lo que ha sembrado" (Gal. 6,7). Él ha inculcado la responsabilidad en cada individuo de forma más vigorosa en lugar de poner el acento en la ley externa. De esta forma se puede sentir que hay algo dentro del hombre – aunque sólo se perciba como una conciencia - que armoniza con Cristo; de lo cual se deriva un "renacimiento" (Juan.3. Esto significa que, a través de los tiempos, el hombre, en su conjunto, entra cada vez más en armonía con el espíritu tal como lo pre-vivió Cristo. Este punto de arranque en el interior puede ser vivido en el corazón o en el alma o espíritu, siendo las vivencias distintas en cada individuo. Cualquiera que sea la vivencia de cada uno/a con Cristo o con las fuerzas vinculadas a él – lo razonable es recordar lo más a menudo posible lo que a nivel individual pueda ya ser conocido para que pueda establecerse un contacto sobre esta base – incluso si al principio no se pudiera experimentar ninguna enorme sensación.

A la fuerza, desarrollada como gracia en el interior del hombre, puede sumarse luego la fuerza curativa universal del Cristo „exterior" o Dios. También, en este caso, puede ser muy distinta la vivencia de cada individuo. Mientras que algo tan transcendental estaba hasta ahora limitado a unos pocos que luego fueron considerados unos "místicos","santos" etc., en nuestros tiempos "apocalípticos" tales manifestaciones pueden extenderse de forma creciente al hombre simple – cuyo significado posiblemente no sea siempre reconocido de forma inmediata; por eso debe mencionarse también aquí. Esta acción universal "desde fuera" o es aceptada o, en ocasiones, choca dolorosamente contra las barricadas levantas por quienes no han desarrollado nada semejante en su interior, por lo que puede ser percibida como un "castigo".
 

Guíame para que no perjudique a los otros en su camino hacia Ti;
guíame para ayudar a los otros en Tu sentido;
protégeme en mi camino; *
Ayúdame para lograr una mayor armonía con Tu amor.

*) aquí puede incluirse a otros.


 

Un desarrollo similar de lo grande en las culturas desde la antigüedad

Al igual que en las fases de desarrollo del niño hasta la madurez, se produjeron unas fases de concienciación en las culturas del ser humano. Éstas aportaron, de una parte, nuevas facultades (una voluntad, un sentimiento y un pensamiento más libres) y, de otra, redujeron, sin embargo, el conocimiento original de toda la "creación", acumulándose así los problemas. (Comp. p.ej. Jean Gebser, "Ursprung und Gegenwart": de forma sucesiva, conciencia arcaica, mágica, mítica y racional; a partir de ahí puede desarrollarse una conciencia más integradora, a la que, p.ej., podríamos denominar conciencia racional.). Destacados modelos también han contribuido a que pudieran generarse unas fases de desarrollo, reconocibles en su germen, también de forma general, al menos en una medida cultural decisiva. Ello tuvo lugar contra todas las adversidades, pero frecuentemente, como se ha dicho, con muchas pérdidas. En épocas más recientes ya es posible apreciar que la humanidad y sus pueblos, etc. se hallan ante el decisivo reto de realizar repetidos pequeños y grandes "saltos cuánticos" o pasos evolutivos si quieren sobrevivir 4). Éstos ya se iniciaron hace unos 2000 años. Ello ya no debe suceder a costa de capacidades adquiridas como el conocimiento. Si un número suficiente de individuos desarrolla una creciente conciencia integral uniéndose de nuevo a su origen divino 1), será posible aún ganar la carrera con las catástrofes apocalípticas, mediante la ayuda desde "arriba". Para ello también es necesaria una relación con movimientos activistas externos como el movimiento para la paz, etc., - todos los hombres de buena voluntad tienen su lugar "necesario" en este "juego"-. Muchos hombres – de todas las tendencias religiosas establecidas – lo anhelan claramente; se adelantan al futuro y ayudan a elaborar el pasado, incluso si continúa dominando mucha "mediocridad". Es la pregunta de la gallina y el huevo, de si el objetivo es la "salvación" externa o el progreso existencial de la concienciación y del ser. Las anteriores escalas de valores deben ser necesariamente modificadas, porque el hombre puede hacerse una idea cabal de adónde puede conducir la continuación del caduco programa actual. Al igual que todo forma parte del todo, toda buena acción ingresa en el todo.

4) No es aceptable la visión pesimista del último libro de Herbert Gruhl "Himmelfahrt ins Nichts" precisamente porque se palpa una fuente de desarrollo y fuerza ignorada por él y que constituye una oportunidad única: Dios.

Inspira a los hombres para que dejen en tus manos las decisiones sobre la vida y la muerte *;
Ayuda a los que trabajan para Tu creación;
Guía este mundo hasta que alcance Tu prometedor nuevo tiempo.**

*) Aquí también pueden incluirse detalles, o después ; p.ej. 'terminar con la espiral de violencia', 'quitarle terreno a la violencia mediante la solución de los problemas', 'mantener un diálogo pacífico entre los hombres de buena voluntad de todas las religiones', ... . 
**) Lucas 11:2; 21:31. Revelación 11:16. Dios puede distribuir el amor que se le da.

 

Conviene una "vuelta" a Dios en lo pequeño y en lo grande.

No se trata en primer lugar de "creencias", o sea en pensamientos humanos sobre religión sino en la unión realmente vivida entre el ser humano y Dios.

Juan 16,12-13: Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de Verdad, él os guiará a toda verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.

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Ayuda 

para autoexaminarse en el trabajo con los textos principales de "Caminos de Cristo"
en la propia vida interior y a la hora de ponerlos en práctica en la vida cotidiana.

En general:

¿He leído la "Introducción al sentido y uso de este texto"? (En caso negativo: especialmente en el caso de que haya muchas dudas sin aclarar, sírvase reanudar o repetir).

¿He estudiado los capítulos de este comentario hasta ahora según el orden establecido? (En caso negativo y si la intención es seria, ponerse en el camino de Jesús; estudiar los capítulos anteriores en la medida de lo posible).

¿He estudiado hasta ahora sin tener el sentimiento opresivo de haber pasado por un pasaje anterior sin haberlo comprendido suficientemente? (De no ser así, estudiar de nuevo y tranquilamente el pasaje pertinente y observarlo sin prejuicios en la medida de lo posible).

¿He leído la página "Indicaciones metódicas, meditación cristiana..." para tener una comprensión, vivencia y estudio más profundos e intento aplicar los conocimientos tan bien como pueda?

¿Tengo una idea general sobre mis aptitudes, aspectos característicos y costumbres actuales? (En caso negativo, meditar y tomar notas).
En caso positivo: ¿existe en relación a lo que acabo de estudiar alguna característica por la que he de esforzarme y rezar urgentemente para mejorarla?

¿He pensado aplicar mis conocimientos recientes a mi propia vida? 

¿Me dejo guiar por mi conciencia

¿He intentado o conseguido dejarme guiar en mi camino directamente hacia Dios a través de Jesucristo?

¿Dónde me encuentro en mi relación con Dios?

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Producido 1991 - 2017; publicada por primera vez en internet 30.01.2001; ésta es la nueva edición español de 12. 4. 2002 con posteriores mejoras.

Autor: Proyecto Caminos de Cristo (Christuswege/ Ways of Christ™).

Editor es Helmut Ziegler.

El sitio web "Caminos de Cristo" es un proyecto de investigación e información. De orientación ecuménica, es independiente de las iglesias, confesiones u otras comunidades religiosas, sin dirigirse tampoco contra ninguna de ellas. La esencia de la fe se conserva sin proceder de un modo dogmático-fundamentalista. Ni hace labor misionera y ni capta miembros. No persigue ganancia ni influencia política alguna.

Su ámbito de trabajo son todos los temas relativos al cristianismo, así como aquellos temas relativos al diálogo interreligioso con otras religiones. Uno de sus puntos centrales lo constituye la descripción profunda del a veces descuidado lado espiritual del cristianismo. Sin embargo, esta perspectiva diferenciada considera igualmente relevantes los otros lados del cristianismo relativos a cuestiones sociales. (Véase más arriba la introducción del texto principal y las indicaciones metódicas.)

La referencia la proporcionan las páginas web; los ficheros pdf no siempre recogen todas las pequeñas mejoras.

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La versión impresa alemana: Boehm, "Bewusst", Im Dorfe 21F, D-24146 Kiel, por 3,50 Euro; editor y propietario del copyright del escrito impreso es O.Boehm. Impreso en julio de 2001.